TEMA 30 La formación de las monarquías feudales en Europa occidental PDF

Title TEMA 30 La formación de las monarquías feudales en Europa occidental
Course Historia Medieval
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TEMA 30 – LA FORMACIÓN DE LAS MONARQUÍAS FEUDALES EN EUROPA OCCIDENTAL. EL ORIGEN DE LOS ESTADOS MODERNOS. 1. Introducción y relación con el currículo. 2. El pensamiento y la teoría política del poder. 3. El imperio carolingio. a. Formación y evolución. b. Decadencia. 4. El imperio germánico y el Papado. a. La dinastía otónida. b. La dinastía salía: i. El Papado y las reformas. ii. El problema de la “Querella de las investiduras”. c. Los Hohenstaufen. d. La dinastía Habsburgo y crisis del Imperio. 5. La consolidación y evolución de la monarquía feudal inglesa. a. El reino normando de Inglaterra: siglos XI y XII. b. El reino de Inglaterra: siglo XIII. 6. La consolidación y evolución de la monarquía feudal francesa. a. Francia en los siglos XI y XII. b. La monarquía francesa del siglo XIII. 7. Italia y las ciudades-estado independientes. 8. La Guerra de los Cien Años: el gran conflicto de la Baja Edad Media (1339-1453). a. Causas y desarrollo de la guerra. b. Consecuencias de la contienda. 9. Conclusión. 10. Bibliografía.

1. INTRODUCCIÓN Y RELACIÓN CON EL CURRÍCULO. El tema que vamos a desarrollar recoge los inicios del imperio carolingio y su evolución política hasta convertirse en el Sacro Imperio Romano Germánico, con las consecuentes vicisitudes con el Papado y las diferentes dinastías que lo gobernaron hasta el siglo XV. Asimismo, veremos el nacimiento y evolución de las monarquías feudales inglesa y francesa desde el siglo X hasta su enfrentamiento final en la Guerra de los Cien Años, en los siglos XIV y XV. Se incluye también el camino seguido por Italia, con el surgimiento de las ciudadesestado independientes, que marcará un antes y un después en la historia de Europa. El bloque temático que vamos a presentar se encuentra relacionado con el Decreto 43/2015, de 10 de junio, por el que se regula la ordenación y se establece el currículo de la Educación Secundaria Obligatoria en el Principado de Asturias, siendo este un contenido impartido en el 2º curso de la E.S.O. 2. EL PENSAMIENTO Y LA TEORÍA POLÍTICA DEL PODER. La sociedad europea de la época creía que la Cristiandad, entendida como un conjunto de tierras y hombres de la Europa católica, debía estar regida por una única autoridad, por eso entre

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los siglos XI y XIII se debatió intensamente sobre si esa autoridad debía ser el Imperium o el Sacerdotium1. La teoría política medieval de Santo Tomás de Aquino estaba dividida en dos realidades: el poder “material” ( Imperium) y el “temporal” ( Sacerdotium), surgiendo el debate sobre cuál debía gobernar sobra ambas de forma única, siendo el punto de partida de la ancestral lucha entre el Estado y la Iglesia. Las tesis sacerdotalistas, dominantes en Italia, justificaban la superioridad de la Iglesia al ocuparse de las cuestiones espirituales, consideradas más relevantes que las temporales, por eso se entendía que el papa era quien debía designar cargos eclesiásticos y quien debía juzgar si un príncipe era apto o no para ser nombrado rey o emperador. En cambio, en Alemania, el cesaropapismo, teoría que defendía el poder imperial por encima del eclesiástico, sostenía la preeminencia del emperador tanto en asuntos políticos como religiosos, arrogándose para sí el poder de elegir al papa y al resto de cargos eclesiásticos. Asimismo, por esta teoría, el resto de reyes le estarían subordinados en vasallaje. A mediados del siglo XI (1070) se produjo el definitivo enfrentamiento entre ambas autoridades, considerándose el Imperium con mayor autoridad para intervenir en los asuntos del Sacerdotium, y viceversa, tratando de imponer uno sobre otro su voluntad en la denominada “Querella de las Investiduras”, que veremos en el apartado de la dinastía salia (pp. 5 y 6). A estas dos teorías políticas, se añadía la del monarquismo, forma de gobierno imperante en Inglaterra y Francia y que predominará en todos los Estados nacionales del siglo XV. El principio monárquico, considerado como jefatura real de un territorio, implicó el derecho de una familia a ejercerlo mediante cuatro formas de afirmación: 1- apoyarse en una fuerza militar mayor que la del resto, fundamentada en 2- unos vínculos vasalláticos a través del juramento de fidelidad entre los miembros de la aristocracia, que llevaría a 3- el afianzamiento del criterio hereditario de primogenitura en detrimento del electivo aprovechando 4- las teorías de autoridad basada en el regalismo y su primacía del poder civil por encima del eclesiástico. Así, entre los siglos XI y XIV, se fue concentrando el poder del rey mediante las prácticas feudovasalláticas minando progresivamente el poder y autoridad de príncipes territoriales y demás señores feudales a través del juramento de fidelidad y las dos obligaciones que ello conllevaba: el auxilium y el consilium. El rey consiguió que ese vínculo feudal llegase a ser universal para todos los que vivían en su territorio, obligándoles a prestar ayuda financiera, colaboración militar y administración de justicia, institucionalizándolo a escala general. Con el tiempo, también se llegó a una especie de dialogo institucionalizado entre el rey y la comunidad del reino, que se materializó en unas asambleas representativas, teniendo las Cortes más antiguas en León (1188), Cataluña (1214) y Aragón (1247), el Parlamento en Inglaterra (1213), los Estados Generales en Francia y las Dietas en Alemania (s. XIV) 2. 3. EL IMPERIO CAROLINGIO. 1 GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., SESMA MUÑÓZ, J.A. (2014), P. 256. 2 GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., SESMA MUÑÓZ, J.A. (2014), P. 264.

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En el momento en que los musulmanes invadían la Península Ibérica, entre los años 700 y 715 d.C. se iniciaba la construcción del imperio carolingio, el cual se dará por acabado hacia mediados del siglo X, cuando Otón I fue nombrado como el primer emperador germánico. a. Formación y evolución. Por defecto se denomina imperio carolingio al periodo comprendido desde que Pipino III el Breve en 751 derrotó al rey merovingio Childerico III y se coronó como rey de los francos, hasta su división en 843 en el Tratado de Verdún entre los tres hijos de Luis I el Piadoso. La dinastía carolingia empieza su andadura cuando el mayordomo (primer ministro) Pipino II de Herstal fallece en el 714 y accede Carlos Martel, su hijo bastardo, a la mayordomía de las tres regiones principales: Austrasia, Neustrasia y Borgoña. Durante su gobierno calmó las tensiones internas a base de conquistas exteriores: sajones y alemanes, y puso freno a la expansión musulmana en tierras francas derrotándolos en la Batalla de Poitiers en el 732. Fue conocido por forjar una red de apoyos aristocráticos a base de expropiarle tierras a la Iglesia y entregárselas a éstos. En el momento de su muerte en 741, y según la tradición merovingia, dividió su poder entres sus dos hijos: Carlomán y Pipino el Breve, pero pronto Pipino se quedó al frente de todo. Como nuevo jefe de los francos, Pipino III el Breve (751 – 768), buscó la legitimación de su poder mediante la confirmación del Papa, que se la concedió tras derrotar en 751 al rey merovingio Childerico III. Tras su coronación como el primer monarca de los francos, se selló la larga alianza entre el Papado y los francos. También logró la consolidación de las fronteras francas con Germania y la Galia meridional, conquistando Narbona en el 759 y dominando al duque de Aquitania en el 7683. A la muerte de Pipino III el reino se dividió de nuevo entre sus dos hijos: Carlos y Carlomán, muriendo el último a los tres años dejándole todo el territorio a Carlomagno (768 – 814) . Durante su reinado se guiará por la “dilatatio regni”4, necesidad de continuar la guerra como fundamento de su poder para mantener a la aristocracia sometida y las arcas reales abastecidas. La guerra fue concebida como actividad principal apoyándose en la idea de defensa del reino y la fe cristiana como eje vertebrador de una concepción unificadora. Se centró en combatir al Este pagano, conquistándolo y cristianizándolo. También tuvo que luchar en diversos escenarios: Sajonia, alternando victorias y derrotas contra los nobles sediciosos amenazando con decapitar a todo aquel que no se cristianizara y sometiera y promulgando en 802 la “Lex Saxonum”5, por la que se respetaron gran parte de las costumbres sajonas y finalizando la conquista. Entre 788 y 796 dominó Baviera y frenó al Imperio ávaro (zona del curso medio del Danubio). En el sudoeste, en la Península Ibérica, Carlomagno, accedió a la petición de ayuda de los gobernadores musulmanes de Zaragoza y Barcelona contra el emir de Córdoba, 3 CLARAMUNT, S., PORTELA, E., GONZÁLEZ, M. Y MITRE, E., (2010), P. 79. 4 CLARAMUNT, S., PORTELA, E., GONZÁLEZ, M. Y MITRE, E., Íbidem 5 GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., SESMA MUÑÓZ, J.A. (2014), P. 118.

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Abd-al-Rahmán I. En el viaje de vuelta a casa fue atacado por los vascones en Roncesvalles (778), ocasionándole una de sus mayores derrotas. Tomó la decisión de no intervenir más en la Península, y creó a modo defensivo la Marca Hispánica, desde Cataluña a Navarra. En Italia, derrotó al rey lombardo en la Batalla de Pavía (774), asumiendo el título de monarca de la Lombardía y reafirmando su alianza con el Papado6. En el último periodo expansionista se centró en ayudar a territorios no imperiales amenazados por peligros externos: ayudó al reino de Wessex contra las invasiones vikingas y al reino de Asturias contra los musulmanes. En el año 800, el 25 de Diciembre, Carlomagno fue coronado emperador por el papa León III, acto que fue visto como que el pontífice era el que concedía el Imperio por voluntad divina, aunque durante el periodo de Carlomagno el Papa no pasó de ser un ministro religioso sometido a las decisiones y organización eclesiásticas tomadas por el emperador 7. La organización del imperio se basaba en los poderes efectivos de Carlomagno, quien ostentaba el militar y el judicial y se apoyaba en una red de vínculos personales con hombres libres y guerreros. El palatium, el centro teórico y administrativo del reino fue fijado en 795 con Aquisgrán como capital, desde el cual se gobernarían los 200 condados en los que se dividió el territorio carolingio. Los condes estarían al mando en el gobierno regional, considerados como funcionarios imperiales que eran vigilados por un inspector laico y otro eclesiástico. En el ámbito legislativo, se procedió a la promulgación de las capitula o capitulares, instrucciones administrativas escritas sin rango de leyes que permitieron la pervivencia de tradiciones legislativas diferentes sobre las que predominaba el derecho romano. En el ámbito fiscal se procedió a imponer tributos dando origen a las contabilidades de los gastos públicos y las posesiones imperiales recogidas en las capitula de villis (802). También llevó a cabo una reforma monetaria, iniciándose la era de la libra carolingia de plata, y el denier como moneda real de oro. A través de los beneficios (feudos) supo mantener la fidelidad personal de los guerreros, de este modo les cedía en usufructo tierras que podían ser revocadas en caso de no cumplimiento del contrato: prestación simbólica de homenaje, y prestación real y práctica de auxilium y consilium. Debido a su admiración por la cultura y el aprendizaje, se llevó a cabo una reforma educativa denominada como “renacimiento carolingio”. Se debió al contacto con la cultura y la educación presente en otros territorios, especialmente en la España visigoda, la Inglaterra anglosajona y la Italia lombarda. b. Decadencia. A la muerte de Carlomagno en el 814, le sucedió su hijo Luis I el Piadoso (814 – 840) , reinado con multitud de problemas debido a la gran amplitud del Imperio y la confluencia de diferentes culturas. En este periodo es cuando se acaban los éxitos y empieza el declive carolingio debido a la falta de exitosas campañas bélicas, al gran crecimiento del poder 6 GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., SESMA MUÑÓZ, J.A. (2014), P. 119. 7 GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., SESMA MUÑÓZ, J.A. (2014), P. 120.

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eclesiástico y las luchas internas de los tres hijos herederos de Luis I a la muerte de su padre en el 840, que tras años de luchas firmaron el Tratado de Verdún en el 843, por el cual se dividió el Imperio en: la Francia orientalis, futura Alemania, fue para Luis II el Germánico, la Francia occidentalis quedó en manos de Carlos II el Calvo, y la zona central, Lotaringia, artificialmente construida contaba con las dos capitales: Aquisgrán y Roma, fue para el primogénito Lotario I. Esta división fue el origen de los futuros reinos de Francia y Alemania. De que después del Tratado de Verdún el Imperio siguió existiendo pero de una forma meramente simbólica sin poder real, ya que Europa, en crisis, estaba siendo sacudida por las llamadas segundas invasiones8. 4. EL IMPERIO GERMÁNICO Y EL PAPADO. a. La dinastía otónida. La denominada dinastía de los Otones se inició con la coronación de Otón I en Aquisgrán en el año 936. El centro de este reino sería Sajonia y la guerra siguió siendo uno de los pilares fundamentales para conservar el poder, y tuvo que hacer frente a numerosas revueltas en Bohemia, incursiones eslavas, húngaras y una coalición de condes rebeldes en Lorena, Baviera, Franconia y Sajonia. La victoria exterior más importante fue ante los húngaros en el río Lecht. Posteriormente dos intervenciones exitosas en Italia en ayuda del papa Juan XII hicieron que le coronara emperador en 962. Este hecho sería considerado como el final del control papal del imperio, siendo a partir de ahora el emperador quien controlase a los pontífices. Otón depuso, instauró y reinstauró papas y controló totalmente Roma. Aun estando él vivo tuvo lugar la coronación imperial en 967 de su hijo Otón II (967-983). Éste fue rey de Alemania e Italia, por ascendencia materna, y tuvo que hacer frente por largo tiempo a rebeliones en Germania. Su hijo Otón III (983-1002) tuvo una idea de imperio universal cristiano con centro en Roma, entendido como una federación de reinos respetando su independencia pero sometidos al poder del emperador9, pero los problemas en Germania y una revuelta en Roma, frustraron rápidamente sus planes. b. La dinastía salia. La dinastía salía relevó a la otónida con Enrique II de Baviera (1002-1024), Conrado II de Franconia (1024-1039) y Enrique III (1039-1056), éste último fue conocido por los intentos de renovar la Iglesia y el papado, iniciándose en 1046 la reforma eclesiástica. i. El Papado y las reformas.

8 CLARAMUNT, S., PORTELA, E., GONZÁLEZ, M. Y MITRE, E., 2010, P. 82. 9 GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., SESMA MUÑÓZ, J.A. (2014), P. 165; CLARAMUNT, S., PORTELA, E., GONZÁLEZ, M. Y MITRE, E., 2010, P. 120.

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La Iglesia estaba debilitada por la simonía, compra o venta de un cargo o dignidad eclesiástica, y el nicolaísmo, identificado con el concubinato eclesiástico10, consecuencia del sometimiento de la Iglesia local a los señores feudales y los reyes. Al mismo tiempo, la Iglesia bizantina se separó, Cisma de Oriente (1054). También había corrientes reformistas internas, como la de la orden benedictina de Cluny, que trataba de renovar la Iglesia y devolverle el predominio sobre el poder civil. En este contexto, el cluniacense Gregorio VII (1073-1085) redactó un programa de reformas, Dictatus Papae (1075) 11, llamado “reforma gregoriana”, que unificó el rito en todo Occidente, imponiendo el romano y ratificando la obligación del celibato sacerdotal. Promulgó severísimas disposiciones, como la excomunión a eclesiásticos que aceptasen vínculos de vasallaje a señores laicos, y contra los nobles y soberanos que intentase coaccionar a la Iglesia. Las reformas fueron acatadas por casi toda la Cristiandad latina, excepto por los mozárabes españoles, las ciudades de Lombardía, y por Alemania, donde el emperador Enrique IV la rechazó tajantemente porque necesitaba mantener dominada a la Iglesia para conservar el complejo equilibrio de la estructura feudal alemana. ii. El problema de la “Querella de las investiduras”. A inicios del reinado de Enrique IV (1056-1106) debido a su minoría de edad, el Papado se independizó. Tras dominar a la aristocracia laica y eclesiástica en 1075, designó al arzobispo de Milán el mismo año que Gregorio VII publicó sus Dictatus papae12. Este gesto fue entendido por el Papa como una ofensa pues la designación de cargos eclesiásticos le pertenecía a él, por lo que reclamó a Enrique IV que se retractara, pero éste depuso a Gregorio VII en 1076, quien excomulgó al emperador. Enrique IV tuvo que pedir perdón y someterse a la autoridad papal en la denominada Humillación de Canossa en 1077. En 1080 llegaría la segunda excomunión de Enrique IV, quién atacó Roma y nombró al anti-papa Clemente III, haciendo huir a Gregorio VII. El conflicto siguió con Enrique V (1106-1125), quien volvió enfrentarse a la aristocracia alemana y a los papas reformistas. Ya con Calixto II como Papa, se llegó a un acuerdo en 1122 en el Concordato de Worms aunque no sirvió de nada, pues las intenciones imperiales siguieron siendo nombrar y promocionar altos cargos eclesiásticos, empezando por estas fechas a barajarse por primera vez la separación de los poderes espiritual y temporal 13. c. Los Hohenstaufen. A la muerte de Enrique V en 1125 la dinastía salía de Franconia se extinguió dando paso al primer Hohenstaufen, Conrado III (1137-1152), quien tuvo que ver como en Roma se proclamaba una República dirigida por un clérigo regular, Arnaldo de Brescia, que expulsaba 10 CLARAMUNT, S., PORTELA, E., GONZÁLEZ, M. Y MITRE, E., 2010, P. 147. 11 CLARAMUNT, S., PORTELA, E., GONZÁLEZ, M. Y MITRE, E., 2010, P. 149. 12 GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., SESMA MUÑÓZ, J.A. (2014), P. 266. 13 CLARAMUNT, S., PORTELA, E., GONZÁLEZ, M. Y MITRE, E., 2010, P. 125; GARCÍA DE CORTÁZAR, J.A., SESMA MUÑÓZ, J.A. (2014), P. 266.

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al Papa. Le sucedió Federico I Barbarroja (1152-1190), quien acabó con la República romana e intentó controlar a los rebeldes duques y obispos germanos, quienes habían llegado a ser auténticos príncipes territoriales, resultándole imposible imponerse como jefe efectivo en Alemania. Su hijo, Enrique VI el Cruel (1190-1197) se centró más en los asuntos italianos, pues su mujer tenía Sicilia como dote, lo que hizo que desatender los asuntos germanos, aún así intentó, en vano, recuperar la idea de imperio universal cristiano de Otón III. Al morir dejó como heredero a un niño de escasos años, Federico Roger , quién con el papa Inocencio III como tutor legal se convirtió en rey de Sicilia (1197-1250), pero el Imperio pasó a manos de Otón de Brunswick, Otón IV (1209-1215), primo de Federico I Barbarroja. Esta usurpación hizo que Felipe II Augusto de Francia se posicionara de parte de Inocencio y Federico Roger, mientras que Juan Sin Tierra se alió con Otón IV, siendo estos dos últimos derrotados en la Batalla de Bouvines en 1214. Así, en 1220 fue coronado emperador Federico Roger como Federico II (1220-1250), siendo el último gran monarca de la dinastía. En el sur, Sicilia pidió ayuda a Carlos de Anjou, tío de Luis IX de Francia, a quien coronaría rey como Carlos I (12661285). A su muerte, Alemania estallaba en rebeliones en un periodo de anarquía llamado “ Gran Interregno” (1250-1273). d. La dinastía Habsburgo y crisis del Imperio. El triunfo del Papado y la desaparición de la dinastía imperial de los Hohenstaufen en 1250 hicieron que Alemania quedase sumida en una etapa de inestabilidad, el “ Gran Interregno” (1250-1273), durante el cual las ciudades mercantiles formaron numerosos y pequeños Estados semi-independientes. Finalmente, en 1273 fue elegido Rodolfo I (1273-1291) , inaugurando la dinastía de los Habsburgo (o Austria), y consolidando su poder político y territorial con una hábil política matrimonial alrededor del sureste de Alemania 14. Su dominio fue interrumpido temporalmente por la Casa de Luxemburgo con Carlos IV (1346-1378), rey de Bohemia y emperador (1355), en cuya etapa la Bula de Oro (1356) fijó la elección del emperador mediante un colegio de siete miembros, lo que libró definitivamente a Alemania de la tutela pontificia, pero que hizo del emperador una figura débil, ya que mientras la soberanía geográfica del Imperio se iba reduciendo, su influencia disminuía proporcionalmente en Alemania. A partir de 1440 los Habsburgo nuevamente monopolizaron el título imperial, que permanecería en sus manos...


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