Los sueños como "causa" en la vida espiritual. Los Padres y Evagrio Póntico PDF

Title Los sueños como "causa" en la vida espiritual. Los Padres y Evagrio Póntico
Author Rubén Peretó Rivas
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LAURA CORSO DE ESTRADA Mª. JESÚS SOTO-BRUNA CONCEPCIÓN ALONSO DEL REAL (EDS.) JUAN RAMÓN GARCÍA-MORATO FIGURAS DE LA CAUSALIDAD EN LA EDAD MEDIA Y EN EL RENACIMIENTO CREADOS POR AMOR, ELEGIDOS PARA AMAR EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A. PAMPLONA COLECCIÓN DE PENSAMIENTO MEDIEVAL Y RENACENTISTA ...


Description

LAURA CORSO DE ESTRADA Mª. JESÚS SOTO-BRUNA CONCEPCIÓN ALONSO DEL REAL (EDS.)

FIGURAS DE LA CAUSALIDAD EN LA EDAD MEDIA Y EN EL RENACIMIENTO

EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A. PAMPLONA

COLECCIÓN DE PENSAMIENTO MEDIEVAL Y RENACENTISTA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS • UNIVERSIDAD DE NAVARRA CONSEJO EDITORIAL DIRECTOR

ÁNGEL LUIS GONZÁLEZ (†) SUBDIRECTORES

JUAN FERNANDO SELLÉS CRUZ GONZÁLEZ AYESTA SECRETARIA

Mª IDOYA ZORROZA CONSEJO CIENTÍFICO ASESOR Enrique Alarcón (Universidad de Navarra) • Virginia Aspe (Universidad Panamericana, México) • Werner Beierwaltes (Universidad de Munich) • Mauricio Beuchot (Universidad Nacional de México) • Stephen L. Brock (Pontiical University of the Holy Cross, Italia) • Jean Paul Coujou (Institute Catholique de Toulouse, Francia) • Costantino Esposito (Università degli Studi di Bari «Aldo Moro», Bari, Italia) • Alfred Freddoso (Notre Dame University) • José Luis Fuertes (Universidad de Salamanca) • José Ángel García Cuadrado (Universidad de Navarra) • Antonio Heredia Soriano (Universidad de Salamanca) • Alice Ramos (St. John’s University, New York, USA) • Mª Jesús Soto-Bruna (Universidad de Navarra)

www.unav.es/pensamientoclasico

Nº 182 Figuras de la causalidad en la Edad Media y en el Renacimiento

© 2017. Laura Corso de Estrada, M.ª Jesús Soto-Bruna y Concepción Alonso del Real (Eds.) © Ediciones Universidad de Navarra, S.A. (EUNSA) © Campus Universitario • Universidad de Navarra • 31009 Pamplona • España © +34 948 25 68 50 • www.eunsa.es • [email protected]

ISBN: 978-84-313-3181-8 Depósito legal: NA 965-2017

Imprime: rodona industria Gráfica, Polígono Agustinos, Pamplona (Navarra) Printed in Spain - Impreso en España

ÍNDICE

Presentación ..................................................................................................

11

Causalidad libre y futuros contingentes: un problema a dos puntas, Celina Lértora Mendoza .....................................................................................

15

Los sueños como causa en la vida espiritual. Los Padres y Evagrio Póntico, Ruben Peretó Rivas ...................................................................

31

Aspectos medievales de la causa emanativa y una lectura moderna: la causalidad como “despliegue dialéctico”, Mª Jesús Soto-Bruna ............

43

Imágenes de la causalidad en un autor toledano del s. XII, Gundisalino, Concepción Alonso del Real ...................................................................

61

La conservación divina del universo, Juan José Herrera ............................

77

La causalidad del Logos. Creación y ejemplaridad del Verbo según Tomás de Aquino, Eduardo Rosaz ..........................................................

97

El deseo natural de saber en la Summa Contra Gentiles. Valor de un argumento tomista, Sebastián Contreras / Joaquín García-Huidobro ...

111

Atracción y deseo. Interacción entre la causa final y la libertad humana, Rafael Cúnsulo ........................................................................................

127

El dominio en Tomás de Aquino y su sentido trascendental, Santiago Argüello ...................................................................................................

137

La justificación crítica del principio de causalidad en la obra de Tomás de Aquino según la exégesis de Cornelio Fabro, Cristian Eduardo Benavides ................................................................................................

151

8

Índice

El argumento de contigüidad ontológica en el fundamento de la sindéresis como primer principio del obrar en Tomás de Aquino, Gabriela de los Ángeles Caram ..............................................................

161

Los sentidos de ciencia física y filosofía de la naturaleza en los tratados De Trinitate y Aristotélicos según Tomás de Aquino, José María Felipe Mendoza .......................................................................................

173

Inmanentismo y trascendentalismo en la polémica Dante-Cavalcanti sobre las causas del amor, Mariano Pérez Carrasco ..............................

183

Finalismo causal en el DE POTESTATE REGIA ET PAPALI (1302) de Jean Quidort de Paris, Francisco Bertelloni ...................................................

195

La materia como causalidad parcial del cambio en el universo físico según Juan Duns Escoto, Gloria Silvana Elías .......................................

215

La efectividad del pensamiento: sobre la causación del verbo mental en el Tractatus de Verbo de Hervaeus Natalis, Ignacio Miguel Anchepe ............. 227 La razón nobiliaria: causalidad en la fazaña castellana, Dr. Maximiliano A. Soler Bistué .........................................................................................

245

La producción de las personas divinas ad mentem scoti en el s. XV portugués: Diogo Lopes Rebelo, Dr. Manuel Lázaro Pulido .................

259

De los efectos de la ley. Aportes de Domingo de Soto a I-II, q. 92, Marta Hanna de Rosa ........................................................................................

271

Causalidad y anticontractualismo en Francisco de Vitoria, Jorge Guillermo Portela ...................................................................................

283

Las causas de la potestad civil y eclesiástica en Francisco de Vitoria, Bárbara Díaz ...........................................................................................

297

Índice

9

La idea fundacional de justicia y derecho en el primer filósofo de América: una aproximación desde el De dominio infidelium et iusto bello de Alonso de Veracruz, Virginia Aspe Armella .............................

309

Auge y crisis de la noción de causa entre el Renacimiento y la primera Modernidad, Francisco Leocata .............................................................

327

Causas del deterioro de España en el Memorial de Martín González de Cellorigo, Horacio Rodríguez Penelas ..................................................

341

Unidad y pluralidad en el pensar Medieval y Renacentista. En torno a la obligación moral de pagar los tributos, Juan Eduardo Leonetti .............

361

La causalidad de la naturaleza en el descubrimiento del bien moral en en Hugo Grocio, Josefina Basombrío Agote ................................................

373

Causalidad y movimiento en la doctrina hobbesiana, Dra. María L. Lukac de Stier.....................................................................................................

385

La noción ockhamista de causalidad y su proyección en Kant, María Elvira Martínez Acuña ............................................................................

405

Causalidad y creación en la metafísica tomista. Notas sobre una equívoca interpretación heideggeriana, Silvana Filippi ........................................

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LOS SUEÑOS COMO CAUSA EN LA VIDA ESPIRITUAL. LOS PADRES Y EVAGRIO PÓNTICO Ruben Peretó Rivas

Resulta llamativo el halo de misterio que envuelve las referencias que muchos textos litúrgicos realizan con respecto a la noche y a los sueños. Veamos algunos ejemplos de himnos tomados del Breviario Romano compuestos durante la época patrística. El primero de ellos se atribuye a San Ambrosio de Milán y se trata de la segunda estrofa del himno de Completas que dice: “Procul recedant somnia, / et noctium phantasmata: / hostemque nostrum comprime, / ne polluantur corpora”1. El siguiente caso es también la cuarta estrofa del himno de Laudes de los días martes, escrito por Prudencio: “Tu, Christe, somnum discute: / Tu rumpe noctis vincula: / Tu solve peccatum vetus, / Novumque lumen ingere”2. El himno de Laudes de los días miércoles, de autoría también de Prudencio, se inicia del siguiente modo: “Nox, et tenebrae, et nubila, / confusa mundi et turbida: / lux intrat, albescit polus, / Christus venit: discédite”3. Y así como estas podríamos citar varias otras estrofas de otros varios himnos litúrgicos en las que aparece la referencia a la luz del día que se avecina como la ocasión de la destrucción no solamente de unas tinieblas físicas –la oscuridad propia de la noche–, sino también como la dispersión de otro tipo de oscuridades que pintan un ámbito de confusión, de desorden y de pecado. Si resulta fácil imaginar el lógico temor que podría inspirar al hombre de la antigüedad tardía y del Medioevo la oscuridad de la noche, no me parece que haya que limitar las referencias de los textos litúrgicos a los que hice referencia solamente a esos temores. Más bien, se deja ver un ellos un temor provocado porque la noche, con su oscuridad, los arroja en un mundo en el que desaparece también otra luz 1 “Que retrocedan lejos los sueños / y los fantasmas de la noche. / Detiene a nuestros enemigos / para que no dañen los cuerpos”; Breviarium Romanum, Nova & Vetera, Köln, 2008, p. 421. 2

“Oh Cristo, disipa los sueños / y rompe las ataduras de la noche, / perdona los antiguos pecados / e impone la nueva luz”; Breviarium Romanum, p. 463. 3

“Noche, y tinieblas y nubes; / desorden del mundo y turbulencias; / entra la luz y se ilumina el cielo, / llega Cristo: aléjense”; Breviarium Romanum, p. 493.

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–la de la razón–, y el alma queda a merced de fuerzas interiores, como las propias pasiones, y exteriores, como los ángeles y demonios, contra las cuales les resulta difícil y doloroso cuando no imposible de vencer. Se trata del mundo de los sueños y de las fantasías nocturnas. Es el periodo de la jornada en el que, mientras el hombre duerme, es visitado por los fantasmas de la imaginación que son capaces de ejercer sobre él influencias que no solamente experimentará en esas horas sino también durante la vigilia. Esta breve introducción sirve para formular la primera pregunta que busco responder en este trabajo: ¿qué peso o qué importancia le asignaban los Padres de la Iglesia a los sueños? Se trata, claro, de una pregunta que ya ha sido respondida, y con profusión. Los Padres y autores eclesiásticos le dedicaron tratados enteros, como el de Sinesio de Cirene, o capítulos enteros en sus obras. Sin embargo, estimo conveniente presentar una recapitulación de estas afirmaciones a fin de enmarcar y contextualizar convenientemente la temática en el ámbito de la obra de Evagrio Póntico.

1. Los sueños en los autores patrísticos Entre los Padres Orientales, Atanasio considera que los sueños son una suerte de revelación del mundo invisible, aunque es cuidadoso en señalar los desvíos a los que una incorrecta interpretación de ellos podría conducir4. Es en su Vida de San Antonio en la que ángeles, demonios, conocimientos extrasensoriales y poderes sanadores son descriptos con mayor detalle. Más allá de los criterios científicos que puedan adoptarse para leer esta obra, no cabe duda que la mirada que proporciona la psicología permite visualizar una realidad objetiva a la que el autor atiende. Por otro lado, evidencia que, para Atanasio, el alma humana puede poseer una comunicación directa con el mundo espiritual, más allá de la mediación de la razón o de la experiencia sensible. Los Padres Capadocios insisten también en la importancia que debe otorgársele a los sueños. Gregorio de Nisa, en De hominis opificio, trata la temática de un modo concreto. Cuando una persona duerme –explica–, sus sentidos y su inteligencia descansan mientras que sus partes menos racionales toman el poder. Y, aunque la razón no se apaga, se encuentra ardiendo como en escoldos que pueden encenderse en algunos momentos5. Incluso, en algunos casos los sueños

4 5

Atanasio, Epistula Festalis, 13, 7 (PG 26, 1118).

Gregorio de Nisa, De hominis opificio, 13, 168, J. Laplace (ed.), Cerf, Sources Chrétiennes 6, Paris, 1944, p. 139.

Los sueños como causa en la vida espiritual

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pueden ser interpretados y de ese modo conocer, a través de ellos, la voluntad de Dios. Tal fue el caso de Daniel o de José6. Gregorio opina que existe una suerte de pre-visión que alcanza al hombre a través de un modo desconocido por la parte irracional del alma, y que es a través de ella que Dios se comunica directamente con él. Pero los sueños no están poblados solamente de posibles comunicaciones preternaturales, sino que pueden ser simplemente el fruto de meros recuerdos de ocupaciones o hechos diarios. O, también, pueden reflejar la condición del cuerpo, si tiene hambre o sed, o las condiciones emocionales de la persona. Incluso, pueden ofrecer una pista para encontrar las causas de las enfermedades del cuerpo. Más adelante, el Niseno afirma que los sueños se conforman al carácter del hombre y así, las fantasías del valiente serán diversas a las del cobarde, tanto como las del lascivo diferirán de la del casto. Lo que ocurre es que mientras que en estado de vigila las fantasías son producidas por el intelecto, durante el sueño lo son por las partes irracionales del alma, pero incluso ellas forman sus fantasías en semejanza con aquellas cosas a las cuales cada persona acostumbra realizar mientras está despierto. El Comentario a Isaías, que tradicionalmente se atribuyó a San Basilio, explica que los enigmas de los sueños poseen una estrecha relación con lo que las Escrituras significan en sentido alegórico o escondido. Y es así que José y Daniel, a través del don de profecía, solían interpretar los sueños, ya que la fuerza de la razón por sí misma no es suficiente para alcanzar la verdad7. Sin embargo, las epístolas de San Basilio contienen una visión más cautelosa acerca de los sueños. Allí reconoce que ellos se desarrollan en un nivel de la psiquis humana en el que no pueden ser controlados por la razón por lo que le advierte a Gregorio de Nacianzo, que es mejor no dormir mucho a fin de que la mente no quede librada a fantasías sin freno8. Es justamente el Nacienceno quien habla de los sueños no desde una perspectiva teológica sino desde su experiencia personal. En el segundo libro de sus Cantos dice que Dios lo instruyó desde su niñez a través de los sueños nocturnos y de ese modo alcanzó las alturas de la contemplación9. Así fue, por ejemplo, que eligió una vida de castidad y continencia evitando el matrimonio10. Pero advierte también que el demonio puede usar a los sueños como un modo

6

Gregorio de Nisa, De hominis opificio, 13, 172b, p. 142.

7

Basilio Magno, Comentario a Isaías, 6-7 (PG 30, 127-130).

8

Basilio Magno, Epistolae, 2, 6 (PG 32, 231).

9

Gregorio de Nacianzo, Carminum, II, 994-995, 998 (PG 37, 1449-1450).

10

Gregorio de Nacianzo, Carminum, II, 930-933 (PG 37, 1367-1374).

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Rubén Peretó Rivas

de engañar a los hombres por lo que es necesario ser cuidadosos con respecto a sus contenidos11. San Juan Crisóstomo explica en su Comentario a los Hechos de los Apóstoles, que la gracia les es impartida a algunos a través de los sueños mientras que a otros les es derramada abiertamente. Y es por eso que los profetas vieron y recibieron sus revelaciones a través de los sueños12. Éstos son enviados a aquellos hombres cuya voluntad se conforma a la divina, ya que ellos no necesitan visiones u otro tipo de manifestaciones sobrenaturales, y tal fue el caso de José, el padre adoptivo de Jesús, de Pablo o de Pedro13. El Crisóstomo es cuidadoso en explicar que no somos responsables de nuestros sueños y es por eso que no somos culpables de lo que en ellos acontezca. Si bien no revelan ninguna realidad física, sí revelan una realidad espiritual en la que los hombres hasta pueden ser golpeados por los ángeles. Los sueños también dejan ver el estado del alma del hombre, su mala consciencia y su mal carácter e, incluso, pueden disuadirlo de sus deseos inmorales14. No es posible en este trabajo analizar el Perì enypnón, Sobre los sueños, de Sinesio de Cirene, obispo de Ptolemaida considerado por muchos más platónico que cristiano y no siempre admitido entre los Padres de la Iglesia15. Destaco, sin embargo, que el autor considera que la facultad representativa sirve de base para explicar la génesis de los sueños. Distingue entre sueños proféticos y visión onírica e insiste en la importancia del subconsciente en la creación literaria. Finalmente, considera que cada sueño debe ser interpretado por sí mismo y que la sympátheia universal sirve de base racional para la adivinación. Los Padres Latinos se expresaron también acerca de los sueños. San Ambrosio quizás sea el más contundente de todos. En su Carta a Teodosio afirma que Dios le prohibió en sueños que celebrara la comunión con el emperador a menos que éste se arrepintiera. Es muy cuidadoso en relatar los detalles del sueño, y aclara que ocurrió en medio de la noche, cuando estaba ansioso por lo que debía hacer al día siguiente16. Y, en el libro que dedica a la muerte de su hermano Sátiro, compara las noches de dolor provocadas por la separación con los 11

Gregorio de Nacianzo, Carminum, I, 608-609 (PG 37, 943-944).

12

Juan Crisóstomo, Homilías a los Hechos de los Apóstoles, 5, 1; M. Merino (ed.), Ciudad Nueva, Madrid, 2010, p. 219. 13

Juan Crisóstomo, Homilías sobre Mateo, 4, 10-11, 18; 5, 5, D. Ruíz Bueno (ed.), BAC, Madrid, 2007, p. 356. 14

Juan Crisóstomo, Homilía sobre los Romanos, 24, 12; Crisóstomo: Homilía sobre Mateo, 53, 6, p. 378.

15

APS,

Sevilla, 1993, p. 54. Juan

Cfr. S. de Cirene, “Tratado sobre los sueños”, en Himnos. Tratados, F. A. García Moreno (trad.), Gredos, Madrid, 1993, pp. 250-259. 16

Ambrosio de Milán, Cartas, 51, 14 (PL 16, 903).

Los sueños como causa en la vida espiritual

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gozos que tiene en ese momento debido a que los sueños le traen la realidad de la presencia de Sátiro17. Pero, más allá de estas cuestiones personales, el obispo de Milán afirma que el Espíritu Santo habla a través de los sueños, muchas veces sirviéndose de un ángel, ya que estos seres están dirigidos por el Espíritu. Fue Él quien no solamente confirmó su presencia a José en sueños, sino que también dirigió a Pablo a través de visiones e intuiciones, y habló claramente a Pedro en el sueño que tuvo lugar en Jope. Sobre este hecho en particular se extiende largamente y termina diciendo: “¡Cuán claramente el Espíritu Santo expresó su propio poder!”18. Los sueños en San Agustín fueron objeto hace algunas décadas de una excelente monografía a la cual remito19. Baste aquí decir que la reflexión sobre los sueños en el obispo de Hipona engloba elementos de distintas proveniencias. Si bien son objeto de influencias de ángeles y demonios, también la imaginación y su poder creador tienen parte en ellos. Pero para Agustín no se trata solamente de una cuestión propia de la psicología humana puesto que considera que los sueños juegan también un rol en el conocimiento de Dios. Los últimos libros del De Trinitate nos muestran al autor preocupado en buscar en el espíritu humano la imagen de Dios y, al comprender su funcionamiento, será posible penetrar aún más profundamente en ese espacio interior en el que el hombre se encuentra con Dios. Y es por eso que todas las teorías que propone Agustín sobre los sueños están en armonía con su insistencia sobre la potencia de la gracia de Dios: si...


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