Melanie Klein PDF

Title Melanie Klein
Course Teoría Psicoanalítica II
Institution Universidad de Belgrano
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INTRODUCCIÓN A LA OBRA DE MELANIE KLEIN – Hanna Segal La obra de Melanie Klein es una de las piedras fundamentales del edificio del conocimiento psicoanalítico. Los principales conceptos pilares de su obra se refieren especialmente a los primeros estadios del desarrollo del yo, a la existencia de relaciones de objeto tempranas (con sus posiciones esquizo-paranoide y depresiva) en la evolución mental y emocional del niño, a la aparición más precoz del superyó y del complejo de Edipo, a la importancia adquirida de la reparación, etc.

POSICIÓN: Melanie Klein eligió el término posición para destacar que el fenómeno que estaba describiendo no era simplemente una etapa o fase transitoria, sino que implica una configuración específica de relaciones objetales, ansiedades y defensas, persistentes a lo largo de la vida. La posición esquizo-paranoide y la posición depresiva son fases del desarrollo. Podrían considerarse subdivisiones de la etapa oral, ocupando la primera los tres o cuatro primeros meses y siendo seguida por la última en la segunda mitad del primer año. La posición depresiva nunca llega a reemplazar por completo a la posición esquizoparanoide, la integración lograda nunca es total y las defensas contra el conflicto depresivo producen regresión a fenómenos esquizo-paranoides, de modo que el individuo puede oscilar siempre entre ambas posiciones. Para Melanie Klein, la neurosis infantil es una defensa contra las ansiedades paranoides y depresivas subyacentes, una forma de elaboración.

FANTASÍA Melanie Klein amplió mucho el concepto freudiano de fantasía inconsciente y le dio mayor importancia. Para Freud es una realización alucinatoria de deseos (instrumento de defensa y medio de escapar a la realidad externa). Las fantasías inconscientes están siempre presentes y activas en todo individuo. Su presencia no es índice de enfermedad. Lo que determina el estado psíquico del sujeto es la naturaleza de estas fantasías inconscientes y su relación con la realidad externa. Según Melanie Klein, la fantasía inconsciente es la expresión mental de los instintos y por consiguiente existe desde el comienzo de la vida. Los instintos son buscadores de objetos. Para cada impulso instintivo hay una fantasía correspondiente. ENVIDIA vs CELOS La envidia es para Klein una de las emocione más primitivas y fundamentales y es la más temprana. Es una relación de dos partes en el que sujeto envidia al objeto por alguna posición o cualidad. El objetivo de la envidia es ser uno mismo tan bueno como el objeto, pero cuando esto se siente imposible, el objetivo se convierte en arruinar lo bueno que posee el objeto para suprimir

la fuente de envidia. De todos modos, la destrucción es contingente y no el fin que se buscaba. Es una relación de a dos y se experiencia esencialmente en función de objetos parciales. Los celos se basan en el amor y su objetivo es poseer al objeto amado y excluir al rival. Corresponde a una relación triangular y por consiguiente a una etapa de la vida en que se reconoce y se diferencia claramente los objetos. Son necesariamente una relación de objeto total.

LA POSICIÓN ESQUIZO-PARANOIDE Crear fantasías es una función del yo. El concepto de fantasía como lo utiliza Melanie Klein implica mayor grado de organización yoica del que suponía Freud. Supone que desde el nacimiento, el yo es capaz de establecer relaciones objetales primitivas en la fantasía y en la realidad, sentir ansiedad y utilizar mecanismos de defensa. Esto no significa que al nacer el yo se parezca mucho al de un bebé bien integrado de seis meses, ni mucho menos al de un adulto. Al principio, el yo está muy desorganizado, pero tiene desde el comienzo la tendencia a integrarse. La posición esquizo-paranoide se caracteriza por el hecho de que el bebé no reconoce “personas”, sino que se relaciona con objetos parciales y por el predominio de la ansiedad paranoide y de procesos de escisión. El yo inmaduro del bebé está expuesto desde que nace a la ansiedad provocada por el conflicto de vida y el de muerte y por el impacto de la realidad externa. Cuando se ve afectado por la ansiedad que le provoca el instinto de muerte, lo deflexiona: el yo escinde y proyecta fuera parte del instinto de muerte, poniéndola en el objeto externo original: el pecho materno. De esta manera, se lo llega a experimental como malo y amenazador al yo, dando origen al sentimiento de persecución. Parte del instinto de muerte que queda en el yo, se convierte en agresión y se dirige contra los perseguidores. Del mismo modo, parte del instinto de vida o libido (energía de las pulsiones sexuales, energía vital ligada a la auto-conservación a la pulsión de vida), se proyecta a fin de crear un objeto que satisfaga ese impulso instintivo del yo a conservar la vida y parte restante de esa libido se utiliza para establecer una relación libidinosa con ese objeto ideal. El yo tiene relación entonces con dos objetos: el pecho malo (persecutorio) y el pecho bueno (ideal). El objetivo del bebé es tratar de guardar dentro de sí el objeto ideal e identificarse con este y mantener fuera el objeto malo y las partes del yo que contienen el instinto de muerte. La ansiedad (vs miedo) predominante de esta posición es la paranoide: ansiedad ante la posibilidad que el objeto u objetos persecutorios se introduzcan en el yo y aniquilen tanto al objeto ideal como al yo. Por eso Klein la llama esquizo paranoide: la ansiedad predominante es la paranoide y el estado del yo y sus objetos se caracteriza por la escisión, que es equizoide. Contra la ansiedad de ser aniquilado, el yo desarrolla mecanismos de defensa: -

Introyección: introyecta lo bueno. Hacer propios objetos, conductas, rasgos del mundo.

-

Proyección: proyecta lo malo. Poner fuera sentimientos, impulsos, deseos propios.

Hay situaciones en que se proyecta lo bueno, para mantenerlo a salvo de lo que se siente como maldad interna y situaciones en las que se introyecta lo malo (los perseguidores) en un intento de controlarlos. -

Idealización: vinculada con la escisión y conformación del objeto ideal.

-

Negación mágica omnipotente: vinculada con la idealización extrema. Cuando la persecución es tan extrema que se hace insoportable, se la niega totalmente. Se basa en la fantasía de aniquilar a los perseguidores. Otra forma de esta negación es idealizar al objeto persecutorio mismo y tratarlo como ideal.

-

Identificación proyectiva: se escinden y se apartan partes del yo y objetos internos y se los proyecta al objeto externo que queda poseído y controlado por las partes proyectadas e identificado con ellas. Se pueden proyectar partes malas del yo tanto para librarse de ellas como para destruir al objeto; se pueden proyectar partes buenas para mantenerlas a salvo de la maldad interna.

Cuando los mecanismos descritos no alcanzan para dominar la ansiedad y ésta invade al yo, puede surgir la desintegración del yo como medida defensiva. El yo se fragmenta y se escinde en pedacitos para evitar la experiencia de ansiedad. Este mecanismo es muy dañino para el yo. Los mecanismos de defensa y ansiedades desempeñan un papel importante en la personalidad más madura e integrada: -

Escisión: base para la capacidad de discriminar, diferenciar lo bueno y lo malo, de prestar atención, represión. Ansiedad persecutoria: capacidad de evaluar y reaccionar ante situaciones peligrosas. Idealización: creer en la bondad de las personas y de uno mismo, enamorarse, apreciar la belleza, formarse ideales sociales. Identificación proyectiva: forma más temprana de empatía.

Para que la posición esquizo-paranoide de lugar a la posición depresiva, la condición es que las experiencias buenas predominen sobre las malas, el objeto ideal prevalece sobre el persecutorio, el instinto de vida sobre el de muerte. El yo se identifica con el objeto ideal y adquiere mayor fuerza para enfrentarse a las ansiedades sin recurrir a los mecanismos de defensa. Disminuye el miedo a los perseguidores y la escisión entre objetos buenos y malos. Disminuye la escisión dentro del yo; sus partes buenas y malas entran en mayor contacto y sentir sus partes malas como partes de sí y no proyectarlas constantemente a sus objetos. Distingue cada vez más entre lo que es Yo y lo que es objeto.

POSICIÓN DEPRESIVA Klein describió a esta posición como la fase del desarrollo en que el bebé reconoce un objeto total y se relaciona con él. El bebé reconoce a su madre y también a otras personas de su ambiente. Cuando el bebé reconoce a su madre significa que ya la reconoce como objeto total: que puede a veces ser buena y a veces mala; que puede estar presente o ausente y a la que puede amar y odiar al mismo tiempo. El bebé descubre cuán desamparado está, cómo depende totalmente de ella y cuántos celos le provocan los demás. A medida que la madre se convierte en objeto total, el

yo del bebé se convierte en un yo total, escindiéndose cada vez menos en sus componentes buenos y malos. Se enfrenta entonces con los conflictos de su propia ambivalencia. El motivo principal de ansiedad es que sus propios impulsos destructivos hayan destruido o lleguen a destruir al objeto amado de quien depende totalmente. Esto le provoca experiencias de repetida depresión y desesperación, de allí el nombre de esta fase. Se intensifican los mecanismos de introyección y disminuyen los de proyección: el bebé descubre cuánto depende de su objeto y esto aumenta su necesidad de poseer el objeto, guardarlo dentro de sí. Surge la ansiedad de ser el mismo el destructor de su propio mundo interno. Las defensas en esta etapa se llaman defensas maníacas e incluye: escisión, idealización, identificación proyectiva, negación. Dichas defensas tienen como objetivo impedir que se sienta lo descrito anteriormente, que se experiencia plenamente la realidad psíquica. Están presentes en estas defensas una tríada de sentimientos: -

Control: controlar al objeto es una manera de negar la propia dependencia de él, pero al mismo tiempo una manera de obligarlo a satisfacer una necesidad de dependencia. Triunfo: es la negación de sentimientos depresivos ligados a la valoración e importancia afectiva otorgada al objeto. Desprecio: es también negar directamente cuánto se lo valora y actúa contra la experiencia de pérdida y de culpa. Un objeto despreciable no merece que uno sienta culpa por él y el desprecio hacia semejante objeto se convierte en justificación para seguir atacándolo.

Otra manera de resolución de la depresión no es utilizando mecanismos de defensas sino mediante la reparación. Es un proceso lento y al yo le lleva mucho tiempo adquirir fuerzas suficientes como para confiar en sus capacidades reparatorias. Cuando el bebé entra en la posición depresiva y siente que ha destruido a su madre, su culpa y desesperación por haberla perdido le despiertan deseos de reparación, de restaurarla para recuperarla interna y externamente. La capacidad de reparación se basa en la capacidad del yo para conservar el amor y las relaciones a pesar de conflictos y dificultades. Repetidas experiencias de pérdida y recuperación del objeto reducen la intensidad de la ansiedad depresiva (Ejemplo: reaparición de la madre tras ausencia). Le hacen asimismo, advertir la resistencia de los objetos externos y temer menos a los ataques que les hace en sus fantasías. Esto a su vez lo capacita a soportar la privación sin que lo abrume el odio. La reparación propiamente dicha apenas se puede considerar un mecanismo de defensa. Estos últimos procuran evitar la experiencia displacentera, mientras que la reparación se basa en el reconocimiento de la realidad psíquica, en la vivencia de dolor que esta realidad causa y en la adopción de una acción adecuada para remediarla en la fantasía y en la realidad.

COMPLEJO DE EDIPO En la definición kleiniana de la posición depresiva está implícito que el complejo de Edipo comienza a desarrollarse en esta fase, de la que es parte integrante. Cuando el bebé percibe a la madre como objeto total cambia su percepción del mundo.

Reconoce a las personas como seres individuales y separados y con relaciones entre sí; en especial advierte el importante vínculo entre su madre y su padre y proyecta en ellos sus propios impulsos amorosos y agresivos, libidinales y hostiles. Percibe a sus padres en función de sus propias proyecciones desfiguradas y esto le origina intensa frustración, celos y envidia, ya que percibe a los padres dándose sin cesar aquellas gratificaciones que él desea para sí. Reacciona a esto con más fantasías y sentimientos agresivos. La introyección es muy activa en este estadio; introyecta a esos padres atacados y destruidos y siente que forman parte de su mundo interno. De este modo, en la posición depresiva, el niño no sólo se encuentra con un pecho y madre internos destruidos sino con la pareja parental interna destruida. Contra esta situación, se despliegan los mecanismos de defensas: escisión, idealización, negación que pueden tomar diversas formas. -

Escisión: entre padres buenos (asexuados) y padres malos (sexuales) o entre padre y madre, encarnando uno de ellos el ideal y el otro como objeto persecutorio. Idealización: Padres combinados: no diferencia completamente al padre de la madre. Su idealización le hace verla conteniendo todo lo deseable: pechos, bebés y penes. Negación: niega la relación entre sus padres y en sus fantasías los convierte en padres combinados.

Tanto al varón como para la niña, el primer objeto de deseo es el pecho de la madre y al padre se lo percibe como un rival. Pero luego, ante las ansiedades persecutorias y depresivas el pene del padre se convierte en un objeto alternativo de deseo. Las fantasías del varón se centran alrededor del coito con la madre y los temores de castración; las de la niña, en el coito con el padre y la ansiedad de que la madre la ataque. En la medida en que se percibe esa relación con los padres, esa pareja parental se va a introyectar y se va a constituir en el núcleo del superyó, el cual va a ser una instancia psíquica que le pone freno a los impulsos instintivos....


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