La piel de las manos y los pies el bibliotecom PDF

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Course salud
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La piel de las manos y los pies

Características específicas de la piel de las manos y los pies, relacionadas con los tratamientos estéticos

Son muy variadas las agresiones que recibe la piel de la cara. La aplicación de cremas, la utilización de guantes y la higiene son las claves de un buen cuidado de la cara, manos y pies. La cara Son muy variadas esas agresiones que recibe la piel de la cara. Destacan las ambientales, especialmente físicas. La exposición a radiaciones ultravioletas procedentes del sol, excesivas y sin una protección suficiente, favorece un envejecimiento temprano de la piel. Otras circunstancias ambientales como el frío y el viento resultan nocivas para la piel de la cara, así como el exceso de humedad. Por otro lado, se debe tener cuidado con las agresiones químicas. Esas agresiones proceden del ambiente en forma de humo o polvo que se deposita en la piel, aunque también de la aplicación de determinados productos químicos o cosméticos (sobre todo mal conservados o no homologados). El tabaco resulta especialmente nocivo. No todas las personas tienen el mismo tipo de piel, con lo cual resisten de distinta forma a esas agresiones.

Las personas con una piel grasa, tienden a resistir mejor esos agentes nocivos. La grasa supone una capa protectora de la piel debido a que genera un manto que recubre la capa más externa (con propiedades aislantes y germinicidas). En cambio, la piel seca sufre peor la acción de esos agentes. En ese caso, con facilidad se deteriora el manto protector quedando expuestas las capas más superficiales de la piel.

Los efectos de las agresiones sobre la piel son variados, aunque predomina la aparición de lesiones descamativas así como un envejecimiento precoz. Esas lesiones descamativas se producen por una pérdida del manto protector de la piel. Los estratos superficiales quedan expuestos sufriendo un deterioro rápido que ocasiona la aparición de esas lesiones. Esas lesiones adquieren un aspecto descamativo e incluso inflamatorio llegando a alcanzar zonas más profundas, especialmente en los pliegues o donde la tensión de la piel es mayor

Ese tipo de lesión puede recuperarse con un tratamiento adecuado, sin embargo esto es más difícil con el envejecimiento de la piel. Ese envejecimiento se origina por la pérdida de hidratación y una degeneración de las estructuras fibrilares que le dan soporte. La deshidratación ocasiona una disminución de la turgencia y aspecto brillante de la piel, mientras que la destrucción de las estructuras fibrilares (especialmente colágeno) origina una pérdida de firmeza. Como consecuencia la piel de todos esos cambios pierde elasticidad y flexibilidad, formándose arrugas y bolsas. Para evitar ese deterioro de la piel conviene conocer las características de la misma.

La piel grasa puede resultar más fácil de proteger, pero se debe tener cuidado con la limpieza de la misma

Esa piel acumula secreciones en mayor cantidad generando problemas con frecuencia de foliculitis.

La piel seca debe ser protegida con más esmero. Para ello, hay que evitar la exposición excesiva a las agresiones físicas (ultravioletas, humedad, viento) y químicas. Al final del día o incluso en algún momento más conviene protegerla con alguna crema hidratante. Sin embargo, también hay que tener cuidado realizando una limpieza de la misma con el fin de eliminar restos de cremas o cosméticos (con frecuencia atrapan polvo u otras sustancias). Esa limpieza se recomienda que sea al menos dos veces al día, empleando esponjas o cepillos suaves (eliminan restos de suciedad o las capas córneas más deterioradas, sin lesionar la piel).

Es conveniente eliminar el tabaco y como muchos afirman, controlar el estrés y hacer un masaje tonificante (nunca estirando excesivamente la piel, sobre todo hacia abajo) de la musculatura facial pues mejoran su firmeza y flexibilidad. En este sentido, la risa parece ser una terapia muy recomendable. Las manos

Las manos están sometidas también a múltiples agresiones a lo largo del día. Las principales agresiones provienen del empleo de sustancias químicas como detergentes o colorantes. Estas sustancias tienen la capacidad de degradar las grasas, con lo cual destruyen con facilidad el manto graso que protege la piel.

Si se manipulan estas sustancias sin una protección adecuada se origina una piel seca descamativa y fácil de lesionar. En los casos más graves o cuando existe cierta sensibilización a algunos de los compuestos empleados, pueden aparecer en la piel placas rojas que se extienden, dando lugar posteriormente a la aparición de grietas muy dolorosas. Para la realización de cualquier trabajo con dichas sustancias conviene proteger las manos con guantes. Si los guantes nos irritan, es recomendable ponerse otros de algodón por debajo.

Son muy útiles las cremas hidratantes, que recuperan el manto graso de la piel. Es recomendable realizarse varias aplicaciones al día incluso cuando estamos empleando guantes, al absorberse más fácilmente la crema por el calor que producen. En algunas ocasiones, se puede aplicar la crema hidratante en las manos antes de dormir, cubriéndolas después con unos de algodón.

El cuidado de las uñas es también importante. En los más pequeños, unas uñas cortas pueden evitar que se autolesionen. Para cortarlas es mejor emplear cortauñas y no tijeras. El corte debe ser recto y transversal evitando la lesión de la cutícula que sella la uña. Como consecuencia de un golpe sobre un dedo, puede aparecer un coágulo debajo de la uña. En este caso, si es muy doloroso, es conveniente que lo drene un facultativo. En el supuesto de que la uña quede lesionada, no se debe intentar arrancarla, debido a que podría dañar el lecho ungueal donde se forma la nueva. Es mejor vendarla y esperar a que la nueva uña que surja la desprenda.

En el caso de que haya penetrado una astilla o espina en la piel, hay que procurar retirarla con unas pinzas siguiendo el ángulo de entrada. Se puede intentar esterilizar previamente las pinzas con fuego. Si la astilla es visible bajo la piel, se puede abrir parte de la misma hasta que se pueda sacar. Una vez extraída la astilla, conviene apretar la zona con el fin de que sangre algo, lavando a continuación la herida con agua y jabón durante cinco minutos.

Si se nos clava un anzuelo de pescar, en este caso no hay que retirarlo siguiendo el trayecto de entrada pues el gancho lesionaría los tejidos. Para evitarlo conviene hacer salir la punta a través de la piel y a continuación cortar el gancho o cubrirlo con hilo para poder retirar después el anzuelo.

Los pies

Es conveniente lavarse diariamente los pies, sobre todo cuando la sudoración es importante. En caso contrario, pueden aparecer problemas de olor o infecciones.

Después de lavarlos se han de secar bien, sobre todo los espacios interdigitales. Este cuidado de los pies es fundamental en deportistas, por la mayor facilidad a sufrir infecciones por hongos que suelen afectar a esas zonas con una mayor humedad. Los pies pueden sufrir por el empleo de zapatos inadecuados o con un tacón excesivamente alto.

El pie tiene una forma de arco que distribuye la carga que soporta a partes iguales entre el talón y la parte anterior. Si se emplean tacones excesivamente elevados, se produce una sobrecarga sobre

la parte delantera del pie que puede llegar a ser del setenta por ciento del peso. Esta sobrecarga puede producir un aumento en la achura del antepie que facilita la desviación de los dedos con la consiguiente aparición de rozaduras y zonas de hiperqueratosis (aumento de la capa córnea o escamosa de la piel).

Para eliminar estas hiperqueratosis podemos recurrir al empleo de una piedra pómez. En el caso de que persistan o sean muy dolorosas, es necesario acudir al especialista. El empleo de zapatos no adecuados en los niños o heredados de hermanos mayores, también puede facilitar la aparición en el futuro de estos problemas

Consejos Cuidado de la piel de la cara:

Lavarse la cara por la noche aplicándose a continuación una crema hidratante.

Evitar el tabaco así como una exposición al sol sin la adecuada protección.

Descansar lo suficiente procurando relajar los músculos de la cara.

Cuidado de la piel de la mano:

Manipular productos químicos con la adecuada protección.

Procurar emplear jabones no agresivos e hidratantes.

Aplicarse crema hidratante si observamos que la piel se seca o aparece una descamación importante.

Cuidado de la piel del pie:

Emplear un calzado cómodo que se adecue a la forma del pie.

Detectar la aparición de rozaduras o lesiones "hiperqueratósicas".

Lavarlos diariamente, secándolos a continuación bien. Cualquier producto químico puede sensibilizar la piel, favoreciendo la aparición de una dermatitis o lesión inflamatoria de la misma (enrojecimiento, descamación y presencia de grietas dolorosas). Es necesaria la protección frente al contacto con cualquier compuesto químico, no sólo detergentes, sino también sustancias empleadas en el bricolage, cemento, productos sanitarios etc... No debemos automedicarnos con el empleo de cremas que contengan fármacos, sobretodo corticoides.

La utilización de estas cremas, si es prolongada, debe realizarse bajo control facultativo por el riesgo de que la absorción a través de la piel acabe produciendo efectos secundarios.

Estructura. Grosor, dureza, flexibilidad

Manos

Las manos forman parte de las extremidades del cuerpo humano, siendo el cuarto segmento del miembro superior o torácico, están localizadas en los extremos de los antebrazos, son prensiles y tienen cinco dedos cada una. Abarcan desde la muñeca hasta la yema de los dedos en los seres humanos.

Son el principal órgano para la manipulación física del medio. La punta de los dedos contiene algunas de las zonas con más terminaciones nerviosas del cuerpo humano; son la principal fuente de información táctil sobre el entorno, por eso el sentido del tacto se asocia inmediatamente con las manos. Como en los otros órganos pares (ojos, oídos, piernas), cada mano, está controlada por el hemisferio del lado contrario del cuerpo

Siempre hay una dominante sobre la otra, la cual se encargará de actividades como la escritura manual, de esta forma, el individuo podrá ser zurdo, si la predominancia es de la mano izquierda (siniestra) o diestro si es de la derecha (diestra); este es un rasgo personal.

Anatomía de la mano humana

Manos

Las manos forman parte de las extremidades del cuerpo humano, siendo el cuarto segmento del miembro superior o torácico, están localizadas en los extremos de los antebrazos, son prensiles y tienen cinco dedos cada una. Abarcan desde la muñeca hasta la yema de los dedos en los seres humanos.

Son el principal órgano para la manipulación física del medio. La punta de los dedos contiene algunas de las zonas con más terminaciones nerviosas del cuerpo humano; son la principal fuente de información táctil sobre el entorno, por eso el sentido del tacto se asocia inmediatamente con las manos. Como en los otros órganos pares (ojos, oídos, piernas), cada mano, está controlada por el hemisferio del lado contrario del cuerpo

Siempre hay una dominante sobre la otra, la cual se encargará de actividades como la escritura manual, de esta forma, el individuo podrá ser zurdo, si la predominancia es de la mano izquierda (siniestra) o diestro si es de la derecha (diestra); este es un rasgo personal.

Anatomía de la mano humana

Axisas de una mano

La mano humana consiste en una palma central (cuyos huesos forman el metacarpo) de la que surgen cinco dedos, está unida al antebrazo por una unión llamada muñeca (cuyos huesos forman el carpo). Además, la mano está compuesta de varios, músculos y ligamentos diferentes que permiten una gran cantidad de movimientos y destreza.

Dedos

Nombre de los cinco dedos de fuera hacia adentro, con la palma hacia arriba:

Pulgar, también conocido como «dedo gordo de la mano» o «primer dedo de la mano».

Índice, también conocido como «segundo dedo de la mano».

Corazón, también conocido como «tercer dedo de la mano», «dedo medio», «mayor», «cordial» o «grosero». Anular, también conocido como «cuarto dedo de la mano»; se le llama anular por ser el que porta el anillo de matrimonio en la cultura occidental.

Meñique, también conocido como «quinto dedo de la mano» o «dedo pequeño de la mano».

El pulgar

El primer dedo es el dedo pulgar (conectado al trapecio) está en el lado interno de la mano, paralelo al brazo

El pulgar puede rotar fácilmente 90º, perpendicularmente a la palma, no como el resto de dedos que solamente pueden rotar cerca de 45º. Una forma fiable de reconocer manos verdaderas en el resto de animales (no humanos) es observar si poseen pulgares oponibles. Los pulgares oponibles se diferencian por poder oponerse al resto de los dedos en una acción muscular conocida como oposición. Los otros cuatro dedos de la mano se localizan en el borde exterior de la palma. Estos cuatro dedos pueden ser plegados hacia la palma, esto permite sostener objetos y además agarrar otros más pequeños.

Huesos

Huesos de la mano

La mano humana tiene al menos 27 huesos: el carpo o muñeca tiene 8; el metacarpo o palma tiene 5 y los 14 huesos restantes son digitales.

Huesos de la muñeca

La muñeca tiene ocho huesos (los huesos carpianos), dispuestos en dos grupos de cuatro. Estos huesos encajan en una pequeña cavidad formada por los huesos del antebrazo el radio y el cúbito,

si bien es de resaltar que el cúbito no se articula verdaderamente con ninguno de los huesos de la muñeca. Bajo la cara inferior del cúbito se encuentra el ligamento triangular de la muñeca, que sí se articula con los huesos.

Los huesos de la fila proximal son, de fuera hacia adentro: el escafoides, el semilunar, el piramidal y el pisiforme

Los huesos de la fila distal son, de fuera hacia adentro: el trapecio, el trapezoide, el grande y el ganchoso...

Huesos de la palma

La palma de la mano tiene cinco huesos (los huesos metacarpos), uno por cada dedo,

Huesos digitales

Las manos humanas contienen catorce huesos digitales, también llamados falanges: dos en el pulgar, y tres en cada uno de los otros cuatro dedos; cabe mencionar que el pulgar no tiene falange media. Estos son:

la falange distal

la falange media

la falange proximal.

Anatomía de la mano Cada mano posee 27 huesos, 8 en el carpo, 5 metacarpianos y un total de 14 falanges. En conjunto forman un canal de concavidad anterior por el que se deslizan los tendones de los músculos flexores de los dedos.

Los 8 huesos del carpo se organizan en dos filas o hileras, una superior y otra inferior .De radial a cubital la fila superior compuesta de los huesos escafoides (escafoideum), semilunar (lunatum), piramidal (triquetum) y pisiforme. La fila inferior la forman el trapecio (trapecium), trapezoide (trapezoideum), hueso grande (capitatum) y hueso ganchoso (amatum).

Huesos de la manooooooooooooooooooooooo

A excepción del hueso piramidal, pisiforme, y del ganchoso, la mayor parte de los huesos del carpo presentan forma cuboides y constan de seis caras. Las caras anteriores y posteriores son rugosas y corresponde a las caras palmar y dorsal de la mano. Las caras superior, inferior y lateral o medial son articulares, excepto las caras laterales de los huesos que están en los extremos de ambas filas del carpo.

Fila superior

"Mano" de Tupaia javanica comparada con una humana

Hueso escafoides: Es el más lateral, alargado de la superior e inferior y de medial a lateral. Se describen en él:

Cara anterior: rugosa y prolongada por una saliente denominada tubérculo del hueso escafoides, donde se inserta el ligamento colateral radial del carpo.

Cara posterior: es estrecha y reducida en un surco rugoso.

Cara superior: convexa, articular y relacionada con el radio.

Cara inferior: convexa y articular para los huesos trapecio y trapezoide.

Cara medial: posee dos superficies articulares: una superior, pequeña y otra inferior más extensa.

Cara lateral: rugosa y excavada por un surco.

Hueso semilunar: situado entre el escafoides y el piramidal.

Cara anterior: convexa y rugosa.

Cara posterior: casi plana y rugosa.

Cara superior: convexa y se articula con el radio.

Cara inferior: es cóncava y se une al hueso grande lateralmente y medialmente con el hueso ganchoso por medio de una superficie estrecha.

Cara medial: articula con el hueso piramidal.

Cara lateral: articula con el hueso escafoides.

Hueso piramidal: presenta una forma de una pirámide cuadrangular.

Cara anterior: tiene una superficie articular algo convexa destinada al hueso pisiforme.

Cara posterior: presenta una saliente rugosa transversal, la cresta del hueso piramidal donde se inserta un fascículo del ligamento colateral cubital del carpo.

Cara superior: convexa articulada con el disco articular.

Cara inferior: cóncava, en conexión al hueso ganchoso.

Vértice medial: este vértice es rugoso.

Cara lateral (base): articulada con el hueso semilunar.

Hueso pisiforme: hueso irregularmente redondeado.

Cara anterior: la superficie de inserción del músculo flexor cubital del carpo en su parte superior y del músculo abductor del meñique en su parte inferior.

A excepción del hueso piramidal, pisiforme, y del ganchoso, la mayor parte de los huesos del carpo presentan forma cuboides y constan de seis caras. Las caras anteriores y posteriores son rugosas y corresponde a las caras palmar y dorsal de la mano. Las caras superior, inferior y lateral o medial son articulares, excepto las caras laterales de los huesos que están en los extremos de ambas filas del carpo.

Fila superior

"Mano" de Tupaia javanica comparada con una humana

Hueso escafoides: Es el más lateral, alargado de la superior e inferior y de medial a lateral. Se describen en él:

Cara anterior: rugosa y prolongada por una saliente denominada tubérculo del hueso escafoides, donde se inserta el ligamento colateral radial del carpo.

Cara posterior: es estrecha y reducida en un surco rugoso.

Cara superior: convexa, articular y relacionada con el radio.

Cara inferior: convexa y articular para los huesos trapecio y trapezoide.

Cara medial: posee dos superficies articulares: una superior, pequeña y otra inferior más extensa.

Cara lateral: rugosa y excavada por un surco.

Hueso semilunar: situado entre el escafoides y el piramidal.

Cara anterior: convexa y rugosa.

Cara posterior: casi plana y rugosa.

Cara superior: convexa y se articula con el radio.

Cara inferior: es cóncava y se une al hueso grande lateralmente y medialmente con el hueso ganchoso por medio de una superficie estrecha.

Cara medial: articula con el hueso piramidal.

Cara lateral: articula con el hueso escafoides.

Hueso piramidal: presenta una forma de una pirámide cuadrangular.

Cara anterior: tiene una superficie articular algo convexa destinada al hueso pisiforme.

Cara posterior: presenta una saliente rugosa transversal, la cresta del hueso piramidal donde se inserta un fascículo del ligamento colateral cubital del carpo.

Cara superior: conve...


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