Bouffe Delirante y patologías narcisista PDF

Title Bouffe Delirante y patologías narcisista
Course Psicopatología III
Institution Universidad Argentina John F. Kennedy
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Resumen Buffe Delirante y patologías narcisistas...


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DESCRIPCIÓN DEL CUADRO La patología irrumpe con una brusquedad sorprendente. Brota violentamente, como una inspiración. El delirio está constituido de entrada, rodeado desde el comienzo por un cortejo de trastornos sensoriales (el sujeto queda tomado por el delirio). La definición típica es “Eclosión súbita de un delirio transitorio y polimorfo en sus temas”. Polimorfo porque sus temas son de grandeza, persecución, transformación sexual, posesión, envenenamiento, de influencia, etc. Generalmente los temas delirantes se imbrican, se mezclan, se metamorfosean como una especie de sucesión de imágenes caleidoscópicas oníricas. Los delirios se presentan de modo ‘parahípnico’, como si fueran un sueño. Los sujetos se sienten ‘embrujados’. Aparentemente lo simulan, pero eso es actuado como si fuera propio. Lo simulado es algo que viene desde afuera, pero también es algo que el ‘Yo’ hace propio en tanto identificación con el otro. Todo aquello que tenga que ver con lo poseído tiene relación con la histeria. Ataque histérico Producto de una situación en la que alguien no puede poner en palabras lo que le pasa, y lo manifiesta en el ataque. La característica polimorfa del delirio se la da la yuxtaposición de los fenómenos que lo componen. Convicciones, intuiciones, irrumpen de una manera delirante y se imponen a la personalidad. FORMAS ETIOLÓGICAS Puede ser exógena: • • • • • •

Infecciones Intoxicaciones Encefalitis epidémica Puerperio Presenilidad Menopausia

o endógena: Por un shock emocional. No se puede descuidar la etiología, porque puede estar involucrado lo orgánico. Hay que descartar lo orgánico para recién escuchar ahí que hay de patológico y transferencial. Dentro del 2% que representa esta psicosis, casi el 90% tiene que ver con la mujer. Es una patología mucho más femenina que masculina. En muchos de los ‘travestis’ (travesaños, balas y otras yerbas) hay ‘locura histérica’. En los ‘transexuales’ suele haber más psicosis. La histeria tiene la particularidad de identificarse con el ambiente. Histeria  identificación. Si a la histérica se la llega a internar, termina perfectamente loca. Período de comienzo En el período de comienzo hay una ‘embriaguez delirante’ que se distingue por la desestructuración de la conciencia que la acompaña. La ‘embriaguez delirante’ puede ser

provocada por la ingestión de sustancias tóxicas, como mescalina, pellote o cucumelo. La experiencia es propia de la de las ‘psicosis delirantes agudas’. Después de ingerir estas sustancias, se produce el vómito. El sujeto siente que forma parte de un ensueño, pero él puede ser tanto actor de ese ensueño, como salirse de él y mirar la actuación como un espectador. Son ‘estados crepusculares’ con riqueza imaginativa y alucinatoria. Si bien hay percepción del mundo externo, el sujeto está enfrascado en lo imaginario, y con ello de alguna manera sustituye la realidad. PERIODO DE ESTADO El delirio, que se presenta mal sistematizado, la mayoría de las veces está constituido desde el principio, acompañado por alucinaciones que pueden llegar a ser numerosas y exuberantes. Comúnmente son auditivas y psíquicas (voces, eco del pensamiento, imposiciones, mandatos, etc.). Pueden aparecer también ilusiones. La “personalidad múltiple” está dentro de la ‘locura histérica’. La alteración más importante es la de la conciencia, en los llamados ‘estados crepusculares’ o ‘estados segundos de conciencia’ (La gran crisis histérica, a lo CHARCOT). Este tipo de personalidad es absolutamente sugestionable, hipnotizable. Hay una desestructuración de la conciencia, a diferencia de la psicosis, en la que hay una desestructuración de la personalidad, del ‘Yo’. Hay desdoblamiento de la conciencia, disociación de la conciencia. El sujeto por un lado está perfectamente adaptado al delirio, y por el otro lado está también perfectamente adaptado a la realidad. Está adaptado y orientado en el ambiente, y sin embargo fascinado e hipnotizado con el delirio. Está clínicamente retraído, ensimismado, en una actitud de escucha. Manifiesta su incorporación al delirio, del cual puede ser juguete, actor o espectador, y cuando se cura, sale de éste como de una pesadilla. Hay mayormente un acento puesto en las ‘alteraciones del humor’, en los ‘cambios de humor’. Éstos son muy importantes, porque al estar enfrascado en el delirio y vivirlo como una película, como un sueño, sus estados afectivos van a ser muy cambiantes relacionados a lo maníaco (súbito o exaltado) o melancólico del delirio. La labilidad afectiva hace a la presentación polimorfa del delirio. Se trata de delirios no sistematizados, mal hilvanados. Si el delirio se sistematiza sobre algún tema, termina por desbordarlo, por metamorfosearlo. Todo lo relacionado con lo diabólico, sexual, amoroso, etc., tiene que ver con la ‘locura histérica’, teniendo siempre en cuenta lo súbito, lo no sistematizado. Los síntomas somáticos pueden ser: trastornos digestivos, amenorrea, insomnio. Formas clínicas 1) Psicosis imaginativa aguda: •

Simula ser una ‘parafrenia’.



Hay eclosión súbita de una fabulación.



Los temas pueden ser románticos, de aventuras, eróticos.



Puede narrar las peripecias en forma muy detallada.



Personalidad mitómana. 2) Psicosis interpretativas aguda:



Delirio interpretativo transitorio, por lo general acompañado de intensas reacciones emocionales.



Aquí, a diferencia de la ‘paranoia’, el delirio es súbito y no sistematizado.



Son sujetos que ‘viven’ el delirio. 3) Psicosis alucinatoria aguda:



Acento puesto en las alucinaciones (acústico-verbales, motoras-cenestésicas, etc.).



También hay exaltación de los afectos. EVOLUCIÓN Y PRONÓSTICO El comienzo es brusco, y si el final también es brusco, el pronóstico es bueno. Puede durar días, semanas o meses. El sujeto retorna como si despertara de un sueño o de una pesadilla. Si el delirio se prolonga y las crisis se sistematizan, el pronóstico es malo, ya que hay mayor resistencia a lo terapéutico. Si el delirio es imaginativamente rico y las crisis son breves, el pronóstico es muy bueno. El sujeto vuelve de una histeria (neurosis) sin ningún déficit. Teniendo en cuenta el diagnóstico de ‘locura histérica’, no se medica para quitar el delirio, ya que éste es un delirio interpretable. Es más importante la reidentificación. Hay desidentificación y luego reidentificación.

Neurosis y Psicosis (Apuntes de clase) ¿Qué representa el mundo exterior para el yo? El mundo exterior representa el criterio de realidad. El síntoma produce menoscabos al yo (sufrimiento) y es vivido como algo ajeno. Es un territorio extranjero y porque produce menoscabo es que acude a consulta. Muchas veces no lo tiene en claro, ubicado, nombrado, delimitado: está mal, triste. Una vez que lo delimita lo puede nombrar, lo pone afuera. Una vez ubicado el síntoma debemos saber que está en lugar de otra cosa. Supone una defensa psíquica y, por lo tanto, un conflicto. Solo si es vivido como intruso, consulta. Sino, no. Previo a la instancia sintomática el superyó le provee al yo cierto resguardo a través de la culpa. Pero el superyó también puede pulsionar al yo desde lo tanático (severidad de sus sanciones padecidas por el yo, intensidad de los síntomas). Las percepciones del mundo exterior van dejando huellas y esto es un tesoro perceptivo de cada sujeto. Conforman el mundo interior. Siempre las percepciones actuales van a ser regidas por el tesoro del mundo interno. Ese acervo mnémico va a determinar qué puedo percibir hoy y qué no. Por lo tanto, la percepción no es autónoma, no percibimos lo que queremos sino lo que podemos. Si bien la percepción es función de la conciencia, está determinada por lo ICC, por el mundo interno. Habrá rasgos diferentes en la percepción de cada uno y dependerá de lo singular.

En la psicosis hay un cese de percepciones actuales. Se produce la despersonalización del yo psíquico, se descompensa y se produce un retiro de las catexias del mundo exterior y hay un cese de las percepciones del mundo exterior. Al producirse la despersonalización, el sujeto queda inmerso en un mundo de percepciones singulares (alucinaciones). Freud dice que para poder percibir hay que investir y lo que pasa en la psicosis es el retiro de las catexias, deja de investir objetos. El cese de las percepciones actuales produce un desasimiento libidinal: desinviste los objetos del mundo exterior y ese quantum sobreinviste el sistema percepción-conciencia. Al no haber represión en la psicosis, el hecho objetivo es lo que lo frustra. El psiquismo no tiene herramientas como para hacer algo sano con esa frustración. No la puede simbolizar. Para la psicosis, el encuentro con la castración implica la posibilidad de un brote. Se presenta como una objeción insoportable a la omnipotencia narcisista. No lleva en su interior la representación que instaure la falta, por eso es omnipotente. Ante un encuentro proveniente de la realidad, donde el yo se confronte con algo del orden de la castración se produce el derrumbe. Este es el caso de la esquizofrenia y de la melancolía. En cambio, en la paranoia se instaura una sistematización que evita que se derrumbe, por eso no hay alucinaciones. En la psicosis no hay renuncia, en cambio el neurótico vive cediendo. Freud dice que si se trata de una neurosis, el sujeto va a permanecer fiel frente al vasallaje del mundo exterior. Pero no va a quedar arrancado del mismo. Si es avasallado por el ello se va a producir el arrojamiento de la realidad y así el sujeto sucumbe a la psicosis. El superyó tiene dos caras: Ideal del Yo

Imperativo Categórico

Heredero del Complejo de Edipo El niño se identifica con la función paterna como interdictora del goce incestuoso.

Es una instancia conformada por representaciones verbales que provienen del ello. Estas voces tienen un carácter denegatorio, lo atacan, es cruel, feroz, tiránico.

Hace posible la internalización de la ley.

La ley por la ley misma.

Se instaura en el psiquismo la prohibición del incesto. Padre totémico Freud lo homologa con la conciencia moral en tanto instauradora de valores.

Padre de la horda primitiva, como abogado del ello.

Percepción del superyó como modelos a seguir pero desde la conciencia moral (usos y costumbres).

Lo que ordena este superyó está por fuera de toda moral. Es amoral (severidad de la sanción) pero también es inmoral (la conoce pero se coloca más allá de ella).

La conciencia moral ofrece alternativas es una prohibición que da salidas.

Conciencia hipervigilante, sádica.

Se trata de la escena edípica (no dicha sino actuada) que se reproduce en la vida de las personas hasta que se mueren (neurosis). La prohibición del incesto es la salida neurótica.

En la neurosis es la causa del malestar en el sujeto.

Estos ideales se ofrecen como modelo y como moral a seguir y son ideales posibles de ser alcanzados. El Edipo es normativizante, instaura al sujeto en un lugar de bienestar. “Más acá”  da la posibilidad de la represión y la sublimación. “Más allá”  tomado por la compulsión a la repetición. Se repite el cliché porque no hay recuerdo y no hay recuerdo porque no hubo elaboración.

La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis (FREUD 1924) En la neurosis el yo, en vasallaje a la realidad, sofoca un fragmento del ello (vida pulsional), mientras que en la psicosis ese mismo yo, al servicio del ello, se retira de un fragmento de la realidad. Lo decisivo para la neurosis sería la hiperpotencia del influjo objetivo, y para la psicosis, la hiperpotencia del ello. La pérdida de realidad estaría dada de antemano en la psicosis; en cambio, se creería que la neurosis la evita. Cada neurosis perturba de algún modo el nexo del enfermo con la realidad, es para él un medio de retirarse de esta y, en sus formas más graves, importa directamente una huida de la vida real. La situación inicial de la neurosis consiste en que el yo, al servicio de la realidad, emprende la represión de una moción pulsional. Pero eso no es todavía la neurosis misma. Ella consiste, más bien, en los procesos que aportan un resarcimiento a los sectores perjudicados del ello; por tanto, en la reacción contra la represión y en el fracaso de esta. El aflojamiento del nexo con la realidad es la consecuencia de este segundo paso en la formación de la neurosis. La pérdida de realidad atañe justamente al fragmento de esta última a causa de cuyos reclamos se produjo la represión de la pulsión. Freud toma como ejemplo el caso de Isabel, una muchacha enamorada de su cuñado, quien fue conmovida, frente al lecho de muerte de su hermana, por esta idea: “Ahora él queda libre y puede casarse contigo”. Esta escena se olvidó en el acto, y así se inició el proceso de regresión que llevó a los dolores histéricos. Ella desvaloriza la alteración objetiva reprimiendo la exigencia pulsional en cuestión, vale decir, el amor por el cuñado. La reacción psicótica habría sido desmentir el hecho de la muerte de la hermana. Freud plantea que se espera que también en la psicosis se perfilaran dos pasos, el primero de los cuales arrancara al yo de la realidad, en tanto el segundo quisiera indemnizar los perjuicios y restableciera el vínculo con la realidad a expensas del ello. También en la psicosis hay dos pasos, de los cuales el segundo presenta el carácter de la reparación. Este segundo paso de la psicosis quiere también compensar la pérdida de realidad, mas no a expensas de una limitación del ello (como la neurosis lo hacía a expensas del vínculo con lo real), sino por otro camino: por creación de una realidad nueva. El segundo paso tiene por soporte las mismas tendencias en la neurosis y en la psicosis; en ambos casos sirve al afán de poder del ello, que no se deja constreñir por la realidad. Tanto neurosis como psicosis expresan la rebelión del ello contra el mundo exterior; expresan su displacer. Neurosis y psicosis se diferencian mucho más en la primera reacción. En la neurosis se evita, al modo de una huida, un fragmento de la realidad, mientras que en la psicosis se lo reconstruye. Es decir, en la psicosis, a la huida inicial sigue una fase activa de reconstrucción; en la neurosis, la obediencia inicial es seguida por un posterior intento de huida. O de otro modo todavía: neurosis no desmiente la realidad, se limita a no querer saber nada de ella; la psicosis la desmiente y procura sustituirla. Llamamos normal o “sana” a una conducta que aúna determinados rasgos de ambas reacciones: que, como la neurosis, no desmiente la realidad, pero, como la psicosis, se empeña en modificarla. Esta conducta adecuada a fines, normal, lleva naturalmente a efectuar un trabajo que opere sobre el mundo exterior. Es aloplástica. En la psicosis, el remodelamiento de la realidad tiene lugar en los sedimentos psíquicos de los vínculos que hasta entonces se mantuvieron con ella, o sea en las huellas anémicas, las representaciones y los juicios que se habían obtenido de ella hasta ese momento y por los cuales era subrogada en el interior de la vida anímica. A la psicosis se le plantea la tarea de procurarse percepciones tales que correspondan a la realidad nueva, lo que se logra de la manera más radical por la vía de la alucinación. En la neurosis se reacciona con angustia tan pronto como la moción reprimida empuja hacia delante. El resultado del conflicto no puede ser otro que un compromiso, e incompleto como satisfacción. Es probable que en la psicosis el fragmento de la realidad rechazado se vaya imponiendo cada vez más a la vida anímica, tal como en la neurosis lo hacía la moción reprimida, y por eso las consecuencias son en ambos casos las mismas.

Otra analogía entre neurosis y psicosis es que en ambas la tarea que debe acometerse en el segundo paso fracasa parcialmente, puesto que no puede crearse un sustituto cabal para la pulsión reprimida (neurosis), y la subrogación de la realidad no se deja verter en los moldes de formas satisfactorias. En la psicosis, el acento recae íntegramente sobre el primer paso, que es en sí patológico y sólo puede llevar a la enfermedad; en la neurosis, en cambio, recae en el segundo, el fracaso de la represión, mientras que el primer paso puede lograrse, y en efecto se logra innumerables veces en el marco de la salud. La neurosis se conforma con evitar el fragmento de la realidad correspondiente y protegerse del encuentro con él. Tampoco en la neurosis faltan intentos de sustituir la realidad indeseada por otra más acorde al deseo. La posibilidad de ello la da la existencia de un mundo de la fantasía, un ámbito que en su momento fue segregado del mundo exterior real por la instauración del principio de realidad, y que desde entonces quedó liberado, a la manera de una “reserva”, de los reclamos de la necesidad de la vida. De este mundo de fantasía toma la neurosis el material para sus neoformaciones de deseo, y comúnmente lo halla, por el camino de la regresión, en una prehistoria real más satisfactoria. El nuevo mundo exterior, fantástico, de la psicosis quiere reemplazar a la realidad exterior; en cambio, el de la neurosis gusta de apuntalarse, como el juego de los niños, en un fragmento de la realidad, le presta un significado particular y un sentido secreto, que llamamos “simbólico”. Para ambas (neurosis y psicosis), no sólo cuenta el problema de la pérdida de realidad, sino el de un sustituto de realidad. La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis (Apuntes de clase) ¿Por qué la neurosis no sufre el arrancamiento? Porque hay criterio de realidad. En la neurosis los trastornos se dan en un segundo momento, en el segundo avance de la enfermedad (retorno de lo reprimido). En ese segundo momento se produce una huida de la realidad. La pérdida de realidad en la neurosis se ubica en un segundo momento y es diferente a la de la psicosis. El neurótico no desvaloriza la realidad consensuada. En la psicosis, al rechazar la realidad, se aparta de ella. Por eso se fracciona, se despersonaliza. La neurosis puede reprimir la realidad intolerable porque puede peder una parte de ella. La psicosis no, entonces se desprende de un gran fragmento de la realidad consensuada. La diferencia sustancial entre la neurosis y la psicosis se produce en el primer avance: Psicosis es netamente patológico (retracción libidinal). Hay síntomas negativos: aislamiento, autismo. Neurosis el primer avance no es patológico. Por ejemplo, en la neurosis obsesiva, gracias a la formación reactiva, se puede generar un rasgo de carácter y todavía no hay síntoma (estado de salud aparente). Lo patológico se da en el segundo avance, en el retorno de lo reprimido, en la instauración del síntoma, donde se sigue satisfaciendo la moción pulsional, por eso trae angustia. En la neurosis se evita un fragmento de la realidad. Reprime y olvida. En la psicosis se aparta de la realidad y la reconstruye luego.

1. 2. 3.

En términos dinámicos primer y segundo avance de la enfermedad (psicosis/neurosis); En términos semiológicos ¿qué signos y síntomas se dan en el primer y segundo avance? (psicosis/neurosis); ¿Se pierde la realidad en la neurosis? (se pierde un fragmento de la realidad que resulta intolerable.

En términos psicodinámicos, en la neurosis hay algo intolerable para la conciencia y, frente a esto, reprime. La representación va al inconsciente y el quantum libidinal queda no ligado (libremente flotante). El síntoma, ya constituido es manifestación de la evitación de tomar contacto con la representación intolerable. Toma contacto de modo sustitutivo. En la neurosis se pierde un fragmento de la realidad que resulta intolerable. A diferencia de la psicosis, la cual se aparta y luego la reconstruye. En la neurosis hay una obediencia inicial por parte del yo: reprime para evitar confrontarse. En el segundo avance hay una tentativa de fuga de la realidad a través del retorno de la moción pulsional manifestada en el síntoma. Con el retorno de lo reprimido se construye el síntoma, un intento de fugarnos. Por eso en prim...


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