La Seguridad del Paciente y la Doble Agresión a las Víctimas de Negligencia Médica PDF

Title La Seguridad del Paciente y la Doble Agresión a las Víctimas de Negligencia Médica
Author Adan Rey
Course Trabajo de Fin de Grado (Antropología)
Institution UNED
Pages 56
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Summary

Trabajo de Fin de Grado.
La negligencias médicas desde diferentes ambitos de reflexión. El objetivo de este trabajo es la visibilización de esta grave pandemia mundial que acompaña a la medicina moderna occidental alopática y, que silencia a sus victimas despiadadamente con la connivencia de l...


Description

TRABAJO DE FIN DE GRADO UNED FACULTAD DE FILOSOFÍA Grado de Antropología Social y Cultural

“LA SEGURIDAD DEL PACIENTE Y LA DOBLE AGRESIÓN A LAS VÍCTIMAS DE NEGLIGENCIA MÉDICA”

Autor: Adán Uharte Rey DNI: 33426693B Tutor: Eusebio Raúl Sánchez Molina

Pamplona, septiembre 2018

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INTRODUCCIÓN 1. PERO, ¿QUÉ TIENE QUE VER LA ANTROPOLOGÍA CON LAS NEGLIGENCIAS MÉDICAS? 1.1 “Los de arriba” 1.2 Yatrogénesis 1.3 Confianza y riesgo

REFLEXIONANDO SOBRE LAS NEGLIGENCIAS MÉDICAS 2. REFLEXIVIDAD PROGRAMÁTICA. 2.1 La OMS: Seguridad del paciente. 2.1.1 Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente 2.1.2 Joint Commission 2.2 Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad 2.2.1 Estrategia de Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Salud: periodo 2015-2020: Eventos adversos 2.2.2 IBEAS: red pionera en la seguridad del paciente en Latinoamérica. Hacia una atención hospitalaria más segura 2.3 Sistema judicial: Imprudencia o negligencia profesional médica 2.3.1“Consideraciones sobre la imprudencia profesional (médica)” 2.3.2 “El Tribunal Supremo y los casos por negligencias médicas en España” 3 REFLEXIVIDAD DIALÓGICA 3.1 Asociación Médica Mundial: Reforma de la responsabilidad médica 3.2 Negligencia médica: Sigue siendo la tercera causa principal de muerte 3.3 Seguridad del paciente 3.4 La seguridad del paciente: ¿Qué pasa con el paciente? 4. REFLEXIVIDAD EN LOS MÁRGENES 4.1 Dar voz a las víctimas 4.2 Asociación “El Defensor del Paciente”

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4.3 Isabel, Josefa y Carmen 4.4 “Que No Pase Más” CONCLUSIONES BIBLIOGRAFÍA

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LA SEGURIDAD DEL PACIENTE Y LA DOBLE AGRESIÓN A LAS VÍCTIMAS DE NEGLIGENCIA MÉDICA

Resumen. Numerosos estudios, avalados por algunas de las más prestigiosas publicaciones médicas y universidades, han revelado, sorprendentemente, a las negligencias médicas (NM) como la tercera causa de muerte en los Estados Unidos, tan solo por detrás de las enfermedades cardiacas y del cáncer y, muy por delante de los accidentes de tráfico. A pesar de estos datos, altamente alarmantes, y de la cada vez mayor atención prestada por parte de la OMS por medio de la creación de la Alianza Mundial para la Seguridad del Paciente, las NM y la seguridad del paciente permanecen en un plano oculto de cara a la opinión pública. Este halo de oscurantismo, la omertá instituida entre las Compañías de Seguros y los médicos hace que no se tenga una verdadera idea del alcance y de la magnitud de la epidemia y que no se sepa expresamente como hacerle frente. Esta ignorancia produce, a su vez, la invisibilidad del interminable reguero de víctimas que la medicina moderna va dejando irremisiblemente tras su paso, ayudando de paso a que se produzca una doble violencia sobre las víctimas: primero, médica, y finalmente, judicial. A pesar de ser la “victima principal”, paciente y familiares, frente a la “victima secundaria”, los médicos, o, la tercera víctima, la Institución, los ciudadanos que han sufrido una NM son los sujetos de esta ecuación menos estudiados, a los que menos atención se les presta, tanto por parte de las Instituciones como a nivel de estudios académicos, nadie apoya ni escucha a las víctimas. A lo largo del texto, distribuido en cuatro bloques, veremos algunos ejemplos de reflexividad, según la posición ocupada por el interlocutor y la denominación utilizada, para referirse al “tema”. Desde la Antropología, centrada en el sistema, centrada en los expertos y desde los márgenes. El texto está escrito con la intención de visibilizar la doble injusticia médico-judicial que padecen las víctimas que se producen por consecuencia de los accidentes sanitarios, y, denunciar el maltrato inhumano y cruel, sistémico y sistemático, del que son objeto las personas que los sufren. Y, para “Que No Pase Más”. “Para el filosofo francés Emmanuel Levinas, cualquier justificación del sufrimiento duplica la violencia hacia el que sufre y no cumple el primer deber ético, el reconocimiento (Kleinman y Benson, 2004)”.

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INTRODUCCIÓN Las negligencias médicas se han revelado, después de algunos estudios detallados sobre el tema, como la sorprendente tercera causa de muerte en los EE.UU. por detrás de las enfermedades cardiacas y del cáncer. En España, la Asociación “El Defensor del Paciente”, (ADP) con más de “20 años luchando por los derechos de los pacientes” en su Memoria del 2016 reporta haber recibido 14.802 casos (372 más que el 2015) de los cuales 841 fueron con resultado de muerte (35 más que 2015), todas estas cifras son consideradas presuntas mientras los Tribunales no dictaminen. Sin embargo, este problema no había suscitado el interés de la ciencia y de los políticos hasta hace, relativamente, poco tiempo. La Estrategia de Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Salud para el Periodo 2015-2020 vemos estos inicios: “El informe del año 1999 del Instituto Americano de Medicina (To err is human: building a safety health system) hizo que varios gobiernos y organizaciones sanitarias internacionales situaran la seguridad del paciente entre sus prioridades de política sanitaria. Así la Organización Mundial de la Salud lanzo en 2004 la “Alianza por la seguridad del paciente”, promoviendo acciones, herramientas y recomendaciones para mejorar la seguridad en todos los países del mundo. El Consejo de Europa en el año 2006 instaba a los países a desarrollar políticas, estrategias y programas para mejorar la seguridad del paciente en sus organizaciones sanitarias”. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Instituto Americano de Medicina, Organización Mundial de la Salud, Consejo de Europa, estas instituciones son los pesos pesados de las instituciones relacionadas con la salud, a nivel nacional e internacional y ellas han dictaminado que el problema de la seguridad del paciente es primordial, es real y de proporciones todavía desconocidas. Seguridad del paciente, errores médicos, eventos adversos, eventos adversos evitables, negligencias médicas, iatrogénesis, mala praxis, accidentes sanitarios o, el último termino asociado a la lista, comiogenia (del griego komein, cuidado, atención, como en manicomio), que comprende a todos los proveedores responsables del cuidado de los pacientes: médicos, enfermeras, dentistas, farmacéuticos, técnicos, personal administrativo, personal de apoyo y administradores, así como a los productores de medicamentos, instrumental y equipo médico, son conceptos con significados muy similares y que refieren prácticamente a lo mismo: al daño innecesario al paciente asociado a la asistencia sanitaria. Sin embargo, cada uno de estos conceptos tiene una carga moral diferente, esto hace que la utilización de uno u otro término dependan en última instancia de quién quiera contar qué, y cómo. Un ejemplo de la importancia que todos los implicados dan a utilizar un término u otro lo extraemos del Curso virtual de introducción a la Investigación en Seguridad del Paciente1 (OMS), pregunta el alumno: “¿Por qué no cambiamos el término y hablamos de errores “sanitarios” no de errores médicos. Sobre todo de cara a la opinión pública?” 1 http://www.who.int/patientsafety/research/curso_virtual/es/

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“Personalmente creo que la palabra error debería ser menos publicitada y hacer hincapié en el concepto seguridad del paciente, que todos ya conocemos. Eso da una visión más positiva a esta disciplina y disminuye las barreras para la adopción de estas estrategias. Con esta visión acordada es clave la educación de los medios para que ellos contribuyan con una visión positiva a la educación de la opinión pública sobre los errores y daño en la atención médica (Ezequiel García Elorrio2)”. Mediante la búsqueda en la red de los términos mencionados he ido recolectando estudios, artículos y documentos de diferente índole (audiovisual y escrito) y, de múltiples ámbitos y especialistas, así como, de víctimas y familiares. Cada especialidad tiende a utilizar su particular modo de abordar el tema y, de nombrarlo, como veremos en los capítulos siguientes. Que opinan del asunto instituciones globales y nacionales como la OMS, la Joint Commission, la Asociación Médica Mundial o el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno de España; o como se enfoca el asunto desde disciplinas como la Antropología, la Sociología, la Medicina, la prevención de riesgos, la Bioética o el Derecho. Finalmente, y no porque sea lo menos importante, sino todo lo contrario, comentaré algunos relatos de pacientes o familiares, de Asociaciones de Pacientes y recomendaré insistentemente la visualización del documental “Que no pase más” , para todo aquel que quiera saber el estado de la situación en poco más de una hora, con testimonios de víctimas y familiares, de abogados, de médicos, de peritos y de jueces. El primer capítulo, tratándose de un Trabajo de Fin de Grado de Antropología Social y Cultural, lo dedicaré a comentar algunos textos de antropólogos y sociólogos, serán unos pocos ejemplos del enfoque que estas disciplinas utilizan en relación al tema de los errores médicos y, que utilizaré de paso para justificar el presente trabajo. Los siguientes tres capítulos, antes de las conclusiones finales, estarán dedicados a los tres tipos de reflexividad (programática, dialógica y en los márgenes) que Velasco et al (2003: 88 y 2006: 338-342) se encontraron en su estudio sobre las instituciones contemporáneas. Esta clasificación me servirá de guía para organizar y presentar los diferentes documentos encontrados.

- PERO, ¿QUÉ TIENE QUE VER LA ANTROPOLOGÍA CON LAS NEGLIGENCIAS MÉDICAS?

2 http://www.who.int/patientsafety/research/preguntas_mas_relevantes.pdf?ua=1

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Intentaré contestar en las siguientes líneas a la “impertinente” pregunta que me hizo un amigo el día que le conté el tema sobre el que quería hacer este Trabajo de Fin de Grado. Y, de paso, responderle no solamente a él, sino a todos los que estén haciéndose la misma pregunta llegados a esta altura. Veremos…

“Los de arriba” Desaparecidas “las tribus” exóticas, objeto de estudio de los antropólogos hasta hace poco tiempo, la nueva antropología comienza a mirar la propia sociedad. Laura Nader (1972) en su ensayo, “Los de arriba”: Nuevos horizontes de la antropología, describe, con la ayuda de sus alumnos de la Universidad de Berkeley, algunas oportunidades que los antropólogos tienen de estudiar “a los de arriba” en sus propias sociedades, y por qué es, más que oportuno, necesario este estudio. “Los antropólogos tienen mucho que aportar a nuestra comprensión de los procesos a través de los cuales se ejerce el poder y la responsabilidad en los Estados Unidos. Más aun, hay cierta urgencia en el tipo de antropología que se interesa en el poder (cfr. Wolf, 1969), porque la calidad de vida y nuestra misma sobrevivencia dependen de si los ciudadanos han entendido a aquellos que modelan actitudes y que de hecho controlan las estructuras institucionales. El estudio del hombre está colocado en una situación sin precedente, pues nunca antes tan pocos, con sus actos u omisiones, habían alcanzado tanto poder sobre la vida y la muerte de tantos miembros de nuestra especie. Presentaré tres razones para hacer estudios de “los de arriba”: por el entusiasmo que despierta en muchos estudiantes, por su pertinencia científica y por la relevancia democrática para el trabajo científico (Nader, 1972)”. “Es nuestra sociedad tardomoderna una sociedad de la salud (Cruces, 2006)”. No cabe ninguna duda que en una sociedad donde el bien más preciado, y escaso, según ellos mismos nos han hecho creer, es la salud. Esto hace que los que controlan este bien preciado detenten un grandísimo poder sobre las personas. La OMS, el Gobierno de la Nación a través del Sistema Nacional de Salud, las multinacionales farmacéuticas, la Biomedicina, las universidades, los Colegios de médicos, los hospitales, son ejemplos de sistemas o instituciones dedicados a la salud, desde lo global, pasando por lo nacional, hasta a lo más local. Pero, incluso el primer peldaño de esta escalera de poder y responsabilidad, los propios médicos, quienes, por otra parte, suelen dirigir o están en los más altos escalafones de estas macroinstituciones, disfrutan de una importante dosis de poder y responsabilidad, aunque solamente sea en la pequeña parcela acotada de la relación médico-paciente. Nos dicen qué es sano, qué atenta contra “la salud pública”, aunque no tengamos ni idea de quién es esta señora “pública” que tan delicada salud tiene, nos imponen los precios de los medicamentos, quién investiga y qué se investiga, quién pone los fondos para la investigación, la guerra bacteriológica o, al nivel más personal, dictaminan si estás apto para trabajar, de baja, jubilado o, para encerrar en un Hospital Psiquiátrico contra tu voluntad. Todas estas instituciones, las personas que las dirigen, sean médicos o no, y el propio médico en el ejercicio de su profesión, por su 7

estatus de “autoridad pública” recientemente adquirido y, por el poder que tiene sobre su paciente, forman parte de “los de arriba” en nuestra sociedad. Desconocemos por completo el funcionamiento interno de estas instituciones, sus objetivos y motivaciones, o como enfrentarnos a ellas, especialmente, cuando surgen los problemas. Para la profesora de Berkeley la indignación es una motivación suficiente para animar el estudio del sistema y, nos recuerda que “Lewis H. Morgan (primer antropólogo designado presidente de la Asociación Americana para el Desarrollo de las Ciencias) se abrió camino en la ciencia como resultado de haberse interesado en un problema social (Rosek, 1960)”. Morgan estaba indignado por cómo se trataba a los indios americanos y cómo eran expulsados de sus tierras, Morgan, además de antropólogo era abogado. “Un crecimiento acelerado de los estudios de derecho civil tiene que atribuirse directamente a aquellas actividades que han hecho visible como se producen las víctimas de un sistema. Por un proceso de contagio, esta visibilidad transmite un sentido de indignación moral a las escuelas de leyes y a los profesionales del derecho, que a su vez conduce a las investigaciones sobre problemas de derechos civiles y a aquellos aspectos relacionados con las leyes acerca de la pobreza (Nader, 1972)”. Los blogs de abogados dedicados a las negligencias médicas están llenos de personas perdidas en un mar de dudas, preguntando qué pueden hacer ante la sospecha de haber sido víctima de un error médico. Las “presuntas” víctimas tienen que recurrir a un abogado porque ni el médico, ni el hospital, ni la administración, las va a ayudar, ni asesorar, ni apoyar de ninguna manera. Cuando surgen los problemas de verdad, surge la verdad del sistema, sin mascara, “La sonrisa de la institución” se torna en mueca malvada, cuando no en risotada burlona. Los servicios de atención al paciente recogen las quejas de los pacientes, tienen un papel meramente simbólico, son el punching ball del hospital, son mero teatro. De las negligencias médicas, aunque sean flagrantes, nadie se quiere hacer responsable, la única forma de exigir responsabilidades es mediante la vía judicial. Insistir, como hace a la autora, en la importancia de “conocer como se producen las víctimas”, en esta caso, sanitarias y judiciales en nuestro sistema; es la única manera de ponerles freno. Como veremos más adelante, y como se muestra muy claramente en el documental “Que No Pase Más ”, la víctima del sistema sanitario lo es por partida doble cuando el sistema judicial, al que recurre en busca de Justicia, la termina de humillar y “mutilar”. Unos te dicen que lo mejor es denunciar, si quieres justicia, si quieres exigir responsabilidades, si quieres una indemnización por el daño sufrido, o, si quieres evitar que siga sucediendo más veces, debes denunciar, está claro. Pero, es increíble cómo funciona el imaginario popular, todos intuimos que es mejor no complicarte la vida, que no merece la pena, como dice Nader (1972): “Los juzgados no están diseñados para atender los reclamos de los pobres; aún más, no están diseñados para ofrecer resoluciones rápidas y baratas para un conflicto –rasgos claves para los pobres”. Los incentivos para enfrentarse al poder son nulos, da pereza y da miedo, nadie tiene ganas de reñir con los poderosos, siempre tienes las de perder aunque tengas la razón. 8

La segunda razón para estudiar “a los de arriba” que argumenta Nader es por su pertinencia científica. La literatura basada en el trabajo de campo es mayoritaria entre los pobres, los marginados, los grupos étnicos; en cambio hay muy pocos trabajos de campo entre las clases medias, y mucho menos acerca de las clases altas. “Los antropólogos podrían preguntarse si acaso la investigación de campo en su conjunto depende completamente de ciertas relaciones de poder favorables al antropólogo y si en efecto tales relaciones de dominación y subordinación no impactan los tipos de teorías que estamos produciendo. ¿Qué pasaría si al reinventar a la antropología, los antropólogos fuéramos a estudiar a los colonizadores, a la cultura del poder en lugar de la cultura de los que no tienen poder, a la cultura de la riqueza en lugar de la cultura de la pobreza? Estudiando “a los de arriba”, al igual que “a los de abajo” nos conduciría a preguntarnos muchas cuestiones de sentido común, pero al revés. En vez de preguntarnos ¿por qué cierta gente es pobre, nos preguntaríamos por qué cierta gente es tan rica? ¿De qué manera explicaría un científico social las pautas de enriquecimiento de los americanos ricos y de la clase media?¿Cómo podríamos explicar la fantástica resistencia al cambio de aquellos que parecen tener muchas opciones? (Nader, 1972)” . El conocimiento científico social estará incompleto mientras se siga sin estudiar “a los de arriba”, faltan sus datos y los que tenemos creemos que están contaminados por relaciones de dominación y subordinación. Y, gracias a la extraordinaria resistencia al cambio de los que tienen el poder de producirlos, seguiremos igual, seguiremos sin estudiarlos. Ellos saben que su poder reside, precisamente en eso, en el desconocimiento de la fuente de su poder, en la ignorancia del lego respecto al funcionamiento del mundo. Es apropiado que una antropología reinventada estudie a las instituciones poderosas y las organizaciones burocráticas, porque tales instituciones y sistemas afectan nuestras vidas. “El estudio del hombre tiene que ser ecléctico en sus métodos, amplio en su perspectiva o visión para abarcar lo que sea necesario para entender a la humanidad – su pasado, su presente, su cultura, su biología”. Nader habla de escribir etnográficamente para “los nativos”, pero, también nos recuerda que, desafortunadamente, los descubrimientos de los científicos sociales normalmente han servido más para manipular a aquellos que estudiamos, que para ayudarlos. La relevancia democrática es el tercer motivo para estudiar “a los de arriba”. Una democracia que mantiene apartada a la ciudadanía de la realidad no es una democracia real y, una ciudadanía no informada y apartada de los centros de poder difícilmente podrá disfrutar de una libertad autentica. Los accidentes sanitarios son una triste realidad que afecta a todo el conjunto de la sociedad, cuando suceden los ciudadanos no saben exactamente como deben reaccionar, ni cómo deben interactuar con las diferentes instituciones y sus representantes con las que tendrá que tratar para intentar defender sus derechos: el propio médico, si da la cara, el hospital donde ocurrió el accidente por medio del servicio de Atención al Paciente, más médicos, un abogado, un perito, si llega 9

el “caso” un juez, etc. Desconocemos nuestros propios derechos como ciudadanos y como pacientes y, tampoco tenemos mucha idea de qué y cómo se puede hacer para defenderlos y exigir que se cumplan en un momento preciso, como es el caso de lo que nos ocupa. “¿Cómo puede la ciudadanía operar en una democracia cuando está terriblemente ignorante de cómo funciona la sociedad o qué no funciona…? (Nader, 1972)”. “Un contexto democrático implica que los ciudadanos debieran tener acceso a los que toman las decisiones, las instituciones de gobierno y demás. Esto significa que los ciudadanos necesitan conoce...


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