TEMA 1 LA Política, Poder, Autoridad Y Legitimidad PDF

Title TEMA 1 LA Política, Poder, Autoridad Y Legitimidad
Author Marina Querol
Course Ciencia Política
Institution Universidad de Málaga
Pages 8
File Size 247.1 KB
File Type PDF
Total Downloads 74
Total Views 122

Summary

Ciencia politica...


Description

TEMA 1: LA POLÍTICA: PODER, AUTORIDAD Y LEGITIMIDAD 1. LA POLÍTICA. Política es la actividad a través de la cual los grupos humanos toman decisiones colectivas. Definida así una gran variedad de actividades deber ser consideradas políticas: desde las decisiones tomadas en una familia a las grandes decisiones de la comunidad internacional. El lugar central de la actividad política será el estado, entendido como aquella institución que recaba para sí, con éxito, el monopolio de la violencia legítima dentro de un territorio (weber). No obstante, es importante saber de un principio que la política es una actividad que subyace y excede el marco estatal. En esta definición tampoco prejuzga como se toman aquellas decisiones: por consenso por mayoría, democráticamente… es decir en el contexto de la definición sería posible hablar tanto de política democrática como de política autoritaria o totalitaria. Igualmente caben dentro de esta definición dos comprensiones de la política:

-

Aristotélicas y cooperativas.

Según esta la política es la actividad que nos convierte en seres humanos al hacernos usar la palabra y la persuasión en la deliberación en común de lo que a todos afecta. En este sentido la política ocupa un lugar central en la vida de los ciudadanos y generador de la ética compartida por la comunidad, así como del poder de la comunidad misma. Esta visión es amable de lo poltico, resalta su importancia, su carácter educativo y ético… no es hoy la dominante.

-

Maquiavelianas y conflictivas.

Las definiciones maquiavelianas de lo político señalan que esta actividad, la política, es esencialmente algo conflictivo y transgresor cuando no directamente inmoral. Según palabras de Maquiavelo quien esté dispuesto a hacer política debe estar dispuesta a entrar en la senda del mal. La política no es una actividad cooperativa, si no de conflicto entre personas, grupos, intereses…. La ciencia política se convierte aquí en la ciencia del poder. En democracia ambas concepciones, la cooperativa y la conflictiva, la que busca el acuerdo y el consenso y aquella basada en el conflicto y la contraposición de intereses, conviven la una con la otra. La democracia liberal es un sistema que intenta solucionar algunos de los problemas derivados de esas diferentes concepciones y que trata igualmente de establecer un marco de entendimiento del poder y la legitimidad que haga justicia a lo que pueda haber de verdad en cada una de ellas.

1

2. EL PODER 1) El poder no es una cosa que uno tiene, el poder es el resultado de una relación en el que unos obedecen y otros mandan, no es posesión de nadie, sino el resultado de esa relación 2) Por esa razón, el poder está estrechamente vinculado no sólo con la fuerza o violencia sino con ideas, creencias y valores que ayudan a la obtención de obediencia y dotan de autoridad y legitimidad al que manda. 3) Así, aun cuando el miedo al castigo es un componente de todo poder, no es su componente fundamental. Todo poder que aspire a estabilizarse debe contar, además de con la violencia, con un conjunto de creencias que justifiquen su existencia y su funcionamiento. 4) Los ciudadanos no consideran del mismo modo: Pagar impuestos, detenerse ante la señal de un policía de tráfico, que se encarcele a un delincuente, la obligación de participar en una mesa electoral, etc.

a)

b) Ser asaltado por un ladrón que nos exige dinero, ser secuestrado por un particular, que se nos impida la libre circulación por una acera de un barrio debido a un capricho de una pandilla, etc. La diferencia entre a) y b) está en que los que ordenan en el primer caso son considerados autoridades legitimadas para exigirnos la obediencia, mientras que los segundos no lo son. 5) Para apreciar cómo se ordena el poder en un sistema político concreto no es suficiente el estudio de sus leyes. Aun cuando estas son el retrato de los circuitos de poder, éste se desborda en su funcionamiento la estructura legal, no porque la transgreda, sino porque funciona de forma más general y dispersa de lo que puede recogerse en cualquier texto legal. Así por ejemplo el poder que los partidos políticos tienen en nuestras democracias contemporáneas es mucho mayor del que podría deducirse de su regulación legal.

EL PODER (diapositivas)

2

a. No es una cosa, no es una posesión es resultado de una relación. La relación entre unos que obedecen y otros que mandan.

b. Los valores, las ideas y las creencias son importantes para dar autoridad y legitimidad al que manda.

c. El miedo al castigo es un componente importante del poder pero además de la violencia, si quiere estabilizarse el poder debe de contar con ideas y creencias que lo justifiquen.

d. Los ciudadanos distinguimos perfectamente las obligaciones que se derivan de la violencia y las que se surgen de una autoridad legitimidad para exigirnos obediencia.

e. Para apreciar el estudio del poder en un sistema político es necesario una consideración que vaya más allá de una visión meramente jurídica.

3. TEORIAS ESTRATEGICAS DEL PODER. ¿Qué es el poder político?, ¿qué necesitamos para explicarlo?, ¿cuáles son sus rasgos esenciales? El poder es una relación entre partes, la respuesta a las anteriores preguntas requiere que aclaremos primero qué es una acción social y qué tipo de acción social resulta típica de las relaciones de poder. Max Weber define la acción estratégica como aquella en la que el actor: define el fin que quiere o le interesa alcanzar y combina e instrumenta los medios que son necesarios o eficientes en la consecución de aquel fin. Se trata de una acción social, el actor para la consecución de sus fines ha de incidir sobre la voluntad y el comportamiento de otros actores. Se desemboca en la idea de poder. El actor estratégico interesado en conseguir sus fines, dispone los medios de tal forma que el resto de los actores sociales se comporten, por medio de amenazas o de la persuasión, de manera favorable al éxito de su acción. Weber define el poder como la posibilidad de que un actor en una relación esté en disposición de llevar a cabo su propia voluntad, pese a la resistencia de los otros, y sin que importe por el momento en qué descansa esa posibilidad (en la persuasión, coacción…). Entonces el poder seria la posibilidad de obtener obediencia incluso contra la resistencia de los demás. La politología estadounidense (sociedad pluralista) intenta aplicar esta definición a los procesos que tienen lugar en las instituciones de un sistema político y producen como resultado el que los fines e intereses de determinados grupos se impongan y prevalezcan sobre los de otros. Existen tres grandes formas de contemplar este tema:

-

El enfoque unidimensional

Aquí A tiene poder sobre B en la medida en que puede hacer a B realizar algo que, de otro modo, B no haría. Para hablar de la presencia del poder es necesario que sobre las cuestiones en disputa exista una oposición real y directa de intereses. El conflicto expreso y consciente de intereses es el fundamento de las situaciones de poder.

3

-

El enfoque bidimensional

Para este enfoque la concepción anterior es insuficiente. Necesitamos analizar también cualquier forma de control efectivo de A sobre B. Desde esta perspectiva donde se manifiesta el poder es en la movilización de influencias que opera tanto en la resolución de conflictos efectivos como en la manipulación de ciertos conflictos y la supresión de otros. El control de la agenda política, qué cuestiones se consideran claves y cuáles no, el poder de no adopción de decisiones, etc., se convierte aquí en crucial. Se trata ahora de incluir en el concepto de poder no solo la oposición explícita de intereses, sino también los “conflictos implícitos” que podrían o no ser excluidos por el poder de la agenda de problemas a tratar.

-

El enfoque tridimensional

Para el enfoque tridimensional es necesario desechar la reducción del poder al proceso concreto de toma de decisiones y hay que centrarse en el control global que el poder puede ejercer sobre la agenda política. No se trata de buscar conflictos efectivos y observables, sino de considerar oposiciones reales de intereses. Tales oposiciones pueden no ser consideradas para los actores, pero pese a ello existen. El problema para este enfoque es, naturalmente, quienes pueden o deben decidir sobre esos intereses reales, si no son los propios implicados. Los partidarios de este tercer enfoque deben esforzarse por dar una definición objetiva de intereses y es una tarea muy problemática. En las tres variantes del poder hay diferencias en qué se entiende por interés o la forma en que se articula o se manifiesta. Pero no hay diferencia en el concepto de poder propiamente dicho.

4. PODER, AUTORIDAD Y LEGITIMIDAD. El poder está ligado a los valores y las creencias. Este vínculo es el que permite establecer relaciones de poder duraderas y estables en las que el recurso constante a la fuerza se hace innecesario. Weber distingue entre poder y autoridad. Autoridad sería el ejercicio institucionalizado del poder y conduciría a una diferenciación, más o menos permanente, entre gobernantes y gobernados, los que mandan y los que obedecen. Se produce estabilización en las relaciones sociales de determinados roles (papeles sociales) y status. Cuando esto ocurre la obediencia se produce de forma distinta a cuando el mandato del poder se da en un medio no institucionalizado. Tiene lugar ahora una abstracción respecto de la persona concreta que emite la orden y una localización de la autoridad en la institución que esa persona encarna. Ejemplo: policía – conductor: siguen unas normas con independencia de la opinión que tengamos de la justica o no de la orden específica o de la persona que ejerza el rol. Además hay una limitación del contenido de la obediencia y la

4

desobediencia es castigada con un sistema jurídico. (Supuestos) Así la autoridad implica una serie de supuestos:

a. Una relación de supra-subordinación entre dos individuos o grupos. b. La expectativa del grupo supra ordinado de controlar el comportamiento del subordinado. c. La vinculación de tal expectativa a posiciones sociales relativamente independientes del carácter de sus ocupantes.

d. La posibilidad de obtención de obediencia se limita a un contenido específico y no supone un control absoluto sobre el obediente.

e. La desobediencia es sancionada según un sistema de reglas vinculada a un sistema jurídico. El poder se convierte en autoridad cando logra legitimarse. Legitimidad es el conjunto de valores y creencias que se refleja en leyes que hay que respetar. Legítimo dirá Weber, es aquello que las personas creen legítimo. La obediencia se obtiene sin recurso de la fuerza cuando el mandato hace referencia a algún valor o creencia comúnmente aceptado. Así nada de extraño que los primeros tipos de legitimidad en la historia hagan referencia a los valores religiosos, la figura del rey- dios y también el origen divino de la autoridad. Se considera a un rey como hijo de dios o algo similar. Por últimos también tenemos la idea de vocación divina, ellos gobiernan por la gracia de dios. En la modernidad pierde importancia esto, por la secularización de la sociedad. Weber distingue tres tipos de legitimidad. La legitimidad tradicional, que apela al a creencia en la “santidad” o corrección de las tradiciones inmemoriales d e3una comunidad como fundamento del poder y la autoridad y que señala como gobiernos legítimos a aquellos que se ejercen bajo el influjo de esos valores tradicionales. (Ej. Legitimidad monárquica). La legitimidad carismática, que apela a la creencia en las cualidades de heroísmo o de carácter de una persona individual y del orden normativo revelado u ordenado por ella. (Ej. Gandhi, Mussolini…) La legitimidad legal- racional, apela a la creencia en la legalidad y los procedimientos racionales como justificación del orden político y considera dignos de obediencia a aquellos que han sido elevados a la autoridad de acuerdo con esas reglas y leyes. La obediencia se presta a las leyes. “gobiernos de leyes, no de hombres” En todos estos casos la legitimidad está vinculada a la creencia en la legitimidad, es decir, es legítimo aquel poder que es tenido por legítimo. Esta perspectiva tiene algunas deficiencias. No la menor de ellas sería el hecho de la reducción de la legitimidad a pura legalidad. Esto es, la legitimidad de una decisión o de una autoridad se reduce a la creencia en el procedimiento (legal) con el que esa decisión se adoptó. Nos hallamos ante una legitimidad de origen puramente legal.

5

La legitimidad de ejercicio de la autoridad, se reduce a su cumplimiento de la legalidad en el ejercicio de su poder. No se puede negar que son componentes cruciales de cualquier acción o autoridad legítima en nuestro contexto de estado democrático y de derecho, la calificación de legitimas referidas a reglas u órdenes políticos puede prescindir de toda justificación material y no tiene sentido investigar la creencia fáctica en la legitimidad responde o no a la justicia o a la racionalidad o al interés común. Al procurar construir un concepto científico y neutral de legitimidad, las teorías que siguen en la estela weberiana no poseen forma de considerar ilegitima a una autoridad que ha conseguido reconocimiento mediante la manipulación, a la que han dado una apariencia de legalidad. Para enfrentar este problema hemos de salir de Weber, y ofrecer una visión alternativa del poder político y de la legitimidad.

5. PODER Y LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICAS. La acción comunicativa y sus teorías. El concepto alternativo e poder y legitimidad que analizaremos se fundamente en la idea de acción comunicativa o concertada, responde a la idea aristotélica de que existe acciones que se realizan por si mismas sin que sean meros medios para la obtención de un fin distinto. (Ej.: Deliberación: un grupo de individuos entran en una actividad comunicativa que busca a través del dialogo y el consenso resolver algunos problemas que afectan a todos, finalidad elaborar una voluntad común para enfrentarse al problema del que se trate. No estamos antes unos manipulan a otros para imponer su solución, sino ante una colaboración conjunta). Hanna Arendt: rompe con la idea de poder como un mecanismo que responde al esquema medios/fines, y lo define como la capacidad humana no solo de actuar, sino de actuar en común, según esto el poder pertenece al grupo no a un solo individuo y se mantiene solo en la medida en que el grupo permanezca unido. Sin el pueblo no hay poder, es este quien otorga poder a las instituciones. Bajo un sistema democrático- representativo los ciudadanos dirigen a los que gobiernan. Las instituciones son manifestaciones y materializaciones del poder, decaen si el poder del grupo deja de apoyarles. El poder es un fin en sí mismo, ya que es la condición que posibilita que un grupo humano piense y actué conjuntamente. El poder instrumentaliza la formación de la voluntad común dirigida al logro de un acuerdo. Anrendt, desarrolla una teoría de las instituciones y las leyes como materialización del poder que aclara bastante bien las consecuencias de este concepto de poder. Hay leyes, dice, que no son imperativas, sino directivas, esto es que funcionan como reglas del juego, no nos dicen como hemos de comportarnos en cada momento si no que dan un marco de referencia dentro del cual se desarrolla el juego y sin el cual no podría tener lugar. Lo esencial para un actor político es que comportará esas reglas, que se someta a ellas voluntariamente o que reconozca

6

su validez. Y el motivo por el que deben aceptarse tales reglas es que dado que los hombres viven, actúan y existen en pluralidad, el deseo de intervenir en el juego es idéntico al deseo de vivir. Esas reglas, producto del poder como actividad concertada, pueden intentar cambiarse, o pueden ser transgredidas, pero no negadas por principio, porque eso significa no desobediencia, sino la negativa a entrar en la comunidad. Las leyes, son directivas, dirigen la comunidad y la comunicación humana. Pero en la realidad política no todo funciona de acuerdo con este esquema consensual y deliberativo que fundamenta el poder y la comunidad. Cuando estamos en presencia de la imposición de una voluntad a otra, no cabe denominarlo poder sino violencia. El poder y violencia son opuestos. Arendt nos ofrece un concepto de poder que puede utilizarse a favor de un democratísimo radical y en contra de la erosión de la esfera pública en las democracias de masas contemporáneas. Porque el peligro de estas últimas esta en suplantar al poder por las mediaciones de burocracias, de “especialistas” de partidos y otra organizaciones que tienen a eliminar la discusión publica y establecen las bases para un dominio tiránico de lo no-político, de la violencia y la manipulación. La separación del concepto weberiano del poder es así evidente. Para Arendt el poder es la espada de Damocles sobre la cabeza de los gobernantes mientras para Weber este no sería sino esa misma usada en manos de los que dominan. Este concepto parece proyectar demasiado la idealización de las polis griegas a nuestras sociedades actuales. Jürgen Habermas, una distinción entre el ejercicio del poder, el gobierno de unos ciudadanos por otros, y la generación del poder, ósea su surgimiento. Solo en este último caso el concepto de poder de Arendt son pertinentes. Es cierto, sin embargo, que ningún ocupante de una autoridad política puede ejercer el poder si su posición no está ligada a leyes cuya exist4encia depende de consenso común del grupo humano ante el que responde. Pero también hay que admitir que en el mantenimiento del poder el concepto estratégico weberiano explica gran cantidad de cosas. A la vez, todo el sistema político depende de que el poder entendido como deliberación conjunta en busca de un acuerdo, legitime y dote de bases a ese poder estratégico. Por muy importante que la acción estratégica sea en el mantenimiento y ejercicio del poder, en último término, este tipo de acción siempre será deudora del proceso de formación racional de una voluntad por parte de los ciudadanos. Esta es según Habermas, la impotencia de los poderosos: tienen que tomar prestado su poder de aquellos que lo producen. En estas condiciones, la violencia puede aparecer como fuerza que bloquea la comunicación, y el consenso para lograr general el poder. Aquí es donde la comunicación distorsionada y la formación de convicciones ilusorias e ideológicas, hacen surgir una estructura de poder político que, al institucionalizarse, puede utilizarse en contra de aquellos que lo generaron. Para determinar correctamente

7

este proceso necesitamos de instrumentos teóricos que nos hagan capaces de distinguir una deliberación racional de los ciudadanos de un acuerdo logrado a través de la fuerza. Necesitamos determinar cuando el poder surge deliberativamente y cuando es un producto manipulado. Para ello debemos referirnos al tema de la legitimidad de la justificación colectiva de normas practicopolíticas. La vía por la que Habermas intenta resolver el asunto es especificar ciertas condiciones que nos hagan capaces de distinguir una deliberación conjunta basada en la razón y el interés de otra basada en la fuerza. Que es lo que garantiza formalmente la deliberación política legitima, podemos resumirla en tres: 1º Libertad de las partes. Para hablar y exponer sus distintos puntos de vista sin limitación: libertad de expresión, de conciencia etc… 2º Igualdad de las partes. De modo que sus concepciones tengan el mismo peo en el proceso de discusión. Ambas precondiciones tienen a garantizar a todas las mismas opciones para iniciar, mantener y problematizar el dialogo, cuestionar y responder a diversas pretensiones de legitimidad. También a que el constitucionalismo liberal democrático nos ofrece ejemplos: libertad de asociación, libertad de prensa… 3º La tercera se refiere a la estructura misma de la deliberación en común: debe im...


Similar Free PDFs