Arquitecturas Queer - Trabajo de curso de las asignaturas Estética y teoría del arte I y II en la PDF

Title Arquitecturas Queer - Trabajo de curso de las asignaturas Estética y teoría del arte I y II en la
Author Rodrigo Rodriguez Lopez
Course Estética y Teoría del Arte I
Institution UNED
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Trabajo de curso de las asignaturas Estética y teoría del arte I y II en la UNED...


Description

ARQUITECTURAS QUEER

Julio Rodrigo Rodríguez López DNI:48618678J Estética y Teoría del Arte I y II Centro Asociado: Cartagena Curso 2018-2019 0

0. 1. 2. 3.

Introducción: Paisaje, estrategia y táctica……………………………Pg 1 Arquitectura y poder. Bentham, Foucault, Bey…………………….Pg 6 Arquitectura y cuerpo. Marcuse y Barthes……………………………Pg 8 Arquitectura queer y estética……………………………………………..Pg 11 3.1 Autonomía modal 3.2 Dewey. Experiencia 3.3 Generatividad. Pareyson 3.4 Luckács. Carácter relacional 4. Conclusión………………………………………………………………………Pg 17

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Introducción ¿Qué es arquitectura queer? “Empecemos por la primera palabra: arquitectura. A.J.-Tendemos a pensar que la arquitectura es edificios, pero es algo más complejo. La arquitectura es el modo en que nuestras sociedades son construidas y la manera en la que diferentes dispositivos como mesas, lámparas, paredes…pero también carreteras o farolas se articulan, median y configuran las situaciones en las que vivimos. Lo que quiero decir, es que estas organizaciones crean marcos de contexto regidos por reglas en los que algunas cosas pueden suceder muy probablemente y otras muy difícilmente tendrán lugar. La materialidad de los espacios nos hace comportarnos de una manera determinada. ¿Habéis estado alguna vez en un lugar en el cual se espera de vosotros que hagáis algo en concreto, que os comportéis de tal o cual forma? Niña- En el colegio… A.J.-Efectivamente, todo se articula alrededor del profesor para que escuchéis. Este tipo de reglas se llama “normatividad”. Los espacios normativos son espacios en los que estas reglas son muy estrictas. Otros espacios tienen capas de reglas más flexibles, en los que la generación de identidades u otras formas de ser se hacen posibles, puedes comportarte de una forma que quizá a otra gente no le guste, pero puedes hacerlo y encontrar la posibilidad. Este es el principio de la discusión de arquitectura queer. Arquitectura siendo esos espacios y queer la posibilidad de comportarse diferente. ¿Sabéis lo que significa queer? Queer era un insulto que se decía contra la gente que no encajaba en las reglas de género y sexualidad establecidas. Llegado a cierto punto, estos grupos se reapropiaron de la palabra y la utilizaron como fuente de orgullo. Esto tiene que ver con cómo construimos nuestras sociedades. Hay lugares en los que estas reglas son desafiadas. No lejos de aquí, discotecas, clubs, generan sentimientos de colectividad que ayudan a reafirmar estas demandas. Aquí es donde la arquitectura ayuda proporcionando espacios donde la normatividad, la intolerancia pueden ser desafiadas.” -Andrés Jaque. Extracto de entrevista online en dis.art. 2019.

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Considero que la arquitectura queer es un tema interesante para este formato de trabajo de investigación puesto que no es un campo muy explorado todavía. Dada la contemporaneidad de las teorías queer, puede ser muy productivo, sobre todo en su intersección con disciplinas artisticas o estéticas que no tienen una relación tan evidente con ellas como podría ser la fotografía, la pintura o la propia expresión de género. Paisajes La estética modal define el paisaje como el lugar donde los acoplamientos repertoriales y disposicionales resultan de los modos de relación. Jordi Claramonte define el paisaje como “una matriz de conflictividades donde diversos modos de relación pertenecientes o no a una misma repertorialidad han de convivir. 1 Este trabajo pretende poner en valor los paisajes que, en la arquitectura del siglo XX, han sido tradicionalmente excluidos del discurso hegemónico sostenido por los tres maestros de la arquitectura: Mies, Le Corbusier y Wright, hombres cis, blancos y occidentales. que ponían el centro de atención en el espacio, la luz, la materialidad…dejando de lado cuestiones que versan en lo político y lo social de comunidades e individuos tradicionalmente oprimidos. Cuestionar estas tesis, desde la producción de conocimiento y de documentación, me parece fundamental y muy emocionante en el contexto que nos encontramos. La teoría queer, una de las principales ramas del pensamiento que han movido los cimientos de nuestra concepción de la realidad junto con el feminismo y el postcolonialismo, consiste en un conjunto de ideas que afirma que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales no son inherentes a la naturaleza humana, sino que son el resultado de una construcción social. Después de los disturbios de Stonewall en 1969, se generó en el colectivo LGTBI+ una toma de autoconciencia que derivó en enfrentamientos entre estos y las autoridades, pero también en una explosión artística y de generación de pensamiento que pretendía reflejar esas realidades paralelas generando nuevas narrativas e imaginarios colectivos en los que se empezaban a incluir actores hasta ahora marginados en la sociedad. En este momento las teorías de Foucault de la muerte del sujeto de 1966 fueron tomadas en consideración, trayendo consigo el nacimiento de nuevas subjetividades. Los repertorios asignados a cada uno de ellos junto con las disposiciones presupuestas que venían dándose desde tiempo atrás será su objetivo con sus replanteamientos y nuevos 3

modos de ser. Configurar un nuevo paisaje donde las diferentes visiones y experiencias tengan cabida. Habrá que poner en marcha resistencias, como dice Foucault, pero no solo desde la negación sino también desde la generación. Crear y recrear, transformar la situación, participar activamente en el proceso, eso es resistir nos dice Foucault.

Estrategias “Tipo de conocimiento que tiene como fin distribuir y organizar un conjunto general de fuerzas y recursos con vistas al logro de objetivos previamente marcados y relativamente distantes”2 Hablamos con ello de los sistemas de pensamiento. Las teorías feministas se asentaron en gran parte en los estudios de Michel Foucault sobre la sexualidad y los ejercicios de poder y que junto a los desarrollos de la teoría de la performatividad de Austin comenzaron a desarrollar las ideas sobre la construcción del género donde la identidad sexual es contingente y cambiante. Nuestros cuerpos, al igual que el espacio y la arquitectura, no son neutros. Son territorios políticos, entendidos como el necesario antagonismo que constituye a las sociedades humanas, según Ranciére, esa naturaleza conflictiva de la vida social y la necesidad del desacuerdo: el disenso. Trabajar los conflictos en necesario, aceptar como evidencias determinados acuerdos anula nuestra capacidad de revisarlos. Para Mieke Bal el arte (aquí arquitectura queer) puede contribuir creando espacio donde los actos de controversia democrática no sólo son permitidos sino activamente habilitados. Veremos a través de autores como Foucault, Hakim Bey o Barthes las intersecciones que se producen entre las teorías queer y la arquitectura. Esos espacios habitados de una forma diferente. Táctica “La táctica seria entonces, el arte de ganar las batallas, mientras la estrategia sería más bien, el arte de planificar y ganar las guerras. La táctica funciona en la pequeña maniobra, que dispone y mueve las unidades, que distribuye los recursos disponibles, regulando y coordinando acciones en un tiempo y un espacio concretos.”3 Con ello aludimos a las poéticas, que funcionan a nivel táctico.

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Estas teorías han trascendido a la práctica arquitectónica a través de propuestas que ponen en cuestión los espacios normativos, los códigos asumidos. Estas propuestas han de entenderse culturalmente, cargadas de gran significado. Como apunta Danto: requiere más que observar, una atmósfera intelectual, una teoría artística y un marco conceptual que interprete lo que ve el ojo. No son propuestas de un “reino separado, desvinculadas de todas las formas de esfuerzo humano, de sus padecimientos y logros” como dice Dewey. Son propuestas ligadas a la vida, al sentir al padecer para obtener unos logros y alcanzar otros mayores. Táctica y estrategia se codeterminan: nada que no se pueda articular en un plano táctico puede ser concebido en el estratégico. Tanto en el arte como en la guerra todo depende de un buen acoplamiento entre principios estratégicos y posibilidades tácticas. Como podrá verse a continuación, estrategias (teorías) y tácticas (poéticas) se irán viendo en conjunto. Para acercarnos a las cuestiones sobre estética modal y hacer un recorrido sobre las prácticas arquitectónicas queer que se han hecho en el mundo. Estética Modal Una vez conocido paisaje, táctica y estrategia, nos acercaremos a los cuatro aspectos sobre los que se basa la estética modal según Jordi Claramonte, aplicando las categorías de situación, generatividad formativa, policontextualidad y carácter relacional.

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1. Arquitectura y poder. Bentham, Foucault, Bey La arquitectura, más allá de la estética o la técnica, es un lenguaje más, utilizado por el poder para comunicar e imponer su ideología, reprimir a los individuos y controlarlos a través del dominio del espacio. La arquitectura juega un papel fundamental en la imposición del orden, aunque parezca poco evidente esta relación, quizás es el motivo de que sea tan eficaz. El ejemplo canónico de esta máxima sobre el control del espacio y el individuo sería el Panóptico de Jeremy Bentham, 1787. Consiste en una actualización del sistema carcelario de la época: propone un edificio cilíndrico, donde los presos se sitúan en el anillo exterior y los vigilantes en una posición central, de tal manera que pueden observar con facilidad todo lo que está ocurriendo en las celdas, las cuales, hasta el momento, eran espacios oscuros situados en alargados pasillos rectangulares. Otro ejemplo histórico a nivel urbanístico de control social es el que Napoleón y el Barón de Haussmann llevaron a cabo en 1851 en París. Pretendían mejorar las condiciones de saneamiento y vivienda en la ciudad para hacerla más cosmopolita, dedicándose a construir una ciudad para la burguesía, donde la pobreza debería ser ocultada y sacada de las calles. Para ello abrieron grandes avenidas diseñadas expresamente para que las tropas napoleónicas pudieran patrullar con facilidad manteniendo el orden en la ciudad.4 “El espacio es fundamental en toda forma de vida comunitaria; el espacio es fundamental en todo ejercicio del poder.”4 Así sentenciaba Michel Foucault evidenciando la relación de estos elementos. Aunque con alguna reticencia, pues el filósofo francés consideraba que nada era en términos funcionales radicalmente liberador o opresor. La libertad, afirma, es una práctica. Sí admite que puede haber una serie de proyectos que apunten a modificar algunas coacciones, a flexibilizarlas e incluso a romperlas, pero ninguno de esos proyectos puede, en virtud de su naturaleza, garantizar que la gente sea automáticamente libre; la libertad de los hombres nunca es asegurada por las instituciones y las leyes que tienen por función garantizarla. De hecho, esa es la razón por la que se puede, en los hechos, eludir la mayor parte de dichas leyes e instituciones. No porque sean ambiguas, sino porque la “libertad” es lo que se debe ejercer.5 6

Entonces, ¿Cuáles son esos espacios que pueden modificar coacciones, flexibilizarlas o romperlas? Para dar respuesta a esta cuestión Foucault acuñó el término de “heterotopía”, que consiste en espacios cuya naturaleza, de alguna manera, son otros. Contraemplazamientos, especies de utopías efectivamente realizadas donde los emplazamientos reales que se pueden encontrar en el interior de la cultura están representados, contestados e invertidos. Define en nuestra sociedad la categoría de heterotopía de desviación, “aquellas donde están colocados los individuos cuyo comportamiento es desviante en relación con el promedio o la norma exigida.” Casas de reposo, clínicas psiquiátricas, cárceles, residencias de ancianos… Es decir, Foucault define un “otro” espacial, muy parecido a los otros sobre los que años después hablarán los estudios queer.5 Especialmente importante para el filósofo es la noción del tiempo en estos espacios. Considera a los museos y las bibliotecas una heterotopía, pues se produce una acumulación del tiempo pasado dentro del espacio que delimitan. Frente a estas, al contrario, existe la fiesta, con todo lo fútil y pasajero que tiene su naturaleza. Precisamente en este hilo es en el que desemboca el trabajo de Hakim Bey. En su obra “Espacio temporalmente autónomo” (T.A.Z. Temporary Autonomous Zone) hace un recorrido por lo que considera espacios que escapan a la regulación hegemónica. Comienza por los pequeños asentamientos piratas que escapaban del control real durante la edad media y la modernidad, para acabar con la misma conclusión que Foucault: La fiesta. La fiesta como el espacio contemporáneo que consigue flexibilizar ese espacio normativo para dejar aflorar comportamientos e identidades diferentes.6

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2.Arquitectura y cuerpo. Marcuse y Barthes En 1948 Sigfried Giedion, historiador y crítico de arquitectura, estudió el proceso de mecanización que sufrió nuestra sociedad en la era moderna. Cuenta cómo esta transformación afectó al cuerpo. Giedion investiga sobre cómo la introducción de la máquina vino asociada a un interés por la descripción y optimización del movimiento. Frank B. Gilbreth a principios del siglo XX registró los movimientos corporales para que el gesto del trabajador fuera depurado. (Fig. 2) Así, se creo un cuerpo “consciente del movimiento” decía Giedion, en favor de la productividad.7 En 1955 Herbert Marcuse publica Eros y civilización. El libro apremiaba a rescatar el cuerpo de este engranaje productivo. Creía necesario superar la represión del instinto, impuesta por las máquinas, para que pudiera emerger un individuo libre en una sociedad postindustrial. “El progreso depende completamente de la oportunidad de activar necesidades orgánicas, biológicas, reprimidas o arrestadas: para hacer del cuerpo un instrumento de placer y no de trabajo…Esta tendencia cultural en la libido parece ser genitofugal, esto es, separada de la supremacía genital y dirigida hacia la erotización del organismo entero.” En los años 70, Crimp y Barthes dirigieron la mirada hacia la cultura del baile del Nueva York gay y al parisino Le Palace (un teatro convertido en pista de baile) respectivamente. Las tecnologías modernas otorgaban a este antiguo teatro el poder de la verdadera arquitectura, decía. Sin embargo, afirmaba que lo importante no eran los logros tecnológicos por sí solos, sino la posibilidad de edificar un nuevo tipo de experiencia espacial. Muchos estudios durante esa época llegaron a la conclusión de que estos espacios se construyen a partir de tres tipos concretos de tecnologías: acústicas, psicotrópicas y lumínicas. Las normativas urbanísticas empezaron entonces a regularlos para preservar la salud de la población. La relevancia de este hecho es el paso de la pared, la ventana o la escalera, como elementos primordiales en la construcción de la experiencia espacial, a la micro tecnología de la electrónica y la química.

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De los primeros conciertos de rock psicodélico de los 60 con luces estroboscópicas, pasamos a la versión más refinada de los clubs gay de NY donde la combinación de tecnologías sonoras, psicotrópicas y lumínicas puso en marcha el dispositivo arquitectónico que transformaría al individuo de finales del siglo XX. Rara vez en la historia, el cuerpo anónimo había sido iluminado. Tradicionalmente, el personaje público es iluminado en el escenario para exponerlo a la vista, mientras el cuerpo anónimo queda en la oscuridad. En la cultura del baile el espectador y el protagonista se fusionan, apuntaba Barthes. El mismo individuo que mira es ahora mirado. No es casualidad que las primeras expresiones de este fenómeno se den en la comunidad gay afroamericana. El individuo negro y homosexual, que había sido doblemente marginado, era ahora objeto de atención. Es en este momento, en que se sabe observado, cuando mutará físicamente, gracias a la proliferación de los gimnasios y a la aparición de máquinas especializadas para el ejercicio. La comunidad gay desarrolló entonces patrones no convencionales en sus prácticas sexuales. No era una sexualidad en pareja o de grupos reducidos, sino una experiencia erótica colectiva que expandía los patrones afectivos. Tal como decía Marcuse, la sexualidad era desplazada de los genitales al resto del cuerpo. Barthes definió a estos espacios como un refinado aparato que reunía toda clase de placeres sensuales dispersos: el gozo de los cuerpos sintéticos, el masaje mecánico de la música y el deleite visual de luces y formas artificiales. Era como “hacer el amor en abstracto. Un orgasmo cubista.” Quizás no tenía el aspecto de un artilugio industrial, pero era capaz de producir placer en serie. Es precisamente en esos años cuando se empieza a hablar de biopolítica y cuando las minorías se autoreconocen como grupos de derecho. Paradójicamente, una máquina vino a rescatar al individuo alienado que denunciaba Marcuse.8 Por supuesto no todo fue positivo. A parte de los problemas de salud pública derivados del abuso de sustancias psicotrópicas y la irrupción del VIH en la sociedad, se generó años más tarde un desinterés colectivo por las cuestiones políticas que habían generado estos movimientos. En España, el Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH) o el Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) vieron cómo sus asambleas se vaciaban cuando consiguieron la suprimir a los colectivos LGTBI de la ley de peligrosidad y rehabilitación social (antes ley de vagos y maleantes) durante la transición.9 Vemos así, cómo la crisis del individuo transformó la arquitectura y con ello la sociedad, los cuerpos, las layes, derivando sin embargo en una 9

organización de la sociedad LGTBI marcada por ese capitalismo cultural del que habla Jordi Claramonte, en el que “la cultura nos ofrece puntos de anclaje y referencia no sólo para ser normales, sino incluso para ser tan ingeniosamente irreverentes como Madonna.”10

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3.Arquitectura queer y estética Una vez explicadas las relaciones bidireccionales entre arquitectura, poder, cuerpos y sociedad y algunos de sus precedentes más explicativos, pasemos a ver su relación directa con la estética. Como apuntaba Michel Foucault, donde hay poder hay resistencia. ¿Cómo nos ayuda la estética a este recurso contra el poder? Podríamos decir que como una modalidad más del discurso que refuerza el carácter subversivo.

3.1 Autonomía modal “Nos hemos planteado como reto construir frente al capitalismo cultural una comprensión operacional de la autonomía, una comprensión que consiga acoplar la estrategia gradualista de la autonomía ilustrada con la permanente movilidad táctica característica de la autonomía moderna. Una autonomía que nos permita pensar cómo articular las esferas públicas de uso libre e instituyente de la razón propias de la autonomía ilustrada con el permanente recurso a la negatividad característico de la autonomía moderna.”11 Las estrategias teóricas y las tácticas poéticas sobre arquitectura, género e identidad pueden entenderse como una estética modal, de diferentes modos de relación alternativas a la heteronormatividad. No se produce desacoplamiento entre estrategia y táctica. Organiza lo real y adapta sus capacidades, produciéndose un acoplamiento del sujeto en la comunidad adoptando un carácter político. La autonomía modal se construye sobre cuatro pilares: carácter situado, generatividad, policontextualidad y carácter relacional. El carácter situado se refiere a la formulación siempre desde su enraizamiento en un cuerpo, en una experiencia concreta, no desde claves meramente intelectuales o verbales. “Lo que puede un cuerpecillo” La generatividad es la productividad específica inherente a los lenguajes, siempre generan nuevas configuraciones. Natura Naturans. No hay quien lo pare. La policontextualidad se hace necesaria con la multiplicidad de contextos de sentido dando cuenta de múltiples poéticas que podrían complementarse o contradecirse. No existe el sistema perfecto para una solución concreta. El carácter relacional es a asunción de que somos una amalgama de relaciones en las que soy capaz de entrar. Todo está en juego. 11

3.2 ...


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