Libro 03 - book PDF

Title Libro 03 - book
Course Lengua gallega y literatura
Institution Instituto de Educación Secundaria Lucus Augusti
Pages 117
File Size 1.2 MB
File Type PDF
Total Downloads 9
Total Views 147

Summary

book...


Description

See discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/286421857

ESPIRITUALIDAD Y CIENCIA Un acercamiento a Dios a través de la razón Book · February 2010

CITATIONS

READS

0

10,509

1 author: Antonio Lara-Barragán Gómez Universidad Panamericana Sede Guadalajara 23 PUBLICATIONS52 CITATIONS SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

La dimensión espiritual de la educación View project

Gender View project

All content following this page was uploaded by Antonio Lara-Barragán Gómez on 09 December 2015. The user has requested enhancement of the downloaded file.

ESPIRITUALIDAD Y CIENCIA Un acercamiento a Dios a través de la razón

Antonio Lara Barragán Gómez OFS

Índice Primera parte: Ciencia y Fe

1. Ciencia, filosofía y religión 1.1

La física, paradigma y metáfora de las ciencias

1.2

Física y teología, ciencia y religión

1.3

Cómo ayuda la ciencia a la religión

1.4

¿Antagonismo ciencia-religión?

2. Relaciones entre ciencia y religión 2.1

Científicos y creyentes

2.2

El conflicto ciencia-religión

2.3

Algunas cuestiones en torno al ¿conflicto? Ciencia-religión

2.4

El físico Albert Einstein y la religión

2.5

El caso Galileo

2.6

Evolución y fe

2.7

Charles Darwin

2.8

El pensamiento de Juan Pablo II La encíclica Fides et ratio La carta al Reverendo George V. Coyne, S.J. director del Observatorio Vaticano

3. Los Milagros 3.1

¿Son ciertos los milagros?

3.2

Física cuántica y milagros

3.3

Milagros en la fe cristiana

3.4

La estrella de Belén

3.5

El Viernes de Dolores

3.6

La Sábana Santa

3.7

El mayor de los milagros: la Resurrección de Cristo

Segunda parte: Elementos de espiritualidad 4. ¿En qué consiste la Salvación? 4.1

Los problemas esenciales del hombre

4.2

Respuesta cristiana a los problemas del hombre

4.3

Consideraciones finales

5. El itinerario de la salvación 5.1

Bienaventurados los pobres de espíritu

5.2

Bienaventurados los que están tristes

5.3

Bienaventurados los mansos

5.4

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia

5.5

Bienaventurados los misericordiosos

5.6

Bienaventurados los de corazón limpio

5.7

Bienaventurados los que procuran la paz

5.8

Bienaventurados los que sufren persecución

6. Reflexión breve sobre el concepto de Reino de Dios Bibliografía

1. Ciencia, filosofía y religión

1. Ciencia, Filosofía y Religión El saber de la ciencia se centra en el cómo de la naturaleza y de las cosas. El de la filosofía en su significado inmanente y racional que se traduce, frecuentemente, como búsqueda de su esencia e intento de definirla racionalmente. El de la religión se plantea

el

significado

trascendente

del

mundo

y

del

hombre

a

los

que,

paradójicamente, los ve como relativos ya que no los considera como realidad última sino que al segundo lo considera capaz de trascender el entorno material, tomar conciencia de sí mismo y preguntarse por su origen y por el significado de su vida más allá de él. No trata de plantear la racionalidad de las realidades como hace la filosofía, sino que busca una respuesta a las preguntas de sentido que tratan de explicar la vida como una totalidad, lo que hay más allá de la muerte, las realidades mundanas del mal, de la injusticia y de la libertad. Asimismo, la religión sobrepasa a la filosofía y a la ciencia por ser también un producto del deseo y por llevar las preguntas a un límite para el que la razón no tiene respuestas, ni para las que hay comprobación experimental posible. Aunque para definir el término religión se han dado diversas formas, siendo la más conocida el conjunto de normas, dogmas y prácticas relativas a una divinidad, para el propósito de este ensayo se entenderá además, que la religión es un estilo o una forma de vida. Tal concepto tiene su origen en escritos medievales como Espejo de Perfección de autor desconocido y La Leyenda Mayor, éste último escrito por San Buenaventura. En ellos, San Francisco de Asís utiliza siempre la palabra “religión” como un sinónimo de “forma de vida” comunitaria. En consecuencia, la religión no es una experiencia aislada, esto es, no es la obra de una persona obtenida en solitario, sino que es un constructo social que se apoya en la cosmología, en la antropología y en circunstancias sociales de la época en que surge, y está siempre relacionada con la ciencia y la filosofía, a las que busca integrar en una visión global. La religión no intenta describir la realidad –lo cual es la tarea esencial de la ciencia –, sino que la evalúa

e

indica

cómo tendría

el

hombre

que relacionarse con sus

distintas

componentes. De ahí que la concepción de religión como estilo de vida es congruente con ella misma y por lo mismo, no se queda en lo que se puede justificar o fundamentar racionalmente, porque sus consecuencias de vida siempre serán resultado de una decisión libre y porque proporciona respuestas con un significado trascendente, convincentes y creíbles, pero no necesariamente demostrables. De ahí que se acuda a la fe, entendida como confiar (fiarse de Dios) en las promesas de un

Dios que salva (esperanza) y en el amor de Dios, elementos afectivos que van más allá de la razón sin contradecirla.

1.1 La Física, paradigma y metáfora de las ciencias La Física, como paradigma de ciencia, se entiende como una exploración intelectual y espiritual a través de la cual la mente humana cobra conciencia de su naturaleza racional, y es en ella que se cumplen cabalmente las exigencias más rigurosas de la metodología científica. La palabra física , utilizada desde el tiempo de Aristóteles, se introdujo en el lenguaje actual a principios del siglo XX. El nuevo nombre de la ciencia llegó para sustituir el de filosofía natural, que era como se le conocía. Entonces, por sus orígenes, la física ha sido y es filosofía. Por consiguiente, de su nuevo nombre, su origen histórico, y su metodología, una forma de expresar una definición esencial de física es: ciencia que estudia todos los aspectos mensurables de la naturaleza. Esto es, todo lo que pueda medirse es objeto de estudio de la física, por lo que hay Física en la fisiología, porque ¿cómo explicar el funcionamiento del corazón y la transmisión del impulso nervioso, por ejemplo, sin conocer al menos temas básicos de electricidad? Sin ello, a su vez, no se hubieran podido desarrollar las tecnologías que llevaron a la creación del marcapasos, de la electrocardiografía y de la tomografía. Y también hay física en la paleontología, porque, ¿cómo fechar fósiles sin el debido conocimiento de materiales radiactivos y sus aplicaciones? ¿Cómo armar un esqueleto sin conocer conceptos como palancas y centro de masa? Así nos podríamos pasar enumerando aplicaciones en campos del conocimiento tradicionalmente fuera de las llamadas “ciencias exactas”. Por otro lado, la Física se considera paradigmática por dos motivos: el primero es porque su fin es conocer el universo desde lo fundamental, la materia y los resultados de su evolución hasta la situación actual observable, por lo que todas las demás ciencias, incluyendo las biológicas y las humanas, dependen de los resultados de sus pesquisas. El segundo es porque la Física es la ciencia que ha producido mayor conocimiento básico sobre el universo y con mayor precisión para el desarrollo de las tecnologías. Además, su carácter paradigmático también lo muestra la historia de la ciencia ya que puede constatarse que, desde el renacimiento, todas las demás ciencias han tratado de acercarse al modelo que representa. De esta manera, por su objeto de estudio y por su método normativo para construir lo que llamamos conocimiento científico, la Física es el fundamento de un

conocimiento holístico –pero sensible– del universo, puesto que comprende los aspectos básicos de la materia, de la vida biológica, y del hombre y su relación con el universo. Sin embargo, a pesar de que tiene tal carácter paradigmático, posee limitaciones. Su objeto de estudio es, desde un punto de vista genérico, el conjunto de todas las interacciones entre objetos materiales; esto es, las formas de actuar que pueden comprobarse mediante un experimento, el cual lleva a mediciones cuya finalidad es predecir lo que ocurrirá en un futuro, o para inferir un estado previo del sistema que se estudia. Esto es lo que se requiere para que la ciencia sea considerada universal y objetiva; si los experimentos se repiten en cualquier momento y lugar han de arrojar los mismos resultados, en virtud de que los resultados irreproducibles nunca se aceptan como evidencia. En este punto es importante hacer notar que, además de lo que puede observarse por medio del experimento, la ciencia incluye observaciones e inferencias sobre cosas que han sucedido en el pasado o que están ocurriendo en el universo más allá de la Tierra. Es claro, entonces, que una teoría puramente matemática, no abandonará un estatus de hipótesis mientras no haya manera de comprobarla experimentalmente o de corroborarla por medio de su consistencia con proposiciones históricas. La Matemática es un lenguaje humano muy útil para describir las relaciones cuantitativas entre variables reales, pero es solamente un lenguaje, no una imposición sobre la naturaleza ni una fórmula mágica para hacer que algo ocurra. Este mismo lenguaje impone las limitaciones; por ejemplo, el pensamiento (no la actividad neuronal existente mientras se piensa) no es susceptible de medición experimental, no existen aparatos para medirlo. Lo mismo puede aplicarse para el valor de una idea literaria mientras se escribe, las emociones generadas por las relaciones interpersonales o el sentido del deber. Todas estas y otras realidades caen más allá del ámbito de la ciencia, debido a que no pueden describirse o explicarse por medio de una ecuación. Se ha afirmado antes que por su origen, la Física ha sido y es filosofía y, por tradición, se le engloba dentro de una clasificación denominada Ciencias Exactas. Sin embargo, tal calificativo puede ser discutible. Es probable que una de las razones por las que se les considera exactas, sea el carácter causal atribuido a sus leyes clásicas. Pero ha de reconocerse que esto no es siempre así. La Teoría Cuántica fue la primera rama de la física que puso en claro que las leyes de la naturaleza no siempre tienen ese carácter predictivo rígido, sino que más bien son probabilísticas. Esta característica está completamente establecida y es conocida ampliamente como para disertar sobre ella. Es un hecho aceptado por la comunidad científica internacional.

Lo que sorprendió en un momento del desarrollo histórico de la ciencia, fue el descubrimiento de que una parte del reino de la Física Newtoniana –parte de la Física Clásica– contiene sistemas cuya extrema susceptibilidad a los detalles finos de sus circunstancias hace que su comportamiento futuro sea intrínsecamente impredecible. A este descubrimiento se le dio el nombre poco afortunado de Teoría del Caos. Poco afortunado porque si no se le conoce con un mínimo de precisión y profundidad, el nombre mismo puede conducir a interpretar su campo de estudio de manera equivocada. El hecho de que no sea posible predecir con toda exactitud un comportamiento futuro, –la impredecibilidad–, es una propiedad epistemológica relacionada con lo que puede conocerse sobre lo que está ocurriendo. Por otro lado, la historia da cuenta de que el desarrollo paralelo y autónomo de las ciencias solamente se dio hasta hace apenas un par de siglos. La visión actual describe una conexión interdisciplinaria y, en la más moderna concepción iniciada hace alrededor de unos tres lustros –en la segunda mitad de los 80‟s del siglo XX– la ciencia en general, se describe como transdisciplinaria, de la cual vemos emerger nuevos campos de conocimiento por la fusión de disciplinas tradicionalmente divergentes. La genómica y la nanociencia, son dos ejemplos ilustrativos. El conocimiento que hoy construye la ciencia desde la Física, es un conocimiento inter- y transdisciplinario a partir del cual se encuentran argumentaciones filosóficas que, con gran acierto, critican agudamente el quehacer científico. La llamada tecnociencia es, probablemente, el caso más patente, para el que la crítica ha de tomar en consideración que ésta no constituye un ideal transdisciplinario, sino que más bien representa una patología de la ciencia y de la tecnología que lleva al mito de que la ciencia y la tecnología dominan todo y dan respuesta a todo. La cristalización del mito tecno-científico puede, en efecto, convertir al científico en tecnócrata y poner al tecnócrata al servicio de un sistema social determinado, que no necesariamente vele por los intereses de un pueblo. Es una situación deplorable. Sin embargo, abundan los ejemplos que muestran que los grandes científicos de nuestro tiempo no son tecnocientíficos, sino pensadores que abordan interdisciplinaria y transdisciplinariamente, hasta donde el método científico les permite, las grandes y trascendentales interrogantes sobre el universo. El conocimiento científico proporciona lo que se ha denominado imagen científica 1

del universo . Tal imagen es, sin duda, la más fiable, racionalmente hablando, aunque, 1

Montserrat, J. y Estrada J.A. (2006), Ciencia Física y Teología, Seminario de la Cátedra de Ciencia, Tecnología y

Religión, Universidad Comillas, Madrid, www.upcomillas.es/webcorporativo/Centros/catedras/ctr

como se discutió con anterioridad, es claro para todos los actores del quehacer científico, que la Física tiene sus limitaciones y que existen otros métodos para conocer realidades fuera del campo de acción científica. Tal es el caso de la filosofía y la teología. De los orígenes de la Física deducimos una relación muy particular entre ésta y la filosofía, ya que la primera, como se mencionó antes es filosofía, filosofía natural, lo que restringe su objeto de estudio tal como se ha discutido. La cuestión sobre cómo se relaciona la imagen científica con la teología y, en consecuencia, con la religión se tratará en secciones posteriores considerando, siempre, que la religión a la que se hace referencia es la Católica Apostólica Romana. Comenzaremos por describir, someramente, lo que representa la teología y su relación con la ciencia, especialmente la Física.

1.2 Física y Teología, Ciencia y Religión La Teología es la explicación sistematizada y organizada sobre la idea de Dios y de las creencias de una determinada religión. Este enunciado es en todo semejante a una definición de Física en la que se sustituye la palabra Dios, por la palabra Universo, aunque existe una diferencia entre ambas dada porque existe una sola Física –en el sentido de que existe consenso mundial sobre el conocimiento generado en ella–, mientras que podemos encontrar tantas teologías como religiones. La Teología parte de la creencia de que Dios se ha revelado en la tradición de Israel y, en forma definitiva, en el misterio de Cristo (Su muerte y resurrección). Esta creencia no se fundamenta solamente en una línea o líneas de argumentación puramente racionales, sino que depende de un testimonio interior sobrenatural, la Gracia, que acerca al hombre a la fe en la revelación. Por consiguiente, la Teología es el intento de conocer y comprender la forma organizada racionalmente (hasta donde es posible) el contenido de la revelación. Un problema con la teología cristiana es que, sin una preparación mínima adecuada es difícil de entender y, por tanto, con frecuencia tiende a distorsionarse –o malinterpretarse– la comprensión del cristianismo. Este problema es análogo a lo que sucede en física con los denominados errores conceptuales, a los que se llega por una falta tanto de preparación adecuada, como de reflexión profunda sobre las verdades de la ciencia. En Teología, el problema fundamental reside en la poca o nula creencia,

primero, en la inspiración de las Escrituras y, segundo, en la igual poca o nula creencia en la asistencia a la Iglesia en su interpretación a lo largo de los siglos, puesto que sin esta asistencia la revelación pudiera haberse disgregado. La Iglesia de los primeros siglos fue tomando conciencia poco a poco de estar asistida. Fue precisamente desde esa autoridad que se estableció el Canon de los libros revelados del antiguo y del nuevo testamento, seleccionándolos de entre los escritos encontrados. Lo expresado en la sección anterior sobre las limitaciones de la ciencia conduce a pensar en el concepto de finalidad, esto es, de que las cosas tienen un propósito. El universo, de acuerdo con la teoría científica más aceptada, tiene su origen en la llamada Gran Explosión, lo cual induce a aceptar una causalidad hacia el pasado, o la creación de la materia por un agente no-material, no restringido al tiempo ni al espacio. La cuestión es que una creación en sentido teológico estricto implica necesariamente un poder infinito –solamente un poder infinito podría producir materia a partir de la nada – y una elección de parámetros rectores de su evolución en el tiempo y el espacio. Tal elección implica finalidad. No es comprensible pensar que la existencia de estrellas agotando sus combustibles durante miles de millones de años y arrastrando entidades geológicas y biológicas sin conciencia de sí mismas sea la finalidad última de la creación del universo por un Ser personal e inmaterial. La ciencia encuentra su límite con la exigencia de que al menos en un lugar del universo existe vida inteligente; la Teología trasciende esta limitación afirmando que la única finalidad lógica de un creador personal debe ser la existencia de otros seres personales, inteligentes y libres, que pueden reconocer su deuda de gratitud con el Creador y participar de la felicidad de la fuente infinita del Ser que quiere comunicar su propia vida. La relación entre ciencia y Teología se capta en que tanto una como la otra nos hablan de la misma realidad: la realidad de la materia, de la vida, del hombre y del universo, aunque en la Teología esta descripción de la realidad sea siempre en relación a Dios. Además, como las ciencias también son humanas, ciencia y Teología hablan de la misma persona humana, de la ética, de la sociedad, de la convivencia, etc. Por consiguiente, si por un lado la revelación se refiere al mundo físico real, y por otro la ciencia es una forma de conocimiento rigurosa que describe cómo es la realidad física, entonces la relación ciencia-teología se fundamenta en que mientras la ciencia proporcione un acercamiento a una descripción más coherente de la realidad física, ésta debe suponer una ayuda para comprender la revelación, la cual se produce en el contexto de la realidad total creada por Dios. Así, la tarea de la ciencia es documentar el carácter objetivo del mundo natural y desarrollar teorías que expliquen tales hechos,

mientras que el de la Teología es intervenir en el reino de las finalidades, los significados y los valores humanos, temas que el dominio objetivo de la ciencia podría iluminar, pero nunca resolver. De esta manera, la relación ciencia-teología está compuesta por una serie de cuestiones que abarcan diferentes as...


Similar Free PDFs