LA Meritocrácia Y LA Educación PDF

Title LA Meritocrácia Y LA Educación
Author Berna Fiorincino
Course Sociología Política
Institution Universidad Nacional de La Plata
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informe que integra la meritocracia al sistema educativo...


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LA MERITOCRÁCIA EN LA EDUCACIÓN

Quiero empezar esta nota citando al filósofo norteamericano Jhon Rawls, en su libro “a Theory of Justice” (La Teoría de la Justicia) que dice: “…La voluntad para hacer un esfuerzo, para intentarlo, y por tanto para ser merecedor del éxito en el sentido ordinario, depende de la felicidad de la familia y de las circunstancias sociales…”. Ambas condiciones son claramente inmerecidas, es decir, nadie puede atribuirse mérito alguno por haber nacido en una familia que lo apoyara y motivara para alcanzar sus metas, ni menos por haberse educado en un colegio que le ofreció todas las herramientas para llevar delante de manera exitosa su vida. Sin embargo habría una insensatez en atribuirse merito por su nivel de inteligencia que la naturaleza le ha dado. Dado esto es difícil pensar que nuestros logros son atribuibles a nuestro esfuerzo. Entonces existe una ideología que cree que nuestro éxito individual descansa en nuestro esfuerzo individual. Y este último parece depender directamente de nuestro empeño. Así los que más se esfuerzan deberían poder ocupar las posiciones más apetecidas. El resultado de una sociedad meritocrática no es una mayor justicia social, sino que es una desigualdad mayor, ya que en una sociedad donde no se eliminan los privilegios heredados, los más talentosos, una vez puestos en el poder se aseguran que sus descendientes continúen perteneciendo a la elite. Por ello Bourdieu al hablar de este tema tituló a su libro “La elección de los elegidos”. Por otro lado el contexto de aislamiento social, preventivo y obligatorio, que vivimos desde hace ya unos meses, ha puesto de manifiesto las condiciones en las que viven muchos alumnos para acceder a las cursadas en modalidad virtual. Desde falta de dispositivos digitales, servicios de conectividad hasta el abandono de cursadas por situaciones económicas o psicológicas. Sin embargo hay discursos que sostienen que un estudiante que no tiene buenos medios para estudiar o para acceder a las clases virtuales debe ser felicitado. Esto termina siendo parte de la idea de que el que estudia lo hace porque quiere sin importar los medios (cuando todos sabemos que no es así) y el que no puede parece ser “el vago”. Aunque estamos ante un panorama desfavorable para la educación, si bien algunos profesores contemplan esto, otros pretenden continuar los programas habituales para no perder la calidad. Esto alimenta la deserción estudiantil y que los alumnos terminen abandonan las materias y sus carreras. Muchas de las circunstancias por la que los alumnos abandonaron fue por la sobre exigencias de algunos planes de materias, imposibles de cumplir en este contexto.

Con más o menos convicción, todos creemos en la meritocracia. Todos creemos que debiese haber igualdad de oportunidades y que los premios debiesen recibirlos quienes trabajan duro. La noción de mérito suele integrar la idea de talento (habilidades innatas, asignadas a cada cual por una suerte de lotería en parte definida por la herencia genética y en parte por el contexto en el cual fuimos gestados, nacimos y crecimos) con la noción de esfuerzo (cuánto tiempo de ocio estuvimos dispuestos a sacrificar para efectuar algún trabajo práctico, estudio, lectura, etcétera y con cuánta dedicación y cuidado lo realizamos). La idea de esfuerzo, por definición es imposible de observar, se suele medir comparando el resultado concreto que obtiene un alumno con el obtenido por otros. Siendo así, es importante notar que en un sistema meritocrático quien obtiene el mayor beneficio no es necesariamente quien más se esfuerza: alguien con limitaciones cognitivas, por ejemplo, puede ejercer el doble de esfuerzo que su par más talentoso, y aun así obtener menos compensación, si es que su esfuerzo no logra dar cuenta de la pérdida de productividad impuesta por el diferencial de capacidades.

Para concluir con la meritocracia en la educación yo me pregunto, un deportista para qué entrena, un estudiante para qué estudia, entonces pienso que en las escuelas existía la posibilidad de desarrollarse seleccionando más que por inteligencia o dinero de los padres, por esfuerzo. También existían valores. Es un claro ejemplo que el fin a la meritocracia sepulta la posibilidad de quien por esfuerzo pueda superar su condición social original.

FIORINCINO COUTTULENC, BERNABÉ MATÍAS....


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