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Comentario al cuento “La noche boca arriba” de Julio Cortázar....

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Puñal en el tiempo. Comentario al cuento “La noche boca arriba” de Julio Cortázar.

The time is out of joint. Hamlet, Shakespeare.

Resumen comentado Introducción. Este cuento nos plantea dos historias que se entrelazan con un único protagonista o personaje principal, un joven al que le ocurre un trágico accidente en su motocicleta y está en un hospital gravemente herido y, al mismo tiempo se encuentra en la selva huyendo de los aztecas y termina sacrificado. Estas dos historias acontecen, como un desdoblamiento, en la carne de un mismo personaje que se debate entre el sueño y la vigilia. Desde el inicio del cuento Cortazar nos muestra como si de una pesadilla se tratase, la vida del joven en la selva como indio moteca, debido al accidente en la motocicleta, no obstante, al final del cuento el personaje se da cuenta que su realidad era la de la selva y acaba por aceptar que sería sacrificado en medio de un ritual azteca en el marco de las llamadas “guerras floridas”, en las que los motecas eran cazados por los aztecas para ser ofrecidos en sacrificio.

Desarrollo. Este cuento comienza con un hombre que sale en su motocicleta hacia algún lugar no determinado en el cuento, en su recorrido va guardando imágenes como de sueño, tramos, colores, formas: “Ahora entraba en la parte más agradable del trayecto, el verdadero paseo: una calle larga, bordeada de árboles, con poco tráfico y amplias villas que dejaban venir los jardines hasta las aceras, apenas demarcadas por setos bajos”. En este agradable paseo en el que atraviesa dicha calle largar, con mucha naturaleza a su alrededor, sale a su encuentro inesperadamente una mujer que intentaba cruzar la calle, el joven trata de frenar, solo

escucha el grito de la mujer. Ella resulta ilesa del accidente, con algunos golpes nada graves, el joven se desmaya. Para él fue como quedarse dormido de repente. Al despertar se encuentra rodeado de muchas personas, le prestan unos primeros auxilios y esperan la ambulancia que lo llevaría al hospital. El joven se queda dormido y comienza a soñar que es un moteca que se encontraba en la selva huyendo de los aztecas quienes lo querían atrapar para llevárselo a los sacerdotes y sacrificarlo. En este sueño comienza a sentir ‘olores fuertes como a pantano, como dice él, “olor a guerra”, lo que le parece extraño porque él nunca sueña con olores, y en su sueño esos olores se intensificaban cada vez más. En esa situación, debe esconderse para no ser visto por los enemigos. Se despierta del sueño y se encuentra en una camilla con el brazo enyesado y sus heridas curadas, debido a la fiebre que le subía se volvió a quedar dormido. Regresa al sueño tratando de esconderse de los enemigos que lo cercaban con antorchas, pero ya era tarde y los comenzó a atacar con un cuchillo para defenderse, pero fue capturado. Se despierta de nuevo y sigue en el hospital, ahora siente mucha sed y bebe agua, pero el sueño lo asalta nuevamente, ahora se encontraba atado, escuchó algunos gritos de sus compañeros antes de ser sacrificados. El joven grita desesperadamente y trata de zafarse de las cuerdas que lo ataban. Se abren las puertas del lugar donde espera y comienzan a entrar los acólitos que lo llevarían a la piedra del sacrificio, donde se encuentra el sacerdote oficiando la celebración ritual. El joven trata, con todas sus fuerzas de cerrar sus ojos, por un momento logra dormir, como un micro sueño, pero se va desvaneciendo. Inevitablemente vuelve a la horrible realidad camino a su muerte. Ve acercarse al sacerdote con el puñal con sangre, luchó y luchó por cerrar sus ojos y que el sueño lo arrebatara de su fatal destino. Creyó firmemente que lo lograría, volvió aparecer por un instante en la camilla, pero inmediatamente salta al mismo lugar. Cierra sus ojos, pero ya sabiendo que esa era su realidad, no aquella en el hospital, la cual siempre fue un sueño, su realidad siempre fue la selva donde va acontece su muerte a manos de los enemigos de su tribu moteca, lo aztecas.

Conclusión.

El relato se nos presenta con una cierta confusión entre ambos espacios, la ciudad modera y la selva prehispánica, y también en los tiempos que se dan, la pregunta por el tiempo, que en el sueño se logra atravesar, tal como en Hamel, el joven atrapado en ese juego mortal, se lanza a vivir una realidad totalmente inconexa de su tiempo y realidad, que por un instante logra calma, sosiego, cuidado, pero irremediablemente su destino lo encuentra y lo trae de vuelta a altar sacrificial. De nuevo vemos el paso entre los diferentes escenarios como la manera especial que tiene Julio Cortazar al presentarnos a los lectores su experiencia literaria y ficcional. Al finalizar la lectura nos dábamos cuenta que el accidente fue como ese paso hacia otro espacio, que desde el inicio el personaje atraviesa un portal. El accidente detona unos cambios como el echo de escuchar unas voces que no logra identificar o los gritos que escucha que terminan siendo los de él mismo, siendo el mismo accidente su propia fabulación como intento de fuga o escape de su fatal desenlace. Las confusiones van creciendo mientras la narración avanza. Podemos percibir algo muy importante en el relato como el echo de escuchar voces a su al rededor y no identificar sus rostros como se dijo anteriormente, también el echo de que le llegaran olores tan fuertes y compararlos con el olor a guerra. También podemos identificar cómo su cuerpo está en la misma posición en la camilla y en la selva, boca arriba, anónimo, hurgando en el absurdo para hacerle frente a la muerte. “En la mentira de ese sueño también lo habían alzado del suelo, también alguien se le había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca arriba, a él boca arriba con lo ojos cerrados entre las hogueras”. Dos realidades, no necesariamente paralelas, se suceden la una de la otra en parpadeos de ficción y fiebre. En ambas el cuerpo escarnecido del joven, sintiendo sabor a tierra, a sal, a sangre. Dos relatos de épocas diferentes actualizadas en la experiencia onírica testimonial de la herida, cuyas pruebas aparecen con tal discreción, que el lector no advierte la torción del relato: el puñal y el ceñidor de lana tejido presente en ambas situaciones, y el olor que no lo abandonaba: “, pensó, tocando instintivamente el puñal de piedra atravesado en su ceñidor de la lana tejida”. El sueño atravesado por cortes en la historia se entremezcla con la vigilia, la inconciencia y el sueño. Pantallazos de historia en diferentes direcciones. Vértigo de la muerte. El miedo a lo olvidado, a los espacios en blanco que se pierden en la inconsciencia. No hay nombre, solo contenido experiencial, vértigo, angustia ante la muerte. Las marcas de la escritura. El puñal presente en las dos realidades. La praxis

ficcional de Julio Cortazar impregna la experiencia del lector en la que este queda contagiado por la angustia del personaje principal....