Resumen Bengoa: la Historia de los antiguos mapuches del sur de Chile PDF

Title Resumen Bengoa: la Historia de los antiguos mapuches del sur de Chile
Course Antropología Histórica
Institution Universidad Austral de Chile
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resumen profesor BEngoa ...


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Historia de los antiguos mapuches del sur. Desde la llegada de los españoles hasta las paces de Quilín. Siglos XVI y XVII.1 José Bengoa. CAPITULO 1: LA GENTE DE LOS RÍOS.2 Al sur del río Bío Bío la experiencia del agua es fundamental en la vida de los seres humanos. La lluvia es inseparable del sur de Chile. Llueve en invierno y en verano. El territorio está cruzado por ríos y a cada cierta distancia se encuentran lagunas y lagos. Desde muy antiguo los habitantes de estos parajes instalaron sus viviendas en los bordes de estos caudales, y formaron una 'sociedad ribereña'. La separación de las aguas de la tierra está en el origen mítico de la cultura mapuche. No se refiere, sin embargo, a un pasado olvidado y preexistente, sino a una experiencia cotidiana reiterada por la historia. Cada invierno, se podría decir, los habitantes del sur pueden observar la lucha mítica entre las culebras Caí Caí y Tren Tren. El cielo se llena de aguas que caen implacables sobre la tierra. Las vegas o tierras bajas se inundan y sólo quedan al aire las copas de los árboles o las puntas de los palos de los cercos. Los ríos se transforman en torrentes y nadie osa cruzarlos. Cada año Caí Caí trata de apropiarse del territorio y la salvífica, Tren Tren, logra que esto no ocurra. Las sociedades humanas construyen sus paisajes y los seres humanos que los habitan son influenciados por sus características y clima. No es comprensible la cultura mapuche sin la lluvia, largas tardes invernales junto al fuego, mientras el agua cae y el hombre espera. No por casualidad los mapuches hicieron del poncho su vestimenta característica, la que, por obvia necesidad, adoptó el criollo. La Historia de los Antiguos Mapuches no podría haber ocurrido en un lugar diferente. Está marcada por el ciclo vital de la naturaleza, de las montañas y el mar, por los desastres naturales y los terremotos, por el agua que por todas partes circunda la vida humana, por los ríos que cruzan el territorio en todas las direcciones. [43] 1. LOS HIJOS DEL SUMPALL "Todos los historiadores nos describen a los indígenas de Chile como una nación de agricultores que vivían en caseríos reunidos a las orillas de los ríos con preferencia en las vegas dedicados al cultivo de sus tierras y al cuidado de sus ganados." Fray Jerónimo de Alberga Los mapuches no sólo fueron gente de la tierra, sino principalmente "gente de los ríos", leufuche, leufu, 'río'; che, 'gente', familias que vivían alrededor de los ríos 3. Es la primera característica que resalta al estudiar esta sociedad antes de la llegada de los españoles, previa a la adopción del caballo, período extenso en el que se consolidó una sociedad agrícola en esta parte de Chile. Los ríos organizaron el territorio mapuche, lo trazaron, lo dividieron y también lo llenaron de vida y movimiento. Por los ríos surgieron las comunicaciones y sus aguas lle nas de peces y seres maravillosos han permitido al ser humano alimentarse por siglos y siglos. En ese hábitat aprendieron a ser pescadores antes que agricultores. 1

2003, Catalonia: Santiago. Pp. 43-62. 3 Inalaf es quien vive a orillas de un lago o el mar, siendo "inalafquen" o "inaleufu", la playa, la orilla, la ribera. 2

Comprender, sin embargo, el paisaje fluvial anterior a la Conquista no es fácil. Requiere de un gran esfuerzo de reconstrucción. Lo que hoy día son débiles arroyos fueron, hasta no hace mucho, ríos caudalosos. La Araucanía, al sur del Bío Bio, era un entramado intrincado de esteros, ríos y lagunas. A sus orillas se asentaron viviendas, en su entorno se organizó la geografía humana. Posiblemente el primer asentamiento humano en todas partes del mundo se produjo a orillas de ríos y lagunas. No es demasiado difícil imaginar las razones: necesidad de agua corriente, obtención de recursos, como los peces; la limpieza, la moderación de temperaturas que se da en los valles protegidos y la hermosura de los lugares. Ha habidoculturas que han subido a los cerros y preferido las alturas. Muchas son las razones dadas por historiadores y antropólogos. Una muy sencilla y cierta es que la mayoría de las veces esos lugares altos han sido más sanos, menos proclives a pestes, a la existencia de alimañas, mosquitos, enfermedades de todo tipo, presentes en zonas calientes. Tampoco es menos importante el hecho de que las montañas han seducido espiritualmente al ser humano: subirlas siempre ha significado un acercamiento a lo divino. En el sur de Chile, la latitud y características del clima hacen que la vida alrededor de los ríos no ofrezca los problemas, enfermedades y dificultades propias de áreas más tropicales. Es por ello que el asentamiento lacustre y ribereño fue y es el lugar privilegiado de habitación humana4. [44] Los mapuches establecieron con las aguas una relación de reciprocidad. Ellas subían en invierno y bajaban en verano, permitiendo la utilización de vegas y llanuras para la agricultura. El largo periodo de inundación les otorgaba humedad adecuada cuando hacía calor, lo que permitía -y permite hasta hoy- gran fertilidad. Se estableció así esta particular relación entre la tierra, el agua y el hombre, que fue fundando la cultura del sur de Chile. El ser humano estableció relaciones con esa naturaleza viviente. En los ríos y lagunas, seres animados expresaron esta hermosa relación. El mito del Sumpall5, tan antiguo como Kai Kai Tren Tren, lo conocen todos los mapuches que viven en el campo. Me lo relató la primera vez, en Lanalhue, hace muchos años Don Juan Millabur de la comunidad de Elicura, un sabio conocedor de la cultura de los antiguos mapuches. "Usted sabe que aquí en el Lago vive un personaje muy importante, los mapuches le tenemos mucho respeto, Compadre Chumpalhue, le decimos, viene a veces por las niñas, se las lleva para adentro del Lago. Hace años atrás ocurrió, vino una niña de Elicura a pasearse por el Lago, en eso apareció un mozo y ella quedó encantada. Sus padres lloraban hasta que un día apareció, venía con una canasta de pescados, de pejerreyes de esos grandes del Lago, se los entregó a sus padres y les dijo, que no lloraran." El mundo de las aguas, ríos y mares está tan poblado de seres como el mundo de la tierra, de lo sólido del mapu; también el wenu mapu, el mundo de los aires, de los espíritus para decirlo 4

La visita de las excavaciones de San Vicente de Tagua Tagua, invitado por el arqueólogo Lautaro Núñez y el paleontólogo Rodolfo Casamiquella, nos permite comprender de manera muy significativa lo que aquí estamos afirmando. En las riberas de esa laguna, hoy disecada, se encontraron enormes huesos de mastodontes junto a puntas de flechas, fogones e indudables vestigios de vida humana de hace más de diez mil años. La arqueología de la zona araucana también muestra que el asentamiento indígena era ribereño, como se verá mas adelante. 5 Utilizo la forma de escribir Sumpall que ha establecido el profesor Hugo Carrasco de la Universidad de la Frontera y no otras utilizadas habitualmente, tales como Chunpa, Chumpalhue, Chompahue o las mismas escritas con ese. Hugo Carrasco, "El mito del Sumpall en la cultura mapuche o araucana de Chile". Revista Chilena de Humanidades. Universidad de Chile. N° 8, 1986, pp. 46 a 68. El profesor Carrasco tiene numerosos trabajos sobre este mito que aparecen en las notas siguientes.

en el lenguaje que conocemos. En esas aguas viven aves, animales, peces, plantas y mariscos de todos los tamaños y formas y seres maravillosos, tanto benéficos como peligrosos, con los que se está en permanente contacto. El territorio mapuche es un mundo animado, lleno de ríos que tienen vida, de piedras que recuerdan a personas que murieron en tiempos de las grandes inundaciones, de animales, pájaros y seres de toda naturaleza que expresan sentidos, comunican sentimientos. Esa maravillosa vitalidad de este lugar es lo que está en el origen y en la base de la cultura mapuche. No tomar en serio esta dimensión espiritual del territorio significaría no comprender nada de la historia de la sociedad [45] de los antiguos mapuches, nada del porqué de esta defensa impaciente de donde han vivido. 2. VlVIR EN LAS ORILLAS DE LOS RÍOS En estos tiempos la vida se desarrolla en las orillas de los ríos. Las niñas van al agua todos los días a bañarse y a lavar sus ropas. Pasan horas lavándose el pelo con quillay. Nadando. No están ausentes las tragedias, y se sabe de personas ahogadas porque escucharon sonidos y voces maravillosas que las llamaban desde el fondo de las aguas6. El joven Pineda y Bascuñán cuando cae prisionero, comenzando el siglo XVII, se admira del uso del agua por parte de los indígenas. Venía este hijo de castellanos de una cultura de desierto. Nada más seco que los reinos de Castilla y León. El agua alcanzaba apenas para beber. Los ibéricos no tenían una cultura del agua en abundancia como los indígenas del sur de Chile. No se bañaban nunca. Más aún, creían que hacerlo muy seguido hacía mal a la salud. Al joven prisionero le llamó la atención las niñas que apenas rompía el alba se iban a bañar al río más cercano. Habían terminado aquella noche una fiesta y dice: "Salió en esta ocasión mi amigo como si no hubiese bebido ni desveládose; tan entero en su juicio que me admiré de verle; saludóme con mucho amor y díjome que fuésemos a bañarnos al estero, que es costumbre el hacerlo de mañana, como lo habían hecho algunas indias, que volvían frescas del abundante arroyo que a vista de los ranchos se esparcía. Para el nos encaminamos el soldado (español), mi compañero y yo, el indio mi amigo y otros dos muchachos hijos suyos, y apenas llegamos a sus orillas, cuando se arrojaron al agua los dos muchachos y tras ellos su padre y aunque a mi compañero y a mi nos persuadían a que hiciésemos lo propio, no nos ajustamos al consejo, ni nos atrevimos a imitarlos, contestándonos sólo con lavarnos las manos y los rostros." 7. 6

Huellelhue se le dice en el campo a los lugares de los ríos que son aptos para nadar. Hueyeln es nadar y hueyelfe es un nadador. 7 Francisco Nuñez de Pineda y Bascuñán. El Cautiverio Feliz. Colección de Historiadores de Chile. P. 58. Esta cita proviene de la edición preparada por don Diego Barros Arana. La citaremos como "Pineda y Bascuñán, El Cautiverio Feliz". Tenemos mucho respeto por esta edición y por el uso y transformación ortográfica que realizó este sabio autor. Gozamos del privilegio de poseer una copia fotográfica de la edición original que gentilmente nos fue regalada por la Directora del Archivo Nacional, que nos ha permitido contrastar la edición de Barros Arana. Recientemente, ha sido publicada una edición crítica por los profesores Mario Ferreccio Podestá y Raissa Kordic Riquelme, que reúne en dos tomos el ‘Sumario’, que había sido publicado por José Anabalón y transcrito por Roben McNeil y publicado como Suma y Epílogo por las Ediciones de la Universidad Católica y la obra central publicada por Barros Arana. El Sumario, o Suma como dice la palabra, resume la obra principal. Es un trabajo escrito diez años antes de lo que conocemos como El cautiverio Feliz. Para la edición critica recientemente aparecida citaremos "Cautiverio feliz, Edición Critica". Ver Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, Cautiverio Feliz. Edición critica de Mario Ferreccio Podestá y Raissa Kordic Riquelme. Dos Tomos. Universidad de Chile. Seminario de Filología Hispánica. Facultad de Filosofía y Humanidades. Ril Editores. Noviembre del 2001. Ver también: Francisco Nuñez de Pineda y Bascuñán, Suma y Epilogo de lo más esencial que condene el libro intitulado Cautiverio feliz y guerras dilatadas del Reino de Chile, Estudio preliminar de José Anabalón, Prólogo y transcripción de Robert

[46] Todos los testigos conocedores del mundo indígena del sur señalan esta relación permanente con el agua de los ríos y lagunas. Desde muy pequeños se les enseñaba a nadar a hombres y mujeres, a cruzar ríos a nado, a mantenerse siempre en un estado estricto de limpieza corporal8. Juan Ignacio Molina relaciona el asentamiento ribereño mapuche con sus métodos higiénicos señalando que para ellos el permanecer limpios era una necesidad fundamental. "Es singular la atención que estas mujeres tienen en el aseo de sus casas y sus patios, las barren muchas veces al día. Apenas han usado cualquier alhaja, al instante la limpian y lavan por lo cual gustan de tener abundante agua corriente en sus casas. La misma limpieza acostumbraban consigo mismas. Se peinan dos veces al día y todas las semanas se lavan la cabeza con una jabonada hecha de la corteza del quillay (quillay saponaria) la cual les mantiene limpios sus cabellos. El baño es comunísimo entre aquellas gentes y así para poder hacerlo a su comodidad procuran establecerse en las riberas de los ríos. En las estaciones cálidas se bañan muchas veces al día. En tiempos de invierno es raro aquél que deja de bañarse a lo menos una vez; mediante este ejercicio se hacen excelentes nadadores... nadan ya con la cara hacia abajo como se practica comúnmente, ya sobre uno u otro lado, ya de espaldas y ya con el cuerpo derecho y con las manos extendidas fuera del agua, como si caminasen por la tierra. Nadan también entre dos aguas, pasando así los ríos más anchos, de cuyo ejercicio resultan valientes buzos." 9. Las primeras noticias de los mapuches ya hablan de que eran grandes nadadores. Actualmente se han ido perdiendo esos recuerdos, por lo que es necesario recurrir a otro tipo de fuentes no orales. Nájera, al igual que muchos otros, dice: "Mujeres y hombres son grandes nadadores; nadan de invierno y verano y ellos pasan cualquier profundo y ancho río con la lanza en la mano o [47] boca, especialmente para burlar caballos a los nuestros. En naciendo los niños los lavan las madres en las aguas de los ríos o en el mar y ellas se bañan con ellos y los muchachos desde muy pequeños usan de andar como patos en el agua" 10. La costumbre siguió hasta no hace mucho. Un joven oficial de la Marina de Chile es enviado en 1877 a explorar el Río Bueno y el lago Ranco. Junto a otros jóvenes guardiamarinas McNeil. Sociedad Chilena de Historia y Geografía y Ediciones Universidad Católica de Chile. Existen varias ediciones resumidas de esta obra, siendo la más popular la que publicaron en la Editorial Universitaria Don Alejandro Liptzshutz y Don Álvaro Jara y que ha tenido numerosas ediciones. Se trata de una selección de textos, muy bien realizada por estos dos respetados sabios, y que puede ser utilizada por quienes no son especialistas. 8 El Padre Martín Gusinde, uno de los más importantes antropólogos que ha trabajado en Chile, quedó impresionado por el nivel de la 'higiene' de los indígenas, escribiendo una etnografía clásica en esta materia, "Medicina e higiene en los antiguos araucanos", publicada por la Revista Chilena de Historia y Geografía. N° 26. 1917. pp. 382 a 415 y N° 27, 1917 pp. 139a 194. 9 Molina, p. 191. 'Nadar entre dos aguas' es nadar silenciosamente por debajo del agua sin respirar. 10

Alonso González de Nájera. Desengaño y reparo de la guerra en Chile. Edición facsimilar de la Colección de Historiadores de Chile. Editorial Andrés Bello. 1971. p. 48. En adelante se citará como Nájera y la página. Molina, un siglo después que Nájera, afirma que "el día mismo que paren un hijo lo conducen al río, lo lavan, se lavan ellas también y dentro de poco tiempo vuelven a las acostumbradas ocupaciones domésticas sin sentir alguna incomodidad tan cierto que la naturaleza humana no es delicada por sí misma, sino porque se acostumbra a serlo". Molina, p. 191.

ha llegado a las casas de un cacique que lo ha atendido muy bien a la usanza antigua. Visitan el lago Ranco y luego escribe este relato: "Mientras nuestra gente beneficiaba un novillo comprado en la mañana, recorrimos algunos puntos del lago Ranco, cazando patos que son muí abundantes. Hacia el medio día, sin esperarlo i sin intención ninguna de nuestra parte, tuvimos el sentimiento de sorprender a numerosas "indias" que en plácida confianza hacían su habitual policía; retazándose unas en las frescas aguas del lago i otras sobre el verde pasto arrancaban el vello a su cuerpo, que a tanto creen llevar las jóvenes araucanas el aseo que siempre apetecen i que merecen con justicia. Lucían sus mórbidas formas sin velo alguno, i en verdad que muchas de esas ninfas de Ranco afirmaban la fama de su belleza un tanto más que relativa11". La relación con el agua es de confianza y temor. Se vive cerca de ella, pero también se la terne. Cuando una niña se ahoga es porque se la ha llevado el Sumpall. El lugar donde vive este ser maravilloso se llama el Sunpallhue, y está situado en el fondo de los ríos y lagunas. En la zona de Arauco, en la costa, de donde es el primer relato, hay muchas lagunas. Ojos de agua, les dicen también a las pequeñas. Hay ríos que bajan de la Cordillera de Nahuelbuta. El jesuita Campos Menchaca, ubicado en Sara de Lebu, dice en uno de sus libros: "...en la zona de Arauco todas las lagunas tienen una leyenda. Dueño de ellas es el shompalhue quien cuando a veces se robaba una niña, se la llevaba consigo a su ruca en las profundidades frías y silenciosas de las aguas. Así cuchicheaban, dice, los mapuches contristados cuando se ahogaba una niña. Se consolaban de su muerte porque estaban seguros que el shompalhue, como persona correcta, cumpliría a conciencia con las leyes [48] matrimoniales mapuches: pagaría por la niña que se había robado. La primera pesca abundante que tuvieran era considerada paga por ella y ya no se hablaba más del asunto." Agrega el Padre Menchaca un detalle que no hemos escuchado en otras versiones, pero que expresa la relación del ser humano con el medio natural: "Entre tanto la niña se convertía en ave acuática o en el huala que es una especie de pato, que ni anda ni vuela bien, en cambio nada muy bien o sea que shompalhue la retiene en su lago, del cual ella no puede huir. Por eso el grito de las hualas es siempre como un gemido doloroso de cautivo. Cuando lo oye el mapuche, dice con rostro triste numai huala, está llorando la huala y añade muy apenado y convencido Lai ni peñen, se le ha muerto la cria..."12. Las niñas, al parecer, eran las más proclives a perderse en las aguas de los ríos y del mar. Se convierten en hermosos pájaros. Los relatos de Shumpalles están en todas partes de la Araucanía, ya sea en los ríos, lagunas o en el borde del mar 13. Se puede decir que, en lo 11

Exploración del Río Bueno y Ranco, realizada en 1877 y publicada en el Anuario Hidrográfico de la Marina de Chile. La opinión del joven guardiamarina de la Armada chilena proviene de una cultura tan distante, que por ello la consignamos, ya que es reiterada por los observadores a lo largo de siglos. 12 Padre Menchaca. Por Senderos Araucanos. Editorial Francisco de Aguirre, Santiago. 1955. p. 56. 13

El más completo estudio sobre este tema lo ha realizado el profesor Hugo Carrasco. El mito del Sumpall en la cultura mapuche, obra citada, y en la Tesis de Magister El Mito del Sumpall en relatos orales mapuches. Universidad Austral de

fundamental, refieren la necesidad de los equilibrios entre la naturaleza y las personas. Lo que se le quita a la naturaleza, a los mares, a los ríos, debe ser devuelto. Cuando la naturaleza nos despoja de algo, por ejemplo cuando se ahoga una niña, nos lo restituye en comidas, en peces. Es un sistema de reciprocidad entre los seres humanos y el mundo que los rodea. En el mundo cultural mapuche tradicional no existía la idea de 'extracción' sin devolución. La gente del mar, los mapuche, que viven cerca de sus orillas, hasta hoy poseen ritos sencillos en los que se establece un dar, regalar, o entregar, para tener derecho a pescar, mariscar, esto es, quitar, recibir y alimentarse. Los relatos cambian de nombre según sean más al sur o más al norte, pero se mantiene idéntico sentido y relación del ser humano con la naturaleza 14. Es preciso comprender también que el mar está presente en forma permanente en esta cultura. El sur de Chile es de cierta manera una gran costa entre la cordillera y el mar. Un hermoso relato marítimo muestra la relación del mapuche con el agua y en general con los elementos. Se repite la idea del Sumpall: [49] Así conversó mi primera niña que se convirtió en Sumpall. Cuando volvió del mar, su madre y su padre la conocieron. Mi hija es la que viene. ¿Dónde estaba mi...


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