Informe victimologico de riesgos PDF

Title Informe victimologico de riesgos
Author Sara Nieto Ferreira
Course Victimologia
Institution Universitat de Barcelona
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Summary

Análisis del riesgo victimológico Autor: Sara Nieto Ferreira NIUB: 16620133 Asignatura: Victimología Curso: 2018-2019; 2º semestre 1. Identificación del caso: variables sociodemográficas El presente análisis victimológico de riesgos será sobre mi persona debido a la escasa disponibilidad de informac...


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Análisis del riesgo victimológico

Autor: Sara Nieto Ferreira NIUB: 16620133 Asignatura: Victimología Curso: 2018-2019; 2º semestre

1. Identificación del caso: variables sociodemográficas El presente análisis victimológico de riesgos será sobre mi persona debido a la escasa disponibilidad de información relativa al estilo de vida y actividades rutinarias de una persona ajena o de interés público. Las principales variables sociodemográficas son las que se exponen a continuación: 

Edad: 22 años.



Sexo: mujer.



Estudios: bachillerato.



Trabajo: dependienta.



Estado civil: soltera.



Residencia: Gràcia, Barcelona.

2. Identificación de variables de riesgo victimológico Una de las principales variables de riesgo a ser victimizada es la edad, especialmente en lo que concierne a las agresiones sexuales. De forma colateral, ser joven implica la exposición a mayores situaciones de riesgo. Particularmente debido al estilo de vida más activo, la mayor frecuencia de salidas por la noche, aunque también por ciertas características psicológicas como la impulsividad y la búsqueda de sensaciones nuevas. Asimismo, en general suele existir una menor percepción del riesgo entre los jóvenes que entre la población adulta, por lo que no es infrecuente transitar por calles solitarias o mal iluminadas, a altas horas de la noche o por una zona que no conoces. Por otro lado, el salir de fiesta de forma habitual también constituye otro factor de riesgo, al tratarse de un ambiente en donde el consumo de alcohol y drogas está bastante normalizado y las interacciones espontáneas con personas desconocidas son algo corriente. De acuerdo con el modelo de oportunidad basado en el estilo de vida, desarrollado por Hindelang, Gottfredson y Garofalo (1978; citado en Rimo et al., 2006), la probabilidad de ser victimizada está asociada al estilo de vida o modus vivendi. Según los postulados de esta teoría, los mencionados factores de riesgo exógenos comportan un modo de vida arriesgado (salir con frecuencia por la noche, pasar mucho tiempo en la calle, interactuar con extraños…). En particular, estos autores aducen que cuanto mayor sea la 2

exposición a lugares y horarios de riesgo, mayor será la probabilidad de ser victimizada. Además, también cabe destacar la asociación con personas con valores antinormativos (amigos que consumen drogas, por ejemplo). De esta manera, este modelo de oportunidad se fundamenta básicamente en el riesgo expositivo y el asociativo. Los factores que han sido anteriormente citados me convierten en una víctima de riesgo. Otra de las teorías que mayores evidencias empíricas ha mostrado respecto del riesgo de ser victimizado es el modelo de las actividades rutinarias, planteado por Cohen y Felson (1979, citado en Rimo et al., 2006), también conocida como “teoría de la oportunidad”. Esta teoría postula que la victimización se produce cuando existe un delincuente motivado, un objeto y/o víctima apropiado y la ausencia de eficaces protectores (Redondo y Garrido, 2013). Los cambios que se han producido en las últimas décadas comportan un aumento de las oportunidades delictivas y, por tanto, del riesgo de ser victimizado. Por lo que a mí respecta, las evidencias sobre las que se construye este modelo se trasladan a la realidad fáctica de diversas formas. En primer lugar, por los diversos desplazamientos que realizo cada día; también por la confluencia de un gran número de personas en lugares públicos que frecuento a diario (especialmente en el transporte público en relación al riesgo de ser víctima de robos y/o hurtos) y el llevar encima diariamente objetos de valor (ordenador, tablet, teléfono inteligente, reloj inteligente…). Todos estos factores aumentan mi probabilidad de ser victimizada. Si bien nunca he sido víctima de un hurto o robo, ello se debe en gran medida al control social informal. No obstante, cuando vivía en Can Cuiàs, un barrio muy conflictivo en la periferia de Barcelona, ante la ausencia tanto de control formal como informal, y también dado el gran cinismo normativo que pude observar durante esos años, me vi obligada a cambiar gran parte de mis actividades rutinarias en aras de prevenir una potencial victimización. Ello nos conduce al tercer punto, relativo a la elaboración de un plan de prevención.

3. Propuesta de un plan de prevención Junto con el control social formal e informal ya mencionados, el control individual es igualmente de enorme importancia. Este tercer sistema

hace referencia a las

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precauciones rutinarias que adoptamos en nuestra vida cotidiana (Felson y Clarke, 1995; citado en Rimo, 2006), especialmente ante la ausencia de los otros dos sistemas de control. Un adecuado plan de prevención de la victimización pasaría por evitar, en la mayor medida posible, la exposición de objetos de valor en lugares concurridos. Pequeños gestos como no dejar el móvil en el bolsillo de la chaqueta o del pantalón, guardar la cartera al fondo de la mochila en vez de en un compartimento de más fácil acceso, resultan muy sencillos así como útiles a la hora de prevenir los hurtos, una de las tipologías delictivas a las que me hallo más expuesta. Por otra parte, la evitación de barrios, vecindarios… en donde hay desorganización social. Y, si por circunstancias ajenas no fuera posible, no acudir en horario nocturno ni en calles estrechas, de mala visibilidad e iluminación. Si bien el sexo y la edad son dos factores de riesgo determinantes sobre los que no cabe ninguna modificación, un buen plan de prevención radicaría en el cambio de todas aquellas actividades rutinarias que me exponen a situaciones, lugares y personas de riesgo. Debido a mi escepticismo en cuanto a coartar mi libertad restringiendo las actividades que entrañan un mayor riesgo, como salir de fiesta, un adecuado plan preventivo pasaría por neutralizar los factores de riesgo colaterales. A modo de ilustración, volver a casa en taxi en lugar de caminar sola o coger el metro a altas horas de la mañana o limitar mi interacción con personas que no conozco.

4. Bibliografía Rimo, A. A. et al. (2006). Manual de Victimología. Valencia, España: Tirant lo blanch. Pp: 96-105. Redondo, I. S. y Garrido, G. V. (2013). Principios de Criminología. Valencia, España: Tirant lo blanch. Pp: 486-489.

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