La situación de Italia tras la unificación nacional PDF

Title La situación de Italia tras la unificación nacional
Course Literatura italiana II
Institution Universidad de Salamanca
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La situación de Italia tras la unificación nacional. Políticamente: El 17 de Marzo de 1861, Víctor Manuel se proclamaba primer rey de Italia. Quedaba desde este momento constituido oficialmente el nuevo Reino. Sin embargo, la unidad nacional era todavía muy precaria y no estaba del todo completa: “L’Italia è fatta, ma non compiuta”. Seguía abierta, entre otras, la cuestión de la capitalidad de la nueva nación. En 1865 Florencia fue elegida como capital provisional. En 1866 se llevó a cabo la anexión de Venecia y en 1870 el ejército italiano entró en Roma casi sin resistencia. Ese año Roma fue anexionada definitivamente al Reino de Italia. Lograda

la

unidad

territorial,

era

necesario

amalgamar

unitariamente los diversos pueblos y las diversas tradiciones y conseguir una unidad nacional coherente y efectiva. Era difícil pues la unidad había sido fruto de una minoría que, a través de las sucesivas fases del proceso de unificación, había ido creando en la clase burguesa una conciencia nacional. En cambio, las grandes masas

del

pueblo

habían

permanecido

al

margen

o

habían

participado superficial y esporádicamente en el proceso unificador. Existían además, sectores de población, nostálgicos de los antiguos regímenes o descontentos por la nueva política, que rechazaban la unificación o le ponían serias dificultades. Económicamente: la situación era difícil. La agricultura, que cubría un 70% de la actividad económica, se presentaba bastante atrasada y con profundas diferencias entre las diversas zonas del país. La industria ocupaba solo un 18% de la población activa y estaba localizada especialmente en el norte y en el centro. Socialmente: existían grandes diferencias entre las diversas clases de la población. Solo unos pocos se beneficiaron de la nueva situación, mientras que para la mayoría las cargas y los impuestos pesaban

más

que

los

posibles

beneficios.

La

desilusión,

especialmente en el campesinado, fue notable, puesto que con la unificación se vieron gravados con nuevas tasas y tuvieron que someterse a una burocracia a la que no estaban acostumbrados. El descontento contribuyó a la formación de movimientos de oposición y de delincuencia, sobre todo en el sur. Se produjo también un masivo movimiento de emigración, especialmente hacia América, al que se añadió, poco más tarde, una tendencia expansionista con expediciones colonialistas hacia África. Por otra parte, en toda Europa se estaba acentuando la «cuestión social», provocada por la expansión industrial y por el nacimiento de un proletariado obrero que comenzaba a tomar conciencia de sus derechos frente al capital. Italia en este aspecto iba con retraso, porque la industria estaba todavía muy poco desarrollada, pero con el correr de los años el movimiento obrero fue en aumento y la cuestión social se vio agravada por las diferencias de desarrollo económico entre las diversas regiones de la península y por la tendencia de los grupos predominantes a acumular capital a costa de las masas campesinas. Administrativamente: era necesario unificar la administración, modernizar o crear las instituciones civiles y militares, construir nuevas vías de comunicación, levantar escuelas, organizar el ejército, conseguir un mercado nacional, etc. lo cual exigía un gran esfuerzo político y económico. En 1865 fue promulgado el Código Civil y en años sucesivos fue entrando en vigor toda la legislación elaborada por el Parlamento. Culturalmente: la unidad política trajo consigo una mayor y más rápida circulación de ideas e iniciativas. Pero las diferencias culturales entre clases y entre regiones eran grandes. En 1861 un 78% de los italianos eran analfabetos. La escolarización obligatoria de los niños mayores de seis años fue el principal agente de transmisión

de

cultura.

Se

renovaron

las

Academias

y

las

Universidades, y en ellas se desarrolló gran parte de la actividad científica, literaria y filosófica. Los periódicos adquirieron gran

importancia. Comenzaron a publicarse algunos diarios de gran difusión, como Il Secolo y el Corriere della Sera de Milán, Il Messaggero de Roma, Il Mattino de Nápoles, etc. Estos periódicos no se preocupaban únicamente de la información política, o de los sucesos de crónica, sino que daban importancia también a los hechos culturales, a la literatura y al teatro. Lingüísticamente: en 1861 solo un 2’5% de la población hablaba italiano, el resto se expresaba en alguno de los numerosos dialectos existentes en Italia. El problema se presentaba como uno de los más urgentes de resolver. Manzoni sentía la necesidad de una lengua común para toda la nación y se mostraba partidario de la lengua florentina hablada por las personas cultas....


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