Platon Diálogos V Parmenides Teeteto Sofista Politico Gredos (3) PDF

Title Platon Diálogos V Parmenides Teeteto Sofista Politico Gredos (3)
Author C. Serna Echeverri
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Platon Diálogos V Parmenides Teeteto Sofista Politico Gredos (3) Camilo Serna Echeverri

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BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 11 7

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M.' ISABEL SANTA CRUZ, ÁLVARO VALLEIO CAMPO:'!, NÉSTO R LUIS CORDERO

e v , "A6 '",·, de Pitodoro . -Es cierto lo que dices, dijo él. - E sa conversación - repliqué- es, justamente, lo qu e q ueremos que nos relate en det alle 7 . - No e!'> difícil -dijo- , ya que cuando era un jov enciro se empeñó en aprenderla a la perfección; ah ora, en cambio, ta l co mo su abuelo y homónimo, dedica la mayor parte del tiempo a los caballos . Pero, si es preciso, vayamos por él. Acaba de marchar se de aquí rumbo a su casa , y vive cerca , en Mélite l. . Dicho esto, nos pusimos en camino. Hallam os a Anti- 1276 fon te en su casa, ent regándo le al herrero un freno pa ra reparar. Ni bien aca bó con él, sus hermano!'> le conta ron cuál era el moti vo de nuestra presencia; él me reco noció , pues me record ab a de mi anterior visita , y me dio la bienvenida, C uando le pedimos qu e nos narrar a la co nversación, en un primer momento titubeó -porque era un gra n t'nooorc como Callas fuero n, más tarde, comandantes a las éroenes de r-ertcjes. TudDlDES mencio na a Pnod c ro como reemp lazan te de Laques ..11 el comando de la flo ta ateniense en el invierno del 426 a. C. (111 115) Yseñala q ue. más tar de, los atenienses lo exiliaron (IV 65). En 423 Il. C.• Callas manda ba la armada at eniense en Pot idea, y tanto Sócra tes como A lcibiades debieron de haber servido bajo sus órdenes. Según suaíere FRtf.DLÁNDEil. (págs. 191-192), tod o esto debía de estar vivo en la mente de Pla tón _y tam bién, seguramente, en la de muchos atenienses-etod avía en el momento en que escribió el Parménides. , Sob re el estilo indireeto del diálogo , er. Dias (pág s. 7-8), qu ien lo clllifiea de .. narraci ón en CASCadas». La fórmula comp leta de este dob le di~uno indirecto reapa rece en 1J6e. Pl al6n usa esta lécnica co nscientemente, en contr aste co n la utilizada y enfalizada en el Teeteto 143b< . • Demo de la trib u Cecrópi da; bar rio de Atena s. al sudoes te de la cludnd .

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DIÁLOGOS

esfuerzo, según nos diioc-, pero luego , sin embargo. acabó por hacernos una exposición completa~X P ues bien. Refirió Antifonte que Pitodoro contaba que,

en una ocasión. para asistir a las Grandes Panateneas 9, b

llegaron Zenón y Parménides. «Parménides. IXJf cierto , era entonc es ya mu y anciano: de cabe llo enteram ente canoso , pero de aspecto bello y nob le, podía tener unos se-

senta y cinco años. Zenón rondaba entonces los cuarenta, tenía buen po rte y agra dab le figura, y de él se decía qu e había sido el favorito \O de Parménides. Ellos, dijo. se he speda ron en la casa de Pitod oro , extramuros, en el Cer ámieCO 11. Allí también llegó Sócrates, y con él algun os otros, unos cuantos 12. deseosos de escucha r la lectura de los es9 Fiestas en honor a Atenea , pr otectora d el Ática . Las Panateneas se celebraban todos los a nos en el mes de Targelión (mayo) . Cada cu atro aftoso en el mes de Heca tom becn (julio) , se hacían celebraciones más solemnes, las Gra ndes Panetenees, qu e d ura ba n de seis a nueve día s y congregaban a gentes venidas de toda la Hélad e. Como d rela to del m eo, también el del PQrminid l'S se situa duran te las celebraciones. segura mente para dar vem simililUd a la visita de ZenÓfl y Parménides a Atenas . 10 fX1idikd. q ue tiene e n griego el sentido fuert e de «a mante ... ATE NEO (IX SOSF) reprocha a Plat ón hab er hecho de Zenó n, sin necesidad alguna, el «fav o rito» de Pa rménides, y lo considera algo falso y a bominable. DlÓOENES LAEIlCIO (IX 2S) indica q ue, según Apolodor o. Zenón era hijo adoptivo de Parm énides. Según G . VLUTOS. .. P la IO'S testimon y concerning geno of Elea.., Joum . H e íí. Stu d . 9S (l 97S), 131, n. 10, esto es po siblemente d esfuerzo de un escritor posterior pa ra da rle mejor cara al sentido del lodo u pllcito de JHlid jk d en Pla t6n . En el mismo texto de Díége nes Laercío , derivado segura mente de Plató n , se dice también que Zenón llegó a ser discípulo y paídiká de P arm énides. Cf. N. LUIs CORDERO. «Zenó n de Elea», en L os f ilósof os p resocráticos, 11 , Madrid , G redas. 1979, pág. 26, textos 7 y 8. II Ba rrio dega nle , silUado al norte de la ciuda d. En su porció n juer a de los muros se hallaba el cement erio de Jos muert os por la patria . 11 pottoús. Co U'FOkD (pág. 6S, n. J) sugiere. siguien do a Ta ylor . len ( o u) pollmi s «ot ros POCOS" , basándose en 129l , pág . yA. Roer -r, «A Speculatlve Note 011 Sorne Dra matic Elcments in tbe Theaetetus», Phronests (1972), 228.

"TE ETE T O

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q ué sentido tiene todo el largo rodeo del que nos habla el libro VII de la R epúb lica. Su fina lida d no puede ser

ot ra que proporcionar fundamentos racionales a las acciones y al conoc imiento de las cosas , que para cualquier ot ra persona estarían basad os en la mera opinión. Pero co n esto entra mos ya en el ámbito de la tercera definición.

6. La tercera definición Teeteto propo ne ahora (20ld) una nueva definición que, según dice, oyó en cierta ocas ión. De acuerdo con ella, es saber la opinión verdadera qu e va acom pañada de una explicación (Iógos). El I ágos es, pues, un requisito indispensable del saber , pero la cuestión está ahora en distin guir qué es obj eto del saber y qué no lo es, es decir, qué cosas tienen lógos y cuáles no lo tienen. Sócrates expon e en este punto de la conversación (201d-206b), como si se trata ra de un sueño , una teoría que distingue dos géneros de ent ida des: los primeros elementos de los que está n compuestas todas las cosas y los complej os que se constit uyen a partir de ellos. Los primeros carecen de explicación por su absoluta simplicidad y sólo se les puede atribuir el nombre que les corresponde a cada uno en particular. Los complejos, por el co ntra rio. tienen explicación, pues los nombres de los elementos que los inte gran pueden co mbinars e ent re sí y esta combinació n es lo que co nstituye, en definitiva, la esencia de una explicación (202b). As í es que los elementos carecen de explicación y son incognoscibles, au nque sean perceptib les, mientras que los complejos son cognoscibles y expresables. Esto s últimos pueden ser objeto de opin iones verdad eras, de tal ma nera que, cuando añadimo s a ellas la explicación que les corr esponde, alcanzamo s la verda d sobre el objeto en cuestión. La definición pro-

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D IÁLOGO S

puesta satisface así una de las condiciones esenciales del saber. pues quien no puede dar y recibir una explicación acerca de algo de lo que tenga op inión verd adera no puede decir que posee el saber relat ivo a ello (202c). Sóc rates presenta, sin embargo, una objeción cont ra la teo ría q ue aca ba de exponer. La cuestión es si puede ser verdaderamente cognoscible un complejo que está compuesto de elementos inco gnoscibles (203c). El problema puede expresarse en la form a de un dilema . El complejo es la suma de los elementos o una forma única que se produce

en la síntesis de éstos. En el primer caso, quien conoce, po r eje mplo, una sílaba, no tiene más rem edio que conocer las letras q ue la componen. Ahora bien, si los elementos son incognoscibles. el complejo formado a pa rt ir de ellos será igualmente incognoscible. En el segundo ca so . si el complejo es una forma única . será diferente de la mera suma de los elementos y tend rá, como ellos, una nat ura leza simp le e ind ivisible (20Sd). Es decir, tend rá la misma forma que los elementos. de man era que. por su absoluta simplicidad . carecerá de explicación y será tan incognosci ble como ellos (20Se). Por consigu iente. no puede admitirse que el com puesto sea cognosci ble y expresable, si no lo son los elementos. La experiencia en el aprendizaje de las letras co nfirma, más bien, lo co ntrario (206a-b) . Los elemento s son incogn oscibles y carecen de explica ción, de acuerdo con la teo ría, por la abso luta simplicidad que ésta les atribuye. Ahora bien, a propó sito de ello se ha suscitado la cuestión de si esta conse cuencia es aplicable a la misma teo ría platónica de las Form as . dada la sim plicida d que Platón consider a carac terística de las mismas 34. En principio, habría que indicar que los elementos de que J< Cf. J . STENZEL, Ptuto 's Method 01 Dialee/ie, O xford, 1940, página 73, y RYLE, «Plato's Parmenídes.. . ¡>, p ág. 319.

TEETETO

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se habla son perceptibl es, mientras qu e las Formas son realidad es que podemos aprehender sólo por medio del pensamiento. Pero a veces se ha dicho que la teoria tien e un car ácte r isom órñco . que perm itirí a su ap licación independientemente de la naturaleza sensible de los elementos H, En ese caso, si las Formas son enti dade s absolutame nte simples que se ap rehenden directam ente en un acto de visión intuitiva , no se comprendería cómo es posible constr uir el saber a part ir de ellas, ni la posibilidad de da r ra zón qu e va uni do al mismo. Los autores que admiten la existencia del pro blema en relación co n las Fo rmas no se po nen de acuerdo. sin emba rgo. en la solución del mismo . Robinson 36 pensó que la teoría mostraba la necesidad de que ciertas entidades carentes de lógos fueran cognoscibles. Pero en ello no le acompañan. desde luego . la mayo ría de los comentaristas . La exposición y la crítica de esta teor ía parece. más bien. una reducción al ab surdo con la intención de mostrar que no es posible el conocimiento de lo complejo sob re la base de entidades ab solutam ente simples e incognoscibles. Ah ora bien . con esto no hacemos sino mostrar los prob lemas qu e ello suscita . El primero es si las ideas son enti dad es abs olutamente simples. como parece indicar el lenguaje utilizado por Platón en los diálogos anterio res 31. Y si no lo son y hay entre ellas múltiples relacio nes. que hacen imposible el conocimiento separado de cada una , la cuestión es si pod rían ser conocidas en un acto de contemplación int uitiva. Algunos autores 31 han sostenido qu e Pla15 er. RORTY, « A Speculanve Note.•.», pág. 236. 16 ROBINSON. «Fo tms ... " . pág. 15. )7 c r . H ICKE N, .. Knc wledge.•• » , pág. 50. JI Cí , R. C. C ROOS , «Legos a nd pcrms in Plato», M ind (1954). 433·450; H ¡CKEN , «Knowled ge.,;», pág . 53, Y B ONDESOS , « percepnon .. .'I, p ágina s 114 y sigs.

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DI ÁLOGOS

tón está abandonando la co ncepción del co nocimiento por apr ehensión directa qu e va asociada a su leoría de la andmnésís en diálogos a nteriores. Es decir, estaría cambiando el modelo contemplat ivo del co nocimiento po r uno lógico dialéctico . donde el conocimiento de las Formas no po d ría desligarse de un proceso discu rsivo en el Que tendría lugar la invest igación de las múltiples relaciones po tenciales qu e se dan ent re ellas . A hora bien. en diálogos anteriores P lat ón no parece ha ber plan teado qu e el pensamiento discursivo y el acto de conte mplació n intuiti va q ue lleva al conocimiento de la Forma sean términos excluye ntes. "En la República el

Bien es, desde luego, objeto de contemplación 39, pero este acto, en el cual alcanza el conocimiento su Forma supre ma , viene precedido de un largo rodeo de pensamiento discurs ivo y da lugar a una visión general (eis synopsin, 537a) que pe rmite descender dedu ctivam ente a las consecu encias y entende r el mundo de las Formas como un tod o orgánicamente dependiente del pr incipio último de la realidad . En la Rep ública y en el Fedr o (247c-d), q ue repr esentan la mad urez del pensamiento plató nico anterior al Teeteto, la concepció n del conoc imiento como contem plación int uitiva no se o pone, pues, a la existencia de un pro ceso dia léctico que facilite el momen to de la an ámn ésis. Y al final de su vida , en la Cor to V/l (341c-d) , P lat ón no pa rece haber cambiado de idea en relación a la naturaleza última de l proceso gnoseol ógíco. El saber implica, efectivamente , la posi bilidad de dar un 16gos 40 , pero depende, en última instan cia, de un acto de contemplació n intelectual qu e no pu ede ser sustituido J'

ct. República Sl8e, 5J Ja.

40

CL Teeteto 202e.

L67

TEETETO

por un proceso discu rsivo de otra natu raleza . Con esto entram os, sin emba rgo , en la última pa rte del diálogo. P lató n ha dicho repetidas veces que el 16gos es u n elemento esencial en el sa ber 4 1, Y no pa rece hab er a bandon ado esta posición en diálogos poste riores al Teeteto 4 2. Aho ra SÓ~ era res cita tres posibles sentidos de I6 gos para examina r si alguno de ellos t iene la virt ud de co nvertir una opinión verdade ra en sa ber . El primer significado del términ o es la man ifestación verbal de l pensa miento (206 es se. algo determinado, y esa determina ción implica la un idad . Se es «(fi lg-u na» cosa. «No -ser», en con secuencia, equivale a negar esta trilogia ,lo cual - accpta do el axioma básico- resulta extremadamente difícil. No ca ben duda s de q ue esta problemáti ca es una obsesión recurren te en los diálogos de Platón , pero es di fícil dictaminar hasta qué punto el mismo Platón comparte o critica estos pla nteamientos. C L in/ro, n. 135. m Co mo es sabido, la lengua griega admite tres números: singula r, d ual y plur al. 112 Si bien la frase en griego es ambi gua desde el punto de vista sintáctico (pues en me t í iégonta la negación puede acompañar tant o al indefinido MIgo» como al participio «q uien dlce»), tanto las eta pas del razonamiento como - fundamentalmente- el análisis de la negación hasta

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DIÁLOGOS

Es tota lment e necesa rio . ¿No debe acaso adm itirse. ent o nces, lo siguiente : qu e, ya que q uien dice algo I ~ de est e mod o 126, en realidad (no) dice nad a. ha de afirma rse, por el contrario , qu e ni siq uiera d ice m q uien intenta pronu nciar lo que TEET. EXTR. -

no es? TEET. -

En esta afirmación co nsistiría el fin de la difi-

cultad. 2l 8a

E XTR . -

No alces todavía la

voz,

bienaventurad o ,

pues aún quedan dificultades. Y. entre ellas, la mayor y la primera , pues ella a fecta al principio mismo de la cuestión. nr~ mom ento d emuestr an Que Platón intenta «constru ir.. la noció n de ..nad a- (mtdin) II partir d e la negació n de ..algo .. (tI) , y una eta pa int ermed ia en esta constr ucción es la expresión que hemos tr aduci do por «noalgo.. (mi ti) (er. Rrp . 478b13, don de el no-ser es de finido corno oukh hin-ti « no-uno-algO>t). Ta nto Ar ElT (pá g. tl 7) romo CoIlNFOItD (pág . 2(4 ) adv iniero n este det a lle, q ue escapa, por ejemplo , a D1ts (pá g. 337). H asta esta etapa d el razcnemíerno, no le ha cuesnonado aún la negació n dC'1 verbo co nj ugado . fula oc inno u ció n,. aparece cuat ro líneas mas a ba jo: Qude Mgei n (eS). IlJ Si bien no somos partidarios de agregar té rminos a usentes del origina l - pues e norces la lectu ra , tipcgr áficamente, s e co nviene en una suene de carr era d e obstéculos-e-, creemo s que sólo la expresión espa ñola «no decir nad a.. refleja la negació n tot al del «decir» q ue P lat ón q uiere resallar. Debe retenerse. empero, q ue la parado ja resi de en «decir nada ... lU Es d ificil conse rva r en la Ira d ucció n tod os lo s matices de la expresión mtden lége¡Il, Com o obse rvara BLUCK (pág. 61), ella significa ta nto al habla r acer-ca de na da, como b) ha blar sin sentid o, o e) d ecir na da. Pero res ulta exag erado a firma r q ue Pl ató n especula con esta equiv ocida d. La exp resió n es equívoca una vez tra d ucida, no en gri ego. m En este diffcil pa saje conser vamos el t érmln c ti , Que figu ra en todo s lo s manuscrito s y Que fue suprimido por Scll lE lE RM~CHER (1824), pu es en él reside la clave del pasa je: quien dice «a lgo», pero negado , dice « nada». IZ6 Es decir, en la for ma de una negación : «no algo». l27 oude legein; «no d ice».

--------------------SOFISTA

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¿Có mo dices? Habla y no temas. EXTR. - C ualquier otra cosa q ue sea, se agrega a 10 que es 128 . TE ET. - ¿Có mo no? EXTR. - Pero . ¿diremos q ue es posible agregar cua lquier cosa qu e sea a lo que no es? T EET . - ¿Y cómo? EXTR. - Coloca mos al número, en su co nju nto , ent re las cosas q ue so n 129 T EET . - Sí, si hay algo q ue debe colocarse como lo b qu e es U D. EXTR, - No intentemos. ento nces, aplicar eL!.lúmerp - ni la . pluralid ad1J ll. la unidad- a lo que no es. ) ~iEET , ......: Según parece. y com o afirma el argumento, no sería correcto intentarlo . EXTR . - Pero , ¿de Qué mod o pod ría alguien pronunciar por medio de su boca o captar en forma absoluta con el pensamiento las cosas que no son , o lo que no es, prcscindiendo del número ? T EET , - ¿Cómo? Dilo. EXTR. - Au n cua ndo ha blemos de cosas que no son, ¿no intentamos aplicarles la pluralidad numérica? t: TEET. - ¿Q ué? TEET , -

Ik

11.. Según APIiLT (pá g. 117), en este pasaje está enunciada ya la teoría de la «comunicació n d e lo s g éneros», q ue ser é expu esta explíci ta mente a partir d e 2Sla y qu e será. la innovación ma yor d el Sofista respecto de la on to logía platónica tradicion al. 119 Se trata, co mo en 237d, del número «g rama tical». U(l Co mo observa ra R. WIEHI., la a firmad ó n del Extranjero es absolut a mente eviden te pa ra un matemático como Teeteto (pág. 183) . C~MP­ aEU (pá g. 86) \lC en esta re ferencia a la realidad d el número u no de esos «to ques pita gór icos, o platónicos tardíos ) , qu e se hacen má s a bunda ntes a partir del Político.

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DI ÁLOGO S

EXTR. -

Algo q ue no es , ¿no imp lica a caso la unida d?

TEn . - Evide ntisima ment e. EXTR . - Y, no o bsta nt e, decimos q ue no es justo ni correcto intentar agregar lo que es, a lo que no es. T EET. - Es la má xima verdad. EXTR. - ¿Co mprendes, ent o nces, que no es posible, correctamente, ni pron unciar, ni a firmar, ni pensar lo que rno es -en si y de por sí UI_, puesto que ello es impensa~ ble, indecible. impronunciable e in for mulable 132 . TEET. - Así es, completa mente lB. d EXTR . - ¿Acaso ha poco ment í cuando dije que iba a enunciar la mayor dificultad respecto del mismo? TEET. - ¿Qu é? ¿Queda a ún po r enun cia r a lguna mayo r ? EXTR. - . ¿ y qué , admirable a migo? ¿No piensa s, sobre la base de lo q ue ya hem os dicho. q ue el no-ser co loca en dificultad a quien lo refut a. pues, apen as alguien intenta refutarlo. se ve obligado a afi rmar, acerca de él. lo con trario de él mismo'? T En . - ¿Cómo dices'? Habla co n mayor cla ridad. III

A esta altura del razonemtento, no creemos q ue esta referencia

al no-ser «en si y de por sh. pre fiau re la Idea o For ma del No-ser. q ue será sugerida en 2,Sd. La expresió n alude , más bien. al no ser absol uto q ue es el tema de esta primera pa rte del diálogo . CL supra, n. 116. Según C./IMPBEu. Plató n se re üere aquf al no-ser cuando es considerad o aisladamente. «sin utilizar lo como sujeto o como predicado» (pág. 87). m El último tér mino es dlogon, pero en to do este contexto fógos no significa «razó n». sino «arg umente» , «afirmaci ón» , «discurso», «j uicio». Ya C ORNFORD (pág. 206. n. 1) señala ba q ue la traducción «i rracional» hu biese estado fuera de lugar. lH Según W. BONOESON, el pasaj e 237b7. e7 rinde cuenta de...


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