23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo resumen libro PDF

Title 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo resumen libro
Course Economía Mundial
Institution Universidad de Alicante
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Resumen libro de lectura ECONOMIA MUNDIAL...


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23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo. Ha-Joon Chang 1. No hay mercados libres Lo que cuentan siempre los economistas defensores del libre mercado es que los mercados tienen que ser libres, ya que cuando un gobierno intervencionista dicta lo que pueden hacer los actores del mercado, los recursos dejan de fluir con la máxima eficacia, pues limitan los beneficios que se podrían obtener. Pero lo que realmente no te cuentan es que el mercado libre no existe, porque todos los mercados tienen reglas y límites. Ahora bien, si un mercado parece libre, solo es porque aceptamos de forma incondicional sus restricciones de modo que ya ni las vemos. En 1819 se presentó una propuesta de legislación del trabajo infantil, que prohibía el empleo a niños menores de nueve años, mientras que los niños con edades comprendidas entre 10 y 16 años, todavía se les permitía trabajar, pero con una jornada laboral inferior a las doce horas al día. En este debate, la parte en contra argumentaba que si los niños quieren y necesitan trabajar, ¿cuál era realmente el problema?. Otro caso de libertad de mercado no favorable es el del daño ambiental; lo que ahora consideramos normal y aceptable, quizá en unas décadas anteriores no habría resultado tan permisivo, como por ejemplo usar una maquinaria en un proceso productivo que contamine más, en lugar de usar otra menos eficiente pero más sana. Como podemos ver la libertad del mercado pasa por encima de muchos puntos importantes de la sociedad. Por lo tanto, si el grado de libertad de un mercado puede ser percibido de distintas maneras por diferentes personas, es que no hay una manera objetiva de definir lo libre que es, en suma que el mercado libre no es más que una ilusión. Si algunos mercados parecen libres, es porque aceptamos tanto las regulaciones en las que se apoya que se vuelven invisibles para nosotros.

2. Las empresas no se han de gestionar en beneficio de sus dueños Los dueños de las empresas son los accionistas, y por lo tanto hay que gestionarlas en su beneficio. Al ser estos los que se arriesgan es normal que estén interesados en la maximización de beneficios porque su pago o ganancias dependen de ello. Los accionistas les importa muy poco el futuro a largo plazo de la empresa, por eso los accionistas más pequeños sobre todo, prefieren las estrategias empresariales que aumenten al máximo los beneficios a corto plazo y los dividendos que generan. Es decir, que estos accionistas corren menos riesgos a corto plazo aunque esto debilite las perspectivas a largo plazo de la empresa. Los accionistas se van haciendo presente cuando las empresas empiezan a crecer y los gestores profesionales van tomando lugar en ellas. Sin embargo, muchos de los fundadores temieron que sus participantes vayan más en beneficio de ellos que de la misma empresa. Es por ello, que en los años ochenta, se estableció el Principio de maximización de beneficios del valor del accionista, que establecía que a los directivos había que compensarles en función de las cantidades que eran capaces de aportar a los accionistas y para ello, el primer paso era aumentar al máximo los beneficios recortando gastos de forma inexorable, y lo segundo era repartir entre los accionistas la mayor parte posible de dichos beneficios, mediante dividendos y recompra de acciones. Lo peor de la maximización del valor del accionista es que ni siquiera beneficia a la propia empresa, como sabemos, generar más beneficios es solo el principio de esta teoría,después hay que dar a los accionistas la mayor proporción posible del beneficio generado, en forma de mayores dividendos. Otra posibilidad, es que la empresa use parte de sus beneficios para la recompra de sus propias acciones, con lo cual mantiene alta su cotización y así indirectamente, redistribuye aún más beneficios entre los accionistas. Todo esto perjudica las perspectivas de la empresa a largo plazo, y como sabemos los accionistas son las partes que menos se implican en la viabilidad de su empresa a largo plazo. En cambio, a las otras partes interesadas como trabajadores o proveedores les resulta mucho más difícil salirse de la empresa a largo plazo y encontrar otra. La maximización del valor del accionista, según el autor del libro, es tan mala para la empresa como para el resto de la economía.

3. En los países ricos, la mayoría de la gente cobra demasiado Siempre nos han dicho que en una economía de mercado se retribuye a las personas en función de su productividad, es decir que aquella persona que produzca más, por lógica cobrará más.

Pero realmente la principal causa de la brecha salarial entre países ricos y pobres no son las diferencias de productividad individual, sino el control de la inmigración. Sin barreras migratorias, la mayoría de los trabajadores de los países ricos podrían ser sustituidos por otros trabajadores de países pobres, y de echo, así sería. Para poder entender bien este concepto, pongamos un ejemplo. Supongamos que tenemos dos conductores de autobús, uno indio llamado Ram que cobra unas 18 rupias por horas (0.22 euros/h), y por otro lado Sven, sueco que cobra unas 130 coronas por hora, que equivalen a unas 12.5 euros por hora. El conductor sueco cobra casi cincuenta veces más que el indio. ¿Y esto porqué ocurre? Según la teoría de libre mercado, una persona cobra más porque su productividad es mayor, es decir, siguiendo esta teoría, Sven cobra cincuenta veces más que Ram porque es cincuenta veces más productivo como conductor de autobús que su colega indio. Pero, ¿realmente eso es posible, es decir, se puede conducir cincuenta veces mejor que otra persona? Seguramente Ram sea mejor conductor que Sven; está claro que según los criterios suecos, Sven es un buen conductor, pero ¿alguna vez ha tenido que esquivar a una vaca como hace Ram cada dos por tres? Por lo que según la teoría del libre mercado, sería Ram quién tendría que cobrar más debido precisamente a estos obstáculos que debe sortear en su trabajo día sí y día también. Un economista a favor del libre mercado podría decir que Sven cobra más porque tiene más capital humano, es decir, que tiene más capacidad y conocimientos y por lo tanto está más cualificado. Pero realmente, ¿de qué le habrá servido a Sven estudiar la guerra fría o la biología en el colegio para poder conducir un autobús? Por lo tanto, el capital humano de más que tiene Sven no explica que le paguen cincuenta veces más que a Ram. La principal razón por la que nuestro amigo Sven cobre cincuenta veces más que Ram, es debido al proteccionismo; a los trabajadores suecos se les protege de la competencia de los de la India y de otros países mediante el control de la inmigración. Este pequeño ejemplo de los conductores de autobús nos ayuda a entender las causas de la pobreza en los países en vías de desarrollo. Muchos creen que los países pobres lo son a causa de sus habitantes pobres, tanto es así que los ricos de los países pobres suelen atribuir la pobreza de sus patrias a la ignorancia, la pereza y la pasividad de los pobres. Desde un punto aritmético, es cierto que los pobres hacen bajar la media de ingresos de los países pobres, pero lo que no saben los ricos de los países pobres es que la pobreza de su país no se debe a los pobres, sino a ellos mismos. Aunque Sven cobre cincuenta veces más que Ram, no es cierto que los suecos sean cincuenta veces más productivos que los indios. Los pobres de países pobres, en definitiva, no están acostumbrados a tener nada que envidiar a sus equivalentes de países ricos. Son los ricos de los países pobres los que no están a la altura; en vez de echar la culpa de hundir el país a los pobres, deberían preguntarse porque no pueden ellos mismos levantar el resto del país hasta las mismas cotas que los ricos de los países ricos. En el fondo, lo que cobra una persona no refleja del todo lo que vale, tanto en los países pobres como ricos, la mayoría de la gente cobra lo que cobra solo porque existe un control de la inmigración, su productividad no es mera cuestión de talento o esfuerzo.

4. La lavadora ha cambiado más el mundo que internet Lo que siempre cuentan es que la revolución de las tecnologías, representada por internet ha echo cambiar radicalmente el funcionamiento del mundo. Esta revolución tecnológica define la época en la que vivimos, una época en la que tendremos que ser cada vez más flexibles, como individuos, empresas o países, y eso implica mayor liberalización de los mercados. Pero hay una cosa que no cuentan,y es que en términos relativos, el progreso tecnológico no es tan revolucionario como lo que sucedió a finales del siglo XIX (aparición de la telegrafía con hilos) y con ella una serie de innovaciones para la época. En este punto, vamos a analizar primero porque ocurre que en los países en vías de desarrollo (como países latinos) el número de criadas es mayor que en países avanzados (como Alemania o Estados Unidos).Y para esto, hay una fácil explicación: el principal motivo de que en los países ricos haya menos criados es que la mano de obra de estos países sale relativamente más cara. Con el desarrollo económico, la gente o mejor dicho los servicios ofrecidos se han vuelto más caros y en consecuencia, los servicios domésticos se han convertido en un bien de lujo que solo pueden permitirse la clase alta, mientras que en los países en vías de desarrollo como Brasil o Egipto, continúa siendo lo bastante barato como para que lo consuma hasta la clase media-baja.

Y es que el porcentaje del servicio doméstico dentro de la mano de obra no habría bajado tan drásticamente como lo ha echo en los países ricos de no ser por la aparición de ciertas tecnologías, en concreto, la que me interesa analizar es la lavadora, nuestro segundo punto. Las lavadoras han ahorrado muchísimo tiempo, las aspiradoras nos permiten limpiar más a fondo nuestras casas y ahorran tiempo, cuando antes las mujeres (en su mayoría) tenían que usar escobas y trapos, las cocinas de gas o eléctricas y la calefacción han reducido mucho el tiempo necesario para recoger leña, encender fuego para calentar la casa, cocinar y mantenerlo todo limpio. La aparición de los electrodomésticos y la de la electricidad, el agua corriente y el gas ciudad, ha transformado por completo la forma de vida de las mujeres sobre todo. Gracias a ellos ha podido aumentar el número de mujeres incorporadas al mercado de trabajo, y también ha contribuido a la modificación de la estructura ocupacional femenina, posibilitando que la sociedad pueda seguir adelante sin tanta gente activa en el servicio doméstico. Y por supuesto, no podemos negar que la mayor participación femenina en el mercado laboral ha elevado el estatus social de la mujer en casa y en la sociedad, haciendo que esta sea cada vez más independiente y capaz de mantenerse económicamente. La oportunidad de trabajar fuera de la casa ha aumentado el coste de oportunidad de tener hijos y por eso actualmente las familias tienen menos. Todo esto ha modificado la dinámica familiar tradicional y con ella una serie de cambios importantes. En comparación con los cambios provocados por la lavadora, los efectos de internet no han sido tan fundamentales, al menos de momento.Es cierto que internet nos ha permitido chatear con amigos en la punta del mundo o nos ha ayudado a buscar información de manera rápida, pero en lo que respecta a procesos productivos, no está claro que el efecto haya sido tan revolucionario. ¿Qué más da que la gente se equivoque al pensar que internet ha tenido repercusiones más importantes que la telegrafía o la lavadora? Esto tiene su explicación: ●

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La fascinación por la revolución de las tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), cuyo emblema es internet, ha echo que algunos países ricos como EE.UU y Gran Bretaña llegasen a la conclusión errónea de que fabricar cosas está tan desfasado que hay que vivir de ideas. La fascinación por internet en los países ricos ha echo surgir en la comunidad internacional el temor a una brecha digital entre países ricos y pobres Muchos creen que los últimos cambios en tecnología son tan revolucionarios que ahora vivimos en un mundo sin fronteras, pero resulta que el mundo de hace un siglo estaba mucho más globalizado que el de los años sesenta, setenta y ochenta pese a disponer de unas tecnologías de comunicación y transporte muy inferiores, yes que el grado de globalización no lo determina la tecnología, sino la política.

5. Si piensas lo peor de los demás. te darán lo peor “No de la benevolencia del carnicero, del vinatero, del panadero, sino de sus miras al propio interés es de quien esperamos y debemos esperar nuestro alimento” (A. Smith) Adam Smith, padre de la economía, sostenía que para construir un sistema económico duradero había que partir de la peor premisa sobre las personas (que estas son egoístas por naturaleza y miran por su propio interés). Pero esto, como veremos más adelante no es cierto. El interés personal es uno de los rasgos más marcados de la mayoría de la gente, pero no es lo único que nos impulsa. La economía del libre mercado parte del supuesto de que todos los agentes económicos son egoístas, como resume Smith con su frase sobre el carnicero, el vinatero y el panadero; según estos economistas, lo bonito del sistema de mercado es que canaliza lo que parece el peor aspecto de la naturaleza humana y lo convierte en algo productivo y socialmente beneficioso. Como hemos dicho antes, es cierto que el interés nos mueve a la mayoría de los humanos, pero existen otros valores por los que nos rigimos como la honradez, el respeto, el amor, el altruismo, la fe, el sentido del deber, la lealtad y un largo etcétera. Si fuésemos todos egoístas e interesados, como suponen los defensores del libre mercado, entonces ¿por qué no bajamos de un taxi sin pagar, al menos los que tengan buenas piernas? como el taxista no puede dejar abandonado el taxi mucho tiempo, tampoco podrá seguirnos muy lejos; siendo así la situación parece mentira que tan poca gente o nadie baje del taxi sin pagar.

La moralidad no es una ilusión óptica, cuando la gente adopta medidas no egoístas (no timar a los clientes, trabajar mucho aunque no les vea nadie o ser un funcionario mal pagado que no acepta sobornos) es porque creen sinceramente que es lo que hay que hacer. Los mecanismos de castigo y recompensa existen de verdad, pero no pueden explicar todas las conductas no egoístas. Nota del autor: “No pretendo negar que el interés sea una de las motivaciones humanas más importantes, pero si lo único que quisieran todas las personas fuera defender sus propios intereses, el mundo ya se habría acabado, por la cantidad de engaños que lastrarían a los negocios y por el descuido de la producción. Lo más importante es que si diseñamos nuestro sistema económico basándonos en este supuesto, lo más probable es que la eficacia no aumente, sino que disminuya. La gente tendría la sensación de que no se confía en ella como agente moral y se negaría a actuar moralmente. Entonces tendríamos que dedicar una cantidad enorme de recursos a vigilar, juzgar y controlar a los demás. Si pensamos lo peor de las personas, nos darán lo peor.”

6. La mayor estabilidad macroeconómica no ha vuelto más estable la economía mundial Hasta la década de 1970, el enemigo público número uno de la economía era la inflación. Muchos países sufrían experiencias desastrosas de hiperinflación, e incluso si no llegaban a experimentar hiperinflaciones, la inestabilidad económica siempre desembocaba en una alta tasa de inflación y por consiguiente una reducción de la inversión, que a su vez afectaba negativamente al crecimiento. Esta sin duda no podría ser sino la versión de libre mercado, pero ahora vamos a ver como lo explica el autor del libro. Se habrá domado a la inflación, pero la economía mundial es bastante más precaria que antes. Desde los años 80, los economistas de libre mercado han logrado convencer al resto del mundo de que es necesario alcanzar a toda costa la estabilidad económica, definida por ellos como una inflación bajísima, porque la inflación es mala para la economía. La tasa de inflación que aconsejan perseguir se sitúa entre el 1 y el 3 por ciento (idealmente nula). A pesar de todo, no está demostrado que una inflación moderada sea mala para la economía. Las experiencias de países concretos también parecen indicar que una inflación bastante alta es compatible con un crecimiento económico rápido; veamos algunos ejemplos. En los años sesenta y setenta, Brasil presentó una tasa media de inflación del 42%, pero fue una de las economías que más deprisa crecieron en el mundo y su renta per cápita aumentó el 4,5% anual. Durante el mismo periodo, los ingresos per cápita en Corea del Sur crecían el 7% anual, pese a tener una tasa de inflación media del 20%. Por si fuera poco, hay datos que demuestran que las políticas excesivamente antiinflacionistas, pueden ser perjudiciales para la economía. ¿Porque ocurriría esto? Las políticas encaminadas a reducir la inflación, cuando se llevan demasiado lejos, lo que hacen es reducir las inversiones (porque los tipos de interés suben) y por consiguiente reducen el crecimiento. A menudo los economistas neoliberales tratan de justificar su dureza ante la inflación con el argumento de que la estabilidad económica estimula el ahorro y la inversión, lo cual, a su modo de ver, estimula el crecimiento económico. En resumidas cuentas, estos economistas se han aprovechado a sabiendas del temor justificado a la hiperinflación (ejemplo de Alemania en 1923) para impulsar políticas antiinflacionistas excesivas, que hacen más daño que bien. Y esto, siendo grave, no es lo peor, ya que aparte de ser perjudiciales para las inversiones y el crecimiento, estas políticas no han logrado su objetivo, que era consolidar la estabilidad económica. La cuestión es que el mundo se ha vuelto más inestable, porque solo centramos la atención en controlar la tasa de inflación, pero nos olvidamos de otros asuntos. Me explico, es cierto que la mayoría de países ricos tienen una baja inflación, lo cual es positivo para ellos, pero lo hacen a costa de otros problemas para la sociedad, me explico; desde que se tiene esta obsesiva idea de controlar la inflación se han disparado las crisis bancarias, se ha acentuado la inseguridad del puesto de trabajo, traduciéndose en numerosos despidos involuntarios, en los países ricos se han vueltos inseguros una serie de trabajos, aquellos que derivan de altos cargos directivos, administrativos e incluso trabajos cualificados, y no podemos olvidar que se ha reducido el Estado de Bienestar, lo que hace que las personas se sientan menos seguras. Con esto quiero decir que la estabilidad de los precios solo es uno de los indicadores de la estabilidad económica, y para mucha gente ni siquiera es el más importante. Porque seamos sinceros, ¿sabría diferenciar la gente entra una inflación del 4% y otra del 2%? La respuesta es no, porque lo más desestabilizante que suele pasarle a la gente es quedarse sin trabajo o que le embarguen el coche o la vivienda por una crisis financiera, pero las subidas de precios no suelen preocupar a las personas, a no ser que se trate de magnitudes hiper

inflacionistas. Por eso, a la mayoría de la gente la lucha contra la inflación no acaba de aportarle esa sensación de estabilidad que anuncian los paladines neoliberales.

7. Las políticas de libre mercado casi nunca enriquecen a los países pobres Empecemos por aquello que nos cuentan, que una vez independizadas del dominio colonial, los países en vías de desarrollo trataron de desarrollar sus economías a través de la intervención del Estado, y en algunos casos llegaron a adoptar explícitamente el socialismo.Intentaron crear de modo artificial industrias que no estaban a su alcance, como la del acero y la del automóvil, usando medidas como el proteccionismo comercial, la prohibición de la inversión directa desde el extranjero,las subvenciones industriales y hasta la propiedad pública de los bancos y de las empresas.También dicen que desde los años ochenta, afortunadamente todos los países ricos se han enriquecido por aplicar políticas de libre mercado. Veamos si esto es cierto. Resulta que los países en vías de desarrollo obtuvieron mejores resultados en épocas en las que el Estado llevaba...


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