Resumen Ontologia del Lenguaje - Rafael Echeverría PDF

Title Resumen Ontologia del Lenguaje - Rafael Echeverría
Author David Uribe
Course Sociología de las Comunicaciones
Institution Universidad Mayor
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Índice Capítulo I. Bases de la ontología del lenguaje.................................................................................2 Capítulo II. Sobre el lenguaje humano............................................................................................4 Capítulo III. Los actos lingüísticos..................................................................................................6 Capítulo IV. De los juicios.............................................................................................................10 Capítulo V. El escuchar: el lado oscuro del lenguaje.....................................................................13 Capítulo VI. Acción humana y lenguaje........................................................................................18 Capítulo VII. El poder de las conversaciones................................................................................19 Capítulo VIII. Emociones y estados de ánimo..............................................................................22 Capítulo IX. Cuatro estados emocionales básicos.........................................................................25 Capítulo X. Hacia una ontología de la persona.............................................................................27 Capítulo XI. El lenguaje del poder................................................................................................29 Bibliografía....................................................................................................................................33

Capítulo I. Bases de la ontología del lenguaje Antes de la invención del alfabeto existía el “lenguaje del devenir”, todo era contado de boca en boca por los poetas, quienes eran los encargados de la educación. El lenguaje y la acción estaban juntos, pero con la creación del alfabeto alrededor del año 700 A.C., surge el hombre y la mujer occidental y con ello nuevas nociones de la educación y la convivencia social. El alfabeto separa al orador del lenguaje y la acción. También surge la Filosofía y el pensamiento científico, el lenguaje pasa a segundo plano y todo se enfoca en expresar cómo son las cosas (el lenguaje del ser), llegando a olvidar que el pensamiento también es una acción. Muchos años después aparece René Descartes y con su pensamiento del “Pienso y luego existo” termina por relegar aún más al lenguaje, por tanto, cada vez era más fácil plasmar los pensamientos en un papel. Para Descartes el pensamiento es nuevamente la base primordial para entender al ser humano. Nos encontramos en una etapa de la Humanidad, donde muchos de los significados existentes sobre el ser humano y las formas de comunicación ya no son las mismas que se usaban en la antigua Grecia o posteriormente cuando se crea la imprenta, podríamos llamarla la extinción del hombre y mujer de occidente. La aparición del lenguaje electrónico, que comprende distintos medios de comunicación tales como la televisión, el cine, el teléfono, la radio, etc., confluyen y se mezclan para formar una comunicación global, esto ha provocado que se rompan las barreras idiomáticas, territoriales y costumbres. La ontología del lenguaje como la comprensión genérica o la interpretación de lo que significa el ser humano, sostiene que hagamos lo que hagamos, digamos lo que digamos, siempre se revela en ella una cierta comprensión de lo que es posible para los seres humanos, una especie de ontología adyacente. En otras palabras, cada persona (observador) interpretará lo que vio conforme a su experiencia y comparte lo visto con otra persona quien lo verá o interpretará conforme a la suya. La Ontología del Lenguaje se compondrá en sus tres postulados principales: 

El primer principio es que interpretamos a los seres humanos como seres lingüísticos. El lenguaje es lo que hace a los seres humanos ser lo que son, son seres lingüísticos que viven en el lenguaje y el lenguaje es la clave para entender los fenómenos humanos.



El segundo principio es que interpretamos el lenguaje como generativo. El lenguaje es acción, hace que sucedan cosas, crea la realidad, forja el futuro.



El tercer principio es que interpretamos que los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él. La vida es el espacio en que los humanos se inventan a sí mismos, cada hombre cumple con un papel importante en el dominio de su propia vida y en el diseño del tipo de ser que quiere convertirse.

Como dijo Maturana, “todo lo dicho, siempre es dicho por alguien”. Se podría inferir de esto, que nada de lo que alguien diga es nuevo, sino que más bien es su verdad. Y que la verdad no es

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más que la pretensión de que las cosas son como las decimos. Verdad y poder son palabras muy ligadas, los seres humanos se desgastan en dar a conocer su verdad conforme la interpretan, pero lo que debería ser relevante es el poder que resulta de estas interpretaciones, la capacidad de acción para transformarnos a nosotros mismos y al mundo en que vivimos. No sabemos cómo son las cosas. Sólo sabemos cómo las observamos y cómo las interpretamos. Vivimos en mundos interpretativos. Percibimos desde una perspectiva determinada, en un espacio y un momento específico y dentro de determinados condicionamientos; por lo que nuestras interpretaciones son limitadas. Los seres humanos no contamos con la biología para percibir cómo son las cosas, no podemos acceder a "la verdad". Cada interpretación tiene el poder de abrir o cerrar posibilidades, facilita o inhibe determinadas acciones. Podemos transformar el mundo, transformando nuestras interpretaciones. El observador da sentido a lo que sucede y actúa. No sólo actuamos según cómo somos (y lo hacemos), también somos de acuerdo con lo que actuamos. La acción genera ser. Uno deviene de acuerdo con lo que hace. Este principio plantea la relación entre el ser y la acción. La acción genera ser, mediante el hacer, generamos el ser deseado. Por último, nuestras acciones revelan cómo somos. Es decir, nuestras acciones además nos permiten transformar nuestro ser, en un devenir diferente. Partiendo de la idea de que el lenguaje es acción, nuestras historias crean nuestra identidad. Son vitales, por tanto, las preguntas ¿qué acciones elijo para entregar la mejor versión de mi ser al mundo? y ¿qué acciones elijo llevar a cabo ahora?

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Capítulo II. Sobre el lenguaje humano Normalmente comprendemos que el lenguaje es una capacidad individual, decimos que los individuos tienen una capacidad para el lenguaje, sin embargo, el lenguaje tiene precedencia respecto al individuo. Está claro que, para que un ser humano tenga la posibilidad de hablar debe necesariamente tener condiciones biológicas, tales como una estructura en el sistema nervioso o los sentidos, sin ellos, el ser humano no tendría la posibilidad de oír ni hablar, así Humberto Maturana señala: “Solo podemos hacer lo que nuestra biología nos permite, no podemos traspasar los límites de nuestras capacidades biológicas”. Considerando lo anterior, ¿cómo es que los niños-lobos teniendo todas las condiciones biológicas no desarrollan aquello que conocemos como el lenguaje humano? Es de esta forma que la postura respecto a las capacidades biológicas da una vuelta y se mantiene que el lenguaje nace de la interacción social entre los seres humanos. En consecuencia, el lenguaje es un fenómeno social y no biológico, nace de una interacción entre diferentes seres humanos que comparten el mismo sistema de signos para designar objetos, acciones o acontecimientos para coordinar acciones como leyes, constituciones de la convivencia, etc. Profundizando un poco más, podemos decir que los objetos, signos, eventos, se conocen como tales por el lenguaje, en cuanto tales no existirían por sí mismos. El lenguaje es una coordinación del comportamiento, por ejemplo: Un padre coordina con su hijo, le pide que abra la puerta y le menciona “Tomás, ¿puedes abrir la puerta?”, él responde: “Bueno”. Al analizar lo ocurrido, podemos observar que, a través de signos y basándose en los significados compartidos, Tomás respondió a la pregunta, por tanto, existe un otorgamiento de significado particular compartido, vale decir, un dominio consensual compartido. Puede ser que dicha situación se complejiza aún más y Tomás se levante y abra la puerta, por tanto, esta acción no sería arbitraria, si no que este simple ejemplo muestra que el lenguaje surge a partir de la generación de un dominio consensual, producido por la interacción social y es lo que diferencia principalmente la capacidad logística de los seres humanos de otras especies. Sabemos que no somos la única especie que ha desarrollado patrones duales de coordinación de acciones, pero la capacidad lingüística de los seremos humanos, mantiene la capacidad de abarcar un número muy importante de signos consensuales y la posibilidad de crear otros nuevos. Además, existe un segundo factor importante y es lo que llamamos capacidad recursiva del lenguaje, vale decir que podemos hacer girar el lenguaje sobre sí mismo, podemos hablar de nuestra habla, sobre nuestras distinciones lingüísticas, sobre nuestro lenguaje, esta capacidad recursiva del lenguaje humano es la base de lo que llamamos reflexión, que es la base de la razón humana. Si vemos la reflexión realizada por los metafísicos, que señalaron esto como una actividad facultada por la mente, y si aceptamos que esa reflexión es un rasgo típicamente humano podemos comprender que la razón, es una función del lenguaje, vale decir que somos seres racionales porque somos seres lingüísticos viviendo en un mundo lingüístico.

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Si los seres humanos son seres lingüísticos, la forma que le damos sentido a nuestra vida es obviamente lingüística, basta con preguntarle a alguien ¿quién eres?, para reconocer que obtenemos una historia, un relato, un fenómeno social, porque crece en una cultura lingüística y somos lo que somos debido a esa cultura, idioma, costumbres, etc. Los discursos históricos son historias que contamos y que nos contaron, que están fabricadas a partir de un trasfondo para darse sentido, para conocer y entender mejor a un individuo, debemos conocer sus recursos históricos a partir de los cuales se constituye. En los relatos que contamos de nosotros, cada comunidad desarrolla sus propios modos de enfrentar la vida y a estas las llamamos prácticas sociales, la gente se comporta de una manera determinada en una comunidad y muy diferente en otra, un ejemplo de esto es la historia de Tomás Becket y el Rey Enrique II. El comportamiento humano es modelado por la estructura del sistema, si el sistema cambia, el individuo cambia. Los individuos actúan de acuerdo con los sistemas sociales a los que pertenecen, pero, a través de sus acciones, también impactan y pueden cambiar tales sistemas sociales. Finalmente, podemos decir que es el lenguaje el que nos entrega a los seres humanos la posibilidad de generar un sentido a nuestras vidas, es el principal instrumento para generar el diseño de estas, el de las otras y del mundo entero.

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Capítulo III. Los actos lingüísticos La concepción tradicional considera al lenguaje como una descripción de la realidad, del estado de las cosas, suponiendo que la realidad existe mucho antes que el lenguaje, suponiendo un papel pasivo del lenguaje. Esta antigua interpretación del lenguaje se remonta a los antiguos griegos y comienza a ser cuestionada desde la segunda mitad del siglo XX con la aparición de la rama de la filosofía llamada “Filosofía del Lenguaje” Las palabras no son la realidad, sino que son una interpretación de la realidad. Cuando hablamos no solo describimos una realidad existente, sino que también actuamos, por lo tanto, es también acción. A esto le llamamos actos lingüísticos, es decir, la cualidad activa del lenguaje en contraposición a la descriptiva o pasiva. Los actos lingüísticos son universales y parecen en todos los idiomas. El habla es una acción que está doblemente vinculada, por un lado, con la palabra y por el otro con el mundo. A veces la palabra debe ajustarse al mundo y otras veces el mundo se debe ajustar a la palabra. En el primer caso estamos hablando de las afirmaciones, mientras que el segundo corresponde a las declaraciones. Las afirmaciones, son conocidas como descripciones, pero en realidad son proposiciones de nuestras observaciones. Nunca sabremos cómo son realmente las cosas ya que nuestra interpretación de la realidad depende de las distinciones que poseamos (biológicas o tradiciones comunitarias). Las afirmaciones se hacen, por lo tanto, dentro de un “espacio de distinciones” establecido en el conjunto de observaciones que compartimos. Las afirmaciones pueden ser verdaderas o falsas, pero su estatus es válido dentro de un mismo "espacio de distinciones". La distinción entre lo verdadero o falso es una convención social que hace posible la coexistencia en comunidad: 

Las afirmaciones verdaderas son aquellas en las que quién las dice puede ofrecer un testigo que lo corrobore (cualquiera con quien compartamos las mismas distinciones)



La afirmación falsa es una proposición sujeta a confirmación y que un testigo puede refutar. No todas las proposiciones pueden verificarse, por ejemplo, las que dicen algo acerca del futuro y por lo tanto son indecisas. Si se refuta, sigue siendo declaración, pero falsa.

Cada afirmación supone asumir un compromiso social, es decir, cargamos con las consecuencias de lo que decimos. Cuando decimos algo nos comprometemos con la veracidad de nuestros dichos. Las afirmaciones refieren a un mundo que ya está ahí, antes de que hayamos pronunciado una palabra, es el mundo de los hechos.

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Por otra parte, las declaraciones generan un nuevo mundo para nosotros. Después de haberse dicho lo que se dijo, el mundo ya no es el mismo de antes. Fue transformado por el poder de la palabra: 

Las declaraciones están relacionadas con el poder, porque suponen que el declarante está facultado para declarar y que lo hace conforme a ciertas normas socialmente aceptadas. Esta capacidad puede provenir de la fuerza o de la autoridad.



Las declaraciones no son verdaderas o falsas, a diferencias de las afirmaciones, sino que son válidas o no válidas, según el poder de las personas que las hace. Por lo tanto, la eficacia de una declaración está ligada a su validez.

En el ámbito de las declaraciones existen un grupo al que llamamos declaraciones fundamentales para la vida, estas son aquellas que no dependen de la fuerza o la autoridad de la persona, sino que están vinculadas con la condición de ser humano y su dignidad, porque nos interpelan como sujetos: 1. La declaración del “No”. Es una de las más importantes que puede hacer el individuo y remite a la dignidad humana como derecho a no aceptar. Hay dos instituciones que reconoce esta declaración: el mercado y la democracia. 2. La declaración de aceptación (Sí). La aceptación que declaramos con el “si” implica hacernos cargo de las consecuencias de esa decisión, es decir, comporta la aceptación de un compromiso que se desplegará temporalmente en el futuro. 3. La declaración de ignorancia (No sé). Es el primer paso de cualquier proceso de aprendizaje, puesto que muchas veces no sabemos que no sabemos. Tomar conciencia de nuestra ignorancia, es un paso muy importante en la transformación personal. 4. La declaración de gratitud (Gracias). Agradecer supone el reconocimiento del otro y su acción hacia nosotros. Agradecemos al otro el habernos reconocido o haber reconocido una necesidad nuestra y haberla satisfecho de alguna manera. También podemos estar agradecidos con nuestras propias existencias, y de alguna manera implica una reconciliación con el pasado, el presente y el futuro. 5. La declaración de perdón. Este tipo de declaración reúne a tres actos declarativos: a. Solicitar perdón. Cuando no cumplimos con aquello a lo que nos hemos comprometido o producimos sufrimiento en el otro sin intención, nos obliga a solicitar “perdón”. Es reconocer nuestros errores, y ello, además de facilitar la reconciliación es también una oportunidad de aprendizaje y crecimiento. b. Perdonar al otro. Supone liberarnos del daño que nos hizo la otra persona. El resentimiento nos hace esclavos de la persona a la que culpamos, lesiona nuestra capacidad de ser felices y nuestra libertad. Perdonar no es lo mismo que olvidar, y tampoco liberar al otro de su responsabilidad. c. Perdonarse a sí mismo. Esta es una declaración que nos hacemos a nosotros mismos, y en ese diálogo ocupamos al mismo tiempo el lugar de víctimas y

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victimarios. Perdonarnos a nosotros mismos supone considerar que nuestras decisiones son la resultante no solo de lo que “somos”, sino también de las circunstancias en las que esas decisiones se han adoptado. Perdonarnos implica aceptar que podemos ser diferentes a lo que fuimos cuando cometidos nuestra falta o error. 6. La declaración de amor. Un a priori de las relaciones amorosas es suponer que la declaración “te amo” o “te quiero” son sólo descriptivas de un estado emocional. Sin embargo, cuando lo decimos estamos construyendo la relación con el otro y el mundo compartido que se tiene. Hasta aquí, existe una relación entre las afirmaciones y las declaraciones. En las afirmaciones es el lenguaje que se amolda a la realidad, mientras que, en las declaraciones, el mundo se transforma por la palabra. Las declaraciones son el acto lingüístico primario por excelencia, puesto que para que haya afirmaciones, requerimos de un espacio declarativo en el cual ellas se constituyan. Podríamos decir que cada una de las palabras de nuestro acervo lingüístico fue en su momento un acto declarativo. Colocarle nombre a algo fue una declaración. Este espacio de distinciones es el que hace posible las afirmaciones. A las afirmaciones se las suele subvaluar puesto que son solo descriptivas de la realidad, pero esto no es así, porque en el proceso de transformación del mundo es clave nuestra capacidad de observación, es decir, nuestra capacidad de producir “distinciones”. Poder hacer las afirmaciones adecuadas, supone una enorme ventaja para declarar lo adecuado. Por ello es una competencia muy importante el saber distinguir las afirmaciones relevantes de las que no las son, para generar declaraciones. La acción humana comprende los actos lingüísticos. Al actuar nos estamos haciendo cargo de algo y ese algo es nuestra existencia. El hecho de existir no es un acontecimiento indiferente para el ser humano, de una u otra forma nos lleva a preguntarnos ¿para qué existo? Esa pregunta introduce una fisura que lo hace reflexionar sobre cada uno de sus actos. Los seres humanos requerimos del sentido de la vida como condición de nuestra existencia, esta búsqueda del sentido se da en el plano del lenguaje. Por lo tanto, podemos afirmar que en toda acción humana hay un sentido que excede a la acción misma y remite a aspectos existenciales. Somos sujetos trascendentes. Cabe aclarar que la inquietud como motor de la acción (búsqueda de sentido), no tiene prioridad sobre ésta, porque la acción también puede generar nuevas interpretaciones de la realidad. La relación entre acción e inquietud puede establecerse en ambas direcciones. Hay una mutua transformación. Es importante en este punto, analizar las promesas como actos lingüísticos. Las promesas son diferentes a las afirmaciones y a las declaraciones, aunque operan dentro de un espacio declarativo. La promesa nos permite coordinar acciones con los otros. Las promesas son actos contractuales que ligan dos o más partes y su incumplimiento habilita la vía para el reclamo o el reproche del otro.

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Las promesas poseen cuatro elementos fundamentales: (1) un orador, que formula una promesa, (2) un oyente, que acepta lo prometido, (3) una acción a llevarse a cabo, a entera satisfacción del otro, y (4) el factor tiempo. Además, podemos identificar dos procesos en torno a la promesa: (1) el proceso de realizar la promesa y (2) el proceso de cumplirla. El primero, es un proceso estrictamente lingüísticocomunicacional, mientras que el segundo puede tener un aspecto lingüístico, per...


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