Identificación. Definición. Conceptos generales - TIEC PDF

Title Identificación. Definición. Conceptos generales - TIEC
Course tecnicas de identificacion humana
Institution Universidad Siglo 21
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Identificación.Definición.ConceptosgeneralesTécnicas deIdentificaciónHumanaIdentidadIdentificación. Definición. Conceptosgenerales“Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta enrealidad de un solo momento: el momento en que el hombresabe para siempre quién es” (Jorge Luis Borges, 1979,...


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Identificación. Definición. Conceptos generales

Técnicas de Identificación Humana

Identidad Identificación. Definición. Conceptos generales “Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es” (Jorge Luis Borges, 1979, p. 55).

Para poder emprender el estudio de las técnicas de identificación, primeramente, debemos profundizar en las distintas definiciones básicas de los conceptos específicos relacionados a la identidad propiamente dicha. Para ello, enunciaremos las definiciones de los autores más destacados, para poder, luego, arribar a deducciones propias. También debemos conocer su utilidad en la sociedad y cómo impacta en la vida de las personas. Además, abordaremos las problemáticas históricas que han llevado a que se definan técnicas y métodos fehacientes. Para comenzar, definiremos idéntico:

Es lo que, en circunstancias y accidentes, es la misma cosa con la cual se compara. Ejemplo: se trata de demostrar que la fotografía de un hombre es idéntica a otra. Las circunstancias y accidentes son: que ambas fotografías son copia del mismo negativo. Consecuencia: una es idéntica a la otra, porque se trata de la misma imagen de la persona; del mismo modo, dos impresiones digitales de un mismo dedo son idénticas porque es el mismo dedo el que las originó. (Pérez, 1995, p. 19).

En sentido etimológico, la palabra identidad proviene de los vocablos del latín ídem, que significa “lo mismo”, e identitas, que significa “idéntico”. Este concepto basado en el principio mismidad atribuye la cualidad inherente de cada ser o cosa de ser igual a sí mismo y diferente a los demás dentro de su misma especie. Esta identidad debe poder establecerse en cualquier lugar

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del mundo, en toda circunstancia y momento, y bajo la misma garantía de infalibilidad. Locard, criminalista francés, considerado uno de los principales pioneros, establece que la d personal es el conjunto d s cuales el individuo define su personalidad propia y se distingue de sus semejantes” (Pérez, 1995, p. 19). Otra definición enuncia que “la identidad es el conjunto de características y particularidades de origen congénito o adquirido que hacen que una persona o cosa sea ella misma, con prescindencia de toda otra de la misma especie” (Rosset y Lago, 2008, p.13). Por lo expuesto, encontramos características que se repiten en ambas definiciones: …en concreto, el alcance científico del término identidad, encierra cuatro cualidades inseparables para quedar semánticamente definido: 

cualidad de ser igual a sí mismo; pero también



cualidad de ser distinto a los demás;



en todo tiempo; y



en todo lugar, con absoluta garantía de infalibilidad. (Alegretti y Brandimarti de Pini, 2007, p. 29).

Ahora bien, ya hemos definido la importancia del significado que se le atribuye al concepto de identidad. Por lo tanto, tú deberás saber que el hombre posee tipos de identidades que lo definen como tal y éstas son: 

La identidad física, dada por las características y particularidades de trasmisión genética y adquirida que se exteriorizan en su morfología o constitución.



La identidad psíquica, constituida principalmente por las vivencias personales, equivalente a la estructura del comportamiento a nivel individual en relación con el medio en que se desenvuelve, con directa intervención del ego o del yo y del superego, conformando personalidades propias y únicas.



La identidad biográfica, correspondiente a los datos de nacimiento en relación con la madre, el padre, el lugar, la fecha, el sexo, la instrucción, etc. (Alegretti y Brandimarti de Pini, 2007, p. 35).

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“La identidad humana posee características que acompañan durante toda su vida al hombre, desde que nace hasta su muerte” (Alberto, 2012, http://goo.gl/t9GZJ6). Habiendo ya mencionado las definiciones básicas, podemos ver cuáles son los sentidos de la Identificación: En sentido genérico, identificación es acción de identificar, e identificar es “demostrar o reconocer que una persona o cosa es la misma que se supone o se busca” (Pérez, 1995, p. 19). En sentido específico, identificación personal es el procedimiento técnico-científico por el cual se precisa, de manera indubitable, la personalidad de un individuo. Siguiendo a Locard, la identificación es “la operación policial o médico-legal mediante la cual se establece la personalidad de un individuo” (Pérez, 1995, p. 19). Así, también encontramos otros autores que indican que “identificar es descubrir en un ser determinado este principio de invariabilidad y diferenciación, y fijarlo de manera permanente para reconocerlo y confrontarlo en el momento que sea necesario” (Rosset y Lago, 2008, p. 13).

Figura 1: Edmond Locard, criminalista francés

Fuente: Edmond Locard dans son laboratoire, s. f., recuperado de: http://goo.gl/UZLDoq

Los profesionales argentinos de la criminalística, Alegretti y Brandimarti de Pini (2007), hacen mención a la diferenciación entre el sentido genérico y específico de la acción, e indican en su libro, Tratado de Papiloscopía, que:

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La diferencia entre uno y otro es la aplicación de un sistema de base técnica comprobable que, en forma fehaciente, verifique identidad exacta y absoluta. Dentro de la genérica, se puede reconocer a un personaje, a un vecino o a un actor, pero ello no implica necesariamente demostrar su identidad, ya que esta puede ser diferente a la conocida. Dentro del campo científico o del derecho, solo tiene valor la específica. Para establecerlas, hay en la actualidad una gama muy variada de posibilidades. En forma genérica, podemos distinguirlas en procesamientos indirectos y/o directos. Los primeros permiten establecerla genéricamente y los segundos de manera específica. (Alegretti y Brandimarti de Pini, 2007, p. 36).

Podemos resumir, entonces, que identificar es la suma de las tareas destinadas a poner de manifiesto la personalidad de un individuo a través del medio más seguro y eficaz.

Maneras de obtener la identidad: 

Manifiesta: es la que obtiene la autoridad mediante un simple requerimiento o es brindada espontáneamente en aquellas circunstancias en que su verificación resulte innecesaria.



Documental: es la certificada con un documento expedido por autoridad competente nacional o extranjera.



Técnica: es la que se obtiene luego de la aplicación de una metodología adecuada y tendiente a determinar la autenticidad de cualquiera de los otras dos.

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Figura 2: Identidad de cada individuo

Fuente: Recuperado de: http://goo.gl/T9Zdlt

En el libro Tratado de Papiloscopía, los autores argentinos Alegretti y Brandimarti de Pini (2007), señalan que:

Establecer en forma indubitable la identidad de las personas desde el momento de su nacimiento y hasta más allá de su muerte, permite adquirir derechos y contraer obligaciones. Estas responsabilidades pueden ser de carácter civil (herencias, sufragio, contrataciones, etc.) o criminal (libertad, pecuniaria, etc.), pero en todos los casos requiere su determinación fehaciente, asegurando con ello, al honrado, su reconocimiento y al delincuente, la acreditación de autorías y reincidencias, evitando que pueda ocultarla o variarla. El hombre siempre ha sido igual a sí mismo y distinto a los demás, en todo tiempo y lugar. El meollo de la cuestión fue lograr determinar de modo cierto estas circunstancias, es decir, lograr un sistema de identificación que permitiera acreditarlas. (P. 34).

A lo largo de la historia, se dieron determinadas circunstancias que fueron analizadas y permitieron la evolución hasta la actualidad, donde poseemos variadas técnicas y métodos de identificación divididos en directos o indirectos.

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En forma primaria su determinación fue empírica, es decir, basada en el conocimiento previo de la persona para su posterior reconocimiento. Como inevitable consecuencia de la participación subjetiva humana, esto trajo aparejado errores involuntarios o voluntarios. El proceso se volvía engorroso cuando había que reconocer a una persona a pesar de las variaciones producidas por el tiempo o por los cambios de carácter voluntario. Legalmente, requería su determinación fehaciente a través de un juicio o de un procedimiento judicial. Durante un proceso, no solo había que determinar la responsabilidad de autoría de un hecho o de un deber, sino que luego de una captura o recaptura, había que probar que era la persona buscada. Esto trajo aparejados muchos célebres casos de suplantación de identidades, algunas de ellas por error y otras por maldad, conveniencia o fraude. (Alegretti y Brandimarti de Pini, 2007, pp. 34-35). La identificación empírica en la que, hasta los últimos tiempos, ha descansado la diferenciación humana es la que se practica a cada instante, empírica e inconscientemente, al reconocer a una persona a quien hemos visto antes, comparándola “in-mente” con la imagen que de ella conservamos. Pero, esta identificación elemental tiene muchos y graves inconvenientes: 1) lo falible del procedimiento en ciertos casos, ya por defecto de memoria, ya por semejanza entre personas diferentes; 2) su inutilidad para los documentos y demás relaciones de derecho, porque se requiere, para practicarla, la presencia del interesado; y 3) que es inaplicable a las personas a quienes no hemos visto nunca o a las que no hemos visto desde hace muchos años y a quienes, precisamente por eso, nos sería más necesario poder identificar. Por este medio tan simple, podemos conocer a las personas con las cuales tenemos trato diario y cuyos antecedentes, por lo mismo, nos son familiares. Pero ¿qué podemos saber hoy respecto de la persona a quien nunca hemos visto y con la cual, por una u otra causa, necesitamos entrar en relaciones? De aquí resulta el hecho, tan funesto para la sociedad en general, de que, por una parte, los malhechores sociales, cuando son conocidos en una ciudad, puedan trasladarse a otra y seguir impunemente cometiendo fechorías con un simple cambio de personalidad; y por otra, las gentes

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honorables que se trasladan a otro país necesiten esperar a que se conozca su conducta durante algunos años para que pueda tenerse confianza en ellas. El matrimonio, la paternidad, la propiedad privada, las obligaciones para con el estado, los derechos civiles, toda la vida jurídica y social, es un tejido de responsabilidades, deberes y derechos que se contraen y se adquieren mutuamente entre los hombres y cuya efectividad requiere de un modo ineludible la individualización perfecta de la persona a quien afecta o corresponden (Rosset y Lago, 2008, pp. 13-14).

Sobre el tema enunciado, los autores Ricardo Rosset y Pedro Lago (2008) transcriben en su libro El ABC del Dactilóscopo gran parte del capítulo I del Libro La Identificación dactiloscópica, escrito por el Profesor de Derecho Penal, el doctor Fernando Ortiz, quien expone en su obra la necesidad imperiosa de la identificación para la sociedad y el individuo.

Día a día dice el doctor Ortiz, crece la necesidad de fijar, del modo más indubitable posible, la identidad personal de los sujetos en la vida jurídica. El estado civil de las personas, las relaciones familiares, las sucesiones, los derechos reales, la contratación civil y mercantil, la responsabilidad penal, el sufragio electoral, el servicio militar, todo el edificio jurídico público y privado de los derechos y obligaciones personales se basa en la certeza o presunción de las personas en tanto sujetos de derechos y deberes. Nada importa que el Estado imponga deberes, obligaciones y penas a tales o cuales individuos si éstos han de huir de esas prestaciones personales, si han de poder cambiar de personalidad como de camisa; que muchas y crecientes son las causas por las cuales la identidad personal es, para algunos, un peligro. De una parte, el hombre honrado necesita asegurar más que nunca una personalidad, para que de un modo inatacable queden garantizados todos sus actos jurídicos, nacimiento, tutela, matrimonio, contratos, herencia, etc. Apenas hay acto jurídico que no venga rodeado, por la ley misma que lo reconoce, de formalidades y garantías, como registros, escrituras testigos, firmas, etc. Y sin embargo, las garantías son insuficientes, las actas de nacimiento se usan como

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documentos identificativos por personas que no son inscriptas; las de matrimonio nada prueban en rigor en ese sentido, las emigraciones, los contratos y hasta los exámenes académicos se hacen con nombres supuestos, para substituir con una persona sin derecho a la persona capacitada, para eximir, con una simulación, del cumplimiento de sus obligaciones al sujeto obligado. De otra parte, el hombre malvado necesita asegurar más que nunca su impunidad, ocultando la personalidad sobre la cual la ley y los tribunales han impuesto deberes y decretado sanciones. La criminalidad creciente adopta con mayores facilidades nombres y personalidad usurpados para huir de la pena ya para realizar el delito: usurpaciones de estado civil, falsos testigos, falsedades personales en escrituras y juicios, emigraciones clandestinas, prostituciones ilícitas, etc. En las Américas, fue frecuente la suplantación de los esclavos por la muy difícil identificación de los mismos. Cuentan en Cuba que, estando condenado a muerte un negro curro o matón, protegido por un magnate de la colonia, fue substituido en la celda por un esclavo recién llegado de África, que sufrió en lugar de culpable la última pena. Para la vida social, que es la vida del derecho, unos necesitan asegurar su propia personalidad, otros necesitan perderla, y la sociedad se interesa en garantizar el deseo de los primeros, e impedir el fraude de los segundos, en fijar permanentemente la personalidad de cada cual. La creciente facilidad, frecuencia e intensidad de las comunicaciones y viajes entre unos y otros países, la cada día menor diferenciación de costumbres entre los pueblos civilizados, la mayor difusión de idiomas, etc., acentúan la trascendencia de ese interés social. El ciudadano de nuestros tiempos necesita acreditar su personalidad y su estado civil en países extraños y lejanos; ha de poder asegurarse la identidad personal de los que, desde lejos, con él contratan, negocian o se relacionan por la política o por la familia, etc. Y el criminal de nuestros días huye fácilmente de un país a otro, y en todos ellos encuentra campo propicio para sus empresas antisociales, por lo que, la sociedad está más vigilante cada día, y cada día comprende y practica mejor sus relaciones de sociedad contra los inadaptados del hampa internacional. (Rosset y Lago, 2008, pp. 15-16).

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Derecho a la identidad La identidad personal supone "ser uno mismo" y no otro, pese a la integración social. Esta característica de la existencia, que es la mismidad del ser, se rige en un primordial interés personal que requiere de protección jurídica. Lograr conseguir el derecho a la identidad ha sido un proceso que atravesó un largo camino. En la actualidad, el derecho a la identidad se encuentra asegurado, como otros esenciales intereses personales tales como la libertad o la vida, y cada vez son más las técnicas que en formas directas o indirectas permiten establecerlo.

El derecho se ha perfilado como la ciencia que estudia y regula las acciones del hombre en sociedad, del hombre con el hombre y del hombre con las cosas. A los efectos de darle a cada uno lo que le corresponde, ha requerido, requiere y requerirá, para hacer efectiva su tarea, determinar en forma fehaciente la identidad humana, como condición sine qua non, para poder adquirir derechos y contraer obligaciones. Es un derecho positivo, donde cada individuo posee la capacidad de ser un centro de relaciones jurídicas diferente de los demás. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el hombre, antes de ser persona, es sentido antropológico. (Alegretti y Brandimarti de Pini, 2007, p. 27-28).

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Referencias Alegretti, J. C., y Brandimarti de Pini, N. M. (2007). Tratado de Papiloscopía. Buenos Aires: La Rocca. Borges, J. L. (1979). El Aleph. Argentina: EMECÉ. [Imagen intitulada sobre: el nombre como un medio de individualización de la persona]. (s. f.). Recuperado de: https://sites.google.com/a/fees.cl/quijotadas/home/literatura-e-identidad Pérez, A. (1995). Manual Práctico de Papiloscopía. Buenos Aires: Policial. Quetelet, A. (s. f.). En EcuRed [Enciclopedia digital]. Recuperado de http://www.ecured.cu/Adolphe_Quetelet Rosset R., y Lago, P. A. (2008) El ABC del Dactilóscopo. Buenos aires: Policial.

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