Capitalismo de carl max PDF

Title Capitalismo de carl max
Author Javier Garcia del Castillo
Course Historia del derecho
Institution Universidad de Málaga
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García del Castillo, Javier

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lunes, 25 de noviembre de 2019

1. El Capital. Crítica de la Economía política de Carlos Marx! Como otros autores, Marx escribió muchísimo pero solo publico una parte de lo escrito. Su obra fundamental es sin duda el Capital: Critica de la economía política, de la que solo vio publicada en vida el primero de los 3 o 4 volúmenes de que constaba. El primero (1867) se publico antes de su muerte, mientras que el II y III los edito y publico Engels en 1885 y 1894, respectivamente, y el IV Kautsky en 1905-1910, todos a partir de manuscritos inacabados. Y esto es un motivo masque suficiente para prestar una especial atención al volumen, que él mismo pudo revisar, corregir y pulir para la imprenta, y del que pudover varias ediciones publicadas, también es cierto que el lector tendrá una idea mas completa del significado de la obra de Marx si profundiza en la multitud de borradores inacabados que se publicaron posteriormente en los siglos XIX Y XX, empezando por los libros II y III de el capital. Esta esta razón de que presentemos aquí un resumen completo de esta obra, lo cual es, que nosotros conozcamos, una novedad absoluta en lengua española.! En momentos en los cuales la crisis socio-económica que arropa al mundo es innegable, aun cuando se siguen ofreciendo cifras tratando de demostrar lo contrario, el resurgimiento y actualidad del pensamiento de Marx no es nada sorprendente. Datos como el divorcio entre el salario real y la productividad del trabajo, del aumento en las ganancias, han hecho que en algunos casos se retome el discurso de la explotación, opresión y enajenación, que muchos asocian con el arsenal teórico y político de Marx. ! Sin embargo, al asociar a Marx con ciertos discursos o conceptos no es suficiente para dar una explicación marxista de la realidad. La cosa se complica mas cuando se reconoce que existen muchos marxismos, todos ellos anclados de una manera u otra en por ejemplo, el desacople entre la productividad del obrero y su salario puede ser entendido a través del concepto de “ explotación, formulado por el economista ingles Arthur Pigou, según el cual la explotación se da cuando el salario no es igual al producto marginal del trabajo. Desde la perspectiva marxista, el caso de Pigou solo que podría señalar cambios en la tasa de explotación del trabajo asalariado. Una discusión de esta teoría y la extension de la misma puede consultarse en el trabajo de Joan Robinson y Flatau, el trabajo de Marx y condicionados por toda una gama de circunstancias que en muchas ocasiones llevan posiciones diametralmente opuestas en torno a los mismos temas.!

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2. El proceso producción del capital.! El libro de el capital se compone de siete secciones que tratan de la mercancía y el dinero, la transformación del dinero en capital, el plusvalor absoluto, el relativo, la relación entre ambos, el salario y la acumulación del capital. La primera sección se compone a su vez de tres capítulos el primero de los cuales titulado “ La mercancía” que fue señalado muchas veces por Marx como el mas importante y difícil de toda la obra. Esta es la razón de que por nuestra parte también hayamos hecho del resumen de este capitulo el mas largo de todo el libro. Los otros dos tratan sobre el proceso del intercambio y sobre el dinero.! El punto de partida es el siguiente: puesto que la sociedad moderna actual, capitalista toda la riqueza aparece en forma de un montón o cumulo de mercancías, el análisis debe empezar también con la mercancía. Lo mas importante de la mercancía es su carácter dual o doble, su naturaleza bifacética, que llega a desarrollar una antítesis interna que mas tarde se expresara, en la circulación mercantil, como una antítesis externa. La mercancía es, por una parte, una simple cosa por otra parte una cosa que tiene precio. Ser cosa o bien, u objeto exterior es lo mismo que tener “valor de uso”, es decir, consiste en su cualidad o conjunto de propiedades naturales que se manifiestan en su utilidad, aunque dichas propiedades “naturales” no dejen de estar determinadas históricamente. Por otra parte, su precio no es sino una forma de tener “valor de cambio”, algo que presenta una dimensión cuantitativa inmediata, que se puede y debe medir. Por tanto, el valor del uso de la mercancía es la “ corteza natural” de la mercancía, su “cuerpo”; debería ser el objeto de una disciplina especial, la merceologia y constituye la riqueza material o el contenido material de la riqueza. Por su parte, el valor de cambio de la mercancía parece una contradicción porque en realidad lo que se ve es que la mercancía no tiene uno sino múltiples valores de cambio. En efecto, cuando se dice que una unidad de la mercancía X equivale a una cantidad a de la mercancía Y, o a una cantidad b de la mercancía Z, etc.. salta a la vista que todos estos valores cambio no son sino “ formas de un contenido diferencial, expresiones de un algo que es común, que es igual, algo de la misma magnitud presente a la vez en las dos cosas que se comparan en cada caso. Pero ese algo no puede ser una propiedad corpórea o sensible de la mercancía en cuanto cosa, porque todas las propiedades de este tipo que caracterizan a los distintos bienes solo sirven para distinguirlos entre si, no para igualarlos. Por consiguiente, si abstraemos de los diferentes valores de uso todas esas propiedades, y no dejamos ni un ápice o átomo del valor de uso, a las mercancías solo les puede quedar una cosa en común: la propiedad de ser todas ellas producto del trabajo.! Ahora bien, el trabajo que es común a todas las mercancías es el trabajo humano indiferenciado, el trabajo abstractamente humano. Por tanto, la sustancia que se

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manifiesta en los valores de cambio es algo distinto del valor de cambio: es el valor de la mercancía. Y el valor de cada mercancía, este valor mercantil que subyace a los valores de cambio es una sustancia social, la cristalización de esa sustancia social común. No es por tanto una sustancia natural sino supra natural, abstracta o suprasensible, y hace de cada mercancía no la mera cosa que es sino también una gelatina homogénea del trabajo, una crisálida social general con una objetividad espectral. Pero en esta sustancia heladora de valor lo esencial es lo cuantitativo: la magnitud de su valor. Y esta magnitud viene determinada por la cantidad de trabajo, que a su vez se mide por la duración o tiempo de trabajo, en las unidades habituales de tiempo. Sin embargo no es cualquier trabajo lo que se mide sino el trabajo de la misma fuerza humana de trabajo, de forma que cada fuerza de trabajo individual se toma solo con el carácter de una fuerza de trabajo social media que opera exclusivamente con el tiempo de trabajo socialmente necesario en cada caso. Por consiguiente, la creciente fuerza productiva de cada trabajo concreto tendrá como consecuencia que la magnitud de valor de la mercancía resultante sea decreciente. Es muy importante entender que todo lo anterior significa que absolutamente siempre, cada mercancía se toma como simple ejemplar medio de su clase, así como el trabajo que se gasta en ella, de forma que si un tejedor manual de telas continuara trabajando manualmente mientras que el resto de los productores de tela lo hicieran mecánicamente, por medio de una maquina que modifica el proceso social de producción, o modo de producción de la mercancía, ocurriría lo siguiente: este productor continuaría necesitando ahora por unidad de tela, pero la sociedad, que ahora usa telares de vapor, solo requeriría la mitad del tiempo de forma que también la mercancía de este productor individual pasara a contener solo el trabajo gastado en la mitad del tiempo. ! Si bien la dualidad de la mercancía es muy importante, Marx señala que era esencialmente conocida por los economistas que le precedieron. Sin embargo Marx reivindica enérgicamente haber sido él el primero en la historia de la economía política, en aclarar ademas la dualidad contenida en el trabajo representado en la mercancía, aspecto tan importante que para el constituye el eje sobre el que gira toda la economía.! El trabajo que crea la mercancía es ante todo “trabajo útil”, una actividad productiva especifica condicionada por la división social del trabajo cómo ha sido desarrollada históricamente. Esta actividad especifica nos muestras el cómo y el que del trabajo, es lo que los inglesas llaman work, y es lo que, junto a la tierra, crea la riqueza que contiene todo lo producido. Marx se remite aquí a William Petty para reivindicar su famoso dicho de que la riqueza tiene “un padre” y “ una madre”: la hand del trabajador (el trabajo) y la land (tierra o naturaleza que se trabaja). Pero el trabajo es a la vez Labour, es decir trabajo humano del que nos interesa saber sobre todo su cantidad, el cuánto. En este segundo sentido, el trabajo es tan solo gasto de fuerza 3

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de trabajo humana, gasto productivo de cerebro, músculo, mano, órganos sensibles humanos. No es trabajo especifico de sastre o de tejedor, sino “trabajo humano puro y simple”. Marx insiste en este trabajo a partir de la siguiente analogía fundamental. De igual forma que un mismo hombre puede trabajar al mismo tiempo como sastre y como tejedor, repartiendo su tiempo de trabajo entre los dos tipos de tareas, otro tanto ocurre con el hombre social, cuando la sociedad desarrolla las condiciones para esta transformación. En la sociedad moderna, capitalista, cuando la evolución de la demanda exige que el organismo social en su conjunto transfiera trabajo humano desde la labor de tejer a la de sastrería o a la inversa ocurre como en el caso del individuo anteriormente señalado. Por consiguiente, el trabajo resultante es también trabajo humano en general o indiferenciado, cierta cantidad del trabajo medio simple que puede realizar cualquier hombre común y corriente en cuanto actividad normal de la vida.! 3 .El proceso de circulación del capital.! Analizando el ciclo globalmente, el resultado principal consiste, pues en que el cambio de valor “pertenece exclusivamente” a la metamorfosis “real” del capital, frente a las dos metamorfosis “meramente formales” en que consiste la circulación. Al mismo tiempo en cada una de las tres fases, podemos decir que el valor del capital se encuentra en una “figura” distinta, a la que corresponde una “función” diferente y especial, que debe realizar antes de poder pasar a la siguiente fase. Por su parte, el capital que realiza este ciclo es el capital “industrial”, es decir, el de cualquier rama de la producción “ explotada en forma capitalista” ya se trate de una rama que produzca “productos objetivos nuevos”, ya que el efecto útil consista en simples “cambios de ubicación” o en la “existencia modificada espacialmente” o incluso “servicios”. Por ultimo, el capital dinerario y el capital mercantil, anteriores históricamente al capital industrial, en cuanto “ ramos especiales de los negocios”, se convierten ahora en simples “formas funcionales que el capital industrial o la adopta, o la abandona, dentro de la circulación”.! El proceso solo discurre “con total normalidad” cuando las relaciones de valor son constantes algo que en la realidad no sucede, pero que suponemos aquí, en la teoría. Los cambios en el valor provocan “perturbaciones” y exigen aumentar el capital cinerario dedicado a hacerles frente y tener en cuenta los procesos de “liberación” o “fijación” de capital que las mismas producen. Otro rasgo de la realidad es que el proceso del capital industrial puro “se entrecruza” de hecho, en su forma de capital dinerario o mercantil, con los “modos sociales de producción mas diversos” que lo condicionan a pesar de que la tendencia del primero sea la conversión de todo en mercancía. Otra simplificación que excluye elementos reales en este libro II es la consideración exclusiva del dinero “metálico”, dejando de lado el dinero crediticio y el fiduciario. Haciendo caso omiso del crédito, es importante

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ver, por ultimo que capitalista no solo debe acumular reservas de dinero para hacer frente a las oscilaciones de precios y a la necesidad de incorporar los adelantos técnicos a su equipo, sino para formar “tesoros”.! Esto es especialmente importante por lo siguiente: cada capitalista ofrece mas de lo que demanda pues la D’ es superior a D; en reproducción simple, la diferencia se compensa con la demanda que hace el mismo con su rédito; pero presuponer la reproducción simple equivale a no presuponer el capitalismo real, donde el objetivo no es el consumo sino la acumulación y el enriquecimiento. Por ello, una parte se acumula y esto exige la formación previa de tesoros. Pues bien, “mientras dura el atesoramiento, la demanda del capitalista no aumenta” y el dinero esta inmovilizado. Esto, que tiene una gran importancia. El tiempo global que requiere el transcurso del ciclo completo lo que en la sección II se llama “tiempo de rotación” es, pues la suma del “tiempo de producción” y del “de circulación”, que se excluyen mutuamente. La diferencia entre el tiempo de producción y de trabajo se debe a que no todo el tiempo en que el capital permanece en la esfera de la producción esta de hecho en el proceso laboral: en las propias “pausas” del proceso de trabajo o en aquellos “intervalos en los que se abandona el objeto de trabajo a la acción de procesos físicos” que se operan sin intervención de trabajo humano, intervalos en los que el capital productivo esta solo “latente” o en “barbecho”. En estas interrupciones e intervalos no se crea valor ni plusvalía porque los medios de producción no absorben mientras tanto ni el trabajo ni plus trabajo: por eso la tendencia es acortar en lo posible el exceso citado. Asimismo, “durante su tiempo de circulación el capital no funciona como capital productivo”, y por ende no produce valor ni plusvalía: ese tiempo de circulación “limita” su tiempo de producción.! Se distingue entre los costos de circulación “propiamente dichos”, los costos “de conservación” y los “de transporte”. Entre los primeros se cuentan, primero “ el tiempo de compra y de venta” o sea la parte del tiempo que el capitalista dedica a los negocios mientras “compra y vende, se mueve el mercado”, se pone de acuerdo con otros capitalistas, etc. Este tiempo, dedicado a la pura metamorfosis formal de las mercancías y el dinero, no crea ningún valor, ni cuando lo consumía el propio capitalista ni cuando ese tiempo lo consumen comerciantes especializados o sus asalariados; lo mas que pueden conseguir estos es acortar ese tempo respecto del que seria si no hubiera habido lugar a esa especialización de tareas. Pero se trata siempre de una “función improductiva” del proceso de reproducción y es por tanto parte de los gastos “varios” de la producción, que hay que pagar con “una parte del capital variable” que implica un desembolso adicional, como si se tratara de una maquina que sirviera para esa función. También es un costo del primer tipo el tiempo gastado en la “contabilidad” de tipo capitalista, es decir, incluidos la determinación o “calculo” de los precios de las mercancías y el “cobro 5

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y pago” de dinero, que son también una reducción del tiempo potencial de producción, aunque tiendan a ser una parte decreciente del total con la socialización del trabajo. En tercer lugar, también son costes de circulación los de mantener determinadas mercancías solo en la esfera de la circulación. Se trata de un producto que no es ni un bien de consumo ni un bien de producción, y por tanto los costes a el asociados solo surgen de la forma social mercantil o capitalista de la producción. Todo estos costes de circulación puros se deben reponer “a expensas del plus producto”.! Marx considera que, en este terreno, Smith dio un paso atrás respecto a las ideas de los fisiócratas, quienes, mas que de “capital” hablaron de “adelantos”. Los fisiócratas comenzaron distinguiendo entre los adelantos “originarios” y los “anuales” que hace el arrendatario capitalista. Smith se limita a generalizar las categorías, que ellos usaron solo para la agricultura, a la “industria”, pero su exposición es “muy inferior”. El principal problema es que Smith confunde el capital circulante con lo que Marx llama el “capital de circulación”, y Marx dedica muchas paginas demostrar los sin sentidos y limitaciones a los que da lugar esta confusión está en la falta de separación suficiente para ver que la diferencia fijo/circulante no tiene que ver con la “figura” que el elemento del capital tiene “en cuanto cosa”, sino con su “función”. Este lleva a Smith, por ejemplo, a no incluir la compra de fuerza de trabajo dentro del capital circulante; a olvidar que solo puede ser fijo o circulante el capital productivo; etc. Y esto ha hecho que casi toda la tradición lo haya seguido, no solo al sustituir la distinción decisiva y “determinación esencial” por la “secundaria”, sino en ligar esta concepción con la doctrina errónea del fondo de trabajo como una “magnitud dada”.! 4. El valor de la fuerza de trabajo en el capital.! Conviene recordar este concepto de fuerza de trabajo que consiste en “el conjunto de condiciones físicas o espirituales que existen en la corporeidad, en la personalidad viviente de un hombre y que éste pone en movimiento cada vez que produce valores de uso de cualquier tipo”. El trabajo se presenta en el mercado como una mercancía más, como un poseedor la venda como mercancía, debe ser libre propietario de su capacidad de trabajo. En el mercado se enfrentan el trabajador y quién posee el dinero, vale decir, dos poseedores de mercancías jurídicamente iguales. El propietario de la fuerza de trabajo la vende por un tiempo determinado, ya que de lo contrario, se convertiría en un esclavo lo que significaría que su persona seria en su totalidad propiedad del poseedor del dinero. Otra condición de relevancia que debe darse para que el poseedor del dinero encuentre en el mercado la fuerza de trabajo como mercancía, “en que su poseedor, no pudiendo vender mercancías en que se materialice su trabajo, debe, por el

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contrario, ofrecer como mercancía su propia fuerza de trabajo, identificada en su corporeidad viva.! El obrero que el capitalista debe encontrar ha de ser libre de disponer su fuerza de trabajo y no debe tener otras mercancías que vender. Marx hace una precisión importante y es que este escenario donde se encuentra el poseedor del dinero y el trabajador libre dueño únicamente de su fuerza de trabajo no es una relación histórica natural ni social, común a todos los periodos de la historia. En un pasaje señala que la aparición de un producto como mercancía requiere de una división del trabajo dentro de la sociedad tan desarrollada que en ella se consuma el divorcio entre el valor de uso y el valor de cambio, que solo comienza en el trueque directo. Pero tal peldaño del desarrollo es común, desde el punto de vista histórico, a las más distintas formaciones económicas de la sociedad. Esta relación no es, por lo tanto, histórica sino que comienza un tiempo determinada, cuando se dan una serie de condiciones que hacen surgir el sistema capitalista de producción.! Tenemos entonces en el mercado la fuerza de trabajo que constituye una mercancía particular ya que su valor de uso tiene aquella característica especial que es la de producir valor! El trabajo presenta una doble utilidad: la de satisfacer una necesidad y la de crear valor. Esto ultimo hace que el trabajo no tenga valor por sí mismo, por lo que hablar de “valor de trabajo” es inexacto, de acuerdo Marx. Una vez que el propietario de los medios de producción ha comprado la fuerza de trabajo, este la posee. Lo que se le presenta al capitalista en el mercado no es ...


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