Actividad- No está el horno para bollos PDF

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Actividad a trabajar - "No está el horno para bollos"...

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Problema: No está el horno para bollos Laura estaba en racha: acabado el grado, se presentó a las oposiciones y ¡sacó plaza a la primera! Además, las cosas no podían haber empezado mejor en el trabajo: su relación era excelente con el profesorado y con “sus niños” de 3º de Primaria. Sin embargo, últimamente parece que todo se tuerce: se pasa las horas haciendo versiones de las actividades de los libros de texto, porque mientras a algunos/as alumnos/as les resultaban entretenidas y las acababan rápido, no conseguía que otros/as las iniciasen o terminasen por diversos motivos (e.g., ritmo de aprendizaje, motivación, etc.). La situación está empezando a degenerar: se oyen expresiones como “no valgo para esto”, “me tiene manía”, “no puedo”, “es demasiado para mí”, etc. en un sector grande de la clase, al que cree que está perdiendo. Además, es evidente que los aprendizajes obtenidos son solo superficiales: las evaluaciones las van pasando, pero al aplicar lo aprendido a situaciones reales, que son diferentes a las de los libros, son patentes las lagunas en comprensión, con la consiguiente frustración de Laura, que se ve explicando lo mismo una y otra vez sin mucho éxito. Ella también se siente desmoralizada. Dada la situación, ha sopesado optar por metodologías más activas y flexibles (e.g., aprendizaje por descubrimiento, cambio conceptual, etc.) en detrimento de los libros de texto. No obstante, esto no estaría exento de problemas: ¿quién dice ahora a las familias que ese gasto era innecesario? Además, sabe que una parte del claustro no vería bien una medida así; por ejemplo, tras comentar a un compañero la situación y lo que estaba pensando hacer, este le espetó que el problema no era el método, sino su aplicación: debería bastar con evaluar bien el punto de partida de cada niño/a (conocimientos y habilidades) y, en función de eso, optar por las actividades más adecuadas y ajustar los objetivos de aprendizaje, sin olvidarse de dar andamiaje. Otra compañera le sugirió que les “premiase” cuando se porten bien con alguna tontería, como pinturas, caramelos, etc., pero quién sabe si no será peor el remedio que la enfermedad: está hecha un lío. Por si esto fuera poco, unas familias se han quejado porque el centro “está incitando a sus hijos a tener sexo” al enseñar educación sexual, además sin su consentimiento. Aunque casi todo el claustro opina que solo cumplen con su deber y que, por tanto, no se va a atender esta queja, hay discrepancias sobre qué impartir a cada curso. Laura, con independencia de lo que piense la mayoría, está considerando omitir esos temas para no abrir un frente más: entiende que “no está el horno para bollos…”...