Análisis de poema 68 de Catulo latín PDF

Title Análisis de poema 68 de Catulo latín
Author Naiara Diaz-guerra Castillo
Course Textos latinos VI
Institution Universidad de Málaga
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Análisis Del Poema De Catulo "Vivamos Lesbia Mia, Amemos" Ubicaremos a Catulo entre los años 87 a. C. al año 57 a.C. Comparado con Horacio es unos años anterior si recordamos la ubicación del otro autor latino entre los años 66 a. C. y 8 a.C. pero podemos decir que fueron contemporáneos. Hay un rasgo biográfico que explica las circunstancias que propician la creación del poema “Vivamos Lesbia mía”, donde al igual que Horacio en su oda a Leucónoe retoma el tópico literario del Carpe diem, yendo a Roma a realizar sus estudios conoce a quien sería su gran amor llamada Clodia, persona real casada con el gobernador de la Galia Cisalpina, ella aparece en su obra y precisamente en su poema con un nombre de valor métrico equivalente “Lesbia” que alude a la ficción común de los amantes por Safo de Lesbos. En su vida real la relación con Clodia fue conflictiva y tormentosa, sin embargo en este poema que lo identifica a Catulo, él la nombra aunque sea ficticiamente invitándola en pleno éxtasis celebratorio y amatorio a vivir y a amar. Vida y amor se unen en un goce ante la vida sentido físicamente, no se canta a un amor espiritual e imposible sino el amor que consume hasta los huesos. En esto se asemeja al poema trabajado del griego Anacreonte. El poema corresponde al número dos de sus obras pero se conoce con el primer verso del mismo “Vivamos Lesbia”. Se discute la figura real o no de Lesbia, algunos señalan su rasgo ficcional y otros una figura real convertida en el nombre de Lesbia en alusión a Safo. Ya la primer palabra del poema apunta a una relación entre el hablante lírico y el tú. En este texto Catulo reúne de alguna manera, en forma personal ha íntima dos tópicos que ya habíamos visto en Horacio: la fugacidad del tiempo y el carpe diem. La gran diferencia con Catulo es que el primero de ellos en oda a Leucónoe se dirige a un tú con el que no guarda (o no sabemos) ninguna relación íntima, mientras que Catulo trae el tópico a su propia experiencia más aún cuando ese nombre ficcional “Lesbia” remite a su amada Clodia. Es tan personal el tema que como característica de su poesía podemos decir que el propio autor de incluye con su nombre en su textos, para dar un ejemplo en otro poema de temática similar dice “Me preguntas cuantos besos tuyos/ Lesbia me serían más que suficientes: a Catulo el loco más que suficientemente que ni contarlos podrán los curiosos/ ni con sus malas lenguas hechizarlos”. Como vemos no es el único poema dedicado a Lesbia son muchos los que tienen a ésta como destinatario ya la juzguemos real o ficticia. El textos se inicia con un verbo en plural “vivamos” que ya encierra a las dos voces del poema, continúa refiriéndose al destinatario con el agregado del pronombre posesivo “Lesbia mía” y termina con otro verbo también en plural “amemos” con el que se cierra el concepto: vivir es gozar del amor como vemos el tema esta tratado desde su propia experiencia. Son muchos los poemas en los cuales Lesbia aparece referida como destinataria por lo cual el autor Juan Luis Arcaz Pozo señala en su artículo “La tradición clásica como apoyo didáctico para el comentario de textos latinos: el ejemplo de Catulo” que hay un ciclo en la relación de ambos que permite hablar del “ciclo Lesbia-Catulo” que comprende una relación amorosa concluida y pasada en la cual pueden señalarse cuatro fases: enamoramiento (poemas dos, cincuenta y uno, ochenta y siete), momentos felices (poemas tres, cinco, siete), desamor (poemas ocho, setenta, setenta y dos, ochenta y cinco) y por último la ruptura (poemas once, setenta y seis). De acuerdo a esta clasificamos situamos este poema dentro de la primera frase. Retomando el análisis del poema vemos que esta invitación a gozar del amor se relaciona con la crítica de los demás, hay una despreocupación por la opinión de la sociedad con respecto a su amor, tal vez a aquellos que son incapaces de gozar ese amor, se dirige a ellos con cierto aire peyorativo “la maledicencia de los viejos severos”, el sustantivo viejos unido al adjetivo severos insinúa aquellos que por prejuicios o temor a la opinión del otro se vuelven reacios a este sentimiento tan vital. Eso los vuelve reticentes a aceptar que los demás se amen por eso utiliza la palabra “maledicencia”. Frente a ellos el autor se muestra indiferente y mediante una comparación refiere la insignificancia que él le da a la opinión ajena “Démosles menos valor que a una peseta”. Este tema aparee a lo largo de todo el texto reforzado tal vez por las circunstancias biográficas que dieron origen al poema, por eso al final del texto señala “ningún malvado pueda mirarnos con malos ojos”. Esta invitación a disfrutar libremente del amor se une con la conciencia que la vida humana es efímera y que nuestra condición es mortal, mediante una antítesis contrasta la inmortalidad de los astros y lo pasajero de nuestra vida, se refiere a ella mediante metáforas tales como “muera nuestra breve luz” o “dormir una última noche perpetua” expresiones que parecen oponer los conceptos de luz-noche vida-muerte. Continuamente alude al nosotros marcando esa relación dialéctica entre Lesbia y él. En los versos siguientes el poeta hace un uso recurrente y casi abusivo de la hipérbole al cuantificar los besos que le pide a su amada, el

verbo dame aparece como un imperativo, como una necesidad de capturar el momento mediante esta demostración de amor que aparece absolutamente exagerado “Dame mil besos, luego cien mil;/ luego otros mil, luego otros cien mil;/ luego cien miel”. El beso como manifestación física del amor aparece también en otros poemas referidos al yo nombrado ciclo de Catulo- Lesbia por ejemplo “solo eso besos satisfacen a Catulo el loco”. Se nombra recurrentemente los números relacionados a cien y mil pues estos dan una sensación de infinidad la cual deviene en la frase “muchísimos miles” que constituyen una redundancia. Desea expresar con tanta ansiedad la necesidad de contar esos besos siempre insuficientes que piden revolverlos, juntarlos para que ni ellos mismos sean conscientes de cuánto se han amado. Por otra parte estos besos se fundirán como forma de preservar algo tan íntimo y tan ajeno a los demás, por eso vuelve a señalar la mala voluntad de las personas para con su amor “ningún malvado pueda mirarnos con malos ojos, cuando sepa cuántos besos nos dimos” Tal vez ese pedido de “revolvámoslos” sea una forma de capturar en un solo beso un solo instante en el que el amor se inmortalice. Igualmente tal como vemos en otros poemas en esta etapa de enamoramiento ninguna cantidad de besos sea suficiente para el amor sentido hacia Lesbia. Para culminar el análisis de Catulo debemos señalar la influencia que tuvo este autor latino en la literatura posterior, según el antes citado es un autor poéticamente cercano a nuestra subjetividad más subjetivista e íntimos que otros poetas latinos con una poesía esencialmente amorosa y con una producción poética muy bien clasificada en ciclos. Dentro de sus contemporáneos tuvo su reconocimiento, por ejemplo Virgilio lo refiere en su Eneida aludiendo a su poema cuatro cuando narra el abandono de Eneas a Dido, otros autores latinos lo reconocen como Tibulo, Propercio, Ovidio, quizá la lista pueda ser más extensa y encontrar huellas de este autor latino en todo un repaso por la literatura española, por solo mencionar un ejemplo: Cervantes lo menciona en su Quijote en el capítulo cuarenta y cuatro en la segunda parte. Vivamos Lesbia mía, amemos y a las maledicencias de los viejos severos démosles menos valor que a una peseta. Los astros pueden morir y volver: pero nosotros, una vez que muera nuestra breve luz, debemos dormir una última noche perpetua. Dame mil besos, luego cien mil; luego otros mil, luego otros cien mil. Después, hechos ya muchísimos miles, revolvámoslos, para que no lo sepamos nosotros, ni ningún malvado pueda mirarnos con malos ojos, cuando sepa cuántos besos nos dimos....


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