Arquitectura DE LA Antigua ROMA PDF

Title Arquitectura DE LA Antigua ROMA
Author Milagros Flores
Course Arquitectura Bioclimática
Institution Universidad Nacional de Ingeniería
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ARQUITECTURA DE LA ANTIGUA ROMA Historia Orígenes La arquitectura romana tiene sus primeros orígenes en la etrusca, a la que luego se añadió el influjo de la griega, sobre todo después de las guerras púnicas, y por lo tanto presenta rasgos de ambas. Hoy se hace datar la arquitectura romana a la fecha en que se construyeron la primera vía y el primer acueducto. Por esta época, y durante las conquistas de Roma en Sicilia y en la misma Grecia, los generales romanos solían llevarse como trofeo de sus victorias gran cantidad de objetos artísticos. Por otro lado, los artistas griegos y etruscos, atraídos por el poder económico de la señora del Mediterráneo, llevaron a Roma el gusto e incluso la pasión por las bellas artes y en sus escuelas se formaron artistas romanos. Pero no será sino hasta el final del período helenísticocuando la arquitectura romana presente rasgos propios realmente diferenciados. Las antiguas edificaciones romanas se asemejaban en todo a las etruscas, y estaban formadas por sólidos aparejos de enormes bloques de piedra labrada o en bruto y sentadas en seco En un principio, la arquitectura romana fue muy austera, limitada a la construcción de edificios de utilidad práctica. Los ornamentos escultóricos y pictóricos estaban muy limitados y casi ausentes de todas las construcciones, sobre todo durante la monarquía. No fue sino hasta el Sitio de Siracusa, en 214212 a. C., cuando el gusto por las bellas artes comenzó a ejercer una gran influencia en la sociedad romana En el 144 a. C., Grecia pasó a ser una provincia romana , y muchos artistas griegos, reducidos a la esclavitud, pasaron a trabajar a Roma. También contribuyeron al avance del gusto artístico en Roma el triunfo de Lucio Emilio Paulo Macedónico en la Batalla de Pidna, de donde extrajo muchos tesoros artísticos, además de los saqueos de Lucio Cornelio Sila Félix a los templos

de Delfos, Olimpia y Epidauro, los tesoros extraídos por Octavio de Alejandría y el asalto de Publio Cornelio Dolabela a muchos templos de Asia. Todos esos tesoros fueron a parar a Roma, dando lugar a un refinamiento del gusto artístico como no se había conocido antes. El primer templo en mármol que se construyó en Roma fue edificado por orden del cónsul Quinto Cecilio Metelo Pío, con los arquitectos lacedemonios Sauro y Batraco.

Innovaciones técnicas Gracias a los desarrollos técnicos de los romanos para la construcción de arcos y bóvedas, se pudo superar la concepción griega básica, en la que las columnas y arquitrabes eran necesarios para soportar vigas pesadas y techos, pasando a ser, en la mayoría de los casos, meros elementos decorativos. Los romanos no se sintieron restringidos por las preocupaciones estéticas griegas e hicieron uso de los órdenes clásicos con considerable libertad. En su máximo esplendor, demostraron una gran fecundidad de invención, una concepción monumental del espacio y un claro sentido de los grandes volúmenes. La innovación comenzó en el siglo III o II a. C. con el desarrollo del hormigón romano como un complemento disponible o sustituto de la piedra y el ladrillo. Los edificios comenzaron a integrar grandes pilares que sostenían amplios arcos y cúpulas. La libertad dada por el hormigón también inspiró el desarrollo de la arcada y la columnata, una fila de columnas puramente decorativas frente a un muro de carga. En una arquitectura de menor escala, la resistencia del hormigón romano liberó el plano de piso de celdas rectangulares a un ambiente de flujo libre. Los romanos emplearon profusamente el arco y la bóveda. Ésta no se forma con dovelas de piedra aparejada (salvo en algunas construcciones asiáticas), como se disponía en la bóveda etrusca, sino de una masa confeccionada con puzolana y cascajo. Las bóvedas solían tener gruesos arcos de ladrillo, ya paralelos, ya diagonales pero embebidos en la bóveda misma, que servían como sujeción provisional y como refuerzo interior de la bóveda. Un ejemplo soberbio es la cúpula del Panteón de Agripa en Roma. Los romanos no sólo construyeron bóvedas de cañón y cúpulas, sino rudimentarias bóvedas de arista y de crucería. Pero estas últimas debieron usarse con poca frecuencia fuera del Imperio de Oriente pues sólo se conocen las de las Termas de Caracalla y las de la Basílica de Majencio en la cual se

advierte un sistema de contrarrestos interiores aplicados a la bóveda. También empezaron a aparecer en la arquitectura romana los capiteles historiados que tanto se hicieron en la Edad Media, pues de ellos se han descubierto algunos ejemplares en Pompeya y otros sitios. Los edificios romanos, según su uso, podían ser muy sobrios o muy suntuosos. Puentes y acueductos son austeros y funcionales, mientras que templos y palacios son lujosos y monumentales, con un claro fin representativo. Las edificaciones más nobles se revestían de piedra formando órdenes, que no reflejaban la estructura interior real. Se decoraban los muros de los edificios suntuosos con pinturas y los pavimentos con mosaicos.

La renovación urbana de Augusto Factores como la riqueza y la alta densidad de población en las ciudades obligaron a los antiguos romanos a descubrir nuevas soluciones arquitectónicas propias. El uso de bóvedas y arcos, junto con un sólido conocimiento de los materiales de construcción, les permitió lograr éxitos sin precedentes en la construcción de una infraestructura imponente para uso público. La conquista de Grecia hizo que centenares de artistas griegos llegaran a Italia, y la pax romana auspiciada por Augustopropició una bonanza económica sin precedentes, lo que permitió el desarrollo de las artes, incluida la arquitectura. Luego de derrotar a Marco Antonio en la Batalla de Accio, y afianzada así la paz en el territorio dominado por los romanos, Augusto emprendió una gran reforma urbanística en Roma que le cambió la faz a la ciudad. Augusto, que no sólo promovió la construcción sino también todas las artes, habría emprendido dicha reforma para acondicionar la ciudad a su nueva condición de capital imperial, pero también para cumplir el deseo que había tenido su padre adoptivo, Julio César, de mejorar el aspecto de Roma. Para ese momento, la ciudad ya había llegado al millón de habitantes, muchos de los cuales eran inmigrantes, lo que propició la formación de barrios populares como la Suburra, el Argileto y el Velabro. Ante tal crecimiento demográfico, se hizo necesario un programa de urbanismo que incluyera almacenes de acopio y un puerto para garantizar el abastecimiento de la población. Bajo el gobierno de Augusto se amplió el cauce del río Tíber para evitar inundaciones y se construyeron nuevos acueductos, además de las primeras termas públicas, dos teatros, un anfiteatro y una biblioteca pública;

también se construyó un nuevo foro, el Forum Augusti (Foro de Augusto), el Ara Pacis (Altar de la Paz), templos como el Panteón de Agripa o el de Mars Ultor (Marte Vengador), jardines, pórticos y otros edificios públicos. Otra de las obras más importantes del programa de embellecimiento urbano de Augusto fue la renovación del Campus Martius (Campo de Marte), que quedó transformado en un impresionante complejo monumental. El Mausoleo de Augusto estuvo destinado a guardar sus restos y los de su familia, y la Casa de Augusto (Domus Augusti) en el monte Palatino sería el primer edificio del complejo que constituiría el palatium, el palacio imperial. Gracias al programa de embellecimiento de la urbe que lideró Augusto, la arquitectura tuvo un gran impulso, como lo refiere el historiador Suetonio: Embelleció hasta tal punto Roma, cuyo ornato no se correspondía con la majestad del Imperio y que, además, se encontraba expuesta a las inundaciones y a los incendios, que pudo con justicia jactarse de dejarla de mármol, habiéndola recibido de ladrillo.

Auge arquitectónico El auge arquitectónico del Imperio comprende, aproximadamente, el tiempo transcurrido entre los reinados de Nerón a Constantino I (es decir, entre los años 54 a 337), siendo especialmente notorias las obras construidas durante los gobiernos de Tito, Trajano y Adriano. Los ejemplos más destacados incluyen los acueductos de Roma, las Termas de Diocleciano y las Termas de Caracalla, las basílicas y el Coliseo. Estas construcciones fueron reproducidas a menor escala en las ciudades y aldeas de todas las provincias del Imperio. Algunas estructuras supervivientes están casi completas, como las murallas de la ciudad Lugo en Hispania Tarraconensis (ahora el norte de España). La estructura administrativa y la riqueza del Imperio hicieron posibles proyectos muy grandes, incluso en lugares alejados de los centros principales, al igual que el uso de mano de obra esclava, tanto calificada como no calificada. Especialmente bajo el Imperio, la arquitectura a menudo cumplía una función política, demostrando el poder del Estado romano en general, y de individuos específicos responsables de la construcción. Esta función política de la arquitectura permitió enaltecer al Estado y darle credibilidad a la imagen que se quería dar del Imperio. Para lograrlo, no se desaprovechó ningún medio para realzar la impresión de majestuosidad en las creaciones arquitectónicas. La arquitectura romana tal vez alcanzó su apogeo en el reinado de Adriano, cuyos muchos logros incluyen la reconstrucción del Panteón en su forma actual y dejar su marca en el paisaje del norte de Gran Bretaña con el Muro de Adriano.

Decadencia El período de esplendor del arte romano abarca los dos primeros siglos del Imperio, pero ya a principios del siglo II de nuestra era se inicia una lenta decadencia del buen gusto que se acentúa con la crisis del siglo III y se confirma en los siglos IV y V por efecto de cierto barroquismo o irregularidad y pesadez en los estilos, aunque aumente el fasto y la magnitud de las obras. Sin embargo, la arquitectura, en cuanto arte de construir, siguió desarrollándose hasta la invasión de los bárbaros, por lo menos, en los principales centros de cultura. Pruebas de esto son las grandes basílicas de Roma construidas en el siglo IV, no solo las destinadas al culto cristiano, sino también las civiles. Los restos de la colosal basílica civil de Constantino (también llamada de Majencio) que todavía se alzan en Roma, sirvieron como fuente de inspiración a los arquitectos del Renacimiento en el siglo XVI. Se considera que con el emperador Constantino se inicia propiamente la decadencia de la arquitectura romana, pues bajo este emperador comienza a reciclarse mucho material antiguo para la construcción de obras nuevas, como se hizo en Constantinopla, ciudad que se construyó en gran medida con fragmentos, esculturas, columnas y despojos llevados de todos los rincones del Imperio. En Roma, el Arco de Constantino fue construido reciclando materiales de edificios erigidos en tiempos de Trajano, Adriano y Marco Aurelio , sobre todo los altorrelieves, pues ya por entonces era cada vez más difícil encontrar escultores capacitados para esculpir obras semejantes. Sin embargo, aunque en el caso de la escultura la decadencia fue evidente en muy poco tiempo, la arquitectura mantuvo su consistencia por más tiempo debido a que resultaba más fácil para los arquitectos que para los escultores imitar las obras que aún les rodeaban.

Los tres principios de vitruvio Al final del período a helenístico comenzaron publicarse los primeros manuales y tratados que resumían y sistematizaban el conocimiento arquitectónico. Los únicos tratados que se conservan son los diez libros que integran De architectura, de Marco Vitruvio Polión, un arquitecto que vivió en tiempos de Augusto. La obra de Vitruvio fue de fundamental importancia durante el Renacimiento italiano para rescatar los conocimientos de arquitectura clásica. Los tres grandes principios de la arquitectura de Vitruvio (principios que deben estar en equilibrio) son los siguientes:

  

Firmitas (solidez): Se refiere a la solución de problemas de estabilidad, no sólo gravitatorios, sino también de confort. Utilitas (utilidad): Se refiere al contenido pragmático, pero no sólo a la utilidad física, sino también social y de bienestar. Venustas (belleza): Se refiere a la solución de los problemas de forma y espacio. Este principio no se considera un añadido superficial, sino parte integral e inmanente de la obra arquitectónica.

De acuerdo con Vitruvio, la alteración del equilibrio entre los tres principios de la arquitectura provoca graves errores, tanto por defecto como por exceso. Así mismo, la omisión o hipertrofia de uno solo de los principios hará que la obra en cuestión sea cualquier cosa, menos arquitectura. Estas reglas elementales, en lugar de maniatar la creatividad, permiten todo un despliegue de tipologías arquitectónicas y variaciones sin límites de los tipos básicos.

Materiales Piedra y mármol El mármol no se encuentra especialmente cerca de Roma, y apenas se usó allí antes de Augusto, quien se jactaba de haber dejado a Roma hecha de mármol luego de haberla encontrado hecha de ladrillo, aunque en realidad el mármol se usó principalmente como revestimiento de ladrillo u hormigón. El Templo de Hércules Víctor, de finales del siglo II a. C., es la excepción más antigua que se conserva en Roma. Desde el reinado de de Carrara se Augusto, las canteras desarrollaron extensamente para la capital y se explotaron otras fuentes en todo el Imperio, especialmente los prestigiosos mármoles griegos como Paros. La piedra caliza de travertino se encontró mucho más cerca, alrededor de Tívoli, y se usó desde el final de la República; el Coliseo está construido principalmente de esta piedra, que tiene buena capacidad de carga, con un núcleo de ladrillo. Otras piedras más o menos locales se utilizaron en todo el Imperio. Los romanos eran extremadamente aficionados a los mármoles de colores importados de lujo con elegantes vetas, y los interiores de los edificios más importantes a menudo se enlosaban con losas de estos mármoles, que en general se han eliminado incluso donde el edificio sobrevive. Las importaciones de Grecia para este fin comenzaron en el siglo II a. C.

Ladrillo romano Los romanos hicieron ladrillos de arcilla cocida desde aproximadamente el comienzo del Imperio, reemplazando los ladrillos de barro secados al sol. El ladrillo romano era casi invariablemente de una altura menor que el ladrillo moderno, pero se hizo en una

variedad de diferentes formas y tamaños. Las formas podían ser cuadradas, rectangulares, triangulares y redondeadas, y los ladrillos más grandes encontrados medían más de tres pies de largo. Los ladrillos romanos antiguos tenían un tamaño general de 1½ pies romanos por 1 pie romano, pero existían variaciones comunes de hasta 15 pulgadas. Los ladrillos romanos antiguos encontrados en Francia medían 8" x 8" x 3".La Basílica de Constantino de Tréveris está construida con ladrillos romanos de 15" cuadradas por 1½" de espesor. A menudo hay poca diferencia obvia (especialmente cuando solo sobreviven los fragmentos) entre ladrillos romanos utilizados para muros por un lado y baldosas utilizadas para techos o suelos por el otro, por lo que los arqueólogos a veces prefieren emplear el término genérico de material de construcción cerámico. Los romanos perfeccionaron la fabricación de ladrillos durante el primer siglo del Imperio y lo utilizaron de forma ubicua, tanto en la construcción pública como privada. Los romanos llevaron sus habilidades de fabricación de ladrillos a los territorios conquistados, introduciendo la técnica en las poblaciones locales. Las legiones romanas, que operaban sus propios hornos, introdujeron ladrillos en muchas partes del Imperio; los ladrillos a menudo se sellaban con la marca de la legión que supervisó su producción. El uso de ladrillos en el sur y el oeste de Germania, por ejemplo, se remonta a las tradiciones ya descritas por el arquitecto romano Vitruvio. En la Britania, la introducción del ladrillo romano fue seguida por una brecha de 600-700 años en la producción de ladrillos.

Hormigón romano El opus caementicium, u hormigón romano, fue usado en construcciones en las que grandes pilaressostienen amplios arcos y cúpulas en lugar de líneas densas de columnas que sostienen arquitrabes planos. La libertad proporcionada por el hormigón también inspiró la columnata , una fila de columnas puramente decorativas frente a un muro de carga. En la arquitectura de menor escala, la resistencia del concreto liberó el plano de planta de celdas rectangulares a un entorno de flujo libre. La mayoría de estos desarrollos son descritos por Vitruvio, que escribió en el siglo I d. C. su obra De Architectura. Aunque el concreto se había utilizado a menor escala en Mesopotamia, los arquitectos romanos perfeccionaron el hormigón romano y lo utilizaron en edificios donde podría sostenerse por sí mismo y soportar una gran cantidad de peso. El antiguo hormigón romano era una mezcla de mortero de cal, agregado, puzolana, agua y piedras , y era más resistente que los hormigones previamente utilizados. Los antiguos constructores colocaron estos ingredientes en marcos o moldes de madera donde se endurecían y se unían a un revestimiento de piedras o, más frecuentemente, ladrillos. Los agregados utilizados a menudo eran mucho más grandes que en el hormigón moderno, lo que equivale a escombros.

Cuando se quitaba el marco, la nueva pared era muy fuerte, con una superficie rugosa de ladrillos o piedras. Esta superficie podía alisarse y revestirse con un atractivo estuco o con paneles finos de mármol u otras piedras de colores llamadas revestimiento. La construcción de concreto demostró ser más flexible y menos costosa que la construcción de edificios de piedra sólida. Los materiales estaban disponibles y no eran difíciles de transportar. Los marcos de madera se podían usar más de una vez, lo que permitía a los constructores trabajar de manera rápida y eficiente. El concreto es posiblemente la contribución romana más relevante para la arquitectura moderna.

Estuco El estuco romano se usaba principalmente para cubrir los cielos rasos y los muros interiores de los aposentos. Por lo general, tenía una pulgada de espesor. Muchos fragmentos se han conservado, sobre todo en las ciudades de Pompeya y Herculano. La mezcla para la elaboración de los estucos romanos, llamada marmoratum opus, se componía de tres capas de argamasa mezclada con mármol pulverizado. Una mezcla parecida, compuesta por polvo de cal viva mojada con vino y molida con manteca e higos, servía para recubrir el interior de las cisternas y acueductos, que previamente se frotaban con aceite.

Órdenes de la arquitectura romana La arquitectura romana adaptó los tres órdenes griegos y el llamado etrusco modificándolos y añadiéndoles otra forma de capitel que se definió por los arquitectos renacentistas con el nombre de orden compuesto. De esta suerte, se cuentan cinco órdenes, a saber:  



el orden toscano o etrusco que permanece básicamente igual. el orden dórico romano que eleva su columna a dieciséis módulos, adorna su collarino o garganta, añade un talón al ábaco, tiene el astrágalo en forma de junquillo que rodea al fuste y debajo de la corona de la cornisa lleva dentículos o mútulos. Esta última diferencia constituye respectivamente las variantes de dórico denticular y dórico modillonar, según los arquitectos del renacimiento. el orden jónico romano, que adorna más su capitel que el griego, reduce la magnitud de sus volutas, suprime en ocasiones el astrágalo y eleva la proporción del fuste.





el orden corintio romano, se ostenta más florido aún que el griego y en él abunda, sobre todo, la hoja de acanto. De ésta, lleva dos o tres series el capitel, dobladas hacia adelante y además de los dentículos admite series de modillones adornados para sostener la cornisa. el orden compuesto, que llegó a ser el predilecto de los romanos no difiere del corintio sino en engarzarse más los adornos y en alguna modificación accidental del capitel: éste se forma con hojas de acanto sin calículos y con cuatro volutas que salen por encima del cuarto de bocel de modo que parece compuesto de jónico y corintio.

Diseño urbano Los antiguos romanos empleaban estructuras orto...


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