La psicologia como ideologia PDF

Title La psicologia como ideologia
Author Liz Sosa
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La psicología como ideología Contra la disciplina a psicología pretende ayudar a las personas a enfrentar los males de la sociedad moderna. Pero ¿cuál es su utilidad? ¿Aporta realmente alguna ayuda? Para Ian Parker la práctica psicológica actual se ha convertido en un instrumento más de control soci...


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La

psicología como ideología Contra la disciplina

a psicología pretende ayudar a las personas a enfrentar los males de la sociedad moderna. Pero ¿cuál es su utilidad? ¿Aporta realmente alguna ayuda? Para Ian Parker la práctica psicológica actual se ha convertido en un instrumento más de control social --en una parte integral de la ideología dominante, que justifica y refuerza sus estereotipos y valores- al ofrecer, como única solución a la felicidad del individuo, la adaptación al sistema político y económico en el que vivimos. A través de un recorrido crítico y constructivo por el estado actual de la disciplina, señala la urgencia de un nuevo enfoque para superar esta forma

de alienación, y nos muestra una visión alternativa que la vincula con la práctica política para conseguir un verdadero instrumento de transformación y emancipación. En definitiva, , · , , セ@

. propugna una disciplina que

trabaje por el cambio, y no contra él.

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ISBN 978·84·8319-544-4

lan Parker

La psicología como ideología CONTRA LA DISCIPLINA

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CATARATA

COLECCIÓN PSICOLOGÍA DIRIGIDA POR AMPARO MORENO

© TRADUCCIÓN DE ÁNGEL GORDO © IAN PARKER 2007. REVOLUTION IN PSYCHOLOGY FIRST PUBLISHED BY PLUTO PRESS. LONDON (WWW.PLUTOBOOKS.COM) © LOS LIBROS DE LA CATARATA. 2010 FUENCARRAL. 70 28004 MADRID TEL. 91 532 05 04 FAX 91 532 43 34 WWW.CATARATA.ORG

LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA. CONTRA LA DISCIPLINA ISBN, 978-84-8319-544-4 DEPÓSITO LEGAL M-43.988-2010 ESTE LIBRO HA SIDO EDITADO PARA SER DISTRIBUIDO. LA INTENCIÓN DE LOS EDITORES ES QUE SEA UTILIZADO LO MÁS AMPLIAMENTE POSIBLE. QUE SEAN ADQUIRIDOS ORIGINALES PARA PERMITIR LA EDICIÓN DE OTROS NUEVOS Y QUE. DE REPRODUCIR PARTES. SE HAGA CONSTAR EL TITULO Y LA AUTORÍA.

ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS 9 INTRODUCCIÓN 11 CAPÍTULO 1. ¿QUÉ ES LA PSICOLOGÍA? CONOCE A LA FAMILIA 21 CAPÍTULO 2. LA PSICOLOGÍA COMO IDEOLOGÍA: LA EXPLICACIÓN DEL INDIVIDUALISMO 51 CAPÍTULO 3. LA PSICOLOGÍA Y EL TRABAJO: OBSERVACIÓN Y REGULACIÓN DE LA ACTIVIDAD ALIENADA 79 CAPÍTULO 4. LA PATOLOGIZACIÓN DEL DISENSO: EXPLOTACIÓN AISLADA Y RATIFICADA 105 CAPÍTULO 5. LOS INTERESES MATERIALES: LA PRODUCCIÓN DEL MALESTAR 129 CAPÍTULO 6. LAS CONDICIONES EXÁNIMES: LA REGULACIÓN DE LAS ALTERNATIVAS TERAPÉUTICAS 153

CAPITULO 7. EL EMPODERAMIENTO PROFESIONAL: LOS BUENOS CIUDADANOS 175 CAPÍTULO 8. HISTÓRICO. PERSONAL Y POlÍTICO: PSICOLOGÍA Y REVOLUCIÓN 197 CAPÍTULO 9. EL SENTIDO COMÚN: LA CULTURA PSICOLÓGICA DE LA IZQUIERDA 221 CAPÍTULO 1O. ELEMENTOS DE OPOSICIÓN: LAS LUCHAS PSICOLÓGICAS ACTUALES 243 CAPÍTULO l l. REIVINDICACIONES TRANSICIONALES: ENFRENTÁNDONOS A LA PSICOLOGÍA 263 CAPÍTULO 12. Y AHORA. ¿QUÉ? LECTURAS Y RECURSOS 283 BIBLIOGRAFÍA 293

AGRADECIMIENTOS

Este libro no hubiera sido posible de no haber existido una serie de objeciones contra la disciplina psicológica desde sus inicios. Muchas han sido las voces que se han manifestado contrarias a ella desde el anticapitalismo, el antirracismo, el ecologismo y el feminismo. Otras voces críticas se han prestado a debatir las ideas incluidas en este libro y han sido de gran ayuda para perfilar sus plantea mientas. Los principales argumentos que componen sus capítulos fueron presentados, en 4005, en un curso en Guadalajara, México (en el Departamento de Psicología Aplicada, Universidad de Guadalajara), y quisiera expresar mi especial agradecimiento a Erica Burman, Bernardo Jiménez- Domínguez, Rosa Margarita López Aguilar, Juan Albertos Hernández, Raúl Medina y Alfredo Salmerón. Un ciclo de seminarios en 4005-4006 en Manchester, Reino Unido (en el Discourse Unit, Universidad Metropolitana de Manchester) también estuvo dedicado a la presentación de los capítulos; van mis agradecimientos de nuevo a los que asistieron y participaron: Alex Bridger, Jill Bradbury, Geoff Bunn, Khatidja Chantler, Paul Duckett, Thkla Giekeimi, Jeannine Goh, Romy Graichen, John Griffiths, Rebecca Lawthom, Ken McLaughlin, Sue 9

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Makevit Coupland, Vera Marten, llana Mountian, Teija Nissinen, Christine Paalsrud, Julia Robinson, Asiya Siddique, Judith Sixsmith y Emma Wilmer.

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INTRODUCCIÓN

Éste es un libro sobre psicología, sobre cómo la disciplina ha traiciona do su promesa de servir para comprender y ayudar a las personas, y sobre qué hacer para que los psicólogos trabajen a favor del cambio social y no en contra del mismo. La psicología como disciplina académica y práctica profesional persigue el estudio de la conducta, el pensamiento y los sentimientos, si bien el conocimiento y los instru mentos que produce están destinados a la adaptación social de las personas. Precisamente porque la sociedad actual está organizada en torno a relaciones de explotación y de subordinación, hasta los psicólogos bienintencionados contribuyen a la alienación y a separar a las personas entre sí y de su propia creatividad. Los militantes de organizaciones políticas anticapitalistas, an tirracistas y feministas a menudo procuran conectar los grandes cambios políticos con los cambios en la esfera más íntima de las rela ciones cotidianas. Están en lo cierto cuando establecen semejantes conexiones, ya que, como indican las revoluciones fallidas y las sociedades socialistas "autoritarias", el supuesto plano "psicológico" está íntimamente ligado al cambio político. En este sentido, sería conveniente que las personas comprometidas con la transformación social 11

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entiendan en qué consiste la psicología y cómo impedir que funcione como un mero instrumento de control social. Por ello el libro va dirigido a las personas que quieren cambiar el mundo y a las que intentan comprender su propia psicología y establecer conexiones entre la psicología y las políticas radicales.

LA PSICOLOGÍA ESTÁ IMPLÍCITA EN EL DEBATE POLÍTICO La importancia de la psicología no obedece a la verdad de su conocimiento, sino al servicio que presta al poder. Las descripciones psicológicas de las acciones individuales tienden a ser aceptadas con entusiasmo por los más perjudicados por dichas descripciones. Por su parte, los que se benefician de convencer a las personas de que los problemas pueden ser reducidos a cómo pensamos o sentimos, con gran razón, también creen en la psicología. La psicología es una parte integral cada vez más importante de la ideología, de las ideas domi nantes que respaldan la explotación y sabotean las luchas contra la opresión. Esta psicología transita más allá de las facultades y las clínicas, y sus distintas versiones, en tanto ideología, se hallan en casi cualquier resquicio de la sociedad capitalista. Por ejemplo, los perfiles psicológicos de los líderes políticos se utilizan cada vez más para explicar convincentemente los asuntos políticos, y permiten, así, que la ideología psicológica penetre en nuestra concepción del mundo al tiempo que refuerza la idea de que no podemos hacer nada a favor de la transformación social. De este modo, en lo que concierne a los psicólogos, las condiciones históricas en las que ciertos personajes dan órdenes y otras personas las obedecen sirven de telón de fondo para el desarrollo de las motivaciones individuales y la toma de decisiones. Asimismo, el interés que suscita ahora la infancia de los adversarios políticos "psicologiza" la política, y se aparta y margina la actividad de las personas comprometidas con la resistencia política, como si fuera irrelevante e inútil. Esta reducción de la lucha política a lo que sucede dentro de las mentes de los políticos nos sitúa al resto en la posición de meros espectadores. 1~

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La psicologización de la vida social anima a las personas a pensar que el único cambio posible a su alcance consiste en la forma de vestirse y presentarse ante los otros. La confesión, la reconciliación y el" maquillaje" funcionan como lugares de psicologización en la televisión. En ocasiones, en estos programas el asesor es muy categórico a la hora de juzgar cómo una persona o relación tienen que cambiar, si bien los participantes, por entonces, ya han asimilado la dosis de ideología psicológica necesaria para, sin mayor instrucción, romper a llorar, confesar sus culpas y pedir perdón. En estos escenarios se aprovecha la ocasión para recordar en qué consiste un funcionamiento psicológico saluda ble y cómo éste es la base de todo lo demás. En fin, prevalecen los consejos para la mejora personal en lugar de para la transformación social. Las teorías psicológicas también han jugado un papel importan te en hacernos creer que las diferencias entre las personas son características esenciales de los seres humanos que no pueden modificarse. De este modo, la psicología contribuye activamente a forjar ideas en torno al sexo y la raza que sirven para separar a las personas entre sí por medio de explicaciones del racismo y el sexismo cada vez más sofisticadas e, incluso, más eficaces que las antiguas teorías biológicas. Es así que esta nueva psicología en tanto ideología sirve para justificar la violencia y reforzar estereotipos. Por ejemplo, los conceptos procedentes de la denominada "psicología evolucionista" complementan el peor de los rancios razonamientos religiosos acerca de las diferencias entre hombres y mujeres. De manera similar el paso de las clasificaciones raciales a las diferencias culturales, de la biología a la psicología, sigue la misma lógica al identificar los procesos mentales subyacentes como los responsables de los privilegios económicamente estructurados de la población blanca. Los razonamientos comunes acerca de la "naturaleza humana" parecen indicar que el cambio social está fuera de lugar, de modo que las teorías psicológicas socavan cualquier pretensión de que otro mundo es posible. Las explicaciones psicológicas de la guerra, de la invasión y los genocidios, además de engañarnos y desviar la atención de las condiciones económicas, políticas e históricas, también minan la seguridad de los comprometidos con el cambio. 13

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Cada teoría de la naturaleza humana que nos dice lo que no puede cambiar a un nivel psicológico profundo tiene funciones económicas insidiosas y peligrosas consecuencias políticas. Así, pues, distanciarse de la psicología nos permitirá negamos a aceptar las opiniones erróneas que mantienen que la brutalidad está instalada en nuestro cerebro y comportamiento.

LA PSICOLOGÍA ESTÁ EXPLÍCITAMENTE RELACIONADA CON LAACTMDAD POLÍTICA La psicología, en tanto que ideología, no es la típica memez a desdeñar cuando hacemos política de verdad, tampoco la capa de nata que se quita sin más. Las nociones psicológicas pululan por los programas de televisión, proporcionando falsas explicaciones de los problemas del mundo, y nos confunden a la hora de hacer de este mundo un lugar mejor. La psicología también se construye a partir de cómo hemos aprendido a pensar en nosotros mismos como individuos y, por tanto, en cómo nos vemos como agentes políticos. Por ello influye tanto en nuestra forma de interpretar el mundo como en la manera en que intentamos cambiarlo. Por ejemplo, en la escuela estamos maniatados a las categorías de capacidad e inteligencia, las cuales dejan profundas cicatrices en lo que nos han hecho pensar que es nuestra "psicología" individual. La clasificación y ordenamiento de las personas en distintos tipos de escuelas, como ocurre en el sistema inglés, marcan la posición social y la identidad de los menores, quienes viven su paso por el sistema educativo como una experiencia psicológica y el fracaso escolar de manera alienante, como si tuviera que ver con algo que está muy dentro de ellos mismos y que no alcanzan a comprender o que se les escapa. Por nuestra parte, nos sentimos más impotentes si cabe al ver cómo nuestros hijos e hijas jóvenes están inmersos en un sistema en el que proliferan cada vez más las evaluaciones y las decisiones sobre lo que no les está permitido. La mayoría estamos dispuestos a cambiar nuestro comporta miento y el modo en que hablamos para adaptarnos al mundo. Aunque la sociedad capitalista depende aún de los asalariados y de

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la clase trabajadora, que es todavía la mayoría de la población, la sociedad se presenta a sí misma como clase media, como si los trabajadores fueran una minoría desafortunada y cada vez más escasa. Semejante contradicción entre la apariencia y la realidad, que no es sino una impostura acerca de quiénes somos, supone que según nos acomodamos y vivimos intentamos adoptar las medidas más adecuadas para sobrevivir, para evitar pensar que tenemos algún problema. No obstante, las decisiones individuales que encubren las desigualdades estructurales alimentan aún más la psicologización. La capacidad de hablar acerca de nuestros sen timientos y nuestros recorridos interiores se convierte en garantía para los demás y para nosotros mismos de que no causaremos molestia alguna. Se nos inculca así la idea de abandonar la inicia tiva del cambio social y aceptar que cambiar el mundo obedecía a sentimientos psicológicos como el resentimiento y la envidia del éxito ajeno. Los que se niegan a aceptar esta situación, las personas que permanecen firmes y perseveran en la política socialista y femi nista y los que ahora construyen los nuevos movimientos sociales tienden a poder mantener a raya la psicologización, es decir, mantener a la psicología en su sitio, así y con todo, la psicología sigue siendo una fuerza poderosa. En ocasiones, nuestras luchas nos estresan, nos queman o traumatizan, y cuando nos derrumba mos de cansancio y desesperación, es fundamental saber qué pedir a los profesionales que viven de remendar a las personas cuando se sienten destrozadas. Precisamente porque la psicología es parte del problema -porque individualiza y psicologiza los procesos sociales-, necesitamos aprender a entender nuestros problemas como procesos sociales en lugar de dejarnos en manos de aquellos que volverán a convertirlos en aspectos psicológicos. Uno de los aspectos más destructivos de la alienación es la escisión de la personas de sus propios sentimientos de dolor y de rabia, ya deriven de la gravedad de su situación grave o de la de otros. Los psicólogos tratan el sufrimiento como un desorden, un fracaso o una enfermedad; transforman y redefinen nuestra propia opresión como "pensamientos negativos" que nos hacen sentir mal y que se encuentran dentro de nosotros, al tiempo que conciben la

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opres10n de los otros como un destino desafortunado de los inadaptados. La sociedad capitalista, regida por el beneficio y el imperativo de consumo, apremia ahora a la "psicologia positiva", de manera que la felicidad se ha convertido en el estado normal y los antidepresivos y la caridad han desplazado a la ayuda mutua y a la solidaridad.

ELÁMBITO DE LA PSICOLOGÍA ES POLÍTICO La psicología, en tanto disciplina, ha pasado a desempeñar una función muy concreta en el capitalismo, y las teorías académicas y las prácticas profesionales que constituyen la psicología en las escuelas, las compañías, los hospitales y las prisiones encajan todas ellas como mano en guante con el poder. Todo ello es razón suficiente para incluir a la psicología en la agenda de las políticas radicales. Aún más importante a este respecto es el hecho de que el ámbito de la experiencia que denominamos "psicología" se forjó al amparo del capitalismo, por lo que un análisis detallado de la psicología permitiría comprender con mayor profundidad el funcionamiento del propio capitalismo, la naturaleza de la alienación en la sociedad capitalista y el papel de las distintas formas de opresión que alberga. La "psicologización" de la vida cotidiana en el capitalismo no es el tema de una asignatura optativa más, ni una simple estratagema política de los que ostentan el poder para dividir y gobernar; la psicologización es parte esencial y necesaria del capitalismo. Ésta es la razón por la que en el capitalismo, por ejemplo, el racismo y el sexismo están entrelazados. Algunos aspectos de la opresión parecen ser más "psicológicos" debido, precisamente, a que complementan y sustentan lo que, para algunos, es la explotación más visible. La sociedad capitalista es explotadora y alienante, y, sin duda, fomenta las experiencias individuales, pero también convierte la experiencia individual en un asunto "psicológico", como si se tratara de una dimensión que operase en el interior de cada persona. Ya sea considerado como un proceso mental o emocional, el ámbito psicológico funciona al

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mismo tiempo como propiedad exclusiva de los individuos y como un algo que el mismo individuo no puede llegar a comprender del todo. La alienación, además de separarnos del resto de personas, también nos separa de nosotros mismos como si estuviéramos poseí dos y controlados por fuerzas desconocidas. Entre ellas, las fuerzas económicas, que estructuran nuestras vidas como seres obligados a vender su trabajo. Sin embargo, la psicologización de las distintas dimensiones de opresión, que ha hecho posible el capitalismo, también convierte a la "raza" y el "sexo" en fuerzas muy poderosas, a veces excitantes y otras temibles, las cuales están fuera de nuestro control. La estrecha relación entre la experiencia íntima, las relaciones personales y el Estado se invoca y moviliza en el ámbito "psicológico" para neutralizar las amenazas contra la propiedad privada. La psicologización está asimilada hasta tal punto que ya no son sólo los psicólogos los que culpan a los individuos y los tratan como si estuvieran a la "defensiva" frente al racismo y el sexismo. Por ejemplo, los ataques contra los inmigrantes forman parte del debate político racional, el cual representa a las clases medias como psicológicamente concienciadas, consideradas y emocionalmente educadas, al tiempo que habilita y se desmarca de otro tipo de caracterización psicológica atribuida a las masas trabajadoras. Por tanto, en el preciso momento en que la psicologización permite expresar a través de la violencia racista el papel del Estado como mecanismo político-económico que defiende a la "nación" de los forasteros, la psicología en tanto ideología es capaz de confirmar de nuevo, engreídamente, que el problema reside en la naturaleza humana. Así se explica que las políticas radicales no tengan nada que ver con liberarse de ninguna suerte de "represiones", frustraciones y energías contenidas que el "sistema" no ha permitido expresar. La revolución, además de "resistirse" a la opresión, invita a levantarse contra el poder. Las fuerzas que nos empujan al interior de nosotros mismos, hacia las profundidades en ebullición, a punto de estallar cuando se quita la tapadera, son una representación precisa del fun cionamiento de la psicologización, como una de las dimensiones más peligrosas y reaccionarias de la ideología psicológica.

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Contra la barbarie de la sociedad capitalista, patente para los que viven de salarios míseros y cuya fuerza de trabajo oculta hace posible la existencia de la sociedad del consumo, y contra la barbarie que el capitalismo desata contra los que le hacen frente allá donde sea, los movimientos revolucionarios se han preocupado en todo momento por conservar los logros pasados de los oprimidos. Los cambios revolucionarios precisan de un cambio personal y social capaz de imaginar un mundo mejor, lo que, a su vez, siempre ha requerido de un análisis pormenorizado, de la reflexión y la teoría, si bien este análisis, reflexión y teoría no deben confundirse con la psicología. El vínculo entre lo personal y lo político en las políticas revolucionarias ha pasado de nuevo a cobrar protagonismo gracias a las políticas feministas. Inicialmente el movimiento socialista había tratado la relación entre lo personal y lo político, y muchas revoluciones no habrían sido posibles si la liberación sexual y cultural no hubiese figurado junto a las demandas económicas. A diferencia de la psicología, estos movimi...


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