Basilicas Y Cupulas PDF

Title Basilicas Y Cupulas
Author kymberly Luyo
Course Historia de la Arquitectura
Institution Universidad Tecnológica del Perú
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Análisis de Basílicas y Cúpulas por europa...


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ARTURO RAMÍREZ LAGUNA

Basílicas y cúpulas, pp. 101-104

BASÍLICAS Y CÚPULAS Una larga historia de influencias Por

ARTURO RAMÍREZ LAGUNA Arquitecto

ATARDECER EN IOWA CENTRAL. AA.VV..: IOWA SIMPLY BEAUTIFUL, P. 10

La postura de Loos ante lo construido es clara: «Lo de hoy debe construirse sobre lo de ayer; del mismo modo como 14 lo de ayer se construyó sobre lo de anteayer» . Hay que delimitar, sin embargo, qué es «lo de ayer», cuáles son los ejemplos a los que referirse, como establece Gravagnuolo, las referencias preferidas de Loos son «la insuperable grandeza de la antigüedad clásica» y, en segundo lugar, los grandes maestros del Klassizismus: Schinkel ante todo y, a través de este, Ledoux. Sin embargo, la atención mayor se centra en la tradición modesta y anónima de los constructores, el Baumeister, es con quien Loos entronca 15para amoldarse al proceso histórico de la memoria colectiva . En un breve escrito de 1913 titulado Reglas para el que construye en la montaña queda expuesta de mañera explícita la postura de Loos ante la arquitectura vernácula: No construyas de manera pintoresca. Deja que este efecto lo produzcan los macizos, las montañas y el sol. El hombre que se viste pintorescamente no es pintoresco, sino un payaso. El campesino no se viste pintorescamente y, sin embargo, lo es... Presta atención a las formas en que construye el campesino, ya que son parte de sustancia que dimana de la sabiduría de los antepasados. Pero busca el fundamento de la forma, Hay que emplearla siempre así: perfeccionada. El trillo se desprende de la trilladora... No temas que te tachen de no ser moderno. Sólo están permitidas aquellas transformaciones en el modo de construir tradicional que signifiquen mejoras, de lo contrario conserva los sistemas tradicionales. Pues la verdad, aunque tengan miles de años, se compenetra mejor con nosotros que la 16 mentira que camina a nuestro lado .

TALIESIN EAST VISTA EXTERIOR. KLICZKOWSKI, H.: FRANK LLOYD WRIGHT, P. 13

En general, la actitud receptiva de los pioneros de la arquitectura moderna ante la arquitectura vernácula les sirvió, como bien ha expresado Norberg-Schulz, «para aclarar a cada cual el entendimiento de las propiedades de las estructuras masivas y de esqueleto, así como de los volúmenes sencillos y elementales; y también reforzó la confianza en las posibilidades expresivas de los materiales mismos, y no tanto 17 en los motivos y detalles estilísticos» . LOOS, Adolf: Meine Baushule (1913): ed. cast. «Mi escuela de arquitectura», en Ornamento y delito... op. cit., p. 248. 15 GRAVAGNUOLO, Benedetto: Adolf Loos op. cit., p. 21. 16 L OOS, Adolf: «Reglas para el que construye en las montañas» (1913), ed. cast. en Ornamento y Delito... op. cit, p. 232. 17 NORBERG-SCHULZ, Christian: Principles of Modern Architecture, Andreas Papadakis Publisher, Londres, 2000, ed. cast. Los principios de la arquitectura moderna. Sobre la nueva tradición del siglo XX, Editorial Reverté, S.A., Barcelona, 2005, p. 73. 14

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no de los placeres mejores que conozco es viajar y visitar monumentos de los que antes he tenido alguna noticia y con la visita, in situ, poder saborear su atmósfera, y constatar la percepción con lo escrito por otros viajeros y lo reflexionado en los tratados. Hoy día desplazarse a lugares alejados es increíblemente fácil. En veinticuatro horas, un día de avión, uno puede ir a donde quiera. Esa posibilidad hubiera escandalizado a los más famosos e intrépidos viajeros, a aquellos que aún fantaseaban la existencia de extrañas criaturas en los bordes de lo conocido. Son siempre recordados los famosos viajes de conquista, comercio o conocimiento realizados por personajes en diversas épocas: Alejandro Magno quien llegó hasta la India; Marco Polo que comerció con China; Ibn Batutta que recorrió todo el extenso mundo islámico; embajadores en la corte de Tamerlán, del Cairo mameluco o de Siam; peregrinos que visitaron Jerusalén, Roma o Santiago. Todos ellos arrostraron enormes dificultades, pero colaboraron al conocimiento de otros pueblos. En la antigüedad fueron los romanos el pueblo más civilizado que llegó a gobernar un amplio imperio que contenía diferentes etnias y culturas. Con sus famosas calzadas conectaron los diversos territorios facilitando los contactos, y en su capital la urbe Roma se reunió cerca de un millón de habitantes, población cosmopolita que no llegó a superarse hasta el Londres del siglo XIX. Las distintas culturas mantuvieron sus singularidades por la distancia geográfica y la diversidad de lengua, y las influencias mutuas fueron raras y detectables los caminos de difusión e influencia cultural. En los tiempos actuales estos límites se están perdiendo con ayuda de la televisión y estamos abocados a vivir en la Aldea Global. En nuestros viajes comunes, ursonenses y allegados, hemos recorrido zonas interesantes como para reflexionar sobre estas comunicaciones entre culturas, la permanencia de las ideas que no se han olvidado, los rescoldos culturales en largas épocas de aislamiento, y la fecundación entre diferentes conceptos arquitectónicos, que es el objeto de este artículo. Como punto de partida siempre me ha parecido interesante resaltar los dos tipos de construcción posible en base a su durabilidad: la cueva y la choza. Los abrigos naturales fueron utilizados como refugios y sirvieron de inspiración para la construcción de tumbas. La cumbre de las montañas siempre ha llamado la atención como sitios privilegiados en el contacto entre cielo y tierra, con lo que esto ha significado en las distintas culturas. Recordemos al pie de los Balcanes, en el campo de las rosas cerca de Kazanlûk, los pequeños montículos sobre las tumbas de los reyes tracios, cuyos tesoros visitamos en el museo. Muy parecidas en estilo y colorido recordemos la colección de tumbas etruscas con pinturas que visitamos en Tarquinia, en los alrededores de Roma. Esas construcciones tienen el mismos origen que los zigurat o las mastabas y pirámides egipcias que llegaron a formar verdaderas montañas artificiales. Hasta los hipogeos del Valle de los Reyes en Luxor aprovecharon las montañas reales para perforar en ellas sus tumbas y participar con ello de su potencia y permanencia. En nuestro entorno cercano tenemos ejemplos de esta preferencia por las tumbas duraderas desde la Cueva de Menga, la de Galera o los mausoleos romanos de la Puerta Gallegos de Córdoba.

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LAS PIRÁMIDES DE KEOPS Y KEFREN MONTAÑAS DE GEOMETRÍA PERFECTA EN EL DESIERTO DE GUIZA

En el otro extremo tenemos las construcciones ligeras para habitar, que en sus escalones inferiores aún persisten en culturas primitivas. Desde las jaimas de los beduinos, los tipis de los indios de las praderas, las yurtas de los mongoles a las elaboradas chozas colectivas de Indonesia, todas han sido construcciones para habitar. Casi toda la arquitectura norteña parte de la cabaña de troncos que perdura en Rusia con sus decorados revestimiento de tablas o se adivina en las hileras de casas medievales del note de Europa con sus empinados tejados a dos aguas que muestran aun la estructura leñosa rellena de adobes. Esa arquitectura ligera también se mantuvo en Asia y los s templos sintoístas japoneses que son reconstruidos periódicamente son un buen ejemplo. En las culturas antiguas ha habido casos en que se han cruzado estos caminos, y algunas construcciones ligeras y efímeras se han monumentalizado. En el gran complejo funerario del faraón egipcio Zoser en Sakkara se tradujeron a piedra los más pequeños detalles de los antiguos santuarios leñosos, que representaban la geografía de Egipto en la carrera ritual de faraón como reproducción permanente de los mismos, con el deseo de que ese mundo perdurase siempre, con el faraón inmortal al frente de su pueblo.

Igual origen leñoso tienen las formas de los templos griegos y romanos, que partiendo de chozas tipo megarón pasaron a construirse con piedra como casas de los dioses, sin tratar de ocultar el origen vegetal de sus elementos, mostrando la viguería de los entablamentos en los triglifos y los adornos florales en los acantos y volutas de los capiteles. Esos edificios religiosos, las tumbas también lo son, buscan la permanencia y crearon unos ordenes que se formalizaron como canónicos, los cuales han perdurado tras el Renacimiento en la cultura occidental hasta la revolución del Movimiento Moderno. Estas historias de los edificios son una de mis pasiones y me alegra sobremanera encontrar detalles en los viajes que me desvelan esas influencias interculturales, algunas muy lejanas en la geografía o en el tiempo. También ilustran la servidumbre de las formas a los materiales constructivos y, como las propias técnicas, crean sus propias formas viables. Tenía mucho interés en conocer las iglesias de los normandos en Sicilia, ya que había leído que forman parte de las obras maestras del arte bizantino con sus interesantes influencias islámicas. No me defraudaron los edificios que vimos en Palermo, en el reciente viaje a Sicilia, y pude entender las influencias fatimíes comparándolas con modelos de este estilo conservados en el Cairo. El lujo de acabado, esa atmósfera de oro, el brillo de los mosaicos narrando la historia sagrada, los suelos de mármol con incrustaciones de piedras raras. Todo tiene una riqueza y esplendor sólo comparable con lo mejor del arte de la Nueva Roma La perfección en la talla de los capiteles y elementos florales trabajados con trépano ya se vieron en el palacio de Split en Croacia. Los volvimos a ver como acantos espinosos arremolinados por el viento en las ruinas que visitamos en Qalát Siman al norte de Siria. Y este arte refinado continua en Ravena, en Venecia y en el resto de ciudades repúblicas italianas que compiten entre sí en virtuosismo de la labra del mármol. Sus modelos llegan hasta el extremo occidental del Mediterráneo y explica el origen de los bellísimos capiteles califales de Medina Azahara.

UNA CONSTRUCCIÓN DE UNA IGLESIA BIZANTINA EN RUSIA CON TÉCNICAS DE CABAÑA

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de la Roca, construido por el califa omeya Walid, un edificio bizantino. Lo mismo que el Aula Regia de Aquisgrán bebe de las mismas fuentes. Las mismas portadas de la mezquita de Córdoba deben su planteamiento a las puertas romana del palacio de Diocleciano, como muestran las fotografías adjuntas donde se repite el dintel bajo el arco y la serie de arquillos superiores.

FACHADAS DE LOS SANTUARIOS EN EL COMPLEJO DE ZOSER EN SAKKARA

En los pavimentos junto a los antiguos mosaicos, aparecen otros nuevos tipos derivados del opus sectile romano que evolucionan hasta la taracea y se extienden por todo el Mediterráneo.

INTERIOR DEL MAUSOLEO DE DIOCLECIANO EN SPLIT, HOY CATEDRAL

La fusión de la cúpula = cueva = tumba con los pórticos = stoa = basílica tiene uno de los primeros ejemplos en la construcción de la Anástasis de Jerusalén sobre el Gólgota y la tumba de Cristo, después de ser identificada por Santa Helena la madre del emperador en su viaje a Tierra Santa. Ese edificio padeció infinidad de transformaciones y hoy es muy difícil percibir la obra original pero ha servido para hacer germinar la arquitectura en todo ese medio Oriente y Occidente. Esa conjunción de basílica como lugar de reunión, incluso cementerio cubierto combinado con un mausoleo sobre el lugar del martirio de un santo, vuelve a repetirse en muchos de los nuevos templos y forma un nuevo tipo de edificio cuya evolución está perfectamente estudiada por el sabio alemán Richard Krautheimer en su libro Arquitectura Paleocristiana y Bizantina editado en Manuales Arte Cátedra. En la misma colección, quien esté interesado, puede saborear la evolución de los templos cristianos en occidente en otro título de la misma editorial titulado Arquitectura Carolingia y Románica 800-1200 del profesor americano Kenneth John Conant catedrático de arquitectura en Harvard. Del imperio bizantino sacaron los musulmanes sus mejores ejemplos mezclados con los estilos de los pueblos asiáticos que conquistaron (Mesopotamia y Persia) como si se tratase de un nuevo Helenismo. Las influencias mutuas entre estas dos culturas y religiones siempre existieron teniendo como tenían un origen artístico común. Quién no ve en el santuario CUADERNOS DE LOS AMIGOS DE LOS MUSEOS DE OSUNA, N.º 13|| ISSN 1697-1019 ||2011

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INTERIOR DE SANTA CONSTANZA EN ROMA (FOTO DE J. M. RODRÍGUEZ BUZÓN)

La misma estructura de la maqsura en la aljama cordobesa parece una transposición del transepto o espacio para el clero de algunas basílicas constantinianas, el mihrab, un recuerdo del ábside de las basílicas donde se presenta la imagen dorada del Pantocrátor que a su vez era réplica del ábside romano situado tras la imagen colosal del dios pagano. El edificio que mejor representa las innovaciones de la arquitectura de Constantino por su grado de conservación y decoración ha sido visitado por los afortunados que han podido viajar. Se trata de la conocida iglesia de Santa Constanza que fue el mausoleo de la hija del emperador Constantino, que se construyó junto a la gran basílica-cementerio de Santa Inés. Tal vez sea el último edificio romano y el primero paleocristiano que inició el camino del arte bizantino, que después veremos en Constantinopla, Rávena y Venecia. Aporto una fotografía enviada por José María Rodríguez Buzón, donde se muestra un edificio circular siguiendo la tradición de los mausoleos pero, en lugar de la cúpula cerrada y ciega, la parte central es un cilindro coronado de luz. Aunque los paramentos han perdido sus revestimientos de mármoles, posiblemente de varios colores, los mosaicos brillantes de la bóveda de cañón del anillo intermedio mantienen la atmósfera de lujo y alegría Constantino construyó su tumba en Constantinopla en el lugar más alto de la ciudad, y lo hizo en una construcción en forma de cruz con varias cúpulas, figurando su sepulcro bajo la central rodeado de los cenotafios de los doce Apóstoles figurando como el treceavo. Esa situación, que recordaba aún la divinidad de los emperadores, fue corregida trasladándole a un nuevo mausoleo y dedicando el templo a los Apóstoles con las reliquias de ellos. Tal templo tuvo una gran importancia en la historia de la arquitectura por la influencia que tuvo en la inclusión de las cúpulas en los santuarios posteriores. Desapareció y fue reconstruido por Justiniano en el 536. Mil años después, sobre sus ruinas, el conquistador turco de 104

Constantinopla edificó la mezquita de Fathi... El largo proceso de la fusión de estas dos tendencias entre naves adinteladas y cúpulas traspasa la historia de la arquitectura occidental cristiana, y puede rastrearse en los templos de otras religiones. La gran aljama de Córdoba en la ampliación de Alhaken II tiene una estructura que recuerda mucho los hallazgos de las basílicas paleocristianas; la primera quba de entrada recuerda un nártex y las naves con su distinta anchura, mayor la central, recuerdan la estructura de las basílicas, siendo la Mansura el lugar reservado para el califa , muy parecido al transepto de ciertas basílicas donde la curia oficiaba separada de los fieles. Las tres cúpulas que preceden a la kibla e iluminan ese lugar es la primera vez que aparecen en la arquitectura musulmana y puede que estén inspiradas en antiguas basílicas cristiana. Incluso el nicho del mihrab al fondo con su planta poligonal y su venera gallonada tiene parecidos con los ábsides paleocristianos y paganos. Estas influencias también se aprecian en los territorios periféricos en las comunidades apartadas y aisladas de los centros del poder. En nuestros viajes hemos podido comprobar cómo late el mundo bizantino en las construcciones visigodas y prerrománicas asturianas. Como los motivos decorativos, acusan las influencias de otros lugares apartados. Muestras de ellos son los relieves de Santa María del Naranco y las pinturas decorativas restauradas en la iglesia de San Julián de los Prados en Oviedo. Influencias interculturales hemos podido constatar en el viaje a Soria, donde visitamos la interesante iglesia de San Baudilio de Berlanga, cargada de influencias mozárabes o las nervaduras de la bóveda de la iglesia de San Vicente de Almazán, que está inspirada en las qubas cordobesas.

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