TEMA 1. EL Sacro Imperio Romano GermÁnico Y EL MosÁico Italiano PDF

Title TEMA 1. EL Sacro Imperio Romano GermÁnico Y EL MosÁico Italiano
Author Eileen Hyun
Course Los Estados Modernos Hasta La Paz De Westfalia
Institution Universidad de Alicante
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Apuntes de la clase de Armando...


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TEMA 1. EL SACRO IMPERIO ROMANO GERMÁNICO Y EL MOSÁICO ITALIANO 1. La Europa de la segunda mitad del s. XV El siglo XV es un período crítico, dinámico y de gran complejidad que da comienzo a la Edad Moderna. En Europa se forman entidades políticas estables de carácter nacional, los Estados modernos nacionales, con fronteras poco definidas e inseguras que van cambiando a lo largo del tiempo debido a los conflictos bélicos producidos por intereses políticos y económicos. 1.1.Variedad de formas de gobierno Se pueden clasificar tres tipos: -

Papado e Imperio: poderes universales que entran en decadencia después de haber tenido un importante papel en época medieval.

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Monarquías nacionales: nacientes y vigorosas, quieren asumir un papel dominante.

-

Repúblicas de tradición medieval, ciudades-estado, confederaciones y ducados, la máxima expresión del poder nobiliario.

1.2.Distribución geográfica Centro de Europa La Confederación Alemana estaba bajo el poder del emperador, dominando el centro de Europa. Dentro de esta confederación encontramos una serie de entidades políticas con diferentes formas de gobierno: principados (gobernados por príncipes. Ej. Baviera, Sajonia), condados, ciudades libres y territorios eclesiásticos independientes. Era complicado de gobernar, ya que todas estas entidades tenían formas diferentes de gobierno y no había homogeneidad, así que el emperador encontraba dificultades en muchas ocasiones con un poder institucional casi virtual, sin ejército propio. Los Países Bajos tradicionalmente habían estado integrados en el Imperio al igual que Luxemburgo. Por otra parte encontramos Borgoña, ducado situado entre Francia y el

Imperio, y Saboya, situado en la frontera de Francia, ambos de gran peso económico y político. Por último tenemos la Confederación Helvética, formada por once cantones independientes que tradicionalmente habían estado integrados en el Imperio. Este de Europa El Gran ducado de Moscú, hereditario, comienza su expansión con Iván III y continúa durante toda la Edad Moderna, llegando al Pacífico. Al sur de este se encontraba el Kanato de la Horda de Oro de Crimea, con una fuerza inferior a la que había tenido en antaño, y al oeste el Ducado de Lituania y Polonia, que conformaban una unidad política compleja. El Principado de Moldavia era otro territorio cuyo poder se alternaba entre turcos, húngaros y polacos. En la cuenca del río Danubio encontramos una serie de ducados como el de Tirol o el de Austria, el más importante y afín al Sacro Imperio. Por otro lado están los reinos electivos de Hungría y Bohemia, este último incluido en el Sacro Imperio Romano Germánico. El Imperio Turco conquistó Constantinopla en 1553 y a partir de ese momento se fue ampliando más y más, convirtiéndose en una amenaza para los reinos cristianos. Norte de Europa Los territorios escandinavos estaban unidos por intereses comerciales desde el año 1347 por la unión de Kalmar. La principal potencia es Dinamarca, que controlaba todos los pasos que desde el mar del Norte se adentraban al Báltico. Suecia y Noruega eran monarquías electivas. Por otro lado, en las islas británicas encontramos Escocia, reino independiente de Irlanda e Inglaterra, la cual se enfrenta a una guerra civil con Francia, monarquía que consolida su poder político y territorial después de la Guerra de los Cien Años. Sur de Europa Los territorios de la península itálica destacan por sus grandes avances científicos, técnicos y humanísticos. Estaba configurada por repúblicas y ducados que siempre se mostraron en contra de la acción del Sacro Imperio, rechazando su participación en dicha entidad política, actitud que se mantuvo durante toda la Edad Moderna. Entre los territorios de la península destacan los Estados Pontificios, un principado eclesiástico y

electivo dirigido por el Papa, y el reino de Nápoles, Sicilia y Cerdeña, posesiones de la corona de Aragón, la cual estaba situada en la Península Ibérica, donde encontramos tres monarquías hereditarias: la de Portugal, Castilla y Aragón. Estas dos últimas monarquías firmaron una unión personal entre la reina Isabel de Castilla y el rey Fernando de Aragón, aunque cada reino mantuvo sus propias instituciones, ordenanzas y leyes. Al norte de la península se encontraba el reino independiente de Navarra, tradicionalmente aliado de Francia, y el reino de Granada, último reducto musulmán que desaparece en 1492.

2. El Imperio: de Maximiliano I a Fernando I Como tal surge con la coronación imperial de Otón I en 962 aunque se dice que Carlomagno fue el primer emperador en el s. VIII. En el s. XVI el Sacro Imperio era un heterogéneo agregado de territorios con lazos tan tenues que resulta difícil definir sus lazos geográficos. Se podría distinguir entre un Imperio real, que tendría su centro en Alemania, y otro virtual o teórico, que integraría también a aquellos territorios que tienen algún tipo de vinculación con el resto de territorio, como los Países Bajos, Suiza, Bohemia y el norte y centro de Italia.

2.1.Estructura territorial y política Cuando llega la Edad Moderna muchos reyes cuestionan la autoridad imperial, ejerciendo ellos mismos la autoridad que debería tener el emperador. Esa es la evolución del poder del emperador en los territorios centrales, sobre todo en los alemanes. El Imperio se regía por la Bula de Oro de 1356, a partir de la cual el emperador, llamado rey de los romanos, el “primus inter pares”, era elegido por los siete príncipes electores: -

Tres eclesiásticos (arzobispos de Maguncia, Tréveris y Colonia)

-

Cuatro seglares (rey de Bohemia, duque de Sajonia-Wittemberg, margrave de Brandemburgo y conde palatino del Rin)

A parte de los príncipes electores había más de 350 entidades autónomas (principados laicos, eclesiásticos, ciudades…) No era una estructura electoral muy complicada si tenemos en cuenta la complejidad del territorio. 2.2.Organización institucional El Imperio estaba conformado por la Cancillería Áulica, presidida por el arzobispo de Maguncia, un Tribunal imperial de la Cámara Imperial y una Dieta ( Reichstag), conformada por los 7 electores mencionados, el segundo eslabón de la nobleza y los representantes de las ciudades más importantes. Controlaban de forma directa al emperador, el cual no podía legislar. No había ejército permanente, impuestos fijos y funcionarios que hicieran cumplir las órdenes. El título de emperador era, ante todo, prestigio. El progresivo fortalecimiento de los poderes regionales hizo más acusada la fragilidad del emperador. Los príncipes practicaron una política de afirmación de su autoridad, centralización administrativa y articulación del territorio. 2.3.Organización territorial Desde 1438 hasta la desaparición del Imperio, el emperador fue siempre un miembro de la familia de los Habsburgo. El primer emperador de la Edad Moderna, Maximiliano I, se casó en 1477 con María de Borgoña, que aportó a su matrimonio los Países Bajos, Borgoña y el Franco Condado, es decir, la herencia de la casa Borgoña. Por otra parte, los estados patrimoniales de los Habsburgo eran Austria, Estiria, Carintia, Carniola y Tirol.

Maximiliano I intenta realizar una serie de reformas en los territorios patrimoniales e imperiales. En los imperiales fracasó, ya que no tenía poder suficiente, intentó reorganizar administrativamente de forma lógica todo este conglomerado territorial creando una serie de circunscripciones (kreise), que terminó en fracaso. El órgano de representación, la Dieta de Augsburgo, le dijo que no podía seguir por ese camino e impuso el Consejo de Estado, un órgano de control del emperador, que quedó como presidente del organismo, un cargo honorífico sin capacidad de decisión. El caso de las posesiones propias del imperio fue distinto. Maximiliano consiguió imponer sus reformas, encontrando una integración de los territorios y una buena organización y distribución de los recursos, además de lograr centralizar el poder. En ese momento el concepto de primus inter pares desaparece y los reyes consiguen aun más poder, comenzando a haber monarquías autoritarias.

Cuando Maximiliano muere en 1519 su nieto Carlos V (1520-1558) se encuentra con unos territorios inmensos los cuales conllevan una serie de problemas no solo políticos, sino también religiosos, que condicionaran su reinado. Carlos aporta al Imperio Castilla,

Aragón, Sicilia, Cerdeña, sur de Italia y Canarias, además de los territorios de la herencia de los Borgoña. Fernando I se casa con Ana de Hungría, por lo que añade Bohemia y Hungría, ampliando un poco más las posesiones patrimoniales. Fernando fue sucedido por Maximiliano II, casado con María de Austria, que simpatizaba con las ideas luteranas pero mantuvo un equilibrio entre católicos y protestantes. 2.4.El problema protestante Los papas, obispos y abades llevaban una vida de lujo, ostentaciones y fiestas, que desentonaban con la pobreza que el Evangelio predicaba. En cambio el bajo clero malvivía con lo poco de que disponía. Los altos cargos eclesiásticos normalmente eran comprados y vendidos. Una misma persona podía ocupar varios cargos al mismo tiempo. El pueblo deseaba una religión más íntima y humana, basada en una relación más personal, espiritual y directa con Dios, además de una Iglesia más igualitaria. En esta época que las riquezas y el poder da lugar a grandes abusos, numerosos grupo de personas predicaba la austeridad y daba ejemplo de ella. Los reformadores protestantes y católicos insistieron en la necesidad de una vuelta a los principios evangélicos. La creciente fuerza de la reforma luterana dividió a los príncipes alemanes en católicos y protestantes. Esto sucede a la entrada de una nueva corriente por parte de Lutero (1483-1546) que hace reflexionar y llegar a una serie de conclusiones en cuanto al comportamiento de la Iglesia en la época, durante la cual era fácil salvar tu alma si comprabas una indulgencia o una bula y recibías del Papa un certificado demostrando que habías sanado tus pecados. Esto derivaba en una serie de prohibiciones para las clases bajas, pero una vida de desenfreno para los privilegiados. La implantación de la reforma posibilitó cambios importantes desde el punto de vista social, político y económico. En los lugares donde triunfa la reforma los bienes de la otra fe son asimilados por el Estado, lo que otorga poder económico. Tenemos también un creciente nacionalismo en la zona alemana. Lutero no solamente revoluciona el ámbito religioso, sino también el social, alterando el orden establecido de la Europa central a partir del 1517, año en el que Lutero comienza a tener una producción literaria importante, entre la que destaca las 95 tesis. Estas ideas de Lutero son aprovechadas por grupos de caballeros y campesinos, volviéndose cada vez más radicales, aunque él solamente apoya a los príncipes, ya que considera que son los únicos que pueden garantizar el orden social. Una década después de las tesis de

Lutero la cuestión religiosa es una cuestión de Estado fundamental para que el emperador cambie de estrategia. La circulación de ideas de Lutero es muy grande y los príncipes abrazan sus ideas aprovechando el contenido de aire político. Esto provoca una ruptura de carácter religioso en la Europa central.

El avance del luteranismo se puede ver de forma geográfica. Todo el norte y el centro será luterano, aunque Sajonia seguirá siendo católica, a parte de los arzobispados importantes y algún territorio más. El protestantismo no consigue llega a España, puesto que Felipe II hace todo lo posible para que dichas ideas no lleguen a la península.

Centrándonos en la doctrina del luteranismo tenemos varios puntos a destacar: -

El hombre es pecador, sus pecados no se borran y condicionan su obrar, ya que reduce la libertad del individuo de elegir entre el bien y el mal. Solamente Dios separa a los que salva de los que condena.

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Relación más personal, espiritual y directa con Dios. Las interpretaciones de intermediarios (papa, obispo, concilios…) carecen de valor. Esto deriva en una

pérdida de importancia de los sacramentos, los Santos y la Virgen, que se convierten en simples modelos y ya no son intercesores, por lo que las peregrinaciones y las devociones e indulgencias carecen de sentido. -

Iglesia más igualitaria. Los conventos son abolidos y los pastores, que son los individuos que enseñan la Palabra y administran los sacramentos, no pertenecen a un orden distinto y pueden contraer matrimonio.

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Liturgia más participativa en la que se utiliza la lengua vernácula en vez del latín, se comulga con pan y vino, se realza la Palabra y la predicación y el pueblo participa cantando salmos y textos bíblicos.

3. El mosaico italiano: fragmentación territorial y política La península itálica era, junto a los Países Bajos, la región más rica y evolucionada de Europa del s. XVI. A pesar de esto no se produce un proceso de unificación y centralización como en el resto de monarquías europeas, sino que era un territorio heterogéneo con grandes diferencias entre el norte y el sur. 3.1.Italia insular y meridional: Cerdeña, Sicilia y Nápoles En el sur tenemos Nápoles, Sicilia y Cerdeña, con grandes extensiones territoriales y sin gran cantidad de ciudades potentes, al contrario del norte. No había un poder central, sino un poder señorial, pues buena parte del territorio estaba repartido entre la nobleza con capacidad política y jurídica, lo que se traduce en grandes extensiones territoriales con debilidades políticas y poblacionales. De estos tres territorios destacaba Sicilia, puesto que era el almacén de grano del Mediterráneo, se cultivaba vid, olivo y se criaban gusanos de seda, aunque por el contrario el progreso industrial era menos general en esta zona del sur.

3.2.Los Estados Pontificios Tomaban un gran territorio, extendiéndose a ambos lados de los Apeninos centrales. Durante el s. XVI el Papa era uno de los soberanos más débiles políticamente hablando, su poder como príncipe secular en algunas ciudades solo era nominal. La zona más sometida al poder del Papa era el Lacio. Sus instituciones tenían que gobernar y administrar un estado territorial, pero también tenían que asegurar el gobierno de la Iglesia en el mundo. En el s. XVII tiene un gran poder cultural.

La Curia se ocupaba del gobierno secular. Los negocios exteriores los gestionaba un cardenal secretario y la hacienda era controlada por el camarlengo. El Secretario de Estado era la mano derecha del Papa y controlaba todo el gabinete de secretarios y ministros. Todos estos cargos eran elegidos por el Papa y en muchas ocasiones se trataba de su propia familia, por lo que se califica el régimen pontificio de nepotista. Pero el órgano que elegía a los Papas era el Sacro Colegio Cardenalicio, influenciado por las decisiones de las familias más poderosas tanto política como económicamente de la zona, como los Orsini o los Colonna. El s. XVI fue clave para el Papado por los graves acontecimientos que tuvieron que afrontar: los motivados por la ruptura protestante, las rivalidades entre la monarquía francesa y la Monarquía Universal Católica y el asedio de los turcos. En este siglo se sucedieron 18 Papas, sin embargo y a pesar de esta gran movilidad, el personal dedicado a las tareas de gobierno tuvo continuidad en la gestión aunque la figura del Secretario de Estado daba un carácter particular a cada administración o Pontificado. Los papas más destacados fueron Alejandro VI y Julio II. 3.3.Norte de Italia: repúblicas y ducados Debido a la falta de unificación y centralización se produce el mosaico italiano, formado por múltiples organizaciones políticas cuyos regímenes tenían variadas formas y se basaban en instituciones bien diferenciadas. Así tendríamos una veintena de Estados soberanos que habían roto sus vínculos de dependencia respecto al Sacro Imperio romano-germánico. Estos estados se agrupaban en: -

Repúblicas: Venecia, Génova, Florencia, Siena y Luca.

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Ducados: Saboya, Milán, Mantua, Ferrara y Mirándola

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Marquesados: Massa, Saluzzo…

Milán, Venecia, Florencia, los Estados Pontificios y Nápoles eran los únicos estados que tenían una verdadera entidad territorial y política, y salvo Venecia todos estaban dominados por un príncipe, algunos provenientes de familias poderosas como los Sforza de Milán. A parte del desarrollo cultural en Italia, habría que añadir un crecimiento económico muy notable desde los siglos XIV y XV, que se basaba en el potencial comercial, tomando como ejemplo la república de Venecia, que desde el s. XIII era la potencia hegemónica del Mediterráneo, pues tenía contacto con oriente y la ruta de la seda. Venecia se podría considerar como el puerto de Europa y la puerta al mercado oriental, sin olvidarnos de Génova y Pisa, esta última ya en decadencia, que también jugaban un papel importante aunque no tanto como la célebre ciudad de los canales. El crecimiento

económico no es solo comercial, sino también industrial, donde destacaba la abundante manufactura de textiles. Dentro del apartado financiero, la banca de Médicis fue una de las más importantes, y los bancos nacionales, como la Casa de San Giorgio. Los bancos romanos los administraba el papado. El poder de los bancos genoveses se extiende por toda Europa, los bancos italianos dan seguridad y tienen sucursales en las principales ciudades de toda Europa, conjuntamente con los alemanes. Por último se destaca la importancia intelectual con el nacimiento del Renacimiento y la importancia de Florencia, Venecia y Roma. Repúblicas -

Venecia: contaba con una constitución que fijaba los derechos de sus naturales y unas instituciones prestigiosas. El dux o dogo era el jefe del estado, puesto vitalicio que no era hereditario sino electo, pero el gobierno lo desempeñaba el Gran Consejo, con cerca de 2000 miembros. A él le competía legislar y el nombramiento de cargos. Elegía el Senado, unos 300 miembros, que se ocupaba de la política exterior y recibía de sus embajadores las relaciones, un documento. Todos los cargos estaban en poder de la nobleza pero a diferencia de lo que ocurre en la Europa del momento el grupo tenía un carácter muy abierto. Esto y la corta duración de los cargos evitaban abusos del monopolio. Además, Venecia contaba de un buen ejército y una flota de galeras, se trataba de una potencia militar muy superior al resto de estados italianos. Su economía comenzó a resentirse tras el choque contra los turcos y la aparición de las Indias Orientales y el control del mercado de las especias por los portugueses y holandeses.

-

Florencia: pasó a ser un territorio estable tras la llegada de Cosme el viejo y los Médici, que hicieron reformas y dotaron de gran fuerza al gobierno. Había dos juntas: la de hacienda que controlaba el dinero y la de asuntos exteriores que controlaba la diplomacia de la península itálica y el resto de Europa. Una junta elegía a los gobernantes, y la signoria (magistratura suprema) estaba siempre gobernada por los amigos de los Médici. En 1480 surge el Consejo de los setenta, donde se elegía una junta encargada de la hacienda y los asuntos exteriores. Florencia se convierte en una potencia económica, artística y cultural, gracias al mecenazgo de esta familia, su actividad bancaria y su sapiencia política. Tras el descubrimiento de América y la muerte de Lorenzo el Magnífico, los Médici fueron expulsados, pero en 1512 tropas españolas

repusieron a los Médici en sus cargos de gobierno. En 1527 volvieron a ser expulsados pero luego en 1530 el emperador Carlos V tomó Florencia, convirtiéndose entonces en un gran ducado. -

Génova: dependiente de la monarquía hispánica, se trataba de una república más inestable y vulnerable que Venecia y Florencia. Se regía por unas instituciones similares a las venecianas, con un dux como cabeza de estado, aunque en vez de vitalicio era un cargo de dos años..

Ducados: -

Milán: ocupada en 1535 por Carlos V y cedida a su hijo Felipe II,...


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