Puente García Laura Comentario de texto Jovellanos Ponferrada PDF

Title Puente García Laura Comentario de texto Jovellanos Ponferrada
Author Elepé Etneup
Course Historia de la Educación Española
Institution UNED
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“¿Es la instrucción pública el primer origen de la prosperidad social? Sin duda. Esta es una verdad no bien reconocida todavía, o por lo menos no bien apreciada; pero es una verdad. La razón y la experiencia hablan en su apoyo. Las fuentes de laprosperidad social son muchas; pero todas nacen de un mismo origen, y este origen es la instrucción pública. Ella es la que las descubrió, y a ella todas están subordinadas. La instrucción dirige sus raudales para que corran por varios rumbos a su término; la instrucción remueve los obstáculos que pueden obstruirlos, o extraviar sus aguas. Ella es la matriz, el primer manantial que abastece estas fuentes. Abrir todos sus senos, aumentarle, conservarle es el primer objeto de la solicitud de un buen gobierno, es el mejor camino para llegar a la prosperidad. Con la instrucción todo se mejora y florece; sin ella todo decae y se arruina en un estado. ¿No es la instrucción la que desenvuelve las facultades intelectuales y la que aumenta las fuerzas físicas del hombre? Su razón sin ella es una antorcha apagada; con ella alumbra todos los reinos de la naturaleza, y descubre sus más ocultos senos, y la somete a su albedrío. El cálculo de la fuerza oscura e inexperta del hombre produce un escasísimo resultado, pero con el auxilio de la naturaleza, ¿qué medios no puede emplear?, ¿qué obstáculos no puede remover?, ¿qué prodigios no puede producir? Así es como la instrucción mejora el ser humano, el único que puede ser perfeccionado por ella, el único dotado de perfectibilidad. Este es el mayor don que recibió de la mano de su inefable Criador. Ella le descubre, ella le facilita todos los medios de su bienestar, ella, en fin, es el primer origen de la felicidad individual”.

INTRODUCCIÓN El fragmento que vamos a analizar a continuación pertenece a Gaspar Melchor de Jovellanos, el representante más genuino de la Ilustración española (1744-1811) y autor de la obra: Memoria sobre la Educación Pública de la cual hemos elegido el capítulo Institución pública y prosperidad social (extraído del libro de Jovellanos g.m., “Antología de escritos Pedagógicos” – Edición de Olegario Negrín Fajardo, Editorial Sanz y Torres, S.L. – UNED 2010 págs. 184 y 185). Fue un hombre culto, abierto, fecundo y ejemplar que se caracterizó siempre por un hondo patriotismo y una gran preocupación por los distintos problemas de España. Su espíritu crítico y renovador se plasma en una preocupación constante por reformar las instituciones y costumbres vigentes. Institución pública y prosperidad social, es un texto histórico educativo, incluido en Memoria sobre educación pública de 1802, un tratado teórico- práctico destinado para ser aplicado en las escuelas y colegios. Jovellanos sostiene que el origen de toda prosperidad es la instrucción pública, es decir, una educación extensible a todos los ciudadanos u hombres civiles con independencia de su origen social. La educación en España en el siglo XVIII hasta su consolidación como sistema educativo moderno en la Constitución de 1812: 

En el siglo de la Ilustración española, la educación solo importaba a una minoría.



La nobleza recibía su instrucción de manos de un preceptor o en las universidades; el clero en escuelas monacales o también en universidades y el pueblo llano no se formaba, sino que se dedicaba a trabajar.



La Iglesia, institución bajo la que recaía el monopolio de la educación, le insistía al vulgo y a los campesinos en su condición de súbditos que obedecen a un señor y un comportamiento acorde con su estamento.



No existía un sistema educativo semejante al actual. Sí había escuelas de primeras letras, aunque muy escasas, pero sobre todo conventuales, monacales y parroquiales, además de las universidades que tenían un origen pontificio. Las funciones de estos últimos centros de enseñanza eran el sostenimiento, por medio de las materias y profesores, del modelo de sociedad medieval.



Se planteó un modelo asistencial- regeneracionista en la España del dieciocho que consistía por un lado, en evitar la ociosidad y el vagabundeo de los niños y, por otro, tomar conciencia de la utilidad de la formación en los infantes, de ahí la proliferación de escuelas gratuitas de primeras letras, gracias a Carlos III, destinadas a jóvenes de clase social baja, reactivando la educación popular, aunque se concibiese como un modo de beneficencia pública.

ANÁLISIS Con la Ilustración la instrucción se concibió como el medio adecuado para alcanzar la prosperidad de la nación y la felicidad social y del individuo. La educación posibilitaría una sociedad española más culta y más activa. La educación, según Jovellanos, comprende el conjunto de todas las virtudes y principios de la sana moral, además de valores tales como la caridad, la buena fe y la decencia. Otra de las características del término educación es la defensa del comienzo de la educación en el hogar y debe recaer en manos de los padres. Exalta la supremacía de la educación sobre las costumbres para así poder conseguir una igualdad de sexos en actividades que hasta ahora tan sólo podían ser llevadas a cabo por varones como la caza. Para poder analizar correctamente este texto debemos tener en cuenta que Jovellanos emplea el término instrucción pública cuando se centra en la forma y finalidad de la enseñanza, mientras que el término educación lo orienta más a la crianza y doctrina que se le da a niños y a jóvenes. En este tratado Jovellanos plantea una serie de cuestiones: 1-¿Es la instrucción pública el primer origen de la prosperidad social? Sí. Sostiene que la instrucción, es decir, la educación, mejora al ser humano puesto que le proporciona los medios necesarios para garantizar su bienestar y así alcanzar la felicidad que es el fin último de cualquier instrucción. 2- El principio de esta instrucción es la educación pública. La instrucción es el medio universal de educación y la virtud el objetivo principal de la educación. 3- Establecimiento más adecuado para dar esta instrucción. Jovellanos sostiene que esta educación debe basarse en la moral que lleva la paz, el orden y la virtud a los estados, por lo que es muy importante inculcarles a los jóvenes unos principios morales a través de los cuales actuarán de forma más correcta. 4 - ¿Qué debemos enseñar? La asignatura fundamental en la educación pública es la ética que conlleva la noción del derecho natural de donde derivan sus principios, del derecho social y el de los ciudadanos que tienen el mismo origen. 5- ¿Quién debe enseñar? La instrucción debe estar bajo la potestad paterna o tutelar y los hijos siempre acatarán con docilidad y buscarán la aplicación de dicha instrucción. Primero se debe instruir en el correcto uso de los derechos y obligaciones que tiene como ciudadano y segundo en las obligaciones y funciones particulares del estado, empleo o profesiones en las que se encuentre.

COMENTARIO Gaspar Melchor de Jovellanos (Gijón, 5 enero 1744 / Puerto de Vega, Navia, 28 noviembre 1811) es, junto con Fray Benito J. Feijoo, el escritor e ilustrado más reconocido del Siglo de las Luces español. Como escritor fue poeta, dramaturgo, crítico de arte y de literatura; analista de problemas jurídicos, políticos, económicos, históricos; pedagogo y teórico de la educación; promotor de temas asturianos y gran conocedor de la historia, la jurisprudencia, y la cultura española. Cabe distinguir en su vida siete etapas: 1. infancia y años de formación (1744-67), Después de hacer los estudios de Latinidad en Gijón, y los de Filosofía en la Universidad de Oviedo, siguió los de Leyes y Cánones, en Ávila, ampliándolos y perfeccionándolos en el palacio del arzobispo Romualdo Velarde y Cienfuegos. También estudió en Osma y Alcalá de Henares. 2. etapa sevillana (1768-78), En 1765 realiza su primer viaje por Asturias; dos años más tarde, el 31 de octubre de 1767, es nombrado Alcalde del crimen de la Audiencia de Sevilla, y guardará grato e imperecedero recuerdo de esta estancia a orillas del Betis. Al cabo de diez años abandona Sevilla, al ser designado en 1778 Alcalde de Casa y Corte en Madrid. 3. etapa madrileña (1778-90), Con el apoyo de Campomanes ingresa en la Academia de la Historia. A causa de su amistad con Cabarrús se le presentan los primeros problemas, regresando entonces a Asturias con el objeto de estudiar todo lo relacionado con la explotación de los carbones minerales y, según él mismo reconoce, como sujeto de un «honesto destierro». 4. exilio asturiano –los años felices–, escindido en dos partes (1790 a noviembre de 1797, y octubre de 1798 a 1801), La estancia en Asturias fue muy fecunda para Jovellanos y sumamente beneficiosa para la región. La explotación racional del suelo asturiano y la apertura de comunicaciones, tanto dentro de la región como con la meseta, constituyeron el meollo de la preocupación jovellanista. Jovellanos leyó, estudió y escribió en su cómodo retiro de Gijón, del que es sacado en 1797, al ser nombrado embajador en Rusia, cargo del que no llega a tomar posesión, pues casi de inmediato se le designa ministro de Gracia y Justicia.

5. encumbramiento ministerial en Gracia y Justicia (noviembre de 1797-agosto de 1798), Su ministerio fue corto y desgraciado, y a él siguieron los largos años de confinamiento en Baleares. 6. encarcelamiento en Mallorca (1801-1808), Allí escribió algunas de sus mejores páginas en prosa. 7. renacimiento en la Junta Central y últimos días (1808-1811). Salió de su encarcelamiento «engrandecido, agigantado», según Juderías, «para desempeñar un papel heroico». A su regreso a la Península, España está invadida por las tropas napoleónicas. Jovellanos no duda sobre el partido que debe tomar, y aunque José Bonaparte, el rey intruso, le nombra ministro de Interior, Jovellanos lo rechaza. Tampoco se entrega incondicionalmente a los patriotas gesticulantes de Cádiz. Fugitivo de Gijón, a punto de caer en manos de los franceses, muere en Puerto de Vega el año 1811. Cuando Jovellanos comenzó sus estudios de filosofía en la universidad de Oviedo, conoció al Padre Feijoo. Durante sus años en la universidad de Ávila se formó su espíritu de humanista con el aprendizaje del latín y lectura de los clásicos Horacio, Virgilio, Cicerón, Salustio, Plinio, entre otros. En su etapa como colegial del Mayor de San Ildefonso de la universidad de Alcalá de Henares conoció a Cadalso, al que probablemente orientó en el terreno literario, y a don Pedro Rodríguez de Campomanes, paisano suyo y una de las principales figuras de la Ilustración. Decidido a seguir la carrera eclesiástica, tuvo intención de opositar a una canonjía doctoral de Tuy, pero cambió de opinión debido quizá a los consejos que recibió de Juan Agustín Ceán Bermúdez, historiador y crítico de arte y, más adelante, académico de San Fernando. Mientras ejercía su puesto de Alcalde del Crimen de la Real Audiencia de Sevilla, leía con provecho a Montesquieu, Voltaire, Rousseau, Beccaria..., al tiempo que aprendía el inglés leyendo en su lengua originaria a Milton y traduciendo a Young. Desde el ascenso al trono de Carlos III, en 1759, la política ilustrada entró en una fase de crecimiento. Campomanes, el conde de Aranda y Roda fueron los principales promotores de esta política, los cuales ejercieron una gran influencia entre los jóvenes reformistas que comenzaban a ocupar puestos de responsabilidad. En estos años Aranda impulsó la reforma de la universidad de Alcalá, y Olavidela de Sevilla. Estos años fueron muy importantes para la formación ideológica de Jovellanos. Perteneció al grupo de los dirigentes ilustrados y participó de manera asidua en la tertulia que el intendente Olavide organizaba en su residencia del Alcázar. Jovellanos redactó numerosos informes fiscales y escribió varias obras dramáticas para representar en el coliseo del palacio (la tragedia Pelayo, el drama sentimental El delincuente honrado, o la traducción de la tragedia de Racine Ifigenia en Aulide), y se arraigó su afición poética, mientras entraba en relación con Juan Meléndez Valdés, joven poeta de la Escuela Salmantina.

La prosa de Jovellanos Informe en el expediente de la Ley Agraria: Informe solicitado por el Consejo de Castilla a la Sociedad Económica de Madrid. Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y su origen en España: por encargo de la Academia de la Historia, a la que se la había pedido el Consejo de Castilla para reformar la legislación. Reglamento para el Colegio de Calatrava: discurso sobre la necesidad modernizar y de fomentar los estudios. Memoria sobre educación pública: una acalorada defensa de la educación como instrumento de progreso. La Descripción del castillo de Bellver: fue escrita por Jovellanos para enviársela a su amigo Juan Agustín Ceán Bermúdez, historiador de arte. Jovellanos, poeta Elegía a la ausencia de Marina: centrada en el tema de la ausencia. Epístola de Jovino a Anfriso: uno de sus mejores poemas líricos. Sátira contra la mala educación de la nobleza: critica a los nobles que no cumplían su función en la sociedad. Obra dramática de Jovellanos La muerte de Munuza: el tema es histórico y narra los sucesos que tienen lugar la víspera de la batalla de Covadonga. El delincuente honrado: pretende con esta obra demostrar la injusticia de una ley que condenaba a los dos participantes en un duelo, retado y retador, fuesen o no culpables. Critica así la manera de entender la justicia.

Comienza su obra Memoria para la educación pública dirigiéndose a la Ilustre Sociedad Mallorquina a la que alaba porque se ha fijado en la educación como el motor del éxito o de la prosperidad de una sociedad Se puede observar también en esta obra un paralelismo con Aristóteles para el que el último fin al que aspira el ser humano es la felicidad. Hobbes, Espinosa, Helvecio creyeron que el fin último de la felicidad humana era el placer e intentar evitar el dolor. Esta posición podría haber sido comprendida, según Jovellanos: “porque el hombre tiene sin duda derecho a apetecer y buscar el bien, y a aborrecer y evitar el verdadero mal”. Jovellanos no sólo se limita a la felicidad en este espacio individual, es decir, los beneficios de la educación no sólo reportan al ser humano, sino que también al estado y por ende a la sociedad, puesto que la instrucción es manantial de prosperidad. Así, cualquier gobierno debe conservarla y propagarla. Sostiene que esta instrucción debe estar unida con fuertes lazos a la razón la cual le permita conocer todos los ámbitos de las ciencias naturales y así eliminar muchas barreras o resolverlas. Además, la educación nos conduce a perfeccionar las fuentes de riqueza de los individuos y la sociedad; mejorando así la agricultura, la economía, la industria y el comercio, de forma que atrae a la riqueza que nos conduce al lujo y a la corrupción de las costumbres. Este círculo cerrado es comprensible si entendemos que la virtud tiene su origen en la instrucción que muestra al ser humano sus obligaciones y lo inclina a cumplirlos. CONCLUSIÓN Gaspar Melchor de Jovellanos, político y pedagogo del siglo XVIII, fue un hombre que se anticipó a muchos otros teóricos y hombres de acción de su tiempo. Destaca como pensador, como hombre de acción, como jurista y como académico. Fue también reformador, estadista y pedagogo. Un hombre, en fin, que encarna lo más avanzado de su época y sorprende por la vigencia de alguna de sus propuestas. Los graves problemas educativos de la España del siglo XVIII los llevaba Jovellanos en mente desde muy joven. Deseaba conseguir para sus compatriotas estudios a la altura de los tiempos. Mientras en España se desencadenan los tristes acontecimientos que la ponen en peligro de existir como nación libre, Jovellanos piensa en la forma de promover la prosperidad de su patria chica. ¿No debiera ser éste el objetivo principal de las Autonomías españolas? ¿No debieran sus dirigentes descubrir y explotar, en el mejor de los sentidos, los valores personales y materiales de cada región? ¿Por qué no emplean sus recursos en proyectos que animen esta tarea, en lugar de radicalizar sus egoísmos y su insolidaridad? « El hombre, escribe Jovellanos, sólo es educable porque es la única criatura instruible». Dentro de la educación, Jovellanos distingue tres conceptos afines: El primero es la mera instrucción en las formas del trato social o reglas de buena crianza. En segundo lugar cita el adiestramiento que no debe confundirse con la educación. Por último, reserva el nombre de educación a la comunicación de verdades (saberes) metódicamente concebidas.

Podríamos decir que la educación para Jovellanos no pasa de ser una función de la inteligencia puesto que se apoya en la instrucción. Sin embargo, no es así. Jovellanos no admite una instrucción que no esté al servicio del perfeccionamiento moral del alumno o educando....


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