RAE 2 PDF

Title RAE 2
Author Claudia Liliana Duran Soto
Course Psiquiatría
Institution Universidad del Rosario
Pages 7
File Size 137 KB
File Type PDF
Total Downloads 87
Total Views 141

Summary

Download RAE 2 PDF


Description

RAE 2. Explicar el debate sobre lo normal y lo patológico en salud mental. Para que se pudiera interpretar entre lo que era normal y patológica en lo que corresponde a la salud mental, había que tener en cuenta preguntas como: 

¿Cómo y dónde fijar el paso de lo normal a lo patológico?



¿Quién debe legítimamente hacerlo: el sujeto que sufre, el médico con el que se reúne, o la sociedad?

Lo cual indico el inicio de la semiología, en el siglo XVII-XIX, en la cual se pudiera dar la interpretación de los signos y símbolos (obviamente siendo estos relevantes), pues en el contexto de psiquiatría estos nos pueden dar información sobre el estado mental y el comportamiento, de tal manera que nos empecemos a preguntar ¿esto es normal o no? Para empezar, uno de los primeros individuos en habar del tema fue Georges Lantéri-Laura (personaje muy importante en la epistemología e historia de la psiquiatría) el cual produjo una de las primeras conclusiones sobre la importancia de la psiquiatría diciendo: “el conocimiento semiótico en psiquiatría, como en el resto de la medicina, constituye el origen de la psiquiatría—ya que sin la clínica no se podría localizar ni síndrome, ni enfermedad, ni estructura y se ignorarían incluso las cuestiones arregladas en otras esferas—y sin embargo éste permanece desprovisto de autonomía” (1), fundamentada sobre sus propias vivencias. Teniendo en cuenta esta conclusión, se dio una gran característica en la semiología psiquiátrica y es que en ese tiempo se habían generado un gran aumento en el número de signos, desordenes y enfermedades mentales las cuales se volvieron usadas en menos de un siglo. Ahora bien, teniendo en cuenta los signos y síntomas los cuales nos pueden definir entre a que corresponde lo normal y a que corresponde lo patológico, el psiquiatra francés Edouard Zarifian dio la primera definición diciendo:

“Se presenta una continuidad entre el comportamiento normal y el patológico por ende ¿Cómo podemos diferenciarlo? […] la subjetividad es a veces consciente del estatus (delusión). El médico (y cada vez más el paciente) está sujeto a diversas presiones para reconocer desde la enfermedad, donde puede no existir, lo que contribuye a incrementar enormemente el consumo médico. Sociedad, es decir, la cultura depende del lugar y el tiempo, por lo que varía mucho en sus intereses”. (1) Posteriormente littre y Landre-Beauvais dieron una definición aproximada en cuanto a las distinciones de “síntoma” y “singo”, donde el “síntoma” se encuentra relacionado con el sentido, y este de igual manera con la aparición del psicoanálisis tendrá un significado y una relación con la subjetividad, mientras que por otro lado el “signo” es un indicio o seña el cual está relacionado con el valor. Generando que la idea del médico sea partir de un síntoma observable por una gran cantidad de personas y para que se transforme en signo se debe tener en cuenta el producto de una combinación y de una definición clara de la entidad y la patología. Se van a presentar cuatro tipos de signos 

Propios: son exclusivos a un diagnostico



Comunes: están en relación con otras áreas de la medicina



Patognomónicos: un solo signo va a ser suficiente pera que se dé un diagnóstico, pero este no es idéntico al síndrome o la enfermedad



Cardinales: un grupo de signos son necesarios, o al menos uno propio, para que se de el diagnóstico de la patología

Para entender como algo se vuelve un signo Lanteri-Laura hace énfasis en que se “debe dar una gran atención entre los elementos extrínsecos y las cualidades verbales y no verbales al momento del contacto”. Partiendo de este principio Laura en 1991 sugiere que se necesitan dos requerimientos para que se de una legitimidad a un singo clínico en psiquiatría (usando la obsesión como ejemplo):

1. Anteriormente muchos alienistas y clínicos las habían caracterizado, identificado y descrito en sus variedades, introduciéndolas en un “thesaurus semioticus” 2. Las obsesiones son signos clínicos porque se trata de aspectos diferentes de la “norma corriente” Además, da tres puntos de referencia para para aceptar las obsesiones como singo clínicos: 1. Estas hacen sufrir al paciente en múltiples ocasiones, de manera que no se trata de una singularidad fugaz sino de una iteración de la misma molestia típica. 2. Las obsesiones se encuentran de un paciente al otro, si no son exactamente las mismas por lo menos sí se mantienen los mismos rasgos formales que permiten reconocerlas fácilmente. 3. Las obsesiones deben distinguirse de otras alteraciones igualmente típicas de la experiencia interior. Para él, as obsesiones no son un elemento aislado, sino que tienen un lugar propio dentro de un grupo de afecciones de la experiencia vivida (es decir se encuentran en un grupo homogéneo de entidades). Posteriormente, Empero critica esta lógica, diciendo que ciertos elementos no merecen ser calificados como como signos clínicos, a pesar de ser reconocidos como signos clínicos como tal, pues por ejemplo en el caso del suicidio este no es debido a un trastorno mental pues se tienen en cuenta factores personales y valores sociales los cuales no están nada relacionados con la patología mental y además no se tratan como una unidad semiótica, aplicando esta misma teoría para los trastornos de la conducta. Posteriormente, el psicoanalista Pierre-Henri Castel dicta que “si un signo X no tiene una representación social no quiere decir que este deje de ser biológico y de la misma manera no dicta que sea biológico, y se encentra desprovisto de una significación social, que X no sea real” (2).

Lo normal, lo anormal y la ciencia detrás (esto se los dejo como un subtítulo porque se me hace que tiene gran relevancia) Entonces teniendo en cuenta conceptos previos ya se puede decir que tenemos una idea vaga en lo que corresponde a lo normal y a lo patológico, pero surge la idea de que se debe generar una manera en la cual se pueda CUANTIFICAR estas dos definiciones, vinculándolos a dos conceptos que son escalas cuantificables (no tengo fecha exacta) y leyes (empieza en el siglo XX). Empezando por las escalas empecemos porque se inicia con el concepto de normalidad física en donde se cuantifica por medio de desviación estándar, promedios y personalidades. Indicando que incluso características psíquicas pueden ser de igual manera cuantificadas como si fueran distancias, pesos grados, etc. De este punto surge el inconveniente de que, si es posible cuantificar algo como

los signos, y se genera la pregunta (tomando como referencia la

depresión) de ¿Cuál seria ese “cociente depresivo” ?, para la respuesta se tomó la referencia de la cuantificación de la naturaleza si embargo se tomó esa clasificación como invariable pues en casos como la agresividad, puede que al final se de la posibilidad de medir la cantidad de testosterona en la sangre pero cada experiencia va a ser subjetiva del individuo quien la proyecta a su fin común (3). Un ejemplo de esta cuantificación se puede ver en los detectores de mentiras donde puedes medir sudoración, pulso, presión arterial, etc. Pero la interpretación que se le tome a condición solo va a ser cuantificable por el individuo que la presenta. Ahora bien, siguiendo con leyes, el medico Georges Canguilhem define la salud como “la capacidad de gozar con las normas existentes y resulta de esas normas existentes del organismo; la enfermedad pone al organismo a inventar nuevas formas de funcionamiento, nuevas normas” (2) donde estas normas se proponen como un modo de posible de unificar el universo y a diferencia de la ley de la naturaleza estas no necesitan su efecto (es decir tiene sentido totalmente sola y simple). Además, la norma en muchas ocasiones escapa al ámbito biológico o puramente médico o estadístico, y salta al campo social y antropológico, e incluso

subjetivo, indicando que no existe como tal una ciencia biológica de lo normal, sino que hay situaciones ciencias de las condiciones que traducen en la actividad normal de la vida de cada persona. Para Castel la psiquiatría y psicopatología pueden determinar una norma objetiva de la locura pues estas no tienen ningún ideal el cual se encuentre prescrito respecto a la normalidad que se quiere alcanzar, pues se debe debatir entre las razones que pueden catalogar la locura con los argumentos que rigen en contra de aquellos parámetros. Posteriormente Freud da la normalidad como una “ficción ideal”, y que entre la neurosis y lo normalidad van a existir “transiciones graduales”, pues cada una obtendrá poder de la otra y se tratara de un valor convencional que dictaran los límites entre lo que se encuentra normal y patológico. Hasta aquí Finalmente “Los anormales” fue un curso que dictó Foucault en el Collège de France entre 1974 y 1975, donde para el parte de la semiología y la sintomatología nacen a partir del concepto de “instinto”, pues se tomo en cuenta el caso de Henriette Corner quien decapito a una niña, en donde se evidenció que no había estado de delirio, alienación mental, motivos de crimen atroz. Finalmente conduciendo a la psiquiatría a que se den unas transformaciones de lo que se llama locura parcial, motivando al instinto como el motor de la enajenación. “Es a partir de la noción de instinto que toda la problemática de lo anormal podrá organizarse alrededor de lo que era antes el problema de la locura, de lo anormal a nivel de las conductas más elementales y cotidianas (4).” Finalmente, este concepto adquirió fuerza por tres razones: 1. Trata de una reforma administrativa, la ley de 1838, instancia que va a dar la legitimidad a la psiquiatría de internar sujetos y de recibirlos en asilos y hospitales 2. Reorganización de la demanda familiar, con la ley de 1838 la familia o el entorno pueden pedir que el familiar enfermo sea internado

3. Aparición de una nueva demanda política a la atención de la psiquiatría Finalmente, Focault (1926-1984) dice que la verdadera psiquiatra surge entre 1845-1850 despareciendo el alienismo donde la noción de lo que era verdad jugaba el papel mas importante, y que el distanciamiento de la norma y el hundimiento del automatismo instintivo serán las dos referencias que establecerán una nueva semiología psiquiátrica y los comportamientos señalados como mórbidos.

Referencias.

1. Londoño, D. (2016) The emergence of psychiatric semiology during the Age of Revolution: evolving concepts of ‘normal’ and ‘pathological’. History of Psychiatry 1–16 2. En español: Londoño, D. (2014) La legitimización de la semiología psiquiátrica y su conjunción con los conceptos de “normal” y “patológico”: una visión en la Era de la revolución (siglos XVIII-XIX) Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq; 34 (122), 337-351. doi: 10.4321/S0211-57352014000200007 3. Verhaeghe P. (2004) Introduction Clinical Psychodiagnostics versus Medical . In: On Being Normal and Other Disorders: A Manual for Clinical Psychodiagnostics. Other Press, London. pp. 3-18 4. Foucault M. Les Anormaux. Cours au Collège de France, 1974-1975. Paris: Seuil/Gallimard, 1999....


Similar Free PDFs