Comentario Histórico-Pedagógico PDF

Title Comentario Histórico-Pedagógico
Author Justine Ibemsi
Course Historia de la Educación
Institution UNED
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Comentario del texto Histórico-Pedagógico...


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COMENTARIO DEL TEXTO HISTÓRICO-PEDAGÓGICO: CAPÍTULO XVIII, 28, DEL LIBRO “DIÁLOGO DE LOS ORADORES”

El texto que vamos a estudiar proviene de un tratado sobre la retórica titulado “Diálogo de los oradores”, escrito por Cayo Cornelio Tácito (ca. 56 – 120 d.C.), y situado en la época de los inicios de la etapa imperial romana, es decir, entre los años 75 – 100 d. C. El autor de esa obra fue discípulo directo de Quintiliano y un seguidor indirecto de Cicerón. Además de ser un abogado y orador renombrado, él tuvo una carrera política admirable que lo llevó al senado, así como a ejercer el cargo de cónsul. Después de haber desempeñado diversos cargos estatales en la sociedad imperial romana, abandonó la carrera publica y la oratoria para dedicarse a la historia. De hecho, se considera que, probablemente, Tácito fue el más grande historiador latino y uno de los más conocidos estilistas en prosa latina. Tuvo una preocupación muy grande por la historia y las artes liberales. Por ello, escribió obras históricas estimadas como “obras mayores” y la obra del Diálogo de los oradores, considerada “obra menor”. Esta última es una tertulia que tiene lugar en la casa de Curiacio Materno, en la cual asisten gente como Marco Aper (un poeta), Mesala (un retórico), Secundo y Tácito (el realizador). En el capítulo XVIII de este texto, podemos observar algunas ideas del autor.

En cuanto al plan ideológico de este apartado del libro, es necesario subrayar, que está hablando de la necesidad de la elocuencia y la oratoria en su sociedad imperial. En primer lugar, hace mención a lo que provoca la pérdida de la elocuencia y de las demás artes. Según él, esta situación es debido a la negligencia de la juventud, el desliz de los padres, la incompetencia de los instructores y el abandono de las virtudes romanas. A continuación, habla de las costumbres de sus antepasados con respeto a la educación de los hijos y la formación del corazón. Así mismo, señala el papel pedagógico de las madres y cuidadores de confianza y para finalizar, indica por un lado, algunos vicios (la torpeza, hacer lo que perece indecoroso...) que se evitan a través de esta formación familiar y, por otro lado, presenta algunas virtudes (la santidad, la modestia…) como frutos de la enseñanza hecha por las madres. Estos últimos son notados no sólo en los estudios y tareas de los jóvenes, sino también en sus recreos y juegos.

Como se anotó en lo precedente, este texto está subrayando la importancia de la elocuencia y la oratoria, conceptos que han perdido su valor con el imperialismo. Estamos en la época del imperio romano, con una sociedad dividida en clases, sumerja en guerras civiles y una economía esclavista. Ahora bien, la oratoria no encuentra su sentido en este tipo de ambiente dado que es una arte reformativa, a saber, que forma, marca y hace mejor al hombre. Por esta razón podemos deducir que el autor está hablando en clave de ironía cuando dice que la oratoria y retórica no se necesita ya que el imperio no necesita oradores. Es preciso señalar el hecho de que Tácito, aunque vive en los imperios de Tiberio, es partidario de la República y como un admirador de Cicerón, es consciente del valor de las artes liberales en la formación intelectual y moral. Por esto, su propósito es el de escribir la historia con una finalidad moralista e instructiva. Sabe cómo combinar de manera concisa las expresiones para ensalzar los ideales de la República romana. Los griegos y los romanos, a través de Cicerón, han aprendido una idea esencial: la de la palabra como casa del ser, según la cual, la inteligencia debe tener por objeto la verdad y la voluntad tiene el bien como su meta. Además, confirma que la tradición, basada en la verdad y en el bien, es lo que produce la dignidad del hombre y por consiguiente la de la sociedad. En tal sentido, en su texto, incide mucho en la formación moral que debe implicarse desde la familia donde tiene un protagonismo la figura de la madre. Evidentemente, aquí la madre es visto como aquella persona que se encarga de la formación de los hijos, que hace todo lo posible para que los valores e ideas claves de la vida queden grabados no sólo en la mente, sino en el corazón del joven. Visto de esta forma su trabajo busca orientar, desde el más profundo del ser, las ideas, puesto que sólo puede haber una mentalidad reformativa si uno las integra en su corazón. Por tanto, resulta lógico creer que esta educación afectiva fomenta la libertad personal y al mismo tiempo, hace mejor a la persona y a la sociedad. Desde luego, esta última no tiene futuro si la tradición de la verdad y del bien no queda inculcada en el interior de la persona.

Recapitulando, podemos decir que según este autor, el decaimiento romano puede originarse por el abandono de las costumbres educativas y por la ausencia de las virtudes romanas. Así mismo, las mujeres juegan un rol indispensable en la formación moral y afectiva en el ámbito familiar. Definitivamente, el instrumento fundamental del crecimiento de una sociedad son los estudios liberales, aquellos que forman tanto el pensamiento como la conciencia, objetivando la verdad y el bien para el servicio personal y social de una cultura....


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