Resumen NADA completo PDF

Title Resumen NADA completo
Author ANNA VAZ
Course Sistemes jurídics contemporanis
Institution Universitat Autònoma de Barcelona
Pages 16
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Description

Nada, Carmen Laforet Nada es una novela de la escritora Carmen Laforet (1921-2004) publicada en 1945 y ganadora del Premio Nadal en ese mismo año. La novela narra las duras vivencias de la joven Andrea, recién llegada a Barcelona a casa de unos familiares para iniciar sus estudios universitarios, en medio de los desquiciados habitantes de la casa y de las miserias de la postguerra en la España franquista. En el ambiente de los amigos de la universidad encontrará otro mundo, que le abrirá camino finalmente a una vida mejor.

PRIMERA PARTE Capítulo 1 Andrea es una joven que llega en tren a Barcelona para estudiar desde su pueblo. Llega de madrugada y no la espera ninguna de sus familiares de acogida en la estación, debido a que ha cogido otro tren al inicialmente previsto. Llega llena de ilusión y observa con excitación las calles y el ambiente que respira en la ciudad, aún de noche. Coge un coche de caballos hasta la calle Aribau, donde se encuentra la casa de sus familiares. Arrastra una pesada maleta con libros. Sube la escalera y toca la puerta de la casa. Una voz le pide que espere, y cuando finalmente se abre, toda su ilusión se desvanece y vislumbra un ambiente de pesadilla. La recibe su abuela, que la confunde con otro habitante de la casa, en un recibidor oscuro y polvoriento. Andrea se presenta, pero la abuela sigue presa de la confusión. Al momento aparece su tío Juan, y después un par

de mujeres detrás, todos con un aspecto siniestro. Son la criada y Gloria, mujer de Juan. Detrás de Andrea, aparece Angustias, también tía suya, bastante más alta que ella y con tono autoritario, reprochándole el cambio de tren y que por tanto no llegara de mañana y fuese en balde a recibirle a la estación. Pide una ducha, pero no hay agua caliente, le avisan. Le da igual, la ducha la anima, aunque el baño esté lleno de suciedad. La instalan en un diván del salón para dormir, donde no hay más que muebles abandonados y amontonados. Abriendo una puerta puede ver las estrellas de la noche, que la vuelven a animar. Capítulo 2 Andrea se despierta con frío y permanece en su lecho. Oye el ruido de los tranvías en la calle y le traen el recuerdo del ambiente en las calles en su primera visita a la casa, cuando era niña. Le parece un milagro estar en Barcelona, tanto lo ha soñado. Abre los ojos y ve a su abuela y abuelo jóvenes en un cuadro. Piensa en la ilusión que tenían en habitar aquella su nueva casa, hace muchos años ya, y en cómo se fue llenando los ocho balcones con cortinas y las habitaciones con muebles. Recuerda la alegría de la casa entonces, como la trataban con dulzura sus habitantes y siente temor por lo que va a encontrarse ahora. Un problema económico ha obligado a vender la mitad de la casa, y por eso se han amontonado todos los muebles en la parte restante. Se levanta a la vez que un gato también se despereza. Sale al recibidor y de allí al comedor, donde hay un loro chillando. No hay nada que comer, de comida solo se ve la de los bodegones en los cuadros. De una habitación la llama su tía Angustias, que, tras un momento de silencio, le dice que se acerque. Le advierte del riesgo es que una chica joven como ella se aventure en Barcelona, que siga sus órdenes en todo momento (sigue con su tono autoritario). Le

reafirma que ha venido a estudiar letras en la universidad. Le dice que va a ser gracias a ellos que podrá estudiar, dada la escasa pensión, según ella, que recibe de los parientes de su madre (así pues, Andrea es huérfana). Angustias le advierte de sus tíos, sus hermanos, que viven en la casa, han perdido los nervios en la guerra. Le avisa asimismo sobre Gloria, esposa de Juan, que ni se le ocurra hacerse amiga de ella, es su acérrima enemiga. A pesar de ser autoritaria, no es desagradable físicamente. Vuelve al comedor, se encuentra a Gloria dando de comer a un niño pequeño y a su tío Román, limpiando una pistola, y con un perro de nombre Trueno. Le echa en cara a Gloria como mira y enseguida aparece Juan y se enzarzan en una violenta discusión a causa de ello, en la que también entra Gloria. Juan tira el plato del niño. Aparecen la abuela, Angustias y la criada, esta última con una mueca cruel de triunfo. Capítulo 3 Angustias tiene un comportamiento extraño con Andrea, tanto en casa como cuando salen a la calle. En la calle le reprocha la forma de mirar a la gente, aunque no haga más que seguir los pasos de Angustias, y en casa tiene excesivas muestras de cariño con ella, besos y abrazos, a la vez que sigue siendo autoritaria. En casa siguen las discusiones repentinas y absurdas entre Román, Juan y Gloria. Gloria invita a su habitación a Andrea, dejando celosa a Angustias. Ya en la habitación, acostado el niño, Gloria pregunta, más bien afirma, a Andrea lo buena que persona que es ella y su marido Juan, se considera bonita, además. Le comenta a Andrea lo terribles que son, excepto Juan, los habitantes de la casa. Recuerda Andrea la vez que entraron en el estudio de pintura de Juan, artista de talento mediocre, donde Gloria hacía de modelo desnuda, y la belleza que desprendía su cuerpo. Gloria le pregunta sobre su amistad y

admiración por Román, que Andrea niega. Y es que Gloria considera a Román un hombre terrible. Andrea no siente más que frialdad hacia él, aunque a veces la invite tras la cena a la buhardilla donde vive y le enseña sus objetos preciosos (tinteros, ...), toca el violín, cuya música escucha con agrado (aunque dice a Román que no siente NADA al escucharla), y le enseña sus dibujos. Hombre polifacético e inteligente el tío Román, piensa Andrea. Al salir de su habitación y bajar las escaleras, ha solido oír pasos, y en una de estas vio a Gloria bajando apresuradamente. Capítulo 4 Andrea va sintiendo una gran tristeza mientras van pasando los días sin interés alguno, en la ida y vuelta a la universidad. Andrea siente que las relaciones y los acontecimientos de la casa van tomado cuerpo dentro de ella, pasando su ser a un segundo plano. Un día lluvias se sienta junto a Gloria y la abuela. Empieza una conversación entre ellas, de la que Andrea es una mera espectadora. La abuela cuenta como Juan y Romas son sus hijos más queridos de los seis que ha tenido, los dos más jóvenes. De pequeños estaban siempre juntos. Juan fue como militar a África, y a la vuelta de jóvenes iba con su hermano de juerga, siempre juntos. La abuela cuenta que reprocha a Román su actitud con Gloria. Y Gloria confiesa que no siempre ha sido así, que antes estuvo enamorado de ella. Gloria cuenta como fue él, Román, quien la trajo a casa, cuando entonces vivía con ellos un siniestro hombre llamada don Jerónimo, perseguido por los republicanos, y que la criticaba por ser la novia de Juan. Cuenta el cambio de Román, de ser amable y simpático a ser vil y mezquino, según Gloria desde que vino a Barcelona y comenzó a actuar de espía para los republicanos. Cuenta Gloria como conoció y se casó con Juan, estando evacuada en Tarragona por los bombardeos, y como acordó con su

hermano Román pasarse al bando nacional, mientras Román volvería a Barcelona, llevando consigo a Gloria, embarazada y con un sentimiento de abandono. Como en casa de Barcelona se llevaron a Román y la criada intercedió por él para que no le fusilaran. Y como empezó a tratarla mal. Finalmente, cuando los nacionales entraron en Barcelona, Juan llegó y se encontró amorosamente por Gloria, pidiéndole perdón. Mientras, Román salió de la cárcel. Y mientras Gloria cuenta todo esto, Andrea se queda aparentemente dormida, pero no. Está enferma. La cuidan y visitan en su lecho a lo largo de varios días. Recibe la visita de Román, que teclea una pequeña pieza al piano tras pedírselo Andrea, que le muestra su admiración. Andrea se duerme y sueña que Román y Gloria son amantes, y siente que ha desvelado un secreto. Capítulo 5 Andrea se recupera de las fiebres, sin que llamen al médico, y experimenta una extraña sensación de bienestar, de renovación. La tía Angustias le dice que la enfermedad se ha debido a que ha andado con los zapatos mojados, pero le recrimina sobre todo que salga a vagabundear por Barcelona sola, con los peligros que acechan en la ciudad. Le interroga sobre si ha ido a la zona de las ramblas, donde está el barrio chino, donde reina la inmoralidad, según ella, y Andrea responde que no, pero con una curiosidad inusitada. En todo caso, Andrea vislumbra que el conflicto con la tía Angustias es inevitable. Vuelve a las clases de la universidad y empieza a tejer relaciones, que la alejen del mundo fantasmal en él vive en la casa de la calle Arriba. Habla con un chico llamado Pons y sobre todo con Ena, hermosa chica, inteligente y vivaz, que le pregunta si es familiar de un violinista célebre, a lo que Andrea responde que no, con total sinceridad. Pero Ena insiste y le da los

detalles del violinista, se llama Román y vive en la calle Aribau. Andrea reconoce que es su tío, y se queda extrañada, no sabía que su tío fuese conocido. Ena quiere que se lo presente, pero Andrea quiere evitar que la asocien con el mundo sucio y oscuro de la casa de la calle Aribau, está avergonzada. A pesar de sus relaciones con el grupo de jóvenes de clase, Andrea sigue sentándose en última fila, discretamente, y sale corriendo de clase, evitando la obligación de llevar a Ena a Aribau. Cuando llega a Aribau, ve que Román no está, pero según le explica Antonia la criada, no es más que una de sus frecuentes salidas de varios días, de las que siempre vuelve. Finalmente, un día de estos Román vuelve, más moreno, ha estado en los Pirineos, y irónicamente dice que ha averiguado algo sobre la moralidad de Angustias, relacionado con que el señor Jerónimo tiene recluida a su esposa en una casa del Pirineo. Angustias se ponen nerviosa y Román sigue contando su viaje, habla de lo sobrecogedoras que son las montañas, mientras acaricia con fruición al perro Trueno y la criada le mira fijamente. Capítulo 6 Los sucesos más banales adquieren tinte de tragedia en la casa de la calle Aribau. Andrea cuenta como su amistad con Ena se va afianzando. Eso le ayuda a ampliar su círculo de amistades en la universidad debido a la popularidad de Ena. Salen frecuentemente juntas, al bar de la universidad y también fuera. Paga siempre Ena, ya que Andrea no puede permitirse esos lujos. Pero se siente en deuda, avergonzada incluso, y decide regalarle una de las pocas posesiones que guarda en su maleta. un pañuelo de encaje que le regaló la abuela. Ena se siente conmovida con el regalo. La noche de Nochebuena Andrea, de buen humor, ofrece a su tía Angustias ir con ella a la misa del gallo, pero sorprendentemente su tía

dice que prefiere ir sola. Al día siguiente, en Navidad, Andrea acompaña a su abuela a misa y a la vuelta se encuentra a Gloria, Juan y Angustias peleando violentamente. Angustias acusa a Gloria de haber robado el pañuelo a Andrea y haberlo vendido, y Juan defiende a su mujer. Angustias dice que la han visto vender el pañuelo y que otras veces también se ha puesto la ropa interior de Andrea a escondidas, cosa que es verdad. Andrea niega todo y confiesa avergonzada, sobre todo por la abuela que está presente, que ha regalado el pañuelo. Angustias queda absolutamente sorprendida y le pregunta incisivamente si se lo ha regalado a algún novio, pero enseguida Juan da tal bofetón a Angustias que la tira al suelo, espetándole además que ayer no estuvo en la misa del gallo, sino con otra persona. Angustias se retira gritando a su habitación. La abuela da una pequeña reprimenda a Andrea por haber regalado su pañuelo, el que ella le regaló. En la comida de Navidad están Román, Juan, Gloria y la abuela y transcurre en un ambiente alegre pero artificial. A la tarde Angustias llama a Andrea y le dice que no crea nada de lo diga Juan sobre que no fue a la misa del gallo. Andrea replica que no le importa, además que no es de su incumbencia. Le pide, y ordena, que debe recuperar el pañuelo, a lo que Andrea se niega rotundamente. Angustias le dice que fue su tío Román quien le dijo que lo había robado Gloria y que la había visto venderlo en una tienda de antigüedades. Ante tal falsedad, surge en Andrea un gran rechazo hacia Román y le ve como a alguien convertido en un mezquino que ha corrompido su personalidad en el ambiente hostil de aquella casa. Se queda sola en su habitación en la tarde de Navidad, triste y pensativa.

Capítulo VII Dos días después de esos sucesos, Angustias se va de casa, haciendo de ello un drama. Juan comenta que está loca. La misma tarde aparece don Jerónimo preguntando por Angustias. Angustias trabaja en su oficina y por lo visto hay allí unos asuntos que resolver. La abuela le dice que no sabe adónde ha ido. Jerónimo Sanz lanza miradas furibundas y descaradas hacia Andrea. Andrea se da cuenta y no las entiende porque no la puede conocer como no sea por lo que le haya comentado Angustias. La abuela sabe adónde ha ido, pero no se lo puede decir a nadie. Juan y Gloria comentan que Jerónimo y Angustias son más que amigos, la siguieron hace unos días y vieron como Jerónimo le besaba la mano y Angustias lloraba. Aprovechando que Angustias se ha ido, Andrea duerme en su habitación, algo mejor que el resto de la casa y el salón donde duerme. Una tarde recibe una visita en su habitación de Román, una visita absurda, no quiere nada en particular. Una tarde mira las fotos de familia que le enseña la abuela, fotos que en realidad la abuela, senil, ya no reconoce con claridad. Cuando después de ver las fotos, va a la habitación ve a Román leyendo una carta, carta que ha cogido del escritorio de Angustias, del que tiene una llave. La invita a su cuarto, pero Andrea se niega. Román le contesta que no le hace falta su compañía. Finalmente sube a la habitación de Román, sola, aunque piensa que es un mezquino. En las escaleras recuerda los terribles ecos que se suelen oír allí, y las misteriosas salidas de Gloria a las escaleras, deseosa al parecer de visitar a Román, pero para salir al final a la calle. Al llegar a su habitación, Román le pregunta si le quiere como tío suyo que es. Andrea le aconseja que se busque amigos, Román los desdeña en cambio. Visiblemente trastornado, se ufana del poder que ejerce sobre los

habitantes de la casa, especialmente sobre Juan. Dice incluso que ofrecerá Juan y Gloria a su dios Xochipilli. Andrea se va, sintiendo una profunda repulsión por Román. Ni siquiera va a cenar para no encontrarse con él.

Capítulo VIII La tía Angustias vuelve a la casa de la calle de Aribau de noche, con aspecto lamentable. Viene despotricando contra Gloria, a la que por lo visto ha pillado saliendo a la calle. Juan se encara con ella. Andrea sale apresuradamente de su cuarto para que no la pille en su cama, pero Angustias encuentra su traje en la habitación y le dice que ya hablarán mañana. Andrea vuelve a su lecho frío del salón y oye los terribles ecos de la casa, la criada, el perro, Juan, y también el niño pequeño llorando. Al día siguiente va donde Angustias, dispuesta a no aguantar ni una más de las suyas. Pero sorprendentemente, Angustias le dice que pronto se va a meter en un convento de clausura, pagando una dote que ha reunido, y se ufana de lo decente que es, frente a lo descarriada y golfilla que se ha vuelto Andrea, según dice, andando por Barcelona. La ha decepcionado, dice, e incluso que ser más pequeña la habría molido a palos. Le dice que a partir de ahora será ella quien reciba la pensión y que dé lo oportuno a la abuela para su manutención. Andrea la oye perpleja y con desprecio. Piensa donde está el ambiente alegre, joven, burgués que reinaba hace años en la casa. Angustias lanza una diatriba también contra Gloria, a la que llama serpiente maligna. La acusa de haber envenenado el ambiente de la casa. Pero al día siguiente, Gloria le enseña a Andrea los moratones que le dado su marido Juan la víspera.

Capítulo IX Las ya maduras amigas de Angustias, otrora jóvenes y ahora decadentes, se reúnen en la casa de Aribau a despedirse de ella. Recuerdan los viejos tiempos, el ambiente de la casa antaño, e indiscretamente, la relación de Angustias desde joven con Jerónimo. A Gloria le resulta incomprensible la decisión de meterse a monja de Angustias, dice que no tiene una espiritualidad profunda, a diferencia de la abuela, y que solo le preocupa controlar a los demás. Román se alegra de la marcha de Angustias, no es más que un obstáculo para sus vidas, pero confiesa que echara de menos su decadencia. Andrea se comporta más cariñosamente con ella los últimos días. Gloria le dice que se ve con don Jerónimo todos los días en la iglesia. El último día se muestran todos los habitantes nerviosos, van todos en taxi a despedirla a la estación. Juan, nervioso y agresivo, le espeta en la despedida que es una falsa, porque en realidad quiere a don Jerónimo, al que despreció de joven porque era pobre.

Segunda PARTE Capítulo X Andrea sale a altas horas de la noche de casa de Ena, en Vía Layetana, donde se ha improvisado una fiesta entre los amigos de la universidad. La madre de Ena ha cantado al piano y Andrea se ha emocionado. Sale a la calle y perduran los ecos de la fiesta en su interior, ha bebido. Recorre las calles en la noche fría y apacible. Busca a la catedral. Da un par de pesetas a un anciano indigente. Se le acerca súbitamente un asistente de

la fiesta, Andrea le quiere evitar, pero el chico insiste en acompañarle a casa. Finalmente, Andrea le llama imbécil y le dice que la deje en paz. El chico le da su tarjeta antes de irse. Llega a la casa de Aribau y se acuesta en la habitación de Angustias, ahora ya suya. Se encuentra una nota de Juan diciéndole que no cierre con llave, para poder hacer uso del teléfono de la habitación, echándole en cara que solo tiene derecho a la habitación. Y es que unos días antes, Andrea ha dicho en casa que no va a pagar por la manutención, que ya comerá por su cuenta, que solo pagará la habitación, pero la abuela le dice que no, que la habitación tampoco la pague si no quiere. Con su dinero, ha empezado a comprar buenos jabones y perfumes para su aseo. Y hace unos días rosas para la madre de Ena que la invitó a comer. En la comida Andrea conoce a los cinco hermanos menores de Ena. Su padre es muy afable y su madre más reservada y extraña. Son todos rubios. El padre de Ena trabaja de comerciante y viaja mucho por Europa, a cargo de los negocios del abuelo materno de Ena. El abuelo les ha dicho que igual tengan que mudarse a Madrid por los negocios, pero ellos prefieren quedarse en Barcelona, sobre todo Ena, que ya tiene novio (secreto) en Barcelona. En esas remembranzas de los días pasados, Andrea se va durmiendo, temiendo que su ya amiga íntima Ena deba irse a Madrid y recordando los ojos angustiosos y extraños de su madre en la despedida.

descubierto a comer algunos días, compra dulce, pero el dinero se le va, 30 pesetas para 30 días, y a final de mes pasa hambre. Los habitantes de la casa también pasan hambre, Román está fuera y ha dejado unas ricas provisiones que desaparecen misteriosamente. Juan está de mal humor, como de costumbre y maldice a su esposa por no poder reclamar la deuda de algún cuadro. Una noche se levanta asustada con los gritos de Juan y Gloria. Al final abren la puerta y Juan va agarrando a Gloria hasta el baño y la mete en la ducha helada. Al sacarla la deja con Andrea. Gloria se acuesta con Andrea, tiritando y le confiesa aterrorizada que piensa que algún día Juan la va a matar. Dice que solo le gusta salir a ver a su hermana y divertirse un poco, se considera buena persona. Su hermana, mujer de obrero, la ayuda, pero lo tiene en secreto por miedo a Juan. Maldice haberse casado con un señorito pobre como Juan. Con la situación y con el hambre que tiene Andrea se estremece y cree enloquecer. Juan entra en la habitación y empieza a discutir violentamente, echa en cara a Gloria que minusvalore sus cuadros, con Gloria como modelo desnuda, y que no pueda venderlos a un precio justo. Gloria le intenta apaciguar diciéndole que deje dormir a Andrea, y Juan le hace caso y sale de la habitación.

Capítulo XI

Es primavera. Ena manifiesta su vivo deseo de salir al campo y a la playa con su novio Jaime. Es un secreto para los de su casa, ya que siempre suele dar calabazas a sus pretendientes de forma desdeñosa, y ...


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