TEMA 3. LOS Sumerios. LA Etapa Tinita EN Egipto PDF

Title TEMA 3. LOS Sumerios. LA Etapa Tinita EN Egipto
Author Alba LeGo
Course Historia Antigua I: Historia Proximo Oriente, Egipto y Grecia
Institution Universidad de Granada
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TEMA 3. LOS SUMERIOS.LA ETAPA TINITA EN EGIPTO.El Dinástico Arcaico mesopotámico (2900-2350 a.):El Dinástico Arcaico representa el cenit del proceso de urbanización en la Baja Mesopotamia. Casi una veintena de ciudades se reparten un territorio homogéneo geográfica y económicamente. Son pequeños Est...


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TEMA 3. LOS SUMERIOS. LA ETAPA TINITA EN EGIPTO. El Dinástico Arcaico mesopotámico (2900-2350 a.C.): El Dinástico Arcaico representa el cenit del proceso de urbanización en la Baja Mesopotamia. Casi una veintena de ciudades se reparten un territorio homogéneo geográfica y económicamente. Son pequeños Estados que luchan entre ellos para incrementar sus tierras. Hay una difícil reconstrucción de la economía sumeria. Solo contamos con archivos fiscales. El territorio de las ciudades es fruto de su centro neurálgico, el templo; y luego van a surgir los palacios. Sabemos que la ciudad controlaba un territorio y este era administrado por el templo. La población, en su inmensa mayoría, parece quedar vinculada a la maquinaria burocrática del templo. Existían gentes no vinculadas directamente al templo que realizaban actividades de carácter privado. Se hallaron contratos de compraventa que más parecen ceremonias que documentos jurídicos, donde se mezclan antiquísimas costumbres con elementos más innovadores, acordes a los nuevos tiempos urbanos. El modelo de ciudad-templo responde a la propia concepción política de los sumerios. Entendían que el consejo supremo de los dioses había dividido la tierra en diversos Estados, situando al frente de cada uno a una divinidad tutelar. Por tanto, los En y Ensi, sin ser divinos, representan a las divinidades en la tierra y son los encargados de que la humanidad acate sin discusión sus decisiones. Por eso, el templo, como residencia de Dios, es el centro del poder.

Organización económica y estructura social sumerias: La economía se conoce bien en los aspectos en los que la fiscalidad lo permite. Es la misma que en la cultura de Uruk. Lo esencial es la agricultura. La estructura, disposición y propiedad de los campos es uno de los ejes del sistema. Los campos sumerios siempre van a ser exactamente iguales. Construyen canales de los que salen campos enormes y alargados. El sistema

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consiste en que el agua llegue por igual a todos los campos. Y esto sucede porque existe un poder que hace que sea así. Esto genera unos ingresos muy ricos, con una arquitectura que surge precisamente de dichos ingresos y con un gran nivel de explotación. Con los datos de este periodo, podemos configurar una estructura social relativamente simple. De hecho, las necrópolis de este periodo son mayoritariamente sencillas. La sociedad sumeria está estructurada en tres grupos: 

Libres: Hombres poseedores de todos los derechos. Tienen nombres colectivos de trabajadores supeditados a los asuntos públicos.



Esclavos: Son cosas, y se les trata incluso peor que a los animales. Hacían trabajos que el resto no querían hacer. Salían fundamentalmente de las montañas cercanas. Eran de diferentes tipos, y tenían diversas denominaciones.



Grupo intermedio (“mashda”): Para unos semilibres, para otros más cercanos a la esclavitud, eran la clase intermedia. Pueden tener propiedades, pero deben entregar parte de su tiempo a los trabajos que el Estado les demande. No son libres del todo (un libre no es alquilado), pero tampoco son esclavos. Realmente son semiesclavos.

La historia política de los sumerios: El templo capitaliza inicialmente la actividad política. Desde el templo se gobierna la ciudad y el Estado. La necesidad de una defensa militar propició el surgimiento de un rey. El título de lugal (hombre grande) se detecta por primera vez en Ur y en Kish. Es el administrador del territorio ciudadano y basa su legitimidad en el apoyo expreso de los dioses y en el de los sacerdotes. Su piedad se mide en el bienestar de su pueblo y en sus conquistas, por lo que no debe descuidar sus responsabilidades divinas (fiestas y cultos) y terrenales (la guerra). Cualquier reconstrucción de la historia política de Mesopotamia en el III milenio parte de la “LISTA REAL SUMERIA”: La “Lista Real Sumeria” es una extensa lista de reyes que abarcan diversas ciudades y tiempos, donde las dinastías se suceden unas a otras, alternando las

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hegemonías, en un marco cronológico irreal, lo que contemporaneidad en muchos de los reinados propuestos.

indica

una

Se tomaron para su ejecución archivos procedentes de ciudades sumerias, aunque llama la atención que no se menciona a Lagash. En este contexto, se elaboró una lista particular: “Contralista de Lagash”. Las cuatro hegemonías destacables de la “Lista Real Sumeria” (las dinastías míticas) son: o o o o

La I Dinastía de Kish. La I Dinastía de Ur. La I Dinastía de Lagash. La III Dinastía de Uruk.

Uno de los mejores descubrimientos arqueológicos de la Historia es el Cementerio real de la I dinastía de Ur. Wuolley encontró una serie de tumbas de unos reyes que no estaban en la Lista Real Sumeria. Encontró las tumbas de un rey y una reina, rodeados de los restos de muchas otras personas, todo perfectamente ordenado. Se topó con todo el ajuar funerario intacto. Así como arpas, liras, dagas y numerosos objetos de gran valor.

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Cabeza de toro, de oro batido y barbas de lapislázuli, adornaba un arpa hallada en las tumbas de Ur.

Casco del rey Meskalamdug, elaborado en oro.

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Wuolley también encontró el “ESTANDARTE DE UR”. Este objeto es uno de los más conocidos de la Historia mesopotámica. Se trata de un objeto de lujo fabricado para ajuar funerario. Wuolley lo encontró descompuesto y, tras un largo proceso en el laboratorio, consiguió volver a juntar las piezas. Nos muestra la doble vertiente del poder del lugal sumerio: la guerra y el gobierno. En los trapecios laterales se muestran escenas mitológicas con animales. Se encuentra en el Museo Británico. Cara de la paz:

Cara de la guerra:

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ESTELA DE LOS BUITRES:

Tiene dos caras, en las que se mandan mensajes diferentes pero complementarios. Uno de los dioses mesopotámicos, el Dios titular de Lagash, NINGIRSU, aparece representado en modo humano. Lleva un tocado encima, uno de los signos divinos por excelencia, que le identifica como una divinidad. Está cogiendo una “red de enemigos”. El águila es uno de los símbolos de este Dios. En un fragmento de la estela, aparecen unos buitres comiéndose cadáveres (de ahí su nombre). La escritura ya se ha introducido para contar Historia. Se narra lo que está sucediendo.

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Existen fragmentos escritos de leyes sumerias: 

Fragmentos de Entemena: Son intervenciones reales en asuntos concretos que en un momento dado al final de un reinado se ponen por escrito.



Fragmentos de Urukagina: Sabemos que Urukagina da un golpe de Estado y depone a Lugulanda. Se trata de comparaciones entre lo que hacía Urukagina frente a Lugulanda. Urukagina dice que las propiedades de los templos eran exageradas y se deberían repartir. Su fragmento jurídico más famoso es: “hasta que he llegado yo, una mujer podía tener dos maridos”. Se cree que esto sucedía para evitar que se acumulase demasiado capital o para acabar con cualquier resquicio de un matriarcado.

Religión y cultura sumerias: La religión es la base de las instituciones políticas y los primeros gobernantes son, ante todo, sacerdotes. Religión y política van de la mano. Las creencias de la civilización sumeria están presentes en todas sus manifestaciones: arquitectura, escultura, orfebrería… y, por encima de todo, en sus textos. El universo sumerio era fiel reproducción del mundo circundante: agua, lodo, cañas y cielo. En cuanto a la literatura sumeria, los dos más importantes textos son el ENUMA ELISH y el POEMA DE GILGAMESH. 

Enuma Elish: Se trata de un poema sumerio que narra la creación. “Enuma Elish” significa “Cuando en lo alto…”. Explica el surgimiento del mundo mediante unos principios: las aguas dulces, las aguas saladas y las nubes. De este caos acuoso aparecerá una primera pareja. Y de esa pareja aparecerán los tres principales dioses del panteón sumerio: o AN: Dios del cielo, cuya ciudad principal de culto es Uruk. o ENKI: Dios de la tierra, cuyo templo final está en Eridú. Es el encargado de advertir al ser humano de que va a ser extinguido por el diluvio.

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o ENLIL: Dios del aire, quien decretará el diluvio.



Poema de Gilgamesh: Por encima de cualquier obra literaria sumeria destaca, por su proyección temporal y trascendencia cultural, la Epopeya de Gilgamesh. Gilgamesh es para los sumerios el héroe por antonomasia. El poema está dividido en doce tablillas de las cuales posiblemente la última, la doceava, se añadió posteriormente (no forma parte del texto original). El deseo del hombre por saber qué hace en este mundo y adónde va, el por qué de su mortalidad, de las injusticias, comprender la esencia de la vida…etc. La trascendencia del tema que trata, así como las innegables cualidades literarias de la obra, la hicieron muy popular en el Próximo Oriente. Y aún hoy es muy recomendable su lectura porque nos enseña, entre otras cosas, la innegable utilidad de la Historia y lo poco que han cambiado las inquietudes humanas en los últimos cinco mil años.

EDICIÓN RECOMENDABLE: J. Bottero: “El gran hombre que no quería morir”.

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La etapa Tinita e Egipto (I-II Dinastías, 2900-2593 a.C.): Enmarca a las dos primeras dinastías. Este periodo recibe tres denominaciones: “Periodo Tinita”, “Periodo Arcaico” o “Dinástico temprano”. Son tres centurias. Hay dos tipos de fuentes fundamentales: 

Fuentes contemporáneas: Paletas, mazas, etiquetas anuales, estelas y sellos, objetos procedentes en gran medida de las tumbas, especialmente de las necrópolis de Abidos y Saqqara.



Fuentes no contemporáneas: Ayudan a exponer la sucesión dinástica o posibles problemas políticos: la Piedra de Palermo y el fragmento de El Cairo, las Listas Reales del Reino Nuevo, el Canon de Turín o las aportaciones de Heródoto y Manetón.

Una vez concluida la unificación política, se dio paso a la consolidación y extensión a todo el país de los conceptos político-religiosos que sirvieron de cimientos al credo faraónico. En la cúspide se encuentran los dioses, creadores del mundo y de los mortales. Y los dioses deciden dejar a uno de ellos en la Tierra para que gobierne a la humanidad: el faraón, que se convierte en un dios viviente que debe gobernar con equidad a la humanidad, la cual ha sido creada para servirle. El rey se encargará de que el Nilo vivifique anualmente a Egipto, de que sus animales y cosechas sean abundantes y de que los enemigos caigan rendidos ante su omnipresencia. A cambio, el hombre debe servirle sin condiciones.

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Esta es una de las razones por las que en Egipto no conocemos debates políticos ni abiertas críticas al poder real, ni mucho menos historiadores al uso. El papel de la humanidad no es otro que servir a Dios. La mayoría de los textos egipcios alaban a los dioses y a los faraones, porque la mayoría provienen de panteones o de textos de carácter sagrado. Hay también un mundo paralelo, el de los muertos egipcios. Son muertos activos que podían interferir en los vivos, a los que había que respetar y mantener culto. El ser humano llega al mundo de los dioses, pero para ello tiene que pasar un juicio (muertos bendecidos). Existe un género literario, las Cartas al Difunto, en las que la gente escribía a los muertos y les pedían cosas. Existe la pena de muerte, aplicada por el faraón en casos muy importantes. Los faraones no la aplicaban sistemáticamente porque tenían un deber moral sobre la humanidad (maat).

El “Sema Tawy” era un símbolo que representaba la unidad de las dos tierras de Egipto. El faraón es “sema tawy”, entre otras muchas cosas. Vemos a dos personajes muy parecidos, que representan dos alegorías del Nilo. Uno es el representante del Alto Egipto (izquierda) y el otro es el representante del Bajo Egipto (derecha), porque es la flor del papiro.

A la izquierda, la corona blanca símbolo del Alto Egipto (Hedjet); a la derecha, la corona roja símbolo del Bajo Egipto (Deshret).

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I Dinastía (2900-2732 a.C.): Al rey Narmer se le hace originario de Tinis. Y a su esposa Neithhotep se la asocia con Naqada o Nekhen (Hierakómpolis). Su hijo es Aha, el primer faraón de la I dinastía. La política de los reyes egipcios hacia sus vecinos fue doble: en la teoría, todo lo creado pertenece al faraón; en la práctica, se articulan modelos diferentes según las circunstancias. Aha está enterrado en el Cementerio B de Abidos, en una sencilla tumba acompañado de servidores sacrificados. Tras su extenso reinado, sucedió uno más breve: el de Djet, rey con una tumba que evidencia una superestructura que la cubriría. Tras este breve reinado de Djet, asistimos a la primera regencia de la historia egipcia. La esposa de Djet, la reina Merneith, aparece en los sellos como “madre del rey” Den. El reinado de Den duró más de cuarenta años y significó el más importante de la I dinastía. Además de una importante proyección exterior, sobre todo en Palestina y Siria, se evidencia un notable desarrollo de los cultos y los templos. Según el primer papiro de la Piedra de Palermo, durante su reinado se realizó un censo de todo el pueblo del norte, oeste y este, sinónimo inequívoco de un fuerte desarrollo de la Administración, sobre todo en lo referente a la fiscalidad y la burocracia. La tumba de Den en Abidos es novedosa, pues incorpora una escalera de acceso y sitúa en su ángulo suroeste el que puede ser el primer serdab (templo para el culto de la estatua real) conocido.



II dinastía (2731-2590 a.C.): Es el escenario donde se desarrolla el drama de una nueva división de Egipto, pero también la vuelta a una unidad que perdurará más de medio milenio. Sus dos primeros reyes, Hetepsekhemuy y Nebra, pueden estar enterrados en una de las inacabadas tumbas de Saqqara y no en Abidos. Esto es un aspecto muy significativo. Nebra es el primer faraón que añade a su nombre el del dios solar Ra.

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El sucesor de Nebra es Ninetjer, a quien la Piedra de Palermo otorga un reinado de 35 años. Manetón nos dice que durante su reinado se decidió que las mujeres podían ejercer el poder real.

Sociedad, economía y administración en la Etapa Tinita: En la cúspide de la pirámide social se encuentran el palacio y sus centros administrativos. Allí reside la familia real y, alrededor de esta, la nobleza. El visir (chat o chaty) era el jefe de la cancillería. Solía ser uno de los hijos del rey que no estaba llamado a la sucesión. En el siguiente escalón estarían las fundaciones piadosas (propiedades vinculadas al culto del rey) y las instituciones religiosas (las destinadas a los dioses), donde se ubican los niveles más elevados de la nobleza y el sacerdocio; junto al naciente funcionariado que administran esos dominios. En la base de esta pirámide se encuentran los súbditos, los habitantes de las comunidades locales del país, los artesanos y campesinos… dominados por la creciente burocracia. Se trata de un sistema vertical que funciona por conductos de autoridad y que reconoce desde el principio la esclavitud. Aunque realmente en los documentos solo encontramos una pequeña cantidad de esclavos. La inmensa mayoría de los trabajadores egipcios reciben un salario por su esfuerzo. Otra cuestión es reconocer el grado de miseria y las duras condiciones de vida del egipcio de a pie. Gracias a las improntas de sellos y vasos, así como a las inscripciones de las tres primeras dinastías, podemos reconstruir más o menos el esquema de la Administración de esta época. Existen tres bloques: 

La casa real y sus actividades: La casa real está dirigida por un interventor junto a un supervisor de los trabajos reales. Ambos gestionan los extensos dominios que el rey posee por todo Egipto y que están destinados al aprovisionamiento de la tumba real. Los recursos que estas enormes propiedades generan se derivan hacia el palacio, con especial relevancia en los aspectos ceremoniales.

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El Tesoro: Es la institución encargada de recaudar y redistribuir los recursos. Al frente hay un canciller que vela por dotar bien a sus almacenes y producir las manufacturas necesarias, asistido por supervisores e interventores. Lo concerniente a los pagos a los trabajadores, queda en manos de un gerente.



El Gobierno regional y local: En el Alto Egipto, al frente de cada nomo hay un gobernador, máxima autoridad a todos los niveles, representante del rey en algunos asuntos y verdadero eje del poder. El gobernador es asistido por alcaldes de las diversas aldeas y poblados que comprenden la provincia. El Bajo Egipto, por su particularidad geográfica y cercanía a Menfis, recibió el sistema de nomos algo más tarde. Por otra parte, los territorios conquistados son controlados por un supervisor de la tierra extranjera.

La religión en la Etapa Tinita: Hablar de religión egipcia es sinónimo de sincretismo, de heterogeneidad en un país políticamente homogéneo, y de la herencia de costumbres y hábitos que se pierden en la noche de los tiempos. Los cultos responden a la diversidad poblacional que representaba el Alto Egipto, a lo que se debe añadir, tras la unificación, al Bajo Egipto. Muchas divinidades quedaron limitadas a un nivel meramente local, mientras otras alcanzaron el estatus nacional. Es evidente que la principal divinidad a la que se rinde culto es al faraón. Por tanto, es lógico que no se encuentren grandes templos dedicados a los dioses y sí muestras manifiestas del culto al rey. El hecho de constatar desde los primeros instantes diversas necrópolis no reales diseminadas por todo Egipto corrobora que los egipcios tenían la necesidad de ser enterrados con un ritual y unos elementos funerarios determinados. Para un egipcio, cuando Dios crea a un ser humano le dota de un cuerpo y de una parte espiritual. La muerte es una ruptura coyuntural del equilibrio entre la parte material y la que no lo es. La momificación se encargará de restaurar y preparar al cuerpo para la eternidad. Por eso las tumbas contienen alimentos y objetos necesarios para la otra vida. En teoría, cada localidad, al tener su propia divinidad, explicaba el origen del mundo en función del protagonismo de su particular Dios. Cuando Egipto inicia el camino de la Unificación, las teologías y cosmologías de algunos dioses adquirirán carácter nacional y serán más conocidas que otras.

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Las tres teologías principales son: 

Heliopolitana: El protagonista es el dios solar Ra. Tiene visos de ser muy antigua, remontable a las primeras dinastías.

Como génesis del mundo se habla de la existencia de Nun (las aguas primordiales con potencial generativo), junto al dios solar primigenio Atum (“aquel que no es”, “el que está completo”, padre de Maat), que representa al sol y que contiene todos los elementos para crear pero que está inerte. En un momento dado, sobre la colina primigenia aparece el sol creador Ra, con papel activo para crear. Junto a él, ya están presentes el sol naciente (Kheper, el escarabajo) y el disco solar (Atón), siempre atentos a defender al joven Ra de los devastadores y diarios ataques de Apofis (la enorme serpiente), que cada noche intenta devorar al sol. Ra, cual padre de los dioses, creará una primera pareja: Shu (el aire) y su pareja femenina Tefnut (la humedad). De esta primera pareja surgirá otra: Geb (la Tierra) y Nut (el cielo). Y los cuatro hijos de Geb y Nut son claves para comprender la divinidad del faraón: los varones Seth y Osiris y las féminas Isis y Nefthys. Estos nueve dioses componen la Gran Enéada de Heliópolis, la clasificada como Edad de Oro.

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El hijo de Osiris e Isis es Horus, cuya disputa por el trono terrestre está en la base del poder faraónico. El faraón se identifica con Horus, y por eso nadie va a discutir su carácter sagrado.

El siguiente relato de Plutarco es el mejor que se conserva del mito en el que se basan la monarquía egipcia y la legitimidad d...


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