LA Italia Fascista PDF

Title LA Italia Fascista
Course Historia Contemporánea Universal ii: de la Gran Guerra al Mundo Actual
Institution Universidad de León España
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Italia fascista...


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LA ITALIA FASCISTA (1922-1939). El fascismo es un movimiento de masas nacionalista, autodefinido como revolucionario, pero nacido para combatir al socialismo y a la revolución. Supone la creación de un estado totalitario enemigo de la democracia liberal y del individualismo. Será una fuerza moderna que se diferencia del conservadurismo antiguo en las organizaciones, la propaganda o el intento de movilizar a las masas. Supone una exaltación de lo militar y la creación de milicias uniformadas y el uso de la violencia como instrumento político. Surge como un movimiento popular que busca defender los derechos de los trabajadores y que pretende crear sindicatos. No va a nacionalizar la economía en ningún caso, sino que va a buscar aliarse con las grandes empresas, y encontrará su mayor apoyo en las clases medias, amenazadas con su situación económica y su forma de vida. Se basará, en parte, en los excombatientes de la guerra. La ideología fascista va a ir formándose a medida que avanzará el tiempo, ya que, incluso el propio Mussolini, sería socialista en sus inicios. El fascismo italiano cuenta con un racismo y antisemitismo menos pronunciado que el nazismo, aunque sí que encontraremos una exaltación de lo italiano, así como del líder, definiéndose como un régimen machismo y viril. El imperialismo va a ser otra de sus principales características, así como la superación de la lucha de clases mediante la cooperación de estas. A nivel económico, va a emplear el proteccionismo y el intervencionismo político, con una economía planificada, buscando desarrollar un sistema de protección social para la tranquilidad de la población. Surgirá como una serie de bandas de matones con escasa organización, que pronto comenzarán a estar financiadas por empresarios que los consideran útiles. Se formará el partido y posteriormente, la toma del poder. No obstante, hay que diferenciar el fascismo del nacismo en numerosos aspectos. A la hora de analizar la figura de Mussolini, la cabeza del fascismo italiano, hay que hacerlo como un hombre oportunista con deseo de poder que pasará de una ideología socialista a una republicana laica anticlerical para acabar aunándose a la monarquía y al catolicismo. Será un nacionalista radical consciente de su habilidad política que buscará por todos los medios el mayor poder posible. El fascismo italiano mostrará preocupación por la cultura y el arte, el cual tendrá de su lado con el desarrollo del Futurismo, un arte fascista y popular. Triunfará y ganará apoyos debido a su condición de alternativa a la revolución comunista y su ideología y política dará un giro radical condicionada por la ideología nazi posterior. Su origen lo situamos en los Fasci di Combatimento, unas bandas nacionalistas radicales antiinternacionalistas sin una clara organización interna y con una ideología difusa, partidaria de la nacionalización de las grandes empresas. Los fascistas van a ser muy débiles en sus inicios y, prueba de esto, serán las elecciones italianas del 1919, sin llegar a obtener ni un solo diputado. En estas elecciones

el peso lo llevarán los socialistas, irrumpe con gran fuerza el Partido Populare y cuentan con gran importancia los liberales, obteniendo como resultado un Parlamento de mayoría liberal socialista inestable. A partir del 1920, la violencia fascista crece y comienzan a ocupar seriamente tierras, fábricas, etc. Hablamos de una especie de Pre-revolución en la que el fascismo va a ganar fuerza y a cobrar importancia como un instrumento de represión. Dentro del fascismo van a cobrar fuerza los líderes locales más violentos como fueron Farinacci o Balbo bajo el título de “ras” y actuado como pequeños caudillos. En las elecciones de 1921 los fascistas van a hacerse ya con 35 diputados y el 7 de noviembre de este mismo año se formará el Partido Nacional Fascista, ya organizado. Es entonces cuando Mussolini decide dar un giro pragmático y planear una estrategia para acceder al poder de Italia. Va a verse favorecido por la crisis socialista de enero de 1922, que provoca su división en distintos partidos como el Partido Comunista u otros. La influencia del Partido Fascista va a crecer dentro de las clases medias y en el 1922 Giovanni Giolitti, líder liberal, abandona la presidencia del Gobierno y es sucedido por Luigi Facta. Es este personaje el que deberá afrontar la “marcha sobre Roma”, en l que unos 20.000 fascistas toman los edificios más importantes de la ciudad y causan innumerables destrozos. En lugar de recurrir al ejército y acabar con los fascistas, Luigi Facta y el rey deciden ceder ante estos y otorgar a Mussolini los cargos de Primer Ministro, Ministro exterior e interior. Se forma un Gobierno de Coalición y el liberalismo italiano abre el camino a la llegada de Mussolini. Durante el 1923 el fascismo se centra en controlar el Gobierno interior mediante el cierre de ayuntamientos socialistas y haciéndose con el control de numerosas localidades italianas. Se nombra a fascistas como cargos relevantes en los ministerios políticos y su influencia crece y crece. Una vez su poder está más afianzado se promulga la Ley Acerbo, que establecía que con el 25% de los votos se conseguiría el 66% de los diputados en el Parlamento. En las elecciones de abril del 1924 el Partido Nacional Fascista va a presentarse con una lista constitucional que salvaría a Italia y obtienen una mayoría abrumadora en unas elecciones cargadas de violencia y manipulaciones. La fuerza armada del fascismo tendrá a la checa para los asesinatos o palizas y a la milicia voluntaria para la seguridad nacional, una fuerza paramilitar cargada de la clásica parafernalia fascista. El momento de mayor inestabilidad del régimen llegará en el 1924 y el Caso Mateotti, que está a punto de acabar con el fascismo. Sin embargo, la izquierda estaba muy debilitada y no podía contribuir a ese fin. Además, la influencia fascista va a incrementarse en el ejército y Mussolini promulgará entre 1925 y 1929 las llamadas Leyes Fascistísimas, una serie de medidas legislativas que convertían a Italia en una dictadura plena. Entre estas se encontraba la prohibición de los partidos políticos y la censura de la libertad de prensa a través del control de los periódicos italianos. El 6 de diciembre del 1926 se promulgará también la Ley de Defensa del Estado, una ley ultrarepresiva que aumentaba los poderes de la policía. Muchas personas de ideales contrarios al fascismo eran desterrados a lugares rurales y remotos de Italia.

Se va a crear un Tribunal especial para delitos políticos con el objetivo de perseguir a los disidentes políticos con penas de cárcel o de muerte. Italia ya es una dictadura plena, y esto se va a manifestar el 14 de marzo del 1928 con una Reforma Constitucional que establecía una Cámara Baja de 400 diputados pertenecientes a un colegio nacional único y una lista única, saliendo tan sólo elegidos fascistas. Mussolini se proclamará como jefe del Gran Consejo Fascista, un órgano del Estado. Por otra parte, va a tratar de establecer un acercamiento con la Iglesia católica. En el 1923 ya va a imponer el crucifijo en todas las escuelas de Italia y rescatará el Banco de Roma (siempre vinculado a la Iglesia). El Vaticano decide aliarse con el duce mediante el Concordato de Letrán del 11 de noviembre de 1927 y se pone fin al enfrentamiento de la Italia unificada con la Iglesia. Se reconoce el Estado Vaticano Independiente y se establece el catolicismo como la única religión de Italia, tolerando otras religiones, pero sin poder mostrarlas en público. Además, la enseñanza de la religión católica será obligatoria. Con esto, Mussolini consigue un aval que le excusa de su brutalidad. En cuanto a la política exterior, Mussolini tratará de expandir sus territorios y formar un Imperio. Italia ya tenía el territorio africano de Libia, y se sumará las islas del Dodecaneso (especialmente Rodas), Somalia, Eritrea o Etiopía en 1935. Comienza a alejarse de las potencias democráticos y su influencia en España empieza a estar presente. Finalmente, Italia obtiene su imperio de forma sanguinaria y mantenido sobre la segregación racial y la opresión de los indígenas. El racismo fascista va a comenzarse a emplear en Etiopía, así como armas químicas y biológicas, exterminando a todo intelectual y cualificado del país. El general Graziani será nombrado virrey de Etiopía y establecerá un sistema apartheid que exigía el encuentro entre población italiana e indígena en los lugares públicos. Se destruyeron barrios enteros y se exigía la separación a no menos de 500 metros de cualquier etíope de un italiano. Además, invadirá Albania en abril de 1934 con el desembarco en el puerto de Durres. En cuanto a las relaciones exteriores de Mussolini es importante saber que no existirá una buena relación inicial con Hitler, debido fundamentalmente al conflicto del Tirol, territorio fascista con población alemana que Hitler incluir a sus territorios, así como a las ambiciones austriacas de Hitler. Por entonces, Austria estaba gobernada por el canciller Engenber Dollffus, de un partido social cristiano, con el que sí mantenía una buena relación Mussolini. Con la llegada del Partido Nazi al poder, Hitler manifiesta su intención de agregarse Austria y Dollffus disuelve el Parlamento Austriaco para formar un gobierno autoritario, hasta que en 1934 promulga una constitución corporativa. Dollffus pasa a ser el dictador austriaco, pero es asesinado en julio de 1934 por un golpe de Estado nazi que acaba fracasando. Le sucederá Schuschnigg, y Austria seguirá siendo aliada de Italia. Sin embargo, en el 1936 Mussolini, involucrado en numerosos conflictos, se ve obligado a decidir y acaba acercándose a Hitler y alejándose de Austria, mostrándose indiferente con la invasión de esta en el 1938.

El 25 de octubre de 1936 Mussolini firmará un tratado de alianza con Hitler, reforzado en el 1939 y convirtiendo a ambos líderes en aliados. Mussolini decide, influenciado por la ideología nazi, aplicar la política racial y antisemita y convertir en arios a los italianos. El ascenso del partido nazi provocará un giro en la ideología fascista, promulgando en el 1938 las Leyes Fascistas y teniendo como principal escrito su “Decálogo de la raza”, en la que se aportan criterios “científicos” para explicar el racismo. A partir de 1938 los judíos verán como les expropiarán todos los bienes posibles, un verdadero latrocinio institucionalizado....


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