SELECTIVIDAD: La Guerra de la Independencia PDF

Title SELECTIVIDAD: La Guerra de la Independencia
Author Cristina ddd
Course Historia Contemporánea de España
Institution Universidad de Málaga
Pages 3
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Summary

Resúmenes muy cortos (3 carillas) que hice yo misma en 2º de bachillerato basándome en el propio libro, powerpoints y apuntes que dio mi profesor, y otras fuentes como vídeos. Me ayudaron muchísimo y no saqué menos de un 8,5. Los hice así de cortos porque era (y soy) muy lenta escribiendo y necesita...


Description

TEMA 5: LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA La Guerra de la Independencia Española fue un conflicto armado desarrollado entre 1808 y 1814. Fue, por un lado, una guerra civil, y por otro lado, escenario de un conflicto internacional entre Portugal, Reino Unido y la misma España contra el Imperio napoleónico francés. Significa el comienzo de un largo y lento proceso de cambio en nuestra nación. La disputa se produce por una serie de factores internos y externos. El reinado de Carlos IV encarnó la crisis del Antiguo Régimen español. El impacto de la Revolución francesa con sus amenazantes ideas liberales hizo saltar las alarmas en los estamentos privilegiados, cuya posición acomodada peligraba. Carlos IV como medida preventiva nombra a Manuel Godoy como ministro, haciéndolo encargado de realizar una serie de censuras y mandatos para frenar la difusión de las ideas antimonárquicas. La ejecución del rey Luis XVI en Francia motiva a España a formar parte de la Primera Coalición europea en guerra contra la Francia revolucionaria (cuya derrota subordina a los españoles a ésta en la Paz de Basilea, en el año 1795). Posteriormente, tras el ascenso del emperador Napoleón Bonaparte al trono francés y fruto de esta sumisión anterior, España se vería forzada a participar contra Inglaterra en la batalla naval de Trafalgar. Esta batalla solo empeoró la situación española, aniquilando casi la totalidad de su flota y asfixiando su economía, tanto por las pérdidas como por la privación de recursos procedentes de las colonias de América. Además dificultó mucho el control sobre las mismas, que en consecuencia proclamaron su independencia varios años después. La crisis económica, el desprestigio de la monarquía y el rechazo de la opinión pública al ministro Godoy por sus recortes e influencia en las decisiones Reales, crearon un gran clima de descontento general, que se agrava aún más en febrero de 1808 con la presencia del ejército francés en el país. Esta entrada fue autorizada en el Tratado de Fontainebleau de 1807, cuyo acuerdo era permitir temporalmente el paso de las tropas francesas por tierras españolas para éstas poder invadir Portugal y compartir su reparto. Pero surgieron dudas sobre las verdaderas intenciones de la Francia napoleónica, puesto que en el trayecto las tropas fueron ocupando ciertas zonas estratégicas sin ser autorizados. El avance hacia la capital provocó la huída de la familia real a Aranjuez (ciudad próxima a Madrid), con la intención de embarcarse rumbo a América y dejar a sus ciudadanos solos ante el peligro. Fernando, hijo del rey Carlos IV, sabe sacar provecho de esta situación y junto con varios sectores indignados por las reformas del gobierno, enardece al pueblo para concentrarse en la residencia temporal de los reyes, provocándose así una revuelta conocida como el motín de Aranjuez, el 18 de marzo de 1808. Finaliza con la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando, que ascendería al poder como Fernando VII justo al día siguiente. Su padre Carlos solicita ayuda a Napoleón, el emperador francés, para que éste haga de mediador en la disputa el mismo día 19 de marzo. Convocándolos en la ciudad de Bayona, tras una serie de tejemanejes y abdicaciones (conocidas como “Abdicaciones de Bayona”), Napoleón consigue pasar la Corona de España a su hermano José, reconocido como José I. Frente a los claros signos de invasión, las extorsiones de los ocupantes y el rumor de un posible secuestro de los monarcas, se produce una sublevación popular en Madrid el 2 de mayo de 1808, reprimida brutalmente por el ejército francés comandado por el general Murat. La insurrección se extendió a gran velocidad por todo el país, dando comienzo a la guerra. Ante el potencial esperanzador de José I, un gran número de españoles se situaron a favor del reinado del mismo. Esta parte de la población recibió el nombre de afrancesados. Estaba constituída por hombres de negocios (que sacaron beneficio de actividades vinculadas al nuevo gobierno), intelectuales y funcionarios, que sustentaron la administración francesa.

Por el otro lado, el bando que luchó contra la invasión fue conocido como el bando de los patriotas, cuyos objetivos en común eran la defensa de Fernando VII y la religión católica. Discrepaban en su posicionamiento ante la vuelta del absolutismo, dividiéndose en tres grupos: absolutistas, reformistas moderados (ciertas reformas dentro del marco del Antiguo Régimen, como el derecho a sufragio) y liberales, cuyo modelo ideal era un régimen constitucional. Volviendo al campo de batalla, las riendas de la rebelión fueron asumidas por juntas, instituciones formadas por distintos miembros de la élite. Primero fueron organizadas a nivel local, luego a nivel provincial y finalmente a nivel general, creándose así la Junta Suprema Central, encargada de gobernar el país, llevar a cabo varias reformas y organizar el ejército. La guerra se puede dividir en tres etapas. • En la primera etapa, comprendida entre mayo y finales de 1808, el ejército francés fue incapaz de controlar el país. La gran victoria española en la batalla de Bailén (julio de 1808) obligó a José I a retroceder hacia el Noreste de España, zona segura para él. Quedaron ocupados Aragón, Madrid y parte de Cataluña. También se creó la anteriormente nombrada Junta Suprema Central, en septiembre de 1808. • En la segunda etapa comprendida entre finales de 1808 y 1811, España fue conquistada progresivamente. José I se estableció por fin en Madrid en enero de 1809 junto con su gobierno de afrancesados, y trajo consigo la primera Constitución que tendría España. En ella se emprendieron reformas como la abolición de los derechos señoriales, la supresión del Tribunal de la Inquisición, la disminución de las barreras arancelarias interiores o la reducción de las órdenes religiosas. Por desgracia no fue reconocida por el pueblo y nunca tuvo valor oficial. En la victoria francesa de la batalla de Ocaña en noviembre de 1809 la ocupación ya era casi total; sólo Cádiz se resistía a la invasión gracias a la protección naval brindada por Reino Unido y refuerzos portugueses. El ejército quedó casi totalmente desarticulado. Surgió así como resistencia un novedoso sistema de organización conocido como guerrilla, compuesto por militares, clérigos y población llana, conocedores del paisaje y bastante habilidosos. Resultaron ser decisivos con sus hostigaciones continuas de ataque informal. Además, la Junta Central Suprema se desplazó a la isla de San Fernando para huir de las tropas napoleónicas y convocar Cortes. Superada por la presión de las derrotas, la Junta finalmente se suprimió y sus funciones pasaron a ser cargo de una regencia provisional en enero de 1810, que confirmó la convocatoria. Las Cortes fueron celebradas el 24 de septiembre de 1810 en el teatro de San Fernando. Estuvo compuesta por una única asamblea de representantes provinciales (también de las colonias americanas) de diferente procedencia social e ideología, en vez de estar separados por estamentos tal y como se hacía en el Antiguo Régimen. Encontramos principalmente 4 tendencias políticas en la tertulia: absolutistas, contrarios a la proclamación de una Constitución; liberales, fieles defensores de una Constitución equitativa; reformistas o jovellanistas (soberanía compartida entre rey y nación); y americanos, cuya petición era la obtención de autonomía. A pesar de sus múltiples diferencias, acordaron el principio de soberanía nacional y la división de poderes en legislativo, ejecutivo y judicial. Estuvieron durante los 3 siguientes años desarrollando una intensa actividad legislativa. A principios de 1811 se trasladaron a la Iglesia de San Felipe Neri en Cádiz capital. Puesto que en las Cortes predominaba la tendencia revolucionaria, se empezó a plantear el proyecto de una Constitución. • La tercera y última etapa de la guerra está situada entre 1812 y 1813. La Constitución finalmente se efectuó y promulgó el 19 de marzo de 1812. Fue la primera reconocida como tal en el país, y estaba compuesta por aproximadamente 400 artículos, donde se mantuvo la división de poderes. El poder legislativo recaía en las Cortes (elaborar leyes, aprobar presupuestos y comandar el ejército), el poder ejecutivo en el monarca (dirigir el gobierno e intervenir en la elaboración de leyes a través de iniciativas y sanciones) y el poder judicial en los tribunales.

Las reformas más destacables fueron el reconocimiento de los derechos del ciudadano (de petición, educación y propiedad), de libertades civiles (pensamiento, opinión e imprenta), y la igualdad jurídica y fiscal. En términos económicos se decretó la libertad de comercio, industria y trabajo, acabando con los gremios y las aduanas interiores. También se recogería la abolición de la tortura y la inviolabilidad del individuo, que garantizaban la seguridad y dignidad del mismo. Se estableció además el sufragio universal masculino de 4 grados para mayores de 25 años. Sin embargo, las circunstancias de la guerra que aún estaba dando sus últimos coletazos dificultaron la puesta en práctica de todas estas reformas. Los ejércitos español y británico dirigidos por el duque de Wellington y apoyados por las guerrillas, consiguieron la retirada progresiva del ejército francés hacia los Pirineos. Esta retirada fue debida en parte al envío de unidades francesas al frente ruso, nuevo objetivo de Napoleón. La victoria en la batalla de Arapiles (Salamanca) en julio de 1812 permitió la recuperación definitiva de Madrid y la huída de José I en agosto de 1813. A finales de año, Napoleón firmaba el Tratado de Valençay, con el que devolvía la Corona de España a Fernando VII. La guerra termina definitivamente en 1814, dejando el país arruinado en todos los sentidos. El conflicto se cobró en total un millón de vidas aproximadamente, entre franceses, españoles y británicos. La mortalidad civil alcanzó el 50% en algunas zonas de España. Fue además una guerra de una crueldad extrema, donde se cometieron incontables de los actualmente penados crímenes de guerra, cuyo horror supo plasmar a la perfección el artista Goya en sus grabados “Los desastres de la guerra”. La producción agraria quedó destruida y la industria colapsada, además el comercio y el transporte se paralizaron. Todas estas desdichas arruinaron la Hacienda española, declarándose en completa bancarrota. España perdió su hegemonía en Europa y para rematar, las colonias americanas formalizaron su proceso de Independencia. Finalmente tras 6 largos años, se cerraba uno de los capítulos de la historia de nuestro país....


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