Plan Brady - Deuda externa Argentina PDF

Title Plan Brady - Deuda externa Argentina
Course Estructura Económica Argentina
Institution Universidad Nacional de La Matanza
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El Plan Brady y el nuevo ciclo de endeudamiento externo del sector público Hacia fines de los ´80 los países tenían inconvenientes con sus respectivos sectores externos. A partir de mayo de 1988 el sector público argentino cesó todo tipo de pago derivado del endeudamiento con el exterior, cayendo en una “moratoria de hecho” que se prolongó hasta diciembre de 1992. Para “normalizar” las relaciones con los acreedores externos se inició el proceso de privatizaciones de las empresas estatales, con un alto grado de capitalización de los bonos de la deuda externa y culminó con la firma del Plan Brady. El Plan Brady fue una política de Estado por parte de los países centrales, especialmente de EEUU. Como parte de esa política, inicialmente las autoridades norteamericanas implementaron medidas regulatorias que obligaban a los bancos comerciales a establecer reservas que les permitieran enfrentar esos incumplimientos. Una vez establecidas, se implementó el Plan Baker, cuyo objetivo era posibilitar que los bancos acreedores recuperaran el capital adeudado mediante la aplicación de los programas de capitalización de bonos de la deuda externa asociados a las privatizaciones de las empresas estatales, debido a que las divisas disponibles por parte de los países latinoamericanos no alcanzaban a cubrir ni los intereses devengados. La situación de insolvencia de los países latinos se agravaba y la aplicación de estas reformas estructurales avanzaba lentamente, por la reticencia de los bancos transnacionales a otorgar nuevo financiamiento como por las resistencias que surgieron en los países deudores para privatizar sus activos públicos. En marzo de 1989 el Secretario del Tesoro de EEUU anunció el Plan Brady, que constituyó un nuevo intento para lograr que los bancos comerciales cobraran el capital y los intereses adeudados por los países latinoamericanos y pudieran dejar de ser financistas de la región. Destinado a preservar la estabilidad de la economía interna. El lanzamiento de este plan trajo nuevas modificaciones en las normas que regulaban el sistema financiero de los países centrales. Ej.: las autoridades norteamericanas establecieron que la conversión de la deuda en nuevos bonos (con reducción de capital o de intereses) se trataría como una modificación del contrato de crédito existente. Por lo tanto, los bancos no quedaban obligados a reconocer perdidas de capital, siempre que el valor nominal de los reembolsos fuera inferior al valor nominal de libro de los préstamos otorgados. El Plan Brady incorporó innovaciones para que los bancos comerciales accedieran a él y estableció otras que posibilitaban su aceptación por parte de los países deudores. Un elemento clave fue la escasa disponibilidad de divisas en la región, porque les limitaba a los deudores las posibilidades de enfrentar el costo de incorporarse al nuevo plan y les determinaba a los acreedores un alto coeficiente de riesgo por eventuales incumplimientos futuros. Para superar ambas restricciones, el Plan Brady incorporó como instrumento de pago los Bonos del Tesoro de EEUU cupón 0 a 30 años, los cuales al no pagar intereses sino capitalizar en el tiempo, les permitían a los deudores reducir el costo inicial, y a los acreedores tener garantizado el cobro de la deuda al final del periodo. Sin embargo, dichos bonos actuaban como garantía de pago del capital de los bonos emitidos por el Estado por ese plazo, que eran los que pagaban intereses anualmente. Se estableció el uso de los bonos con tasa de interés fija y sin descuento, y de bonos con interés variable y con descuento, para hacer más atractiva la incorporación de los países deudores al plan. Se replantearon algunas normas que regían el comportamiento del FMI y del Banco Mundial hasta ese momento, estableciéndose que el otorgamiento de nuevo financiamiento ya no requería que los países deudores contaran con el financiamiento de los bancos

comerciales y que el nuevo financiamiento podía usarse para establecer garantías de pago sobre el capital y los intereses adeudados. La primera experiencia del Plan Brady fue la renegociación de la deuda pública mexicana en 1989 y de la venezolana en 1990. En Argentina, las negociaciones empezaron en abril de 1991 y se firmó en diciembre de ese año, con los términos generales del plan, pero con algunas particularidades. El monto del capital adeudado por el sector público rondaba los 24 mil millones de dólares, y hay que sumarles 8.310 millones por los intereses atrasados. Antes de la firma del plan, se les entrego a los bancos acreedores 2.620 millones en bonos estatales para ser usados en el programa de capitalización de deuda pública, vinculado a la privatización de las empresas estatales. Esto puso en evidencia que la firma del acuerdo Brady estaba condicionada a la aplicación previa del Plan Baker, cuyo objetivo era la privatización de los activos fijos del sector público. Las negociaciones entre el gobierno argentino y los bancos acreedores giraron en torno a dos bonos cupón cero del Tesoro norteamericano: los bonos con descuento emitidos con una quita del 35% con una tasa de interés flotante (tasa Libor más 0.81%) con un pago único al final de los 30 años Y los bonos a la par, que no contemplaban ninguna reducción y tenían una tasa de interés fija que se iban incrementando, con un único pago al final de los 30 años. El stock de bonos Brady disminuyo y esto se aceleró a partir de 1996, como resultado de los sucesivos rescates anticipados que se realizaron sobre la base de nuevas emisiones de títulos. Dicho rescate libero las garantías sobre el capital (bonos del Tesoro norteamericano) pero también se puede asumir que permitió mejorar el perfil de los vencimientos, extendiendo los plazos y elevando el costo del endeudamiento externo del sector público (ya sea por incremento en el capital o en la tasa de interés), porque de lo contrario, los tenedores de los bonos Brady no se habrían desprendido de ellos. La firma del Plan Brady trajo un cambio en la composición de la deuda externa del sector público. Mediante los planes Baker y Brady, los bancos comerciales dejaron de ser los principales acreedores externos, surgiendo como los más significativos los fondos de inversión y los fondos de pensión que adquirieron importancia sobre la base de sus tenencias de bonos y títulos de la deuda externa de los países latinoamericanos. Las diferencias entre los bancos comerciales y los nuevos acreedores son confusas, ya que suelen estar interrelacionados. Los bancos actuaron como administradores, disminuyendo su grado de exposición y preservando los sistemas financieros de los países centrales de potenciales crisis. Esta modificación de la composición de la deuda externa y de sus acreedores modificó el papel de los organismos internacionales. A lo largo del periodo en que los bancos comerciales eran principales acreedores externos de la región, los organismos internacionales de crédito funcionaban como sus representantes políticos. La conjunción de los planes Baker y Brady modificó su papel porque los bancos perdieron importancia y porque los nuevos prestamistas estaban más atomizados. Durante la década los organismos internacionales operaron en función de sus propios intereses y de los de sus accionistas (los gobiernos de los países centrales). A partir de la firma del Plan Brady, la deuda externa estatal se incrementó. A partir de la firma del acuerdo se canceló la totalidad de los atrasos en el pago principal y los intereses. El nuevo financiamiento y refinanciamiento externo tuvo una tendencia creciente, superando los pagos realizados en concepto de amortización del capital y de intereses, que resulto entre 1991 y 2001 con un saldo positivo de casi 11 mil millones de

dólares. (Después del Plan Brady, hubo otra política de Estado destinada a garantizar la economía interna en la región mediante el establecimiento de mercados cautivos. En primer lugar, el acuerdo establecido con Canadá y México (NAFTA), fue el primer antecedente del propuesto para el conjunto de la región (ALCA) y que se encuentra en negociación con los países latinos. Ambas políticas se sustentaban en mantener la mayor apertura posible, tanto en el mercado de bienes como de capitales de las economías latinoamericanas para consolidar el predominio norteamericano en la región.)

La fuga de capitales al exterior A lo largo de los años 90 se registraron cambios en las cuentas externas orientadas a adecuar las presentaciones locales de dichas cuentas a los nuevos criterios adoptados por el FMI , como parte de estas modificaciones y se replanteo la forma en que oficialmente se estimaba la fuga de capitales que, de allí en más, se basó en el relevamiento de los depósitos bancarios , el dinero en efectivo , los bonos y títulos públicos y privados , los inmuebles, las inversiones directas y otros activos que los residentes locales mantenían en el exterior. De este modo se obtiene el stock de los capitales fugados y al mismo tiempo su flujo, mediante las diferencias entre dos estimaciones realizadas para diferentes periodos. El método directo excluye la transferencia de recursos al exterior originada en la subfacturación de exportaciones. En efecto, otra modalidad para fugar capitales consistió en declarar importes menores para las exportaciones para que el saldo restante fuera, por ejemplo, depositado en una cuenta en el exterior de manera directa por parte del cliente externo, una sobrevaluación de los valores de una importación seria otra vía para girar al exterior divisas por un monto que excedía las necesidades generadas por esa operación comercial, derivando en una fuga de capitales. Mediante el método residual de balanza de pagos, la fuga de capitales al exterior durante el régimen de convertibilidad (1991-2001) fue un 34.1% más elevada que por el método directo utilizado por el ministro de economía (54,6 contra 28,2 miles de millones de dólares, respectivamente). Durante el régimen de convertibilidad se registró una elevada salida de capitales locales al exterior, expresada en la tasa de crecimiento, que alcanza el 9,6% anual acumulativo en términos del método residual-incluyendo la subfacturación de exportaciones – y el 6,7% anual en el caso de método directo. Esta evolución de la fuga de capitales es superior a la registrada durante la dictadura militar. La estimación oficial indica que los principales destinos de estos recursos en el exterior fueron los depósitos bancarios, la adquisición de bonos y títulos y la tenencia de billetes....


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