Parcial del 26-06 PDF

Title Parcial del 26-06
Author Mateo Crego
Course Historia Constitucional
Institution Universidad Nacional de La Plata
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Unidad 9: La Liga del Interior y el Pacto Federal 1. José María Paz. Sus ideas políticas y su accionar Paz fue un militar y político argentino del partido unitario. Nació en Córdoba y fue hijo de padres criollos. Estudió filosofía y teología. Luego de la Revolución de Mayo, abandonó la carrera de derecho para ingresar en el Ejército del Norte. El general José María Paz había salido desde Buenos Aires hacia Córdoba con el objeto de realizar allí una acción conjunta con el general Lavalle, las circunstancias hicieron que muy pronto excediera el límite de su misión para convertirla en un verdadero programa logrado al conjuro de las armas, que intentaba el establecimiento de una liga que tendría como centro a Córdoba. Paz pudo capitalizar los errores de Bustos, gobernador de Córdoba. La invasión a la provincia de Córdoba tuvo la precisión de las acciones de Paz; no solamente ocupó la ciudad, sino que estaba dispuesto a darle lucha a Bustos, pero éste se apresuró a delegarle el gobierno, sin entrar en combate. De tal manera Paz pudo constituir una base sólida, con un centro de decisiva importancia, como era Córdoba, que le permitía iniciar su dominio en el interior. Fueron varios los esfuerzos de Bustos por reconquistar el terreno perdido, tampoco le dio resultado su alianza con Quiroga, pudo Paz vencerlo en San Roque, de tal manera Paz pudo casi triplicar su ejército gracias a su coligación con Catamarca y La Rioja, y la ayuda de Salta y Tucumán, pero era, con todo, inferior a la mitad del comandado por Quiroga. En La Tablada, el caudillo riojano fue desecho por un militar de excepcional categoría, estableciendo incontrastable superioridad sobre las fuerzas montoneras. Paz representa un esfuerzo organizativo diferente tanto al preconizado por el grupo unitario, como al de los caudillos federales o al de Rosas. Con Paz en una posición estratégica como lo era Córdoba, se fue creando una liga que llegó a reunir la mayoría de las provincias. El año 1830 sorprende a las provincias peligrosamente agrupadas en dos núcleos territoriales antagónicos, que pronto se convierten en dos grandes ligas políticas: la del Interior, formada por el jefe de los unitarios, general Paz, y la del Litoral, de esencia y vocación federalista. Mientras el litoral exige un congreso constituyente de carácter federativo, las provincias del centro y norte, bajo coacción militar, evolucionan transitoriamente hacia el unitarismo y la centralización. De tal manera, el general Paz va imponiendo su influencia. A comienzos de 1830, la montonera había sido destruida por este militar que llegaría a imponer un Supremo Poder de carácter militar, pero que también creía en la organización del país mediante una Constitución. La segunda campaña de Quiroga, en 1830, aún con refuerzos, también se vería signada por la derrota. El general Paz lo batió totalmente, reeditando en Oncativo el éxito de La Tablada. El 25 de febrero, Quiroga estaba en retirada, seguido por pocos adeptos, continuó a Buenos Aires, dejando todo su ejército, ya que, de sus 4.000 hombres, la mayoría quedarían muertos o heridos, o tomados prisioneros; solo algunos aún lo seguirían. Pero en ese momento, Paz aparecía como el hombre del interior, vencedor en las batallas y dando también la batalla institucional que se concretaría en el tratado del 31 de agosto. 2. La Liga del Interior. Tratado del 31 de agosto de 1830 y sus antecedentes. Crisis del programa unitario. El ascenso de la política de Paz en el interior que, pese a la indeterminación acerca de la forma de gobierno que se dejaba librada a un futuro Congreso, llevaría de nuevo a una concepción centralista, aunque la influencia decisoria se había corrido hacia Córdoba. El propio Bustos,

desplazado ahora por Paz, había pensado vanamente en el Congreso a celebrarse en Córdoba y que fuera liquidado por la acción del unitario por antonomasia o, para ser más precisos, por el gobierno de Buenos Aires. En este momento, aún no formada la Liga del Litoral, existían tres centros políticos predominantes: a) En Córdoba, luego de los éxitos militares de Paz, se habían reunido nueve provincias en la no muy propiamente denominada “Liga Unitaria del Interior”; b) En el Litoral, López ejercía predominio, aunque trajinado por diversas circunstancias, las que lo obligaban a intentar una política de acuerdos o, con actitudes acordes con un momento difícil, liquidada la Convención y con la presión de Buenos Aires, mantenía un equilibrio con las otras provincias litorales y también con algunas figuras desplazadas por Paz en el interior; c) En Buenos Aires se elegiría a Rosas gobernador, culminando así la primera etapa de su carrera política. Vemos así que existían tres focos políticos principales, aunque el éxito del primero (Córdoba y Paz) obligaría a los otros dos (Litoral y Buenos Aires) a concretar un acuerdo que daría por resultado la firma de Pacto Federal. Así las cosas, se llega a la firma del Tratado del 31 de agosto de 1830, con el establecimiento de un supremo poder militar provisorio y la celebración de un futuro congreso para la organización nacional. Ravignani lo caracteriza como “tratado”; en cambio Demicheli lo señala como “pacto militar”. En el Registro Nacional se lo caracteriza como “pacto de unión y alianza”. Por su temática y también por su terminología, es acertada la designación de Demicheli (pacto militar), aunque es bueno acotar que también versa acerca de la formación de un futuro Congreso, sin precisarlo mayormente. A medida que se afirmaba la supremacía de Córdoba, debida principalmente a hechos militares, se iba diseñando un pacto (o tratado) con especiales características, bien diferentes a los bilaterales o multilaterales de carácter federal o que insinuaban tal forma de gobierno. Este tratado está dirigido a afianzar el poder logrado mediante las armas, despreocupándose en ese momento por establecer una determinada forma de gobierno. El carácter del “supremo poder militar” seria meramente provisional, y prorrogable o no, conforme con las estipulaciones del mismo tratado. El Tratado fue firmado por nueve provincias: Mendoza, San Luis, San Juan, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, Catamarca y La Rioja. No obstante la naturaleza del tratado, Paz quiso otorgarle cierta amplitud con el objeto de poder realizar gestiones principalmente con Buenos Aires, tendientes a lograr sino su aquiescencia, por lo menos una aparente neutralidad. Se intentaba, también, la posibilidad de colocar una mecha entre Buenos Aires y el Litoral, y provocar su dispersión, lo que facilitaría los planes de Paz. La política de Paz era valedera y acompañaría copia del tratado al gobernador de Buenos Aires, señalando que las Nueve Provincias Argentinas Unidas habían llegado a un acuerdo para el logro de las finalidades que podrían así resumirse: a) la defensa del territorio nacional en su integridad; b) lograr amalgamar los intereses comunes de las provincias.

El tratado contiene un breve preámbulo explicativo, en el que se expresa que la finalidad del mismo es consultar por todos los medios posibles la seguridad y común defensa de las provincias ante las tentativas que contra la libertad e independencia dirigirá nuevamente España o cualquier otro poder que intente invadirlas, también para “satisfacer los votos que unánimemente han expresado por su propia organización política, bajo el sistema constitucional que adoptare la mayoría de las provincias unidas en Congreso, como único medio de poner termino a las desgracias que por tanto tiempo han experimentado y de que solo pueden estar exentos a favor de una ley constitucional que permanentemente las rija. Es decir, que los dos argumentos que se esgrimen no tienen mayor validez en el contexto del tratado, ya que la invasión española, en estos momentos, resultaba más que hipotética; y en cuanto al problema de la constitucionalización, se trataba de establecer un Congreso al cual no se fijaba fecha ni modalidades de reunión. En cambio, lo que se pretendía era fortalecer el poder militar para ejercer incontrastable dominio y, ulteriormente, establecer un gobierno centralista. El tratado dejara de lado toda forma de gobierno, y se limitara a crear una forma autocritica trasuntada en el denominado “supremo poder militar”. Las provincias signatarias establecían un Supremo Poder Militar de carácter provisorio, al cual quedaban sujetas todas las fuerzas, tanto veteranas como milicianas de las expresadas provincias y su dirección en paz o en guerra, pudiendo dicho poder realizar las reformas convenientes en cuanto al número de tropas. Todos los armamentos, útiles y pertrechos de guerra pertenecientes a las provincias contratantes quedaban a disposición del Supremo Poder. Dicho poder tenia las siguientes atribuciones: a) Conferir empleos y grados militares hasta el de coronel inclusive b) Garantizar la defensa y seguridad de todas las provincias contratantes, tanto en el orden interior como en el exterior c) La inversión de los fondos era del único y exclusivo resorte del Supremo Poder Militar d) Sofocar los tumultos o sediciones que tuvieran lugar en las provincias signatarias e) Sostener el sistema representativo existente en las nueve provincias Se designaba para ejercer el Supremo Poder Militar provisorio al general José María Paz, que duraría en el ejercicio de sus funciones hasta la instalación de una autoridad nacional, y si la expresada autoridad no estuviere instalada a los ocho meses de canjeado el tratado, las provincias quedaban en libertad de suspender o continuar el Supremo Poder, aunque en caso de guerra, seguiría hasta la terminación del conflicto. Pueden observarse las características de este tratado. Sus temas son casi exclusivamente de orden militar, para proseguir o afianzar el poderío militar del general Paz. Se habla de una Representación Nacional, pero nada se expresa acerca de sus características o constitución; solamente el Poder Militar sostendría el “sistema representativo” de las provincias firmantes, aunque no se aclara cuales son las notas de ese “sistema representativo”. Paz no tiene representatividad alguna. Desde un puto de vista institucional, las facultades extraordinarias que se otorgaban a los gobernadores eran de poca monta frente a las desmesuradas entregadas al Supremo Poder Militar. Con este poder, Paz se aprestaría a librar las batallas decisivas. 3.- El Pacto Federal. Antecedentes. Iniciación y Tratados previos. Polémica entre Ferré y Roxas y Patrón. El Proyecto Ferré y el Proyecto Cullen.

El Pacto Federal, preexistente por antonomasia, tuvo decisiva importancia en el proceso constitucional argentino. Nacido como texto provisional a la espera de un Congreso constituyente cada vez más demorado, sin embargo y pese a todo, llega a regir durante 21 años. En ese tiempo se constituye algo así como ley fundamental. Si bien cada provincia se seguiría rigiendo por sus propias instituciones (todas menos Buenos Aires, que lo hiciera mediante leyes) demacradas por estatutos o constituciones, el Pacto resulta el elemento jurídico-político ordenador. Se da la paradoja que durante el periodo denominado de “inconstitución” exista un texto que permita la subsistencia del Estado aún por sobre los “estados” particulares. Por otra parte, la “confederación” por él creada no eran tal en la realidad de los hechos, ya que las instituciones propias de la “confederación” no se llegarían a dar, reemplazándoselas por una vuelta al sistema ensayado con anterioridad, es decir mediante la entrega del manejo de las relaciones exteriores y la conducción de los negocios de paz y guerra a una de las provincias, en tanto se eliminaba una menguada Comisión representativa, de inocua gravitación. Los esfuerzos para un reordenamiento adecuado terminaban en fracaso. Sin embargo, en el Acuerdo de San Nicolas se caracterizaba al Pacto como “ley fundamental” de la República, a la cual habían adherido todas las provincias. El Pacto resultaba así, no una pre-constitución, pero sí un esbozo de líneas simples y elementales que permitiría lograr la institucionalización a través de la Constitución política. El Pacto Federal nace como oposición a la Liga del Interior y, más aún, quedaba limitado ante el empuje, en ciertos momentos irresistible, de las “Nueve Provincias Argentinas Unidas” a través del Tratado del 31 de agosto de 1830. La formación de la Liga del Interior (llamada también “Unitaria”) con centro en Córdoba y lograda por el general Paz, resultaba la culminación de un proceso con nutridos antecedentes. El enfrentamiento armado obedecía a hechos bastante complejos, que habían logrado establecer agrupamientos, algunos parciales, a través de tres polos: Buenos Aires, con la creciente proyección de Rosas; Santa Fe, bajo la influencia de López y el resto de algunas situaciones que se le aparejaban; Córdoba, bajo la égida del general Paz. No se trataba de un enfrentamiento total de dos fracciones antagónicas, ya que Paz no era absolutamente unitario, como corrientemente se lo caratula, ni tampoco Rosas era la expresión del federalismo. Diferentes intereses trajinaban a Buenos Aires, ciudad y campaña, que eran esencialmente distintos a los del resto del litoral y, aún así, de las otras provincias de la zona (Entre Ríos o Corrientes); tampoco el interior estaba solidificado, pues también allí existían diferencias profundas. El propio hecho de la independencia política provocaría, casi de inmediato, la desintegración de los limites virreinales; pero con antelación las reformas borbónicas implicarían el afianzamiento de un centro, que cada vez se afirmaría más en detrimento de los otros: Buenos Aires, puerto, salida y entrada única de los productos. Desde entonces sería el eje alrededor del cual giraría la vida política e institucional. Hasta aquí nos hemos referido a la serie de pactos que llegaron a concretar la Liga de las Nueve Provincias Argentinas reunidas, más conocida como Liga Unitaria del Interior. El instrumento legal que finalmente la concretaría era el Tratado del 31 de agosto de 1830, aunque ya con anterioridad se habían suscripto diferentes pactos previos. Hubo algo así como un finteo previo a la lucha cruenta que se libraría y cuyas alternativas se sucederían frente a hechos muy concretos, los que provocarían, por sobre las disputas internas de ambas fracciones, el aglutinamiento para dar batallas totales. La gama de los procedimientos iba desde la

designación de comisionados oficiosos hasta la de negociadores de tratados por una parte; por la otra, desde la implementación de tratados previos hasta la formulación de pactos definitivos. Así se han señalado, durante los años 1829 y 1830, aparte de los hechos de armas, diferentes mediaciones y gestiones, algunas infructuosas, otras fructíferas que dieran nacimiento a alianzas o pactos. Pero la acción diplomática más intensa -tan importante como la lucha armada- fue la llevada a cabo por los agentes de las provincias interiores, los que llegan a provocar la reunión que daría por resultado el convenio que establece el Supremo Poder Militar, en otras palabras, la Liga del Interior. La lucha entablada entre Paz y Quiroga dio lugar a mediaciones. Santa Fe y Buenos Aires realizaron gestiones; por la primera, López envió a José de Amenábar y Domingo de Oro (desde julio a octubre de 1829); por la segunda, actuaron Juan José Cernadas y Pedro Cavia (fines de 1829 y comienzos de 1830). Las provincias desarrollaron entre si una intensa acción diplomática, con un comportamiento, entre ellas, equivalente al de verdaderos estados, aunque en todo momento, aun en las épocas más difíciles, quedaba subsistente -por sobre todo- el concepto de “nación”. La acción de Pedro Ferré, en este aspecto y año fue decisiva. Desde Corrientes realizó gestiones que tendían a la unión de las provincias litorales y a la solidificación de la Liga Federal. Si bien no subscribió el Pacto Federal, Corrientes adhería prontamente al pacto de 1831. Por otra parte, se señalaba el estado de las provincias del interior, que hacía necesaria la consolidación de una fuerza armada por parte de las provincias litorales. La Sala de Representantes de Corrientes, en fecha 19 de agosto de 1831, autorizaría la adhesión al Tratado y la incorporación del diputado a la comisión representativa. El primer Tratado previo al Pacto Federal es el suscripto entre Santa Fe y Buenos Aires en fecha 18 de octubre de 1829. Dicho tratado es, como los demás de la serie, bilateral, para terminar con un pacto “tripartito”. Los cuatro tratados previos van ligados entre sí -bilateralmente- a las provincias signatarias, aunque entre ellas se produce una especie de concatenación que llegaría naturalmente a la concreción del pacto multilateral al que adherirían todas las provincias. Corrientes, un tanto la principal gestora, signa tres tratados (con Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos), Buenos Aires, dos (con Santa Fe y Corrientes); pero a su vez se produce lo que denominamos “concatenación” (Corrientes queda ligada a las otras tres provincias litorales mediante tres pactos; Buenos Aires a Santa Fe y Corrientes, pero luego a Entre Ríos mediante el Pacto Federal -y a su vez de nuevo a Corrientes- mediante la ratificación y adhesión de ésta; Entre Ríos quedaba ligada a Corrientes, pero a su vez, al concretarse el Pacto Federal, quedaría ligada a Buenos Aires y Santa Fe). Estos pactos producen la entrada de Buenos Aires al escenario nacional, del cual había quedado aislada. Posteriormente Buenos Aires ejercería una virtual supremacía durante largos años, desplazando a sus naturales (aunque en principio reticentes) aliadas litorales e imponiéndose a las díscolas provincias del interior. La elaboración del Tratado de Buenos Aires y Santa Fe no ha sido nada sencilla, y a través de ellas se examinan diferentes criterios que afirman el progresivo avance de Buenos Aires hasta lograr cláusulas beneficiosas y satisfactorias de sus ambiciones. Si bien el tratado fue suscripto por los comisionados Tomás Guido y Domingo Cullen, que representaban a los gobernadores de Buenos Aires y Santa Fe, Juan José Viamonte y Estanislao López, se insinúa, por sobre su trama aparente, una realidad mas recóndita que va afirmando las características que luego Rosas imprimiría en su gobierno. En el facsímil de un proyecto de este Tratado se observan numerosas correcciones que no hacen solo a su claridad, sino que implican importantes y divergentes puntos de vista: así la reiteración del Tratado del Cuadrilátero (art.1)

se transformaría en la declaración de la legitimidad, vigor y fuerza de tal norma: la paz firme, verdadera amistad y unión permanente entre las cuatro provincias contratantes, lo que ligaba a las otras provincias signatarias. Es decir, quedaba en pleno vigor y renovado (aunque lo determinaran solamente dos de las cuatro provincias) el Pacto de enero 25 de 1822; el agregado (y la textura del proyecto) resultan pues importantes. En el artículo 2 del proyecto se habla del rechazo de toda invasión extranjera, “con todo su vigor y fuerza” se decía; y el articulo 3 quedaba totalmente cambiado por otro texto; en el anteproyecto se expresaba que los deberes impuestos por el artículo anterior “tienen la misma fuerza en el caso de que la invasión que se expresa, la hiciere un Poder Americano que pretenda usurpar los derechos de que hoy gozan ambas provincias de Buenos Aires y Santa Fe, en cuyo caso procederán los gobiernos de ambas del modo que está establecido entre las naciones y harán las protestas más solemnes sobre las agresiones que si fueren desatendidas, se entenderá que la guerra es declarada a todos por el invasor y obrarán en combinación con todos sus recursos para sostener la integridad e independencia de su territorio”; el texto limitaría la agresión de cualquiera de las demás provincias, quedando en el artículo 2 (definitivo) la resistencia a cualquier invasión extranjera, aunque sin la desmesurada amplitud del anteproyecto, limitándosela a las estipulaciones ya declaradas en el Tratado del Cuadrilátero. En la minuta numero 1 (segundo borrador) se entrelinean algunos párrafos y queda fuera del texto uno por el cual ambos gobiernos quedaban “fuera de toda responsabilidad” y exentos de todo genero de compromisos ya por los gastos que la fuera les haya respectivamente causado, ya también por los resultados de ella”. Son importantes algunos agregados al pro...


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