Parcial Sociologia 2021 UNIVERSIDAD ARGENTINA DE LA EMPRESA PDF

Title Parcial Sociologia 2021 UNIVERSIDAD ARGENTINA DE LA EMPRESA
Author agustina mahler
Course Sociologia
Institution Universidad Argentina de la Empresa
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SOCIOLOGÍA EXAMEN PARCIAL DOMICILIARIOAPELLIDO Y NOMBRE: MAHLER AGUSTINA N° DE L.:ConsignasEl examen está conformado por 3 preguntas. Para responder cada pregunta, es necesario considerar la lectura del material bibliográfico obligatorio y lo desarrollado en las clases. En el caso de haber consultad...


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SOCIOLOGÍA EXAMEN PARCIAL DOMICILIARIO

APELLIDO Y NOMBRE: MAHLER AGUSTINA

N° DE L.U.:

Consignas El examen está conformado por 3 preguntas. Para responder cada pregunta, es necesario considerar la lectura del material bibliográfico obligatorio y lo desarrollado en las clases. - En el caso de haber consultado otras fuentes bibliográficas deberá citar adecuadamente. - Sea preciso y revise bien el examen antes de subirlo a Microsoft Teams. - Tiene las 2 horas de clase para responder las preguntas del examen.

A partir de la lectura artículo periodístico que está al final responda las siguientes consignas:

I)

¿Cómo analizaría esta situación el paradigma crítico? ¿Qué método utilizaría? Más allá de aplicarlo al caso, describa brevemente las características del paradigma (Postura epistemológica, métodos que utilizan, lo que busca). (2,50 puntos)

El paradigma crítico tiene a Marx como su principal referente, de la escuela marxista francesa y la escuela de Frankfurt. Se basaron en lo ideológico, en las fuerzas sociales, presiones políticas y motivaciones de demandas o reclamos sociales. Busca cuestionar, cuestiona la realidad social, busca develar las relaciones de dominación o desigualdad que existen en una sociedad. A su vez, busca empatizar con el ser humano con la necesidad de explicar las estructura de poder que condicionan las conductas sociales. La metodología puede ser cualitativa y cuantitativa, pueden combinarse o usar sólo una (mixta). 1

Ante el cuadro que presenta el artículo, el paradigma crítico va a estar interesado en las cuestiones relacionadas a lo social, como puede ser "la agenda de la política está disociada como pocas veces de la agenda de la sociedad", estaría interesado en la crisis social de la pandemia, dejando de lado la puja política. El artículo menciona la desigualdad en la vacunación, y ese sería el foco principal del enfoque crítico: la desigualdad que existe en la sociedad.

II)

¿Qué conceptos de Comte serían útiles para analizar y explicar el tema

abordado?

Explique

teniendo

en

cuenta

la

situación

presentada. (2,50 puntos)

Comte plantea una filosofía positivista, pasando por la física social y por último la sociología. Según el artículo periodístico presentado, podemos tomar 2 ideas de Comte para analizar el tema abordado: La primera seria: “Saber para prever, prever para actuar”, la cual plantea que tenemos que conocer, para poder prever qué va a pasar, y prever para actuar. Este concepto planteado por Comte podríamos asociarlo con los datos duros y las estadísticas que presentan los políticos con respecto a la situación de emergencia sanitaria con respecto a lo ocurrido en 2020 o en otros países, para poder actuar y prevenir un colapso sanitario total. Por otro lado, también podríamos aplicar la idea de "Orden y progreso", que asegura que no puede haber orden sin progreso. El progreso no podía ser sinónimo de caos. Son indisociables, orden implica progreso, y viceversa. Solo se puede superar el desorden (crisis pandemia), a través del espíritu positivo.

III)

Weber y Durkheim analizarían la situación social ocurrida desde una perspectiva

diferente.

Desarrolle

y

aplique

sus

principales

conceptos y señale en el texto las palabras que le permiten pensar en uno u otro autor. (2, 50 por cada autor – 5 puntos en total, se valora claridad conceptual, redacción y aplicación al tema). 2

Weber plantea una sociología comprensivista interpretativa, busca entender sentidos o significados de la acción social, busca una relación de empatizar con la otra persona, poniéndose en el lugar del otro. La acción social es toda acción donde el sentido que el sujeto le asigna a su acción está orientado hacia otro u otros, presentes o no. Contemporáneos o no. Siempre surge de un individuo, esa acción puede estar orientada a uno o a muchos. La relación social son dos acciones sociales que tienen reciprocidad de perspectivas o que están mutuamente referidas respecto del sentido original de la acción. Existen distintos tipos de de acciones: racional con arreglo a fines, racional con arreglo a valores, afectiva o tradicional. Weber va a hacer una diferencia entre PODER y DOMINACION: -

Poder: Es la posibilidad de IMPONER la propia voluntad sobre la conducta

de otra, aun contra su voluntad. Es un fenómeno sociológicamente amorfo, es decir, no genera estructuras sociales. Significa que no tiene una forma precisa. -

Dominación: Es en caso especial de poder, porque es un poder legitimado.

Es un poder que está reconocido o validado por el otro. La dominación es sinónimo de autoridad, se reconoce el mandato del otro. Entonces es probable que se encuentre obediencia en ese mandato. Para que exista debe haber una Estructura Social. TEORIA DE LA BUROCRACIA: Si la burocracia funciona bien es la forma de organizar personas y bienes de manera racional + eficiente que existe Tiene una base jerárquica (pirámide). Es inevitable (siempre se manifiesta de algún modo). Jaula de hierro: "limita e invade la libertad individual". Exceso de normativas/pautas/procedimientos evita, limita e invade la creatividad y la libertad individual. A Durkheim no le interesan los casos aislados y/o patológicos que puedan presentarse como excepcionales, sino aquellos fenómenos que se presentan de la

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misma forma o similar en cantidades generalizadas de una sociedad determinada, reiterándose de manera visible. Es un representante de las teorías analíticas, esto significa que tiene un objeto de estudio preciso, con un método de estudio propio y a su vez tiene un aparato conceptual propio. Su misión es colaborar en la consolidación de un nuevo ORDEN MORAL que le diera a la sociedad la estabilidad del antiguo régimen, pero fundada sobre otras bases. Antes de la Revolución Francesa existía un régimen, y Durkheim sostiene que no se puede volver a eso, pero sí revivirlo con otras bases. El ORDEN MORAL es equivalente al orden social, se expresa en un sistema de normas que se constituyen en instituciones. La sociología se entiende entonces como el análisis de las instituciones, de la relación de los individuos con ellas. Ciencia de las instituciones, que tiene por objeto el HECHO SOCIAL. EL HECHO SOCIAL: “Formas de actuar, sentir y pensar sustentadas por una colectividad de individuos”. Al individuo se le imponen ideas de pensar, actuar y sentir. Los mismos pueden ser materiales o inmateriales. SOLIDARIDAD MECANICA: sociedad feudal, más homogénea con poca división de trabajo. SOLIDARIDAD ORGANICA: sociedad heterogénea, división de trabajo. Cada parte de la sociedad cumple un rol, creando una cohesión social que evita la anomia. ANOMIA: ausencia de normas. SUICIDIO: "estudio en el que se relacionan tasas de suicidio con las siguientes variables: estado civil, hijos, educación, religión, situación laboral. Existen 3 tipos: - egoísta: es cuando la persona esta muy poco integrado en la sociedad. -alturista: te sentís tan parte de la sociedad que no te importa morir. - anomico: periodo de crisis social por falta de regulación social -fatalista DIVISION SOCIAL DEL TRABAJO: Dentro de los hechos sociales, una obra importante es la DIVISION SOCIAL DEL TRABAJO. Durkheim preocupado porque los lazos de unión, la cohesión social característica de la sociedad tradicional se empieza a romper por la sociedad industrial. 4

Perfil

Diálogo o tragedia El Presidente y el jefe de Gobierno deben discutir estrategias de acción, no principios irreconciliables. Eduardo Fidanza 18-04-2021 01:53 La imagen se mantiene fresca, porque se repitió muchas veces al inicio de esta pesadilla. Es la de Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof ofreciendo conferencias de prensa en las que transmitían un claro mensaje a la sociedad: estamos aquí para enfrentar juntos la pandemia, dejando de lado nuestras diferencias políticas. El Presidente y el jefe de Gobierno habían emergido de las elecciones presidenciales como los dirigentes mejor evaluados, en los que se distinguía un atributo especialmente apreciado por la sociedad, más aún en tiempos críticos: la moderación. En el verano de 2020, antes de la pandemia, se insinuaba una transición de liderazgos: parecía que los moderados sucederían a los radicalizados, desgastados por tantos enfrentamientos. Los gestos de consenso fueron reconocidos por la población, permitiéndole a Fernández y Larreta alcanzar en abril del año pasado los niveles más altos de imagen personal positiva de sus trayectorias: más del 60% en ambos casos, según el sondeo mensual que Poliarquia realiza desde hace 15 años. En ese momento, Fernández había logrado, además, el 83% de aprobación, algo inédito en la serie histórica de datos. Durante el interminable 2020 el apoyo al Presidente fue deteriorándose, en consonancia con la pérdida de su imagen de moderación. Eso ocurrió antes por el creciente mimetismo con las actitudes beligerantes de su vicepresidenta, que por la gestión de la pandemia. La imagen de Larreta se resintió menos, lo que le permite ser hoy el líder mejor considerado del país.

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De cualquier manera, existen indicios claros de desilusión social que repercuten en la evaluación del conjunto de la clase dirigente. En promedio, todos lo que la integran descendieron en su valoración pública respecto del año pasado, lo que constituye un llamado de atención para ellos. No es muy difícil saber el motivo: la agenda de la política está disociada como pocas veces de la agenda de la sociedad. Durante esta semana todos los puentes de diálogo entre Fernández y Larreta parecieron haberse roto. Es el peor de los escenarios: récord de infectados, buena parte de la sociedad contra las restricciones, explosión inflacionaria, retraso en la vacunación, diálogo entre los principales dirigentes quebrado. Y alguna caceroleando en lugar de propiciar treguas. Hace un año la gente estaba resguardada, los casos eran pocos y los políticos acordaban. Un retroceso desesperante. Pero sería superficial cargarle toda la responsabilidad a la clase política. El periodismo empeñado en ahondar la grieta, los que desacreditan las vacunas, los inoculados de privilegio, los corruptos, la ineficacia administrativa, el reparto desigual de vacunas en el mundo y la población indiferente a los protocolos, también son responsables. Hace unos días, el periodista Jorge Liotti, describiendo con lucidez la situación, hablaba de la derrota de los racionalistas. Podría sumarse a esa derrota la de los moderados. El maestro Bobbio sostenía que para la salud del sistema la cuestión no es ser de izquierda o de derecha, sino ser moderado o radicalizado. En la moderación coinciden la razón y la democracia, por eso su fracaso es tan costoso. La historia y la literatura muestran que, como escribió George Steiner, donde existe compensación y equidad no hay lugar para la tragedia. Esta ocurre, según el célebre ensayista, cuando “las fuerzas que modelan o destruyen nuestras vidas se encuentran fuera del alcance de la razón o la justicia”. El “habla mediadora”, que distingue al diálogo, aleja la tragedia al recuperar “al otro como otro”, según Maurice Blanchot, un filósofo de la conversación.

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Bien podría describirse el devenir político del último año como un deslizamiento del habla mediadora al encono que convoca la tragedia. Semeja la guerra del Peloponeso, el ejemplo que pone Steiner, donde “oscuras fatalidades y sombríos errores de juicio” atrapan a los protagonistas, que “enredados por una falsa retórica y movidos por impulsos políticos que no pueden explicar a conciencia, salen a destruirse entre sí, con una especie de furia sin odio”. El cuadro político argentino, se ha repetido, muestra una distribución entre moderados y radicalizados que no guarda relación con el alineamiento partidario. Es decir, los hay tanto en el oficialismo como en la oposición. En el oficialismo, la presión constante del ala radicalizada, que concentra el poder político, arrincona a los moderados, donde se destacan gobernadores e intendentes, cuya responsabilidad es administrar. En la oposición, del mismo modo, los que gobiernan territorios o legislan se muestran más conciliadores, mientras los duros los obstruyen y sorprenden con nuevas reyertas todos los días. Ponen la ideología por encima de la realidad, reduciendo la política a polos irreconciliables. Mientras, el virus destruye a las personas y la economía las empobrece. De uno y otro lado predominan la falsa retórica y la impulsividad que menciona Steiner. Acaso el alineamiento al que hay que atender es el que diferencia política y burocracia (en sentido weberiano). O administración de la crisis y competencia electoral, para ser más precisos. No es que los administradores no tengan intereses políticos, sino que estos están subordinados a la eficacia de sus decisiones ejecutivas. Se juegan el futuro en el campo de las opciones prácticas. Por eso, cuando Fernández dice “no importa si pierdo elecciones”, menciona de algún modo la paradoja política del administrador: si las medidas desagradables, que podrían hacerme perder las elecciones hoy, resultan acertadas, pueden permitirme ganarlas más adelante. El burócrata weberiano compra tiempo; el político irresponsable vive en un eterno presente, desentendido de las consecuencias. 7

Un acertado equilibrio entre administración y política constituye tal vez la hoja de ruta de los líderes que quieran llegar al día después con prestigio. Quizá el que lo está entendiendo mejor es Rodríguez Larreta, pero el Presidente, aunque desafinado, contradictorio y presionado por los ultras, retoma por momentos la vía del “habla mediadora” y acepta conversar. Por esa predisposición, Fernández y Larreta no componen personajes trágicos, aunque están cercados por actores que sí lo son. Con limitaciones y distintos libretos han vuelto a reunirse. Discuten estrategias de acción, no principios irreconciliables. Acaso haya que ayudarlos. Y esa ayuda consista en cambiar la disyunción, porque la gente se está muriendo. No nos equivoquemos: en estas horas el dilema es diálogo o tragedia, no pueblo versus república. *Analista político. Director de Poliarquía Consultores.

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