NADA - Carmen Laforet - resumen selectividad libro NADA - Nada PDF

Title NADA - Carmen Laforet - resumen selectividad libro NADA - Nada
Course Sociologia General
Institution Universitat Ramon Llull
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NADA (1945) Carmen Laforet

CONTEXTO Publicada en 1945 (posguerra). Andrea llega a Barcelona para estudiar FILOSOFÍA Y

LETRAS. Sus ilusiones iniciales se ven truncadas por la podredumbre de su entorno, manifestada en las tensas relaciones que mantienen los familiares que la acogen. Sin embargo, a través de la amistad aparecerá un hilo de esperanza.

PERSONAJES

RESUMEN POR CAPÍTULOS PRIMERA PARTE 1

Capítulo I Andrea llega a Barcelona a medianoche sin que nadie la esperase. Cogió uno de esos viejos coches de caballos hasta la calle Aribau, donde vivían sus parientes. Subió la escalera del edificio y picó al timbre; le abrió una “viejecita decrépita”, su abuela. Se hace una descripción negativa del piso (lámpara llena de telarañas, fondo oscuro…). Su abuela la confunde con una tal Gloria. De una de las puertas del recibidor salió un tipo alto: su tío Juan. Aparecieron de repente varias mujeres fantasmales; una de ellas la criada (Antonia), vestida de negro, como el perro. Otra de ellas era su tía Angustias. Su tío Juan le presentó a su mujer, Gloria. Andrea quería ducharse pero Angustias le dijo que no había agua caliente, así que se duchó con agua fría. Según supo Andrea, la habitación que le habían preparado era el salón de la casa, que tenía un piano. Andrea abrió una puerta que comunicaba con una galería abierta para poder ver las estrellas del cielo. Sentía miedo al irse a dormir.

Capítulo II Al despertarse Andrea, con frío, ya se oían los primeros tranvías. Recuerda su última visita a los abuelos, cuando tenía 7 años. Andrea describe Barcelona como aceras anchas húmedas de riego y mucha gente bebiendo refrescos en un café. Cuando abrió los ojos, estaba su abuela mirándola junto a su abuelo (se supone que en un cuadro de hace 50 años). El piso tenía 8 balcones, lleno de cortinas. Cuando ella era la única nieta, pasó allí las temporadas más excitantes de su época infantil. Andrea tenía una sensación de inseguridad frente a todo lo que había cambiado. Hacía tres años que después de morir el abuelo, la familia había decidido quedarse solo con la mitad del piso. Había un gato sobre el sillón. Andrea se levantó y no había nadie en el comedor. De repente, su tía Angustias la llamó desde su habitación, limpia y ordenada, no como el resto de la casa. Su tía Angustias le da una charla y le dice que Barcelona es la ciudad española que más se parece al infierno. Le advirtió que no le dejaría dar un paso sin su permiso. Angustias comenta que Andrea quiere estudiar letras y que todo se lo deberá a la familia de su madre. Andrea le dice que no tiene beca pero si matrículas gratuitas y su tía le contesta que eso es debido a su orfandad. Angustias le dice que la mujer de su tío Juan (Gloria) no es nada conveniente, y que si algún día se hicieran amigas, le daría un disgusto enorme. Andrea salió al comedor, donde ya había gente: Gloria, dándole de comer a un niño, y un hombre de pelo rizado (su tío Román). Román hace ver que Gloria no le cae bien, y Juan (su marido), discute con él. Juan estaba fuera de sí, y empezó a insultar a su mujer, quien al final lloró. Entró la abuela por la puerta (venía de misa).

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Capítulo III Angustias y Andrea entran al piso de vuelta de la calle. Andrea sentía que algo iba mal cada vez que Angustias era cariñosa con ella. A veces Angustias obligaba a Andrea a ponerse un sombrero azul. A la hora de la cena estaban todos. La abuela le susurró al oído a Andrea que Juan era el más bueno y el más desgraciado. Román se marchó antes que nadie y le dijo a Juan que hasta la imbécil de su mujer se burlaba de él. Gloria le pidió a Andrea que la acompañase a la habitación para dormir al niño y Andrea aceptó. La tía Angustias se encerró en su cuarto llena de celos. Gloria le cuenta sucesos de aquella casa, diciéndole que los únicos buenos de la casa eran la abuela y Juan. En el antiguo despacho del abuelo Juan se había montado su estudio. Andrea fue allí a por un lápiz y se quedó viendo como su tío trabajaba pintando a Gloria desnuda. Gloria le dijo a Andrea que Román era malvado, y que a ella le había hecho mucho daño. Román no vivía en el mismo piso que ellos, sino en un cuarto de las guardillas de la casa. Andrea fue a verle y Román le dice que las discusiones de la familia no tienen ni causa ni conducen a un fin. Román le dice que ha leído la carta y lo que su prima le escribió a Angustias (que le gustaba fumar). Andrea le dice que en el pueblo solo fumaba para molestar a Isabel y que la dejara venir a Barcelona. Su tío le dice que aquella casa era como un barco que se hundía, y que ellos eran las ratas; su madre evitó el peligro marchándose la primera, y dos de sus tías se casaron con el primero que llegó con tal de huir de ahí. Román toca el violín y Andrea se pone a pensar en recuerdos y en sus cosas.

Capítulo IV Los días que han pasado desde que llegó a Barcelona han sido para Andrea días sin importancia y inútiles; llenos de historias turbias. Era otoño y solo le apetecía apoyar la cabeza en una pared y cerrar los ojos. Andrea llegó a casa de la Universidad y se sentó en el comedor junto con la abuela, que estaba cosiendo. Hay un diálogo entre Gloria y la Abuela; la abuela explica cómo Juan y Román de pequeños se querían mucho, y que Román está celoso de Gloria porque dice que la abuela la quiere más a ella. Gloria confiesa que Román en un pasado la había querido y que había estado enamorado de ella, llevándola a esa misma casa en plena guerra. Por aquel entonces, Don Jerónimo, jefe de Angustias, estaba escondido en el piso porque querían matarle. La abuela dice que Román cambió radicalmente cuando volvió de estar en la checa. Gloria le explica su historia a Andrea, cómo conoció a Juan y a Román y cómo era su vida por aquel entonces (Juan la dejó sola con el niño en el vientre y Román la llevó al piso donde están actualmente, para que Gloria no se quedara sola) (se llevaron a Román a la checa y la criada Antonia declaró a su favor, diciendo que Gloria era una mujer mala y que le abriría el vientre con

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un cuchillo, y fue ahí cuando Gloria le pegó). El niño de Gloria nació cuando entraron los nacionales, y Angustias la llevó a una clínica y la dejó allí. Cuando terminó la guerra Gloria aún seguía en la cama. Mientras escuchaba las historias, Andrea tenía fiebre y Angustias la obligó a acostarse. El último día de su enfermedad fue a verla Román, y le tocó el piano. Andrea se despertó sin fiebre y confusa, con la sensación de haber descubierto algún oscuro secreto.

Capítulo V Andrea habla con Angustias y ella le dice que no puede ir sola por las calles. Cuando Andrea volvió a la Universidad, consiguió relacionarse con un grupo de compañeros de clase (dos de ellos eran Pons y Ena). Ena le pide a Pons que las deje solas, y le pregunta si el famoso violinista (Román) era pariente suyo, ya que tenían el mismo apellido y vivían en la misma calle. Le pidió que le presentara a su tío. Andrea se escabulló de la Universidad y al llegar a casa Román no estaba. Se había ido de viaje y nadie sabía a dónde, excepto la criada (Antonia). Apareció un atardecer por el piso y dijo que había estado por los Pirineos y Puigcerdá.

Capítulo VI El día de Navidad hubo un escándalo en la familia que dejó a Andrea una sensación de desagrado respecto a su tío Román. Aquella discusión tuvo sus raíces ocultas en su amistad con Ena. Andrea no tenía ni para pagar el tranvía y quería regalarle algo a Ena, por lo que abrió su maleta donde tenía todas sus pertenencias. Encontró un pañuelo que su abuela le había regalado por su primera comunión y se lo regaló el último día antes de las vacaciones de Navidad. Andrea quiso acompañar a Angustias a la Misa del Gallo pero ella le dijo que prefería ir sola, por lo que Andrea quedó sorprendida. Al día siguiente fue con la abuela. Al llegar a casa Gloria, Angustias y Juan estaban teniendo una fuerte discusión ya que Angustias acusaba a Gloria de haberle robado el pañuelo a Andrea. Ella le dijo que se lo había regalado a alguien y Juan, seguidamente, abofeteó a Angustias, quien se cayó al suelo. Ese día comieron la abuela, Gloria, Juan, Román y Andrea (Angustias no quiso salir de su habitación). Angustias hizo ir a Andrea a la habitación y le dijo que muy pronto se marcharía de esa casa, y que si había regalado el pañuelo tenía que pedir que se lo devolvieran. Angustias le confiesa que fue Román quien le dijo que había visto a Gloria vendiendo el pañuelo. Andrea acabó el día de Navidad en su cuarto pensando en lo mezquino que era Román.

Capítulo VII 4

Dos días después de esa escena, Angustias se fue sin decir a dónde. Aquella tarde sonó el timbre y Andrea abrió a un desconocido que venía preguntando si Angustias se había marchado ya. Era Jerónimo Sanz, el jefe de Angustias, quien buscaba hablar con la abuela. Jerónimo le pidió a la abuela la dirección de Angustias pero la abuela le mintió diciéndole que no sabía dónde estaba. Gloria le dijo a la abuela que en Nochebuena la vieron volviendo a casa con don Jerónimo. Andrea durmió esa noche en la habitación de Angustias, y se despertó sobresaltada con la luz eléctrica en los ojos. Era Román. La abuela le enseñó fotos a Andrea. Ella fue al balcón, donde estaba Román con una carta en la mano. Le ofreció subir a su habitación pero Andrea rechazó primeramente. Después se arrepintió y subió. Estuvo un rato hablando con Román, que parecía trastornado. Andrea se escapó de nuevo al piso y no cenó para no encontrarse a Román. Andrea se acostó y por primera vez anheló la compañía humana. De pronto, sonó el teléfono que había únicamente en la habitación de Angustias; Andrea lo cogió y se alegró al oír a Ena.

Capítulo VIII Angustias volvió en un tren a medianoche y se encontró a Gloria en la escalera. Angustias se puso histérica, y despertó a Juan, quien salió a quejarse de los gritos. Angustias descubrió que Andrea había estado durmiendo en su habitación al encontrar su traje allí. Le pidió que al día siguiente nada más levantarse fuese a hablar con ella a su habitación. Andrea sentía que ya no podía soportar más su autoritarismo. Angustias le confesó que se iba a ir de esa casa permanentemente, a un convento donde había pasado los días anteriores en una intensa preparación espiritual. Angustias le dijo que solo habían dos caminos para la mujer, y que ella había escogido el suyo. Le habló de lo mal que estaba la abuela después de la guerra y de que a partir de ahora recibiría ella misma su pensión, y tendría que saber gestionarla. Gloria durmió hasta el mediodía y se levantó para enseñarle a Andrea los moratones que tenía de la paliza que le había dado Juan la noche anterior.

Capítulo IX Las amigas de Angustias van a casa, todas vestidas de negro. Recordaban los viejos tiempos en la casa. Una de ellas preguntó por Jerónimo Sanz, pero no obtuvo respuesta. Andrea habla con Gloria, quien le dice que no entiende por qué Angustias no se fue con don Jerónimo ni por qué se mete a monja, si no está hecha para rezar. Además le dice que Juan le pegó solo por su culpa, por haber dicho que se estaba yendo de casa la noche en la que Angustias llegó, y le dijo a Andrea que solo estaba yendo a ver a su hermana. Le dijo que don Jerónimo y Angustias se veían todos los días por la mañana en la iglesia.

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Les condujo un taxi, iban junto a las 3 amigas más íntimas de Angustias. La acompañaron hasta el andén y allí se despidieron. Juan le gritó mientras ella ya estaba en el tren y no podía oírle, diciéndole que no había querido casarse con don Jerónimo porque su padre le dijo que era poco para ella, y cuando volvió de América más rico, lo estuvo entreteniendo 20 años y se lo había robado a su mujer.

SEGUNDA PARTE Capítulo X Andrea sale de casa de Ena, en la Vía Layetana, de noche. Por primera vez se sentía libre. Andrea explica cómo escuchó a la madre de Ena tocar el piano. Sonaron las campanas y eran las 11. Andrea tuvo curiosidad por ver la Catedral de noche, y allí fue. Estando allí apareció un señor mayor con barba canosa y aspecto de vagabundo, y Andrea fue tras él y le dio dos pesetas. Posteriormente apareció otro hombre embutido en un gabán. El hombre la llamó por su nombre, y Andrea le reconoció de haberlo visto en casa de Ena; era Gerardo. Él le dijo que no podía ir sola por esas calles, y que la iba a acompañar hasta casa. Al entrar en la habitación de Angustias, Andrea vio varios muebles que antes no estaban allí, y la cama deshecha de una siesta de Gloria. Su tío Juan le dijo que no echara la llave. Andrea habló con su abuela y su tío sobre la mensualidad que tenía que pagar, y al final se decidió que sólo tendría que pagar el pan diario. Ese día Andrea recibió la paga, y aprovechó para comprarse jabón, perfume, rosas (para la madre de su amiga) y un jersey para ir a casa de Ena, que le había invitado a comer. Los padres de Ena (Luis y Margarita) y sus 5 hermanos eran rubios. Tuvieron una conversación todos durante la comida. Ellos dos eran comerciantes y todas sus conversaciones terminaban hablando de negocios.

Capítulo XI Andrea estaba en la cocina de casa, bebiéndose el agua de la verdura. Fue interrumpida por Antonia y Juan. Andrea explica que se sentía mejor sin comer en esa casa y que a veces comía en un restaurante barato de la calle Tallers. Había tomado la costumbre de quedarse a estudiar con Ena muchas tardes. Andrea recibió la paga de marzo y se la volvió a gastar exactamente igual. Compró una bandeja de dulces y fue a un cine caro. Explica que en la calle de Aribau Juan, Gloria, la abuela y a veces el niño, también pasaban hambre. Ese mismo día Juan y Gloria tuvieron otra gran discusión, ya que Juan le decía que esa gente le debía dinero. Andrea se fue y al volver, estaban Juan y la abuela cenando. Pronto se empezaron a oír gritos de socorro; era

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Gloria, ya que Juan le estaba dando una paliza bárbara. Andrea salió y encontró a la abuela y a Antonia en la puerta pidiéndole a Juan que la abriera. Juan arrastró a Gloria hasta la bañera, donde dejó caer un chorro de agua helada sobre ella. Una vez acabó la paliza, Andrea recogió a Gloria y fueron a su habitación. Gloria se queja de que ni siquiera puede ir a ver a su hermana, sólo porque es de condición humilde, aunque en su casa hay buena comida. Gloria estuvo hablando a Andrea cuando de repente entró Juan. Él dijo que a partir de ahora el único que vendería sus cuadros era él.

Capítulo XII Andrea está con Ena. Ena le dice que tiene ganas de ir al campo el domingo con Jaime (su novio) y le propone a Andrea que vaya con ellos. Ena cuenta cómo se divierte enamorando a hombres, y el por qué no puede presentar a Jaime a su familia. Salieron los 4 domingos de marzo y alguno de abril, más a la playa que a la montaña. En la playa Ena les dijo a los dos lo mucho que les quería, pero que había una persona a la que quería más que a ellos dos juntos, pero no podía decirles quién. A veces Andrea se enfadaba con Ena por una nadería, sin sentido, a causa del mal humor que tenía de pasar hambre. Después de discutir con Ena, un día Andrea llegó a casa y se puso a ordenar las cosas de la Universidad. Se encontró la tarjeta que le había dado Gerardo el día de la Catedral. Le llamó y quedaron para salir la tarde siguiente. Ese día Andrea no fue a la Universidad, y por la tarde Gerardo fue a buscarla. Andrea y él caminaron por la calle de Cortes hasta los jardines de la Exposición. Después fueron hacia Miramar. De repente, mientras contemplaban las vistas de Barcelona, Gerardo besó el pelo de Andrea, quien no había besado nunca antes a un hombre. Después de eso, Andrea sentía que Gerardo se había enamorado de ella. Él la atrajo hacia su cuerpo y la besó en la boca; Andrea le apartó con asco y echó a correr. Gerardo la siguió. Andrea volvió a casa, dónde estaba Ena con Román.

Capítulo XIII Al día siguiente Ena le dijo a Andrea que esa tarde no fuese a su casa, ya que tenía un asunto entre manos. Ena se fue con Bonet, uno de sus enamorados menos favorecidos. Le pidió a Andrea que no pasase por su casa hasta que ella le avisara. Desde entonces, Andrea tuvo que pasarse sola de nuevo; la vida había vuelto a ser muy solitaria para ella. En casa Gloria estaba más nerviosa que de costumbre, ya que tenía miedo de volver a estar embarazada. Andrea habló con Pons, quien le prestó los libros, ya que ella no tenía y ya no podía estudiar con Ena. Pons le habló de sus amigos, en concreto de Guíxols, un pintor de 20 años. Sus amigos le pidieron a Pons que esa tarde les llevara a Andrea al estudio, después de que Pons les hubiese dicho que

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Andrea era diferente. Ella le acompañó, pero primero pasaron por la Iglesia de Santa María del Mar. Posteriormente, fueron a la calle Montcada, donde Guíxols tenía su estudio. Abrió la puerta Iturdiaga. Más tarde se encontraron con Guíxols y Pujol. Ellos dos eran ricos, y Pons e Iturdiaga pertenecían a familias muy conocidas en la indústria catalana. Iturdiaga explica cómo se gastó el dinero que su padre le había dado en Navidad, y le dijo que se lo había prestado a López Soler, que ahora estaba en Bilbao. Su padre le dijo que se iría junto a su hermano. Fueron a Bilbao y luego a Madrid; finalmente López Soler le devolvió todo el dinero.

Capítulo XIV Andrea estudiaba mucho para los exámenes. Gloria le había dicho que Ena había ido a ver a Román y que él le había tocado el violín. Gloria le preguntó a Andrea si creía que Román y Ena se iban a casar. Ella y Andrea ya no eran amigas, puesto que Ena la había apartado totalmente de su vida. Esa tarde ellas dos fueron al Tibidabo y se lo pasaron como en los viejos tiempos. Ena le dio explicaciones de su amistad con Román, diciéndole que ella podía elegir a sus amigos. Andrea le respondió que él era una persona mezquina y malvada. Ellas dos charlan y Ena finalmente le dice que vaya a casa cuando quiera, que su madre estaba alarmada ya que Andrea era la única amiga que había tenido.

Capítulo XV Andrea llegó a casa y Antonia le dijo que iba a haber entierro, ya que el niño se iba a morir (estaba enfermo con pulmonía, aunque Juan creía que era algo del estómago). En la misma habitación que el niño estaban Juan, la abuela y Gloria. Gloria le dijo a Juan que se marchara a trabajar, y él se fue. Gloria aprovechó la salida de Juan para dejar al niño enfermo con la abuela e irse a casa de su hermana, a ver si le daba dinero para las medicinas. Era uno de los últimos días de mayo y Andrea se quedó estudiando de noche. Inesperadamente, apareció Juan, que por su inquietud había regresado antes. Se empezó a enfadar cuando vio que Gloria no estaba. Él se fue de repente a buscar a Gloria, y la abuela le pidió a Andrea que fuese con él, que sino mataría a Gloria. Pasaron por la Rambla, por la calle Tallers, por la Calle del Conde del Asalto (principio del barrio chino…). Juan se peleó con un borracho que, al salir disparado, se le cayó encima. Andrea volvía a casa con Juan, y le dijo que Gloria únicamente había ido a ver a su hermana para pedirle dinero. Juan le dijo que eso era mentira. Él empezó a aporrear una puerta hasta que le abrieron y entró, dejando a Andrea en la calle. Después de una hora una señora (probablemente la hermana de Gloria) le abrió y la hizo pasar. Allí dentro estaba Juan, escuchando el rapapolvo que la señora le estaba echando defendiendo a Gloria, quien salió de una habitación. Se fueron

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los 3 juntos a casa, Juan abrazado de su mujer.

Capítulo XVI Román se compró trajes y camisas de seda, por lo que Gloria le dijo a Andrea que ella creía que estaba enamorado. Andrea se fue a la calle y se encontró a un viejecito pobre al que su tía Angustias daba limosna cuando le veía. Andrea explica la rabia que le daba que varios niños descalzos le pidieran comida por la calle, ya que ella también pasaba hambre. Era una tarde de inicio de verano, y Andrea ya había terminado los exámenes. Tenía pensado ir esa tarde al estudio de Guíxols. En la calle, Andrea vio a Jaime en su coche, y eso le trajo muchos recuerdos. Jaime la invitó a dar una vuelta y ella aceptó. Salieron de Barcelona por la carretera de Vallvidrera. Jaime le...


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