12 Escultura 1 Modelado Y Moldes PDF

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ESCULTURA Y MODELADO Y MOLDES La escultura se basa en el volumen crea formas compuestas de masa y vacío que la luz envuelve y determinando perfiles y superficies. Su apariencia cambia desde los distintos puntos de vista y combina el sentido de la vista y del tacto los perfiles la forma. Comprende la estatuaria, escultura exenta de bulto redondo y el relieve, que se integra al soporte. Los principales tipos de relieve son: Rehundido: medio bulto: altorrelieve: medio relieve: bajo relieve: relieve plano: hueco relieve:

las figuras se resaltan por la incisión de su contorno solo la parte posterior, que queda adosada al soporte las figuras resaltan más de la mitad de su grosor las figuras sobresalen aproximadamente la mitad las figuras sobresalen del fondo menos de la mitad se aplican las leyes de la perspectiva (schiacciato) es un relieve inverso, como en los entalles.

Según Plinio el Viejo (23-79), en su obra enciclopédica: Naturalis historia, dedicada al emperador Tito, los escultores emplean tres tipos de técnicas: Fusoria: arte de fundir metales Plástica: modelado del barro y la cera Scultura: talla de la piedra Peo a estas técnicas clásicas conviene añadir además el assemblage: montaje con toda clase de materiales, especialmente relevante en el arte primitivo y africano, la imaginería religiosa y el arte occidental de las vanguardias del siglo XX desde el Cubismo.

EL MODELADO Es un proceso aditivo en que se elaboran las formas manipulando materiales maleables blandos pero consistentes como: barro, arcilla, cera de modelar, plastilina, y otras pastas similares, susceptibles o no de endurecerse.

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CERA La especialidad artística que consiste en modelar con cera natural blanca o amarilla se llama ceroplastia. La cera para modelar se funde calentándola y en ese estado se le añaden aguarrás y grasas para reblandecerla y evitar que, cuando vuelva a endurecerse, resulte quebradiza al tallarla y moldearla. El modelado con cera se usa casi siempre como material auxiliar en el proceso para obtener piezas por fundición de metales, en especial para realizar figuras pequeñas y medallas por la precisión que confiere al resultado. Pero también ha sido utilizada desde la Antigüedad, coloreada o no, para obras definitivas por la facilidad con la que se puede colorear y su idoneidad para imitar la transparencia de la carne con acentuado naturalismo. A principios del siglo XVI estaban de moda en Italia los medallones-retrato de cera, pequeños bustos de perfil de personajes aristocráticos ataviados con vestidos lujosos, enmarcados con cristal y sobre un fondo de piedra o madera. También desde antiguo se usa la cera coloreada para obtener figuras anatómicas muy realistas. La cera coloreada ha sido empleada también en retratos y maniquíes de tamaño natural, originalmente exvotos, y para figuras realistas de animales, flores, frutas, etc. la napolitana Caterina de Julianis (1695-1742) y el siciliano Gaetano Zumbo (16561701) sobresalieron en el muy extendido arte barroco de la elaboración de escenas con pequeñas figuras.

PLASTILINA La arcilla perpetua fue en su origen un producto italiano confeccionado a partir de sebo y arcilla con azufre. En 1887, un farmacéutico de Múnich, Franz Kolb, inventó la plastilina moderna. La plastilina o pastelina es un material plástico, termoestable y se mantiene flexible indefinidamente. Se fabrica con tierras y pigmentos en polvo amasados con glicerina en cantidad variable, entre un cuarto o la mitad, dependiendo de la carga arcilla. A esta masa se le pueden añadir otros productos: azufre, jabón de cinc, ceras, talco aguarrás, sales de calcio, ácido esteárico, etc.

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BARRO Es arcilla plástica natural (Silicato de alúmina) con diversas composiciones químicas, mezclada con agua para formar una masa que puede tener tonos rojizos, amarillentos, grisáceos, y blanquecinos. La arcilla de escultor es una tierra natural (caolín+sílice) que se valora por su plasticidad y capacidad de retención de la humedad. Las arcillas húmedas son plásticas, pero si se cuecen en un horno a altas temperaturas se endurecen como rocas conservando su forma, que reciben el nombre de terracotas (terracotta). La preparación del barro de escultor es muy parecida a la de los ceramistas. El proceso pasa por secar, moler y tamizar la arcilla para igualar el polvo obtenido. Mezclado con agua en la proporción adecuada esta pasta se ha de amasar con insistencia para conseguir homogeneidad y cohesión perfecta. La pasta mejora notablemente con el tiempo si mantiene en estado húmedo permanente, mojándola y guardándola a cubierto de la evaporación en lugar oscuro. Este barro entra entonces en putrefacción y resulta más plástico. Para modelar durante varias jornadas de trabajo hay que rociar con agua el barro cada 12 o 24 horas y cubrirlo con paños empapados (no chorreantes) o plásticos para que no se endurezca en superficie por sequedad y para que conserve la plasticidad conveniente, pues si llega a secarse se producirían grietas y encogimientos que arruinarían la obra. Los principales instrumentos para modelar son: el caballete, que facilita mover la pieza durante el proceso y los palillos, que amplían las posibilidades de las manos. El caballete de escultor es un trípode de madera de patas fuertes y con un tablero superior reforzado en su mitad por otro tablero, ambos gruesos y perforados en el centro para dejar sitio a un barrote hincado en otro tablero plano más delgado (platina), sobre el que se pone la masa a modelar. Este barrote, en forma de eje, permite girar la platina con la masa para modelar sucesivamente por todos lados y aprovechar mejor la luz. Se modela con los dedos y con palillos modeladores, de boj o sucedáneos, de formas muy variadas: redondeados, planos, con forma de S, con extremos esféricos, ovalados, acucharados, espatulados planos o puntiagudos. Los vaciadores son palillos de extracción y tienen en los extremos alambres cuadrados, redondos o retorcidos en forma de gancho cerrado para arrancar tiras o pellas de la masa. Los que presentan extremos dentados se llaman raederas y se emplean en los acabados y rayados de las superficies. 3

En el modelado con barro la libertad es casi absoluta en la ejecución, pues estando húmedo permite quitar y añadir y transformar la obra cuantas veces se desee. Se debe modelar partiendo siempre desde abajo y continuando hacia arriba. Se comienza formando grandes masas de los volúmenes abocetados, sin preocuparse por los detalles, pero observando el conjunto desde diversos puntos de vista. Una vez montados los planos y grandes masas, se van ejecutando los detalles. Se puede añadir masa a la obra siempre que la superposición sea compacta y que se una totalmente con el resto de material. Cuando la pieza es grande se usan armazones de sostén. Por ejemplo, un pie derecho de madera sujeto a la platina con trabas diagonales. Tambien armazones de hierro y alambre dados con una mano de cera para evitar la oxidación y que la herrumbre dañe al barro. También telas metálicas adecuadas. Pero cuando la pieza ha de ser cocida interesa que sea hueca y habrá que emplear un armazón que sea fácilmente desmontable para poder extraerlo sin dañarla cuando seque y poder cocerla. Los relieves se modelan sobre un tablero de madera, en ocasiones recubiertos con planchas de cinc o plomo para evitar alabeos y la rapidez de secado del barro a causa de la absorción de humedad por la madera. Son por eso preferibles los tableros de mármol, pizarra y piedras no porosas. El tablero se coloca en vertical, aunque ligeramente inclinado hacia atrás y es preferible orientarlo a la luz rasante con una inclinación aproximada de 45º. Para modelar se extiende una capa de barro con un espesor de un cm y sobre ella se dibuja incidiendo con un palillo la silueta de la composición. Luego se coloca sobre ella el material necesario para dar cuerpo al relieve apegándolo y modelándolo para desarrollar el asunto elegido. Las piezas modeladas en arcilla cruda pueden ser meros bocetos, tanto desechables como dignos de conservarse, o bien obras definitivas en sí mismas. Pero también pueden ser parte, a través de un vaciado, de un proceso previo para esculpir o fundir en un material definitivo. Cuando se trata de obras definitivas usualmente se cuecen convirtiéndose en terracota. Para la terracotta se suele escoger una arcilla cerámica con óxido de hierro que le proporciona su característica coloración rojizaanaranjada, aunque existen también terracotas blancas. Antes o después de cocidas a esta obras se les pueden dar distintos acabados: pintar y colorear, aplicar pátinas, barnizar o esmaltar de diversas formas.

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VACIADO Y MOLDES Las esculturas en arcilla se deterioran con facilidad y acabarían deshaciéndose si no se les aplicara una técnica cerámica de cocción. Por eso en ocasiones los escultores utilizan otras técnicas para que sus creaciones perduren, traspasando los originales en barro a otros materiales físicamente más sólidos. Para la escultura modelada en arcilla, húmeda o seca, la técnica de copia más clásica es su reproducción en yeso a partir de un molde. El molde es la impresión negativa tomada de un objeto-modelo. Se pueden hacer moldes de cualquier cosa con los materiales más diversos. Hoy día, para lograr moldes permanentes muy precisos, se emplean con frecuencia ciertos materiales elásticos o elastómeros como cauchos y siliconas, en ocasiones con caparazones de fibra de vidrio o yeso en función de contramolde. El mejor molde es el que es capaz de trasmitir a la reproducción la forma del modelo del modo más perfecto y exacto, con todos sus detalles y texturas. En el caso de la escultura artística el paso previo para su posterior reproducción en bronce, piedra, o cualquier otra materia, es obtener la primera copia del original, creado de arcilla, cera, pasta epoxi, etc., mediante una técnica de vaciado denominada molde perdido. Para los moldes se emplea tradicionalmente aljez o yeso natural (Sulfato de Cal) de alta calidad, con un 90 % de pureza, deshidratado por calcinación en horno y molido para formar un polvo muy fino denominado: yeso vivo o escayola sulfato de calcio hemihidrato (CaSO4- 2H2O). Cuanto más reciente sea su calcinación más rápido será el fraguado, pues como es un material hidrófilo con el tiempo va absorbiendo la humedad atmosférica y debilitándose. La palabra escayola procede del italiano scaglióla, diminutivo de scáglia, una piedra blanda y ligera parecida al talco. Hasta principios del siglo XIX se entendía por escayola una mezcla de yeso espático, amasado con agua de cola. Para el ámbito artístico la diferencia entre yeso y escayola radica en su pureza en aljez y diferente granulometría (la escayola más fina). Mientras que el yeso común tiene pureza mayor del 70%, la escayola ha de tener una pureza mayor del 90%. Pero desde el punto de vista industrial no existe diferencia entre yeso y escayola: yeso o escayola de proyectar; yeso o escayola de acabado, etc.

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La preparación de este producto implica la adición y amasado con agua lo más pura posible. Su temperatura influirá sobre el tiempo de fraguado. Sobre la cantidad de agua elegida, que se habrá vertido en un recipiente, se va echando el yeso poco a poco, esparciéndolo entre los dedos hasta que se formen “islas”. Luego, se mezcla batiendo la pasta con lentitud y regularidad con una espátula de madera para trabarla bien, evitar grumos y lograr una consistencia uniforme. El molde perdido se realiza vertiendo lechadas del yeso preparado en capas sucesivas sobre la figura modelada en barro y sirve para obtener un primer y único original, generalmente también en escayola. El molde perdido puede ser de una o varias piezas, pero sirve para realizar solo una reproducción, por lo que después del fraguado de la pieza se rompe en pedazos usando un formón, golpeado con un mazo de madera para sacarla. Cuando el modelo a replicar es de arcilla todavía húmeda no requiere un desmoldante, pero si ha sido cocida o es de cualquier otro material seco debe ser recubierto antes con un sellador para evitar que el yeso se adhiera. La aplicación debe hacerse con un pincel para esparcirlo mejor. En la obtención del molde perdido la primera lechada ha de ser menos consistente y espesa que las demás, para que deslice bien sobre toda la superficie del modelo y reproduzca todos los detalles. Es conveniente haber tintado el agua con la que se preparó esta primera lechada para que luego sirva de aviso a la hora de romper el molde. Después de esta capa, se van añadiendo las sucesivas restantes, procurando al prepararlas que sean de mayor consistencia extendiéndolas con un pincel plano. La pasta, preparada dependiendo del tipo de yeso que se haya utilizado, pasa del estado líquido a uno denso entre 10 y 30 minutos, endureciéndose. Durante este “fraguado” el yeso desprende calor como reacción exotérmica por su previo proceso de cocción y además se dilata entre 1 y 4 por mil, adaptándose perfectamente y copiando los detalles del modelo. Hay que esperar a que el molde obtenido se enfríe antes de despedazarlo. El molde permanente, está destinado a ser usado varias veces y por eso tiene características y requiere condiciones específicas. Casi siempre lo componen varias piezas porque un molde permanente de una sola pieza solo serviría si el objeto que se ha de reproducir no tiene salientes pronunciados; por ejemplo, un bajorrelieve.

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Si la pieza es corpórea tiene varios salientes conviene seccionar el molde para poder separarlo sin perjudicar la pieza original, pero también de forma que luego pueda remontarse para cumplir su objeto de reproducirla otra vez. En general pues el molde permanente de yeso se compone de dos o más piezas por lo que habrá que realizarlo por partes en fases sucesivas y poner cuidado en las “divisiones” que se determinan en razón de los salientes del modelo. Siguiendo esas líneas se ponen divisiones que pueden ser pedazos de láminas metálicas, plásticas y otros materiales impermeables. Estas láminas se clavan sobre la arcilla húmeda formando paredes delgadas sin resquicios que dividen la pieza en secciones. Para los modelos secos se suelen emplear barreras de arcilla, plastilina y otros materiales. Estas partes o piezas del molde se van realizando sucesivamente, evitando que las lechadas de pasta de yeso se derramen y sin salirse del campo delimitado por las divisorias. Una vez completado el vertido, fraguado y enfriado el yeso, se van arrancando las láminas de separación incrustadas No se pasa a la pieza siguiente hasta haber completado el espesor de cada sección y esperado a su endurecimiento. Además, durante este proceso es aconsejable preparar en las piezas del molde oquedades y pezones machihembrados, para mejorar el posterior ajuste del molde. Cada pieza del molde se limpia y se lava, sin frotar, con agua y una brocha y se baña en lejía rebajada a ½. Luego se impermeabiliza con una solución jabonosa o vaselina, o bien se engrasa y se sella con grasas, gomalaca, o mezcla fundida de cera y resina, lo que además las endurece para que la pasta de yeso que se usará para la reproducción no se adhiera al yeso del molde. Para obtener la reproducción se monta el molde empleando como guía para el ajuste de las partes las hendiduras y oquedades que se hicieron para desmoldar. Se ajustan las piezas y se sujetan con ataduras, rellenando las junturas con barro húmedo o “glicerinado”, bien apretado, para que penetre en ellas. Si el molde lo componen muchas piezas también se puede utilizar una caja de refuerzo fabricada con yeso o contramolde en lugar de ataduras.

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Las cajas de molde o contramoldes sirven de sostén a las partes del molde permanente para asegurar que queden bien encajadas. Para su obtención se deben reunir y ordenar las piezas del molde y sobre ellas se forma una caja o caparazón, con las menos divisiones posibles, para que puedan separase sin estropear el modelo que se quiere obtener. Bien fraguadas y secas se retiran las piezas que componen la caja y se separan las porciones del molde sin quebrarlas. Una vez separadas las partes de la caja se deben lavar, secar y repasar con aislante (grasas, gomalaca, o mezcla fundida de cera y resina) que además las endurece. Par obtener la reproducción se vierte una primera lechada ligera para cubrir el interior del molde con un espesor en torno a medio centímetro, inclinándolo y girándolo en distintas direcciones para cubrir por igual todas las superficies. Cuando esta capa haya fraguado se vierten las lechadas sucesivas, algo más espesas, hasta lograr el espesor deseado. Se deja fraguar un día y se desmolda quitando las ataduras o la caja contramolde y luego retirando ordenadamente las porciones de molde propinando golpecitos secos con suavidad y firmeza para poder repetir la operación cuando convenga. Sobre la pieza reproducida, antes de endurecerse del todo, es posible raspar, limar y tallar repasar las superficies o modificar los acabados. Para los acabados pintados sobre figuras de yeso primero cabe sellar la superficie, encolándola con gomalaca diluida en alcohol aplicada en capas finas. Para imitar el efecto bronce se da una primera capa al óleo o caseína de color pardo oscuro. Cuando seque se aplican toques de pintura verdeazulada con las puntas de un pincel de cerda y se acaba con un barniz mate. Los efectos realistas de piedra o terracota se logran con pinturas de caseína y una capa protectora final de pasta de cera blanca rebajada con diluyente y frotada con trapos. La mejor opción de cara a la reiteración de reproducciones es un molde de goma, aunque en ocasiones precise un contramolde de yeso o fibra de vidrio. Para lograr moldes muy precisos y resistentes se emplean materiales elásticos o elastómeros: cauchos, látex y siliconas. Son moldes resistentes y durables que permiten varias reproducciones y su flexibilidad facilita la terea al desmoldar.

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La silicona es un polímero derivado de la sílice (dióxido de silicio), principal ingrediente también del vidrio, presente en la arena de playa, la arenisca y otras rocas similares. Es inodora, incolora, inerte y estable a altas temperatura. Existen preparaciones y productos para diferentes tipos de moldes. Con ese término se denomina en realidad a toda una familia de compuestos químicos sintetizados por primera vez en 1938. En trabajos artísticos, artesanales y afines, la silicona se presenta como una pasta fluida que vulcaniza (endurece) a temperatura ambiente por la adición de un catalizador. De éste modo se obtiene un material flexible y con grandes propiedades antiadherentes, que facilitan la reproducción de múltiples piezas con total seguridad. Cuando se usa silicona hay que cubrir el objeto a replicar con un sellador, por ejemplo, glicerina o vaselina, para evitar adherencias. Se embadurna el objeto ya sellado con la silicona mezclada con el catalizador; teniendo precaución por causa de su toxicidad. Según la forma y tamaño del objeto, el molde de silicona puede ser continuo o requerir una o más divisiones, que se pueden realizar por el método ya conocido usando arcilla o plastilina. El molde de silicona bivalvo lo forman dos piezas acopladas donde se imprimen en negativo el anverso y el reverso del objeto para reproducirlo por presión o vertido. Para fabricarlo es necesario rodear el objeto con un encajonado de madera cartón o yeso que evitará que se derrame la pasta. Se cubre la mitad del objeto con arcilla dejando llaves o guías para que la otra mitad pueda acoplarse. Cuando se endurezca la pasta, se da vuelta, se quita la arcilla y se cubre la otra mitad cuidando los acoples a las guías y dejar un orificio para el vertido final. Las valvas pueden ser de silicona maciza, o reforzadas por un contramolde de yeso realizado por el procedimiento de las divisiones. Una variante consiste en preparar primero un contramolde de yeso con divisiones que rodee al objeto con una separación de un centímetro; un espacio que luego se llena con la goma. Dada la flexibilidad de la silicona si el modelo a reproducir es grande o tiene muchos entrantes y salientes convendrá utilizar un caparazón de fibra de vidrio como contramolde. El proceso comienza recubriendo el objeto con una capa de la silicona p...