Resumen del Segundo libro \"Euterpe\" de Los nueve libros de Herodoto PDF

Title Resumen del Segundo libro \"Euterpe\" de Los nueve libros de Herodoto
Course Historia del Arte Mundial
Institution Universidad Autónoma de Aguascalientes
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Resumen breve del Segundo libro: Euterpe. De Los nueve libros de Herodoto...


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RESUMEN DE TEXTOS Heródoto, Los nueve libros de la Historia, México, CONACULTA/Océano, 1999, (Libro 2: Euterpe), pp. 89-159 LOS NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA. LIBRO SEGUNDO: EUTERPE. Resumen personal: En la presente lectura, Herodoto nos pone un breve resumen de lo que escuchó, vio, leyó y aprendió de Egipto, al realizar su viaje. Es un recuento geográfico, histórico y cultura. Nos cuenta sobre las maravillas arquitectónicas de Egipto, sobre las tradiciones y costumbres de los habitantes, sobre las características geográficas del Nilo y la tierra egipcia, sobre la Historia del país, sobre la cosmogonía y la religión egipcia. Es un interesante viaje, por las experiencias del autor. En primer lugar, se nos habla de Cambises, hijo de Ciro y Casandana, gobernó a la muerte de su padre el reino. Consideraba a los jonios y a eolios esclavos heredados de su padre, por lo que inició una expedición contra Egipto, para ello llevó consigo a sus súbditos, y entre ellos, a los griegos. También, se habla de que, Psamético, el faraón, intentando confirmar o desmentir la creencia de que los egipcios eran los hombres más antiguos del mundo, inició una serie de averiguaciones, y desde ahí se piensa que los frigios son más anteriores que los egipcios, y por ende, los más antiguos. El mismo Psamético, para corroborar esto, le ordenó a un pastor la crianza de dos niños, pero ordenándole estrictamente que se les criara de la forma en que ellos no tuvieran relación con el lenguaje de su tutor, y que en cuanto los niños llegaran a la hora del habla, se le informara al instante la primera palabra pronunciada por los niños (la cual sería "becos") Y al estar los niños en su presencia y notar la palabra que decían ellos, notó que era ésta con la que los frigios le llamaban al pan. Y esta era la versión que escuchó el autor en Menfis, en boca de los sacerdotes de Hefesto, porque se sabe entre los griegos que la realidad fue que Psamético mandó a cortar lenguas a mujeres y que sus hijos se criarán con estas ya mudas. El autor nos habla de que además de la crianza de los niños, en la misma Menfis supo de otras noticias de los sacerdotes de Hefesto, y siendo así, se dirigió a Tebas y a Heliópolis, para corroborar lo escuchado. Escuchó sobre relatos respecto a dioses, que decide no hablar de ello, pero lo concerniente a los hombres, y de lo que nos habla es que todos en esos lugares afirman la idea de que los egipcios habían sido los primeros de la humanidad en inventar el año, en dividirlo en doce partes (respectivas a las estaciones) y esto siguiendo lo que dictaban las estrellas, también habían sido los primeros en ponerlo nombre a los doce dioses, en asignar y en tallar figuras en la piedra.

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Decían estos eruditos, además de lo anterior, que Min fue el primer hombre en gobernar Egipto, y que en sus tiempos además de Tebas, todo era un pantano, así como distante del mar por siete días, remontando el río. Además, estos eruditos tenían bastante conocimiento de su país, pues es evidente, que para los egipcios su tierra es "tierra adquirida y don del río". La tierra de Egipto es basta, pues de hecho ellos usan la unidad de medida más grade que sólo la usan quienes poseen una extensión inmensa de tierra (esquenos), por lo que, la tierra de Egipto posee un alrededor de 3600 estadios (medida más popular por el autor) de largo, lo cual equivaldría a uno aproximado de 724204800 metros. Desde Heliópolis, hacia el interior, está el Egipto ancho, llano, bien regado y cenagosos; en él, para subir desde el mar hasta Heliópolis, hay un camino más o menos largo que lleva desde Atenas hasta Pisa, y siendo así, el camino egipcio ha de contar con un aproximado de 500 estadios. De Heliópolis arriba, se encuentra el Egipto angosto. Por un lado se extienden los montes de Arabia, desde el Norte hasta el Mediodía y al viento Noto, avanzando tierra adentro hasta el mar Eritreo. En estos montes están las canteras que se abrieron para construir las pirámides de Menfis, de hecho, los montes en este punto terminan y hacen un recodo. En la parte de Egipto limítrofe con Libia, hay otros montes pedregosos donde están las pirámides. Cubiertos de arena, se extienden por la misma dirección que los montes de Arabia. A partir de Heliópolis la región ya no es tan vasta, y en catorce días de navegación río arriba, el Egipto es estrecho. La mayor parte del país (según los sacerdotes y la percepción del mismo autor), es una tierra adquirida por los egipcios. Porque de hecho, el valle arriba de Menfis, parece ser un golfo marino, la comarca de Ilión, Teutrania, Éfeso, y la llanura de Meandro, son incomparables con aquella grandeza, y los ríos de estos parajes son incomparables con el Nilo. En Arabia, no muy lejano a Egipto, hay un golfo marino que penetra desde el marte Eritreo, de inmensa longitud y amplitud, y todos los días tiene flujo y reflujo. El autor cree que Egipto debió ser un golfo como ese, que desde el Mar del Norte se internara a Etiopía, y le parece así, sin duda, puesto que: Egipto sale hacia el mar más que las tierras vecinas, que en sus montes aparecen conchas, que la sal afloja de tal modo que hasta desgasta a las pirámides, y que de ese monte que está arriba de Menfis es el único donde hay arena en todo Egipto. Además, por su suelo, Egipto no es similar a la Arabia comarcana, ni a la Libia, ni a Siria; tiene una natural tierra negruzca y quebradiza, como un cenagal y poso, traído de Etiopía por el río. Los sacerdotes hablaban además de una prueba más acerca de la tierra de Egipto, que era que en el reinado de Meris, cuando el río llegaba a apenas ocho codos, que regaba la parte de Egipto más abajo de Menfis, pero ahora si el río no sube más allá de quince o

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dieciséis codos, no se desborda sobre la región. Y si esta región aumentase de altura hasta cierto nivel, los que vivieran en aquellas comarcas, sufrirían el mismo destino que una vez ellos profetizaron de los griegos: hambruna, pues no tienen otro medio de dónde procurarse agua. Si se siquiera adoptar la teoría de los jonios, que dice que sólo el Delta es Egipto, y que lo restante es parte de Arabia y parte de Libia. Los egipcios en un inicio, no contarían con tierra, puesto que el Delta es un terreno aluvial recién surgido, y siendo así ¿Qué sentido habría en que se les considerara los primeros hombres del mundo. No era necesario así, hacer el experimento de los dos niños. Más el autor no cree que los egipcios hayan nacido con el Delta, sino que existieron desde siempre, desde que hubo hombres (y que al avanzar del terreno muchos quedaron atrás, y muchos fueron bajando. Pero dejando de lado la opinión de los jonios, si seguimos la corriente de que Egipto es el país de los Egipcios, aceptamos que la única frontera entre Asia y Libia es la tierra egipcia; pero si seguimos la corriente griega, se puede decir que Egipto es está dividido en dos partes, divido por el Nilo, entre una parte que le corresponde a Libia y otra que le corresponde a Asia. El autor nos habla además, de que un testimonio en favor a su opinión de que Egipto tiene la extensión que él demuestra, es el oráculo de Amón. Los vecinos de Marea y Apis, creyéndose Libios, disgustados con el ritual de sacrificios y la abstinencia de la carne de vaca, enviaron al santuario de Amón afirmaciones de que no tenían nada que ver con los Egipcios, y les pidió que les anulara tales prohibiciones. Y el Dios negó aquello, y además dio una extensión de los límites de Egipto. Y aunque supo averiguar de tales detalles, no pudo alcanzar conocimiento sobre la naturaleza del río, ni de los sacerdotes ni de ningún otro. Y respecto a las peculiaridades de este río, entonces es que el autor busca las respuestas a las incógnitas recurrió a la ciencia de los griegos los cuales le dieron tres explicaciones respecto al río: una de ellas dice que los vientos etesias son la causa de crecer el río, porque le impiden desaguar en el mar; otra dice que el Nilo haca sus inundaciones porque procede del océano y éste corre alrededor de toda la tierra; la última de las tres, quizá es la más plausible, pero la más equivocada, pues afirma que el Nilo nace de la nieve derretida. La opinión del autor, ahora aparece, él cree y mantiene la postura de que el Nilo crece en Verano, puesto que en invierno el sol llega al sur de Libia, y a la región donde se acerque, naturalmente, se vuelve más pobre en agua y quedan secos los causes de los ríos locales, atrae los lugares hacia sí, y la rechaza hacia lugares altos, los vientos la toman y luego la esparcen y disuelven, y los vientos que soplan en esa región, son los más lluviosos. Da otras razones, pero sostiene que el sol es la causa sin duda de estos hechos: de que el aire sea seco y de que reine el verano en esas zonas.

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El por qué la brisa no se exhala del río Nilo, él dice que es debido a que los países calurosos la brisa no suele ser común, lo es más en los lugares fríos. En cuanto las fuentes del Nilo, decía el escriba del tesoro sagrado que era debido a que el agua se filtra entre dos montes, cuyas cumbres acaban en picos situados entre las ciudades de Elefantina y Siena, y corre hacia Egipto, de cara al viento Norte y la otra hacia Etiopía y al viento Sur. Otras noticias él averiguó, rumbo a la ciudad de Elefantina, donde recorre interesantes, como la isla Tacompso y la ciudad de Méroe, donde viven los etíopes, y veneran sólo a Zeus y a Dioniso. Navegando desde Méroe, llegarás a donde habitan los desertores, llamados Asmach (que en griego significa "los que asisten a la izquierda del rey") Desertaron 240000 soldados se pasaron a los etíopes. En el reinado de Psamético estaban establecidas en la ciudad de Elefantina guarniciones contra etíopes, otra más en Dafnas de Pelusio contras árabes y asirios, y otra en Marea contra Libia. Y estas guarniciones, en la época del autor, se mantienen tal como en el reinado del faraón, sólo que ahora bajo dominio persa. Egipto, comparado con cualquier otro país es el que más maravillas tiene. Con su clima particular y su río, han establecido leyes y costumbres peculiares a los demás pueblos, como lo son las siguientes: las mujeres compran y trafican y los hombres se quedan en casa a tejer, ninguna mujer se consagra por sacerdotisa, los sacerdotes se rapan, pero en los egipicios, cuando hay una muerte, se dejan crecer el cabello, viven junto a sus animales, usan dos géneros de letras (sagradas y populares). Además, el autor nos dice que son supersticiosos al exceso, ya que: beben en vasos de bronce y los limpian cada día, llevan ropa de lino siempre recién lavada, se circundan por razones de aseo, los sacerdotes se rapan todo el cuerpo, se lavan con agua fría dos veces al día y dos veces a la noche, etc. Además, consideran a las reses sagradas, y cuidan su pureza con detalle, dando incluso sacerdotes encargados a su cuidado; el buey tiene incluso un sacrificio con peculiaridades enteramente egipcias. Con respecto a las hembras de esta especie, no es común sacrificarlas, puesto que están ofrecidas o representan a la diosa Isis. Los que se encuentran en el nomo de Tebas se abstienen de las ovejas pero matan cabras, y lo contario ocurre a los que residen en el nomo de mendesio. Cosas peculiares que dicen, es que Heracles, es uno de los doce dioses egipcios, y que este es, un nombre que los griegos tomaron de los egipcios y no al revés. Para conocer más curiosidades como esta, el autor decide viajar a Tiro, donde estaba seguro de que encontraría más historias de ese tipo. Sobre los griegos se habla sobre una alocada leyenda donde, Heracles, al llegar a la tierra de Egipto, fue mandado a sacrificio a Zeus, y que no opuso resistencia, sino hasta que al momento de llegar al momento del sacrificio, se liberó y sólo con un cuchillo acabó con todo ellos. Pero lo que nuestro autor critica, es que es un poco incongruente, el que se decidan al sacrificio de humanos, cuando con los animales tienen tantas restricciones, y lo es también, cuando se dice que Heracles, siendo apens un semidios mortal, pudiera acabar con tantos enemigos.

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Las designaciones de casi todos los dioses, dice el autor, vinieron de Egipto; sus fundamentos son de que vinieron con los bárbaros, y éstos llegaron principalmen de Egipto. Posidón, los Dioscuros, Hera, Hestia Temis, las Cárites y las Nereidas, son figuras que los egipcios han tenido en su país desde siempre. Aunque, sobre el origen de cada Dios y si existieron desde siempre no se sabe nada, ni siquiera Homero o Hesíodo lograron descurbrir. Los egipcios no tienen una sola fiesta religiosa nacional, sino que tienen muchas al año. La principal y en la que se esfuerzan más, es la que se celebra en la ciudad de Bubastis, en honor a Ártemis y otra más en la ciudad de Buriris, en honor a Isis. Los egipcios, entre sus otras curiosidades, fueron los primeros en observar la práctica religiosa de no unirse con mujeres en los santuarios, ni entrar a los santuarios sin lavarse antes de estar con mujeres. Como el autor ya ha dicho, los egipcios observan en extremo las prácticas religiosas, y un ejemplo de ello es que no abundan mucho los animales, y los pocos que hay, aún si son caseros, son venerados a tal grado que se les considera sagrados. Siguiendo con las celebraciones, durante los banquetes de la gente acaudalada, era costumbre pasar un cadáver artificial para que los comensales recordaran que así estarían ellos al final de sus vidas, y de esa forma incentivarlos a comer y beber mientras pudieran. El autor nos comenta que los egipcios tenían una canción llamada Lino, que curiosamente también existía con el mismo nombre en Fenicia, Chipre y hasta Grecia. Con respecto a la dicha canción, es debido a que Lino era el hijo del primer rey egipcio, pero falleció muy joven. Siguiendo las costumbres extrañas de los egipcios, una de esas era la de levantarse de sus asientos si se encontraban con una persona anciana, o en la calle al encontrarse, siempre hacían una reverencia en la que llevaban la mano a la rodilla. A cada mes o día le correspondía un dios y un presagio distinto, y seguían con esta rutina anotando siempre los resultados y las estimaciones, y con eso mantenían cierto orden. Con respecto a los médicos, éstos estaban divididos dependiento la enfermad, y sólo podían curar la enfermedad que se les determinada. Otro ritual curioso, es que al morir una persona de cierta importancia, las mujeres que vivían en su casa deben ponerse lodo en la cabeza y la cara, dejar al cadáver en la casa mientras ellas recorren la ciudad golpeándose con ropa apretada y mostrando los pechos, y en ocasiones lo hombres usaban de igual forma ropa ceñida, y los guiaban al lugar de embalsamiento. Hablando del acto de embalsamiento, este era algo así: Le metían un hierro por las narices para sacarle el cerebro; con una piedra de Etiopía sacaban los intestinos; los lavaban y perfumaban, llenaban el cuerpo de mirra, canela y aromas al coser la abertura. Luego de esto, el cadáver era envuelto y cubierto de nitro, lavaban el cadáver luego de unos días, lo envolvían en vendas de tela fina de hilo, le untaban goma, se colocaba en un sarcófago y se entregaba a los familiares. Y también nos habla de que había una manera de preparar a los muertos más barata para quienes quisieran alejarse de lo suntuoso, y el método más accesible consistía en sólo 5

llenar clísteres con aceite de cedro, poner los intestinos, introducir por el ano un clíster impidiendo que volviera a salir hasta dentro de más de una semana. Al pasar el tiempo, extraían la herramienta y el nitro arrastraba todo lo de adentro con él; se entregaba el cuerpo después de esto también; y finalmente, otro modo de embalsamar era con purgante o un embalsamamiento de setenta días. Cuando alguien de un pueblo era agredido por algún animal salvaje, los demás miembros de su comunidad tenían la obligación de recoger su cuerpo en caso de haber muerto y de rendirle los honores dándole el homenaje que requería. El autor nos habla de una regla que los egipcios querían cumplir con especial rigor, y esa era la de no adoptar las costumbres griegas o de cualquier otro pueblo. Al autor nos habla ahora del grupo de egipcios que vivían en los pantanos y que practicaban las actividades más populares, quienes compartían ellos la idea de la monogamia con los griegos, pero se discutió esta costumbre. Este grupo daba gran importancia a los lirios (a los que les llamaban lotos) que salían luego de la crecida del río. Los lotos se segaban y secaban a fin de extraer de ellos el centro de la planta y hacer con ello panes cocidos o consumían su raíz. Con respecto al papiro, se arrancaba de los pantanos, se cortaba y el resto se comía tostado. Tenían además cardúmenes en el agua, y el origen de éstos el autor lo explica con base en los huevos que los peces dejaban antes de que terminara el período de crecida del Nilo. Usaban un aceite que resultaba como fruto del ricino, llamado kiki y que les podía servir para para las lámparas a pesar de su mal olor. Se protegían de las picaduras de mosquitos durmiendo en torres de gran altura y rodeando con redes sus camas. Los barcos de los egipcios del pantano eran fabricados de madera de acacia. Ahora, hablando de la Historia del reino de Egipto, todo inicia con Min, que fue el primer rey de Egipto, protegió a Menfis, formó el recodo que se encontraba en Mediodía, secó el viejo curso del río y logró que éste corriera por las dos montañas y en la parte de la que desvió el Nilo fundó Menfis, y además hizo un santuario a Hefesto. Hubo 330 reyes después de él, de los cuales solamente 18 eran etíopes y una era mujer (Nicrotis). Luego continua con el reinado de Meris, que sí dejó testimonio con el pórtico del santuario de Hefesto, excavó para un lago y levantó pirámides. Continúa Sesostris quien sometió a los eritreos, erigió columnas en su honor por su valentía y grabó en ellas los nombres de las ciudades que iba venciendo. Acabó con los escitas y los tracios. De las columnas de Sesostris, para cuando el autor fue al lugar donde se encontraban no quedaba casi nada para cuando él las observó. El mismo rey se encargó de los canales de todo Egipto para que la falta de agua en las estaciones de otoño o invierno no afectara a la población, además de que distribuyó la tierra, estableció los tributos por su propiedad. Sesostris también dominó Etiopía y realizó estatuas de él y su familia frente al santuario de Hefesto. Después de él le sucedió en el trono su hijo Feros, que quedó ciego y no hizo gran cosa, más que dos obeliscos para celebrar que recobró la vista luego de cumplir un peculiar mandato del oráculo.

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Después de él, llegó Menfis y en su reinado contó con un recinto sagrado cercano a los fenicios de Tiro, que curiosamente contenía en su interior una parte dedicada al culto de Afrodita, y el autor pensaba que más bien era Helena, la mujer robada por Alejandro. Es entonces cuando investiga la razón por la cual Menfis tuvo que ver con esta historia y se entera (por los sacerdotes) de que fue él quien ordenó a Alejandro salir de sus dominios sin matarlo con un límite de tres días y bajo la condición de que dejara a Helena y a sus tesoros en espera dela llegada de su verdadero marido y dueño: Menelao. Es entonces cuando el autor puede comparar este relato con lo ocurrido en la Ilíada de Homero, quien probablemente no incluyó esta verdad por no ser muy buena para la epopeya, más no por desconocerla. Y el resto de la historia continúa cuando Menelao atacó a Esparta en busca de lo que se le robó y sitió la ciudad por unos días hasta que se convenció de que el sitio al que en realidad debía ir era Egipto. Fue recibido allí con gran beneplácito y le fueron devueltas sus pérdidas, aunque éste pagó con otra moneda dañando a dos niños egipcios. Y entonces, es que nos damos cuenta que el autor confía más en esta Historia que en la de Homero. Al morir Menfis (Proteo), heredó el reino Rampsinito, a quien se le atribuye la creación de dos pórticos y dos estatuas. Obtuvo una riqueza inigualable y guardó sus tesoros en un cuarto cerrado que mandó construir especialmente para el resguardo de sus bienes, al morir les legó a sus hijos la ubicación del lugar del tesoro y éstos no tardaron en intentar abrir aquella habitación que se cerraba con una piedra. Y fue esta avaricia lo que les costó un importante ca...


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