La vida de Lazarillo de Tormes PDF

Title La vida de Lazarillo de Tormes
Author Federica Mollica
Course LINGUA SPAGNOLA 1
Institution Università della Calabria
Pages 6
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Summary

Riassunto dettagliato...


Description

La vida de Lazarillo de Tormes El Lazarillo de Tormes senala el comienzo de un nuovo género en la literatura castellana, la novela picaresca. El texto se presenta como la epìstola autobiogràfica de un joven pregonero (annunciatore), Làzaro, dirigida a un singular destinatario anònimo, cobijado (racchiuso) bajo la forma de cortesìa tìpica de la época: Vuestra Merced. Làzaro narra su vida para justificar “el caso” del que “las malas lenguas” hablan y que ha suscitado la curiosidad de Vuestra Merced. Es probable que el novelista quiera atribuir a la historia un margen de veracidad a través del anonimato del autor y del presunto destinatario, de la técnica descriptiva y las continuas referencias a hechos (avvenimenti) y personajes històricos. En siete tratados Làzaro relata (racconta) la historia de su vida, a partir de su nacimiento en un molino situado cerca (vicino) del rìo Tormes. La muy baja extracciòn social y la extrema pobreza de su familia obligan a su madre a que lo entregue (affida) como acompanante de un ciego mezquino, su primer amo (padrone), de quien aprende a sobrevivir. Luego pasa al servicio de un clérico avaro, con quien conoce el hambre (fame) y el castigo. Su tercer amo es un pobre hidalgo (nobile), el escudero (scudiero), cuya honra (onore, virtù) y vanidad le impiden cuidar (gli impediscono di prendersi cura) de sì mismo (sé stesso) y de su servidor. Uno tras otro los amos se suceden: el Fraile de la Merced, enganoso (ingannevole) buldero, el pintor de panderos, el capellàn y el alguacil (ufficiale giudiziario); mientras tanto, el joven Làzaro pasa de la adolescencia a la madurez y obtiene en Toledo el cargo (carica) de pregonero. Se casa (si sposa) entonces (allora) con la criada (domestica) de un arcipreste, dando lugar al famoso “caso”1. A través de sus desaventuras Làzaro se convierte en el antihéroe de una sociedad tristemente hostil, donde destacan (emergono) la miseria y el hambre. Las penosas circunstancias que lo aquejan (affliggono) no condicionan la psicologìa y el anìmo del joven Làzaro, sino (eccetto) su comportamiento que lo transforma en el precursor del pìcaro de la literatura espanòla. Sus palabras no son la venganza (vendetta) de un personaje resentido e impotente. Hasta en sus mayores infortunios adopta una actitud de alegre resignaciòn y los relata con un agudo humorismo y una simpatìa peculiar. Nuestro novelista anònimo ha sabido alternar proverbios y frases célebres de autores clàsicos. El cuenta las cosas desde el principio, para que se entere todo de su persona y para que comprendan quienes (quelli) nacieron ricos que tienen muy poco mérito, ya que lo deben a la casualidad. Mayor mérito tienen quienes, nacidos pobres, llegaron a buen puerto con su fuerza y mana (abilità). Tratado primero Lázaro es hijo de Tomé Gonzáles y Antona Pérez y ha nacido en Tejares, un pueblecito de Salamanca. Lázaro ha nacido dentro del río Tormes (motivo de su sobrenombre): de facto, el padre era un molinero (en un molino en el que trabajò màs de quince anos), y una noche a la madre de Lázaro le empezaron los dolores, y dio a luz el chico en el río. Cuando Lázaro tenìa ocho años, acusaron a su padre de robar el grano y lo metieron en la cárcel. Lo condenaron al destierro (esilio), como criado de un caballero, y asì acabò (finì per) luchando contra los moros (batalla de los Gelves); y como criado leal muriò con su senor. Así, la madre, sin marido, decidiò ir a vivir a la ciudad. Alquilò una casa y se dedicò a cocinar para algunos estudiantes y a lavar la ropa para los mozos de cuadra (jovenes criados que cuidan de los caballos). Asì conociò a un hombre negro que curaba a los caballos, con el cual empezò un 1 Caso: tema, cuestìon. En esta obra el caso es el motivo que obliga a Làazaro a narrar la historia de su vida.

amorío (relazione). Lazaro aceptò la relaciòn entre ellos porque notò que èl traìa mejor comida a la casa. Después de algùn tiempo, su madre le dio un hermanito, un negrito muy bonito. Zaide, el padrastro de Lázaro, solía ayudar la familia con trigo (grano) y leña (legna) – o herraduras (ferri di cavallo) - que robaba a su amo. Cuando este lo descubriò, Zaide fue azoatado (frustato) y maltratado, y la madre de Làzaro fue condenada al acostumbrado centenario (la pena que se infligía a las mujeres que habitaban con hombres de otra religión). Su madre se esforzò y cumpliò la condena. Ella se fue como criada al mesòn (osteria) de la Solana (localitad de la Sierra de Gredos). Lazaro crecì lo suficiente para servir el vino y llevar las luces a las habitaciones. En aquel tiempo un ciego llegò al mesòn y le pidiò a su madre que lo dejara ir con el para guiarlo. Asì su madre lo confiò a èl y le dijo a Lazaro que debìa ser bueno, como su padre. Lazaro e su amo salieron de Salamanca y llegaron a la entrada de un puente que tiene un animal en forma de toro. El ciego enseña pronto a Lázaro que él debe ser más listo que el diablo (ser inteligente), golpeàndole la cabeza contra el toro. En muy pocos dìas lo ensenò la manera de hablar propia del oficio, lo dio muchos consejos para vivir. El ciego2 era un águila, y sabìa un muy grande numero de oraciones de memoria (para los fines màs diversos: para que las mujeres tuviesen hijos, para el momento del parto, para las infelices que deseaban ser amadas por sus maridos y a las mujeres embarazadas les pronosticaba si iban a tener un nino o una nina) que solía rezar (recitare) en la iglesia, y la gente andaba detrás de él, porque creían todo que decía. El hombre ganaba mucho, pero era muy avaro y apenas le daba de comer. El tenìa el pan y todas las otras cosas en un fardel de tela, que por la boca se cerraba con una argolla de hierro y su candado (lucchetto) con llave. Despuès que cerraba el candado se quedaba tranquilo, pensando que Lazaro estaba ocupado en otras cosas. En ese momento Lázaro descosía (scuciva) un lado del fardel para robar algo de comer (pan, carne de cerdo frita– maiale- y longaniza). Tambièn le robaba el dinero que le pagaban por sus oraciones; cuando le daban una moneda la cambiaba por otra de menos valor. Lázaro robaba también el vino, porque hizo un agujero (buco) en fondo del jarro (brocca), a modo de fuente, y taparlo con un poco de cera. A la hora de comer Lazaro, fingiendo que tenìa frìo, se colocaba entre las piernas (gambe) del triste ciego. Al derretirse (sciogliersi) la cera con el calor, el vino comenzaba a caer derechito en la boca de Lazaro. Pero el dìa siguiente el ciego comprendiò el engano y con toda su fuerza alzò con las dos manos aquel jarro y lo dejò caer sobre la boca de Lazaro. Los pedazos del jarro le rompieron la cara (spaccare la faccia) en muchas partes. El ciego se habìa alegrado del cruel castigo. Ahora lo trataba mal, sin motivo le golpeaba en la cabeza y le tiraba el pelo. Non lo permitiò de perdonarlo. Por eso, para vengarse, Lazaro siempre lo llevaba por los peores caminos, para hacerle dano. El ciego era muy astuto y siempre querìa ponerlo en difficultad (en un lugar llamado Almorox con un racimo de uvas, los dos llegan a un acuerdo para comer las uvas, que Lazaro no respecta porque ha entedido su astuto razonamiento). Un día, Lázaro y el ciego entran en un mesón, y el ciego dice a Lázaro de ir a preguntar por el vino, dandole algunas monedas. Al darle las monedas, el chico cambia el embutido (insaccato), que el ciego estaba comiendo, con un nabo (rapa). Al comer el nabo, el ciego piensa que Lázaro es el culpable (colpevole), se acerca (avvicinarsi) a él, le abre la boca con las manos y pone su nariz en la boca, hasta que llega con la punta al fondo de su garganta. De tal manera su nariz y el embutido saliron de su boca. Lo sacaron de sus manos. El ciego contaba las diabluras de Lazaro a todos y se reìan tanto que toda la gente que pasaba por la calle entraba a ver la fiesta. La mesonera y los que estabal allì pusieron paz entre los dos, y con el vino le lavaron la cara y la garganta. Pero el ciego se burlaba de Lazaro. Así, Lázaro decide de dejar (lasciare) el ciego, y lo hace en esta manera: una noche estaba lloviendo mucho, y el ciego decide de ir al mesón. Para ir al mesón, los dos tenían que pasar por un arroyo (ruscello) que era muy ancho (largo), y Lázaro busca un lugar donde poder pasar. El ciego cree en las palabras del chico y, al oír que Lázaro ha buscado un lugar más estrecho, sigue Lázaro hacia una columna. Entonces, el ciego dice “Salta el arroyo tú primero”, y así Lázaro 2 Lo llama Tìo: era antiguamente el tratamiento que se daba a personas casadas o mayores, hoy se emplea tambièn con sentido despectivo.

hace. Cuando el ciego intenta saltar, golpe su cabeza contra la columna y cae (—>alla prima fa “caigo”) a tierra. Medio muerto y con la cabeza rota. En este manera, el chico puede huir. Tratado segundo En Maqueda (pequena localidad de la provincia de Toledo), Lázaro es el criado de un clérigo, que le preguntò si sabìa ayudar en la misa. Pero la vida de Lázaro empeora, porque el clérigo es un hombre más avido que el ciego. El clérigo tenía un viejo baúl (donde metìa el pan) que cerraba con llave. En toda la casa no habìa nada de comer, solamente habìa una ristra de cebollas, cerradas con llave en una habitaciòn en lo alto de la casa. El clerigo daba a Lázaro una cebolla cada cuatro días y del pan para comer. El clerigo para sì mismo gastaba cinco monedas en carne para cenar. Los sabados en el pueblo donde se encontraba solìan comer cabezas de cordero (agnello), pero el clerigo a Lazaro daba solo los huesos limpios (le ossa pulite). Lázaro, en fin, se moría de hambre, y, después tres semanas, es cansado (stremato). Durante el ofertorio de la misa èl contaba todo el dinero que le daban. El en las fiestas religiosas y en los velorios (veglie funebri) comìa como un lobo (lupo) y bebìa como una esponja (spugna). El chico inventa algunas mañas para sobrellevar; en efecto, él piensa en dejar el amo, pero teme de encontrar a un amo peor. Un día, llamò a la puerta un calderero (vendedor ambulante o persona que hace o arregla objectos de metal). Lázaro le pregunta si tenía una llave para abrir el baúl, porque él había perdido la suya. El calderero consegue en abrirlo, da la llave al chico y Lázaro toma algo para saciarse, y al volver del clérigo, el hombre no nota nada. La alegrìa de Lazaro no dura mucho Después de dos días, todavía, el clérigo nota que el pan se reduce, y acusa a Lázaro. Este piensa en un estratagema: simular que los ratones roben el pan desmigajarándolo, porque el baúl estaba lleno de agujeros. Pero, desafortunadamente, el clérigo, para proteger el pan de los ratones, tapa los agujeros del baúl con muchos clavos y tablillas (assi,tavole). Y con un cochillo (coltello) corta todo lo que pensaba que habìan tocado los ratones. Entonces Lázaro, una noche, ya que su amo dormía y roncaba muy fuerte, hace un agujero en el baúl con un cuchillo, y sigue a hacer así cada noche, como la tela de Penelope (cuanto èl tejia de dia, el lo destejia por la noche). Al ver cada día nuevos agujeros, el clérigo decide poner en el baúl una trampa para los ratones. Viendo que el ratòn no caìa en la trampa, se desperaba y las preguntaba a los vecinos como podìa ser que el ratòn se comiese el queso (si mangiava il formaggio) y lo cogiese (lo afferrava) de la ratonera sin caer en ella. De este momento, las cosa empiezan a empeorar para Lázaro. De facto, por la casa del clérigo solía verse una culebra (biscia,serpente): como es larga, coge el queso y, aunque se cierre la ratonera, como no entra toda dentro, vuelve a salir. Todos estaban de acuerdo. Cualquier ruido que oìa de noche ya se creìa era la culebra que roìa en baùl. Se levantaba y le daba grandes golpes con un palo para asustarla. Con el gran ruido despertaba a los vecinos y a Lazaro non lo dejaba dormir. La buscaba a su cama, porque le habìan dicho que estos animales suelen irse a las camas donde estàn los ninos, para morderlos o en busca de calor. Lázaro solía meterse la llave en boca, de noche, para que su amo no lo descubre. Pero una noche, la llave se pone de tal manera en la boca que, al salir del aire por el canuto, el clérigo oye un silbido y cree que es aquello de la culebra. Así el hombre entra en la habitación del chico, le descargò en la cabeza un golpe, con todas sus fuerzas, pensando que el reptil estaba con el. Pero mira la llave y comprende todo. En lo días siguientes, Lázaro se ve muy maltratado. Un día, cuando está sano, pero, el amo pone Lázaro por la calle y le dice de buscar otro amo, porque no quiere un criado tan listo, y afirma que él debe haber sido sin duda el criado de un ciego. Capítulo tercero En Toledo, Lázaro se encuentra con un escudero, bien vestido y bien peinado, que buscaba un criado. Lázaro decide de seguirlo, y los dos pasan por la plaza donde vendìan pan y otras cosas, entran en la iglesia mayor para oìr la misa y despues llegan a una casa, la cuya entrada era oscura y lòbrega, dentro había un patio (cortile) pequeño y buenas habitaciones (camere). El

escudero, quitandose la capa (mantello) le pregunta de dónde era y como era llegado a la ciudad. Lazaro le cuenta sòlo las cosas buenas de su persona. En la casa no se oìa ningùn ruido, no parecìa hubiera ninguna persona viva: parecìa una casa encantada. El escudero informa Lazaro que cuando come algo por la mañana, el no suele comer nada hasta la noche (Lazaro piensa que aunque el clerigo era tan avaro, al menos tenìa algo de comer). Por las tardes, los dos cenan (Lazaro se fingie moderato, le dice que no bebe vino) con unos pedazos de pan y agua 8Lazaro bebìa de un jarro de agua) y después, en una pequeña habitación, el amo le enseña a hacer la cama. Sobre una base de bancos desenrollan (stendere) un canizo y sobre èl tienden un colchón sucio, embutido con poca lana y, sobre de aquello, ponen una vieja manta. La cama tenìa una almohada (cuscino) hecha (fatta) con las calzas y el jubòn del hidalgo. El día siguiente, se levantan. El escudero se vistiò con mucha tranquilidad, se lavò las manos, se peinò, y mientras ponìa la espada en el cinturòn, dijo a Lazaro que aquella espada no la darìa ni por todo el oro del mundo, porque era hecha de un acero (acciaio) tan bueno. Asì el escudero salìo por la puerta para ir a la misa y ordina a Lazaro de hacer la cama, de ir a buscar agua al rìo y de cierrar la puerta con llave, para que no roben nada. El subiò por la calle tan orgulloso, que quien no lo conocìa podìa pensar que era pariente de un conde. Lazaro asì pensaba; despues el hizo las cosas. En una huerta (orto) Lazaro vio a su amo que hablaba con dos mujeres, de las que buscan compania, muchas de ellas no llevan comida pensando que algùn hidalgo las invite, ellas le pidieron que las invitase a come en cambio de sus favores. El empezò a buscar excusas inverosimiles. Las instruidas senoras, al reconocer su enfermedad, que no tenìa dinero, lo dejaron immediatamente. Lázaro, que estaba comiendo los restos de unas coles (cavolo), espera a su amo para ver si vuelve con algo para comer, pero el escudero no vuelve. Entonces Lázaro empieza a pedir limosna; el chico había aprendido este oficio cuando estaba con el ciego, y la había aprendido muy bien, así que logra obtener muchos panes. Al pasar por la Triperìa, una mujer le dio un pedazo de pata de vaca y un poco de tripas cocidas. El escudero, al verlo volver y verlo comer, le pregunta si puede invitarlo, porque tiene tanta gracia comiendo que a cualquiera que lo vea le daría hambre, y el generoso chico acepta. Así pasaban los días. Por la mañana el escudero paseaba por la calle y dejaba el pobre Lázaro a buscar la comida. Lázaro comprende que el escudero es un hombre pobre, porque una mañana se levanta sin vestirse y va a lo alto de la casa a hacer su necesidades, y porque en su bolsa, muy bien doblada, no había ni siquiera (nemmeno) una moneda. Todavía, Lázaro sirve el escudero mejor que los otros amos, aunque era descontento, porque el hombre no cuidaba de la realidad. Como aquel año la producción agricola nabìa sido escasa, el Ayuntamiento proclamò que todos los pobres que no hubiesen nacido en la ciudad debían salir de ella, y el extranjero al que encontrasen pidiendo serìa azotado. En este situación, Lázaro no puede pedir la limosna más. En este momento difícil, Lázaro sobrevive gracias a la ayuda de algunas mujeres, que le dan el poco que tienen. Un dìa, en la pobre bolsa de su amo entrò un real y el escuderolo dio a Lazaro para comprar pan, vino y carne a la plaza. Por la calle Lazaro se encontrè con un muerto; la mujer, vestida de negro, gritaba con otras mujeres. Lazaro corriò hasta su casa porque, despues la descripciòn de la mujer, creìa que llevaban el muerto a su casa. Pero no era asì. Un dìa el escudero contò su historia a Lazaro. El chico descubre que el hombre era de Castilla la Vieja y que había dejado su tierra porque era un tío muy soberbio (superbo): él no quería ser el primero en quitarse el sombrero para saludar a un vecino. Al escudero importa solo de la honra, y piensa que a los hombres importantes como él se debe decir: “Baso las manos de Vuestra Merced”. Además, Lázaro aprende que en su tierra él tenía un solar (una porción de terreno que se destina a edificar) a diecisèis leguas de la ciudad, y un palomar caído (piccionaio), y que había venido a Toledo para vivir en mejores condiciones. Pero este no sucede, también porque el escudero no quiere servir lo señores que encuentra, que para él es gente muy limitada. Mientras le hable, por la puerta entran un hombre y una vieja. El

hombre va a pedir al escudero el alquiler (affitto) de la casa y la vieja el de la cama. El amo responde que sale a cambiar el dinero y que por la tarde pagará. Pero el saliò y no volviò. Al ver que el hombre no vuelve, un alguacil (gobernador de una ciudad) y un escribano (la persona que por oficio publico està autorizada par dar fe de las escrituras y demàs actos que pasan ante èl) van a coger los bienes del escudero. Al ver la casa vacía, ellos le preguntan a Lázaro donde son. Lázaro responde que su amo tiene una tierra donde están un solar y un palomar caído, y que su tierra está en la zona da Castilla la Vieja. Los dos se rieron mucho, y vista su inocencia, lo dejaron libre. Asì, sucede que, en vez de dejar él a su amo, come suelen hacer todos los criados, es el amo de Lázaro a dejar su criado, y después este amo, Lázaro acaba de conocer su mala suerte. Tratado cuarto El cuarto amo de Lázaro es un fraile al que le gusta mucho caminar (no le gusta rezar ni comer); tanto le gustaba caminar quel él rompía los zapatos que vestía. Lázaro decide, después algunos días, de dejarlo porque no puede aguantarlo más. Tratado quinto El quinto amo del chico es un buldero, en otra palabras un vendedor de bulas. Las bulas son concesiones de gracias o privilegios, y también documentos con los cuales se concedían indulgencias. Para vender las bulas, él solía regalar a los clèrigos algunas cositas de poca importancia (una lechuga de Murcia, un par de limones o nananjas –arance-, un melocotòn, un par de duraznos, una buena pera), y se la gente no quería comprarlas, solía obligarla con algunas astucias. Lázaro nos cuenta una, en particular, para dimostrar la inteligencia de su amo. En un lugar de la Sagra de Toledo habìa predicado durante dos o tre dìas segùn su costumbre, pero no le habìan comprado ninguna bula. Una noche, despues de cenar, su amo y el alguacil se pusieron a jugar, y discutieron sobre el juego. Su amo llamò ladron al alguacil y el alguacil lo llamò tramposo (imbroglione). Su senor cogiò una lanza que allì habìa y el alguacil desenfundò la espada. Al oìr el ruido y los gritos toda la gente del mesòn y los vecinos se metieron en medio. El alguacil le dijo a su amo que era un embustero y que las bulas que vendìa eran falsas. Al final los vecinos poneron paz. A la manana siguiente, dentro de la iglesia, el buldero empieza a predicar a la gente que no debía privarse del bien che una bula ofrece. Mientras estaba parlando, por la puerta entra el alguacil de la ciudad, y empieza a decir que las bulas del hombre son falsas. Al oír esta cosa, el buldero pide a Dios de castigar el alguacil por la falsedad que ha dicho. Al terminar la oración, el alguacil empieza a echar espuma por la boca y a hacer gestos con las piernas y los brazos. Los espectadores, entonces, lo cogen por las piernas y los brazos, y, creyendo que él es endemoniado, creen en el amo de...


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