LA Enseñanza DE Jesús. EL Reino DE DIOS PDF

Title LA Enseñanza DE Jesús. EL Reino DE DIOS
Author Milana Volochay
Course Formación en valores (cast/euskera/inglés)
Institution Universidad de Deusto
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LA ENSEÑANZA DE JESÚS. EL REINO DE DIOS.pdf...


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Después que Juan fue preso, marchó (Jesús) a Galilea; y proclamaba la Buena Noticia de Dios: el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Noticia Marcos 1, 13-15 Hace unos años, la gran preocupación de la investigación era dar con las ipsissima verba de Jesús (las mismísimas palabras de Jesús). Era el interés por sus palabras, y también por el interés de mostrar la continuidad entre el mensaje de Jesús y el de la Iglesia posterior. La investigación actual se preocupa no por la literalidad de lo “que Jesús dijo”, pues pudo decirlo muchas veces y de diversa manera, y además transmitido con cierta libertad por sus discípulos, sino que hoy interesa más la de Jesús, sabiendo que sus no se pueden aislar de sus y su . Así la pregunta es, si Jesús fue tenido por maestro y por profeta, ¿qué proclamó? ¿Cuál fue su enseñanza? : Jesús no hizo una enseñanza sistemática. Su lenguaje era un lenguaje inspirador, poético, sencillo, con ejemplos sacados de la vida. Su manera de hablar no era explicar la Torá como otros maestros, con una explicación pormenorizada de la ley, de los mandamientos. Jesús hablaba de Dios y de su cercanía a cada persona, y así suscitar transformación/conversión en los oyentes. La investigación reconoce que Jesús fue un judío fiel, que pretendió renovar la vida de su pueblo en un momento de profunda crisis social, cultural y religiosa. La pregunta es:

Los puntos fuertes de su enseñanza (mensaje) son: 1) el reinado de Dios; 2) su opinión (oposición) ante la Ley; y 3) su “experiencia” de Dios (el Dios que transmite). 1

Que Jesús anunció el “reinado de Dios” o “reino de los cielos”, ningún investigador lo discute. Aparece continuamente en sus palabras (12 ¿14? veces en evangelio de Mc), en Mateo (26 veces aunque habla de “reino de los cielos” porque es más 1

Puede ampliarse esta información en Aguirre, R. – Bernabé, C. – Gil, C., Qué se sabe de… Jesús de Nazaret, Editorial Verbo Divino, Estella, 2009, pp. 67-92. 1

filo-judío, y se recurre a perífrasis para no pronunciar el nombre de Dios). El reinado de Dios tuvo que ser la proclamación de Jesús, porque en el judaísmo del tiempo era una expresión no muy usada y no se puede explicar como proyección de la predicación de la Iglesia. ¿Cuáles eran los signos del reino y sus caminos históricos? ¿qué papel le correspondía a Jesús en la llegada del reino? Los adversarios de Jesús, y sus propios discípulos planteaban estas cuestiones. El papel de Jesús y su relación con el reino de Dios que proclamaba jugó un papel decisivo en su muerte y la persecución de sus seguidores.

De entrada Jesús no explica qué entiende por reino de Dios. Parece sumarse a la tradición profética de Isaías 52,7 ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación, que dice a Sión:«Ya reina tu Dios!» . El profeta Isaías dirige esas , y se recurre para fortalecer la resistencia y la esperanza de un pueblo pequeño y sufriente, amenazado por imperios poderosos. Jesús se dirige a ; para el campesinado galileo subsistir era una aventura de cada día, la identidad judía estaba amenazada, el Imperio romano edificaba su “pax romana” sometiendo a los pueblos por la fuerza/la legión. Jesús proclama un . (Ver también Lc 4,16-24; los discípulos de Emaús)

No se trata de un espacio, o un tiempo, sino de Dios mismo en relación con los seres humanos, su cercanía. Además tiene una fuerte connotación política. La expresión “reino/reinado” de Dios se podría entender como la afirmación de la soberanía de Dios en un espacio y tiempo determinados sobre un conjunto de personas, de manera análoga a cualquier reino. Sin embargo, en los evangelios predomina la . Se trata de un reinado que , sino que como posibilidad liberadora y gratuita a la que acogerse y, así, constituirse como grupo de personas (comunidad) que . Un reino sin fronteras, una experiencia vital que supera el espacio y el tiempo.

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Jesús afirma que el reinado de Dios, de alguna manera, está irrumpiendo ya en la historia y esta es la que de forma apremiante y gozosa quiere hacer llegar a su auditorio; y que esta irrupción está vinculada a su ministerio e, incluso, a su persona. La soberanía de Dios irrumpe con Jesús y se hace visible con sus signos de humanización y vida: 22

Y les respondió:«Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Noticia; 23 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!» Lc 7, 22-23 En la tradición judía se esperaba que el reino de Dios llegara con signos espectaculares. Jesús plantea las cosas de manera diferente: 20

Habiéndole preguntado los fariseos cuándo llegaría el Reino de Dios, les respondió:«El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. 21 Y no dirán: "Vedlo aquí o allá", porque el Reino de Dios ya está entre vosotros» . Lc 17,20-21 Jesús hablaba del reino de Dios como de una experiencia que podía percibirse en el corazón, que aún no se manifestaba en toda su plenitud ni se imponía su presencia pero es una realidad que ya está actuando, que se ofrece y puede cambiar la vida. Se trata de la irrupción “escatológica” (que tiene que ver con el destino último del ser humano y del universo; en tensión “ya sí pero todavía no”) de Dios en la historia. Y eso es una buena noticia (principalmente para los pobres/descartados del mundo), y eso destila alegría contagiosa, la convicción de anunciar el despertar de un tiempo nuevo. Aunque con la misma radicalidad y claridad Jesús afirma en el contexto de su Última Cena que la plenitud del reino de Dios es algo reservado para el futuro: 5

Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios» . Mc 14,25 En Mc 13,24-27: hay descripciones de la venida del reino que responden al género apocalíptico, lo cual no quiere decir que se esté hablando del fin del mundo sino de una transformación histórica. Jesús esperaba una intervención decisiva de Dios que cambiaría la historia y en la que sus discípulos/seguidores tendrían un protagonismo importante (servir a los demás). El anuncio de la irrupción de Dios como soberano de la historia estará muy presente para sostener la esperanza y para suscitar la responsabilidad en el presente.

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Pero llega un momento en que no basta con proclamar/anunciar el reinado de Dios y surgen muchas cuestiones: Son preguntas que se planteaban los adversarios, y también los discípulos. Era cada vez más claro que el anuncio de Jesús no respondía a las expectativas judías más tradicionales y arraigadas. Así se explica la enseñanza de Jesús sobre el reino de Dios a través de , un procedimiento popular y pedagógico que parte de un episodio de la vida cotidiana e invita al oyente a reflexionar y a sacar conclusiones para su propia vida. La parábola más que transmitir una doctrina pretende iluminar la realidad con una luz nueva que mueve a cambiar la vida. Así: “el reino de Dios es como una semilla arrojada en tierra por un hombre y que va creciendo sin que él sepa cómo y sin que él haga nada; sale la hierba, luego la espiga, después el trigo abundante… Mc 4, 26 30

«¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con qué parábola lo expondremos? 31 Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra; 32 pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra». 33 Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían entenderle; 34 no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos Mc 4, 30-34 se lo explicaba todo en privado . Es una parábola de contraste entre los inicios modestos y un final espléndido. Invita a interpretar el tiempo presente como de germinación de la semilla; no se ve nada, pero la fuerza de la semilla es imparable y todo cambiará. Una llamada a resistir y confiar aunque no se vean aún signos explícitos. Pero saber que sin semilla enterrada hoy, no habrá cosecha el día de mañana. Hay dos aspectos inseparables y fundamentales en Jesús que están en la raíz del anuncio del reino de Dios: 1) su peculiar toma de conciencia de la realidad que le rodea y, 2) su profunda experiencia religiosa. Ambas son inseparables aunque las analicemos por separado. Jesús no fue un mero predicador de verdades universales, aunque muchos de sus dichos y sus actuaciones tengan gran fuerza transcultural y con validez más allá del tiempo en que vivió. La toma de conciencia de Jesús con la realidad que le tocó vivir está caracterizada por dos notas: la indignación y la misericordia (no son reacciones separadas, sino dos caras de la misma moneda). Tiene misericordia del pueblo abatido (Mt 9,36), de los enfermos (Mt 20,34; Mc 1,41; 9,22), de la muchedumbre (Mc 6,34; 8,2), de la viuda desamparada (Lc 7,13). Y se indigna ante quienes ponen el sábado por encima del ser humano (Mc 3,5), cuando los fariseos le piden signos para ponerle a prueba (Mc 8,11-12), ante 4

quienes ponen pesadas cargas sobre la gente sencilla (Mt 23,4), ante quienes se preocupan de las minucias legales de la pureza y se olvidan de la justicia, la misericordia y la fe (Mt 23,23), ante quienes con preceptos humanos desvirtúan el verdadero sentido de la ley divina (Mc 7,8-13). La indignación es una reacción ante la realidad injusta. La misericordia no es un sentimiento superficial o pasajero (“pena”), sino el descubrimiento del sufrimiento del prójimo y la solidaridad efectiva para eliminarlo. Entre la experiencia de Dios como Padre y la indignación y la misericordia como primeras reacciones ante la realidad, existe una relación indisoluble. Dios es Padre y no puede tolerar que se ofenda a sus hijos o que estos sufran. Porque le conmueven hondamente las mil dificultades por las que pasaba el campesinado galileo, porque los enfermos le rodeaban por todas partes (Mc 3,8; 6,53-56) eleva su espíritu a un Dios que haga justicia, consuele y venga con su reino. Estamos ante un punto clave de Jesús. Habla continuamente del reino de Dios, pero no utiliza la imaginería real ni habla de Dios como rey (solo en algunos textos redaccionales de Mateo). Así las bienaventuranzas no son en primer lugar un programa moral, sino un mensaje de Dios que promete la liberación de los pobres y quiere que, en medio de sus dificultades y sin resignarse a ellas, encuentren esperanza y fortaleza todos lo que sufren. No se trata de que Dios vaya a recompensar las virtudes de los pobres y de los hambrientos (que pueden ser moralmente “malos”). No hay ninguna idealización de la pobreza. Al contrario, la pobreza, el hambre y el sufrimiento son un mal y Jesús anuncia que el reinado de Dios será la liberación de todo ello. Esa acción de Dios transformando la realidad es la que Jesús anuncia y actúa/actualiza con el reino de Dios. Ahora bien, vista la realidad ¿qué decir de las bienaventuranzas? ¿fueron las bienaventuranzas un paliativo ilusorio, desmentido por los hechos, o una fuerza innovadora, una esperanza real?

Para Jesús, el anuncio del reino de los cielos/ reino de Dios, se traducía en de pecadores, respeto por las mujeres estigmatizadas, sanación de los enfermos, en liberación de los “espíritus impuros”. La traducción histórica del reino del Padre era la entre los seres humanos. Aceptar la salvación en Dios Padre situaba la vida humana bajo el paradigma radical de la . Uno de los rasgos distintivos de la predicación del “reino de Dios”, uno de sus valores fundamentales, es el de su . Los movimientos de renovación intra judía de aquel tiempo se caracterizaban por ser exclusivistas 5

(esenios, fariseos), por dirigirse a una élites espirituales con especial capacidad para cumplir la Ley (fariseos quiere decir etimológicamente en hebrero “separados”). Jesús sin embargo se dirige a todo Israel, sin discriminaciones, o incluso más, sus preferidos eran quienes eran excluidos por pecadores o estaban estigmatizados socialmente (“come con pecadores y publicanos, acepta el trato con mujeres de mala reputación, le echan en cara que es un borracho y un comilón… sin preocuparse mucho las “normas de pureza” que se seguían como señal de fidelidad religiosa, Jesús se relaciona con toda clase de personas). Jesús no busca la renovación de Israel por un reforzamiento de leyes religiosas (leyes de pureza o similares) sino (que es perdón, justicia, gratuidad…). Y el (incluso por encima de la familia, en sociedades como la judía en que hay mentalidad comunitaria tan fuerte que no importa tanto el individuo sino la familia). Jesús en Mc 3,3 escenifica el “ponte ahí en medio” a un enfermo, en una sinagoga. El valor de la individualidad humana y de las posibilidades de toda persona a tener una dignidad, y a dejar atrás su propia historia (mujer adúltera en Juan 8, 1-11) como llamada a la libertad y a la responsabilidad. *** Se puede resumir lo que la investigación histórica dice del punto central de la predicación de Jesús, esto es, del reino de Dios: ● Jesús anunció que a través de su vida (enseñanzas, signos, relaciones, etc.) se hacía presente el reinado de Dios. Este término es una afirmación de la soberanía de Dios que irrumpe en la historia de una forma nueva y decisiva. Probablemente aquí se encuentra lo más típico y propio del mensaje de Jesús. ● El reinado de Dios no es primariamente un mensaje ético, sino la proclamación de la soberanía de Dios que se hace presente de forma irrevocable, escondida y misteriosa, como oferta de gracia y de vida. ● Jesús anunció para un futuro, probablemente cercano, una intervención decisiva de Dios que supondría la manifestación definitiva del reinado de Dios. ● Esta intervención divina no supondría el fin del mundo, pero sí una profunda transformación histórica. ● Jesús usa un lenguaje no especulativo, sino poético, y no pretende proporcionar un cuadro acabado del futuro. ● El reinado de Dios es un mensaje de resistencia y esperanza para un pueblo muy especialmente oprimido. ● Los signos del reinado de Dios tienen un carácter liberador de lo que aliena al ser humano (espíritus impuros), humanizador (sanadores) e inclusivo 6

(come con pecadores y publicanos). La manifestación definitiva del reinado de Dios será el triunfo pleno de la justicia y de la vida. ● La comunidad de seguidores de Jesús acentuó el elemento futurista de la predicación de Jesús con la introducción de imágenes apocalípticas. A la luz de la fe pascual, la venida del reino de Dios es inseparable de la venida del Señor (Hijo del hombre), p.e. Mc 13,24-27. ***

Mateo 5, 1-12 1

“Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. 2 Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: 3 «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 4 Bienaventurados los mansos , porque ellos poseerán en herencia la tierra. 5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados." 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. 11 Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. 12 Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.

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