Historia, contexto y actualidad en el campo PSI. Rosario, Ulloa PDF

Title Historia, contexto y actualidad en el campo PSI. Rosario, Ulloa
Author Gonzalo Erice
Course Psicología Social Comunitaria
Institution Universidad de Belgrano
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Historia, contexto y actualidad en el campo PSI. Rosario, Ulloa Historia, contexto y actualidad en el campo psi. memoria

Jornadas por la

El texto es un transcripción de una charla brindada por Fernando Ulloa en las Jornadas consagradas por EL CAMPO PSI a la Memoria en la que pretende evocar algunos acontecimientos de hace casi 50 años que conformaron lo que se llamó la Experiencia Rosario. Para comenzar advierte que su situación de psicoanalista se filtrara en algún momento de su discurso, refiere a esta situación como “memorias a posteriori”, cuando se propone hablar al azar de la memoria y sus vicisitudes, en ese evocar-convocar se transfiere al presente algo del pasado. Continua refiriéndose a las temerosas expectativas instaladas en el grupo participante mientras el tren los acercaba a él, treinta analistas y a Pichón Riviére quien presidia el grupo, a Rosario. Insistía la pregunta acerca de ¡de qué diablos nos proponíamos hacer en aquella aventura!, pensando en que habría de encontrarse cada uno con el grupo que le tocara. Luego afirma que se fue armando todo en base a lo esencial de la consigna que le había comunicado Riviére: encontrar la tarea de cada grupo. Riviére decía que un grupo, cualquiera sea su naturaleza, puede ser definido en términos de una tripulación y lo que ella es capaz de hacer; en eso consistía el encontrar la tarea. Pero en la medida en que fuera apareciendo los objetivos era preciso cambiar esa definición, ahora ya no le correspondía el para qué sirve ese grupo, sino explorar qué tripulación es necesaria para lograr tal o cual objetivo que el grupo se propusiera. Esto suponía todo un proceso de capacitación. Ulloa expresa que todo esto se le fue dibujando como un propósito de orden personal más que forma de consigna, que tomaría sentido no solo a partir de la Experiencia Rosario sino a posteriori, con los años. Este propósito personal lo plantea en forma de pregunta. ¿Qué experimenta, qué hace y qué lugar ocupa un analista frente a una situación colectiva, cuando intenta no desmentir lo propio del psicoanálisis en relación al sujeto del inconsciente y a los cambios de subjetividad que ahí se van produciendo? La Experiencia Rosario se inscribió en el con valor de prologo; una manera de estar psicoanalista en cualquier situación, sea la propia de

la neurosis de transferencia, sea en una situación colectiva como la cuenta y que con el tiempo entendió como el campo de la numerosidad social. Al principio esta nominación de numerosidad social intentaba sustituir el nombre genérico de intervención institucional. En los últimos tiempos, definió la numerosidad social, aforísticamente diciendo: “en el campo de la numerosidad social cuentan tantos sujetos de cuerpo presente, como sujetos hablantes cuentan”. También la considero un dispositivo esencial y básico para trabajar desde la clínica psicoanalítica las situaciones colectivas. Recuerda que él había hecho de inicio las cosas al revés; en ese entonces aun no acostumbraba a organizar las ruedas que es lo habitual en su manera de trabajo, las ruedas permiten que la mirada sea en reciprocidad ya que el mirar y ser mirado es una de las primeras cosas que nos hace sujetos sociales. De paso recuerda que también la palabra es en reciprocidad en cuanto a hablar y escuchar; la palabra es lo que más nos hace sujetos singulares en una situación social. Ulloa dice que relatar supone referir hechos históricos lo más rigurosamente posible. Pero la propia retórica del psicoanálisis no es el relato, sino la narración; la narración incide en todo análisis en cada uno de los presentes simultáneamente en función de lo que está aconteciendo. De ahí que considera al análisis como una narración y en ese sentido la Experiencia Rosario de 1958 fue una verdadera narración para él, aunque no se animaría a decir narración psicoanalítica, pero sí que prologó sus intentos posteriores de llevar la narración clínica de psicoanalítica al campo social. De las derivaciones de narrar, figura inmediatamente vecino el término narria. Encuentra útil asociar narración con la palabra narración con la palabra narria. Narria significa al mismo tiempo, trineo y trajín, el trajín de empujar el trineo, para el caso de toda forma de narración. Piensa que la Experiencia Rosario narro su vida como psicoanalista, en el sentido que sitúa al psicoanálisis desde la perspectiva de su aporte a la transformación de algún aspecto de la realidad social. Menciona que María Langor solía decir: el psicoanálisis ayuda muy poco… pero hay ocasiones que esa ayuda vale mucho”. Esa idea es la que trata de traducir en su hablar al azar de la memoria y sus vicisitudes, corriendo el riesgo de que en algún momento se quede callado porque no sabe por dónde seguir. Tal vez, dice, ese silencio funciona como represión; después vendrá el retorno de lo reprimido y también las arborizaciones donde uno se dispara asociativamente tanto que se aparta del eje principal de lo que venía

desarrollando… entonces sobreviene el silencia hasta que uno mismo, o alguien del público, le señale el eje y se resuelva lo olvidado. Pero esas vicisitudes, tienden a poner en juego la temporalidad del inconsciente activándola tanto en el que habla como en quienes escuchan. Por eso considera que hablar de esta manera resulte un intento analítico de establecer un clima de transferencia, no necesariamente aquella bajo el nombre de neurosis de transferencia, con valor de resistencia a resolver, sino transferencia intertónica en que lo inconsciente deviene conciencia. Dice que en su oficio de psicoanalista, el trabajo con situaciones colectivas ocupa un lugar importante; es ahí donde la numerosidad social constituye un referente mayor. No se trata solo de manera abarcativa de situar lo que habitualmente se denomina una intervención institucional, sino que se constituye un dispositivo clínico elemental para operar psicoanalíticamente en el campo social. Este dispositivo comenzó a nacer en la Experiencia Rosario. Vuelve a presentar a la numerosidad social, como un dispositivo donde cuentan tantos sujetos como sujetos cuentan. El primer cuentan se refiere a una mirada que se juega en reciprocidad. Cuando se trata de un grupo numeroso y no se cuenta con un espacio que haga posible formar una o dos ruegas, esa intención de reciprocidad se consigue cuando la persona que toma la palabra, se pone de pie para mirar y ser mirada. Pero en general el prefiere trabajar en rueda, de modo que esa disposición determine que cada uno de los integrantes sea a un tiempo perceptor y percibido, y también la chance de asumir el rol de actor o de espectador. También señala que el segundo cuentan, apunta a la condición hablante del sujeto, esto también tiene que darse en reciprocidad, una palabra que a un tiempo sea emitida y escuchada. Cuando lo anterior ocurre, se produce un acto de habla mirado, una suerte de puesta teatral promoviendo el efecto “per”. El acto de habla mirado que promueve esa intención de “puesta teatral” es el punto de inicio de un efecto dramatúrgico, en especial cuando se repite periódicamente, no tanto cuando se trata de una situación episódica como la que aquí se da. En cuanto al efecto per, que es el responsable de que la palabra multiplique su eficacia, del mismo modo que una imagen (por ejemplo un acto de habla mirado) llegue a valer por muchas palabras… cuando estas están en el escuchante observador. El prefijo per indica intensidad emotiva e intelectiva sostenida en el tiempo (por ejemplo permanente, persistente, etc.) Se trata de que ese efecto per, en quienes escuchan, fragmente la forma según la

cual Freud presento la transferencia bajo el perfil paradojal de obstáculo que impide el surgimiento de la transferencia intertopica. Freud se refiere a ese obstáculo, “repetir para no recordar”, aquí la memoria no hace recuerdo, solo se traduce en acto precisamente ese repetir. En la medida en que se fragmenta tal resistencia a recordar, gracias al efecto per de las palabras, suelen surgir las ocurrencias, tocadas por la palabra que las dispara como sucede en cualquier grupo humano en que alguien habla y alguien escucha. En la numerosidad social ese objetivo se multiplica en las ocurrencias como producciones de la memoria per-elaborativa, pre-consciente, aplastada por la represión secundaria. También pueden activarse las huellas de aquellas primerísimas experiencias del sujeto. El proceso transferencial aquí no es el de las neurosis de transferencia, no sería pertinente operar con ellas aunque esté presente pero si dispara (por efecto per) la transferencia intertónica base de esas ocurrencias. También se debe estar atentos al toque de ánimo, cuando se activan aquellas primerísimas experiencias del sujeto como por ejemplo el hambre ocurrido a los tres meses de vida de un lactante que no tiene ninguna posibilidad de memoria en la medida que aún no había de representación de la misma, no obstante tiene inscripción y puede ser activadas por algo escuchado. Ahí no se produce ocurrencia alguna, sino ese toque de ánimo....


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