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Title Comentario léxico-semántico de un editorial
Author Julio Valenzuela
Course Semántica y Lexicología del Español
Institution Universidad de Almería
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Comentario léxico-semántico de un editorial de El País sobre la actuación de los gobiernos españoles en las negociaciones con los grupos políticos derivados de la banda ETA...


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COMENTARIO LÉXICO-SEMÁNTICO DE UN EDITORIAL DEL PAÍS: ‘DIÁLOGO CON ETA’ (26/11/2000)

Julio José Valenzuela Durán Semántica y Lexicología del español 2º Doble Grado en Estudios Ingleses y Filología Hispánica

Dialogar no siempre significa pactar, y menos hacerlo a cualquier precio. Fue el PNV el que rompió el consenso democrático frente al terrorismo al pactar por su cuenta con ETA en condiciones que equivalían a que los no nacionalistas pagaran el precio de una paz eventual. Eso nada tiene que ver con la democracia, y mientras no rectifiquen será imposible el acuerdo. Pero el PNV es un partido de trayectoria y electorado democráticos, lo que en manera alguna puede decirse del brazo político de ETA. No sería justo (ni inteligente) tratar al PNV como a HB; merece ser escuchado y respondido, aunque sólo sea para decirle que desde Lizarra su política es incompatible con los principios democráticos. Una cosa es no dialogar con el PNV y otra convertir esa actitud en algo indiscutible que se mide bajo patrones de lealtad-traición. La invocación de los principios constitucionales tiene sentido para oponerse a algunas exigencias del nacionalismo democrático, pero no para rechazar cualquier contacto. Un rasgo esencial, tal vez el más característico, de la actual Constitución es la voluntad expresa de integración de los nacionalismos. Luego es la propia lógica constitucional la que exige un diálogo orientado a la recuperación para el consenso democrático del PNV (y EA). Sobre la base de lo que es claramente compartido, el rechazo a la violencia, y lo que debería serlo sin grandes dificultades: el respeto a las reglas democráticas. A los nacionalistas no cabe exigirles que se hagan constitucionalistas, pero sí que acaten las reglas que definen el marco de juego constitucional y estatutario. Es falaz equiparar la exigencia de respeto a ese marco y reglas comunes con la pretensión nacionalista de que los demás asuman su propio programa soberanista -ámbito vasco de decisión- como condición para que el diálogo sea democrático. Diálogo entre los demócratas también significa intentar mantener las relaciones entre las instituciones a resguardo de las diferencias entre partidos. La conflictividad entre los nacionalistas y el poder central no ha impedido durante años la colaboración entre los Gobiernos de Madrid y Vitoria, lo que tenía un efecto tranquilizador sobre la opinión pública. Ese entendimiento ha desaparecido, aunque el reciente acuerdo entre la Ertzaintza y el Ministerio del Interior para compartir las funciones de escolta demuestra que no del todo. El diálogo entre partidos afecta, finalmente, a las relaciones entre el Gobierno y la oposición. Si el problema del terrorismo es el principal de la democracia española, los dos primeros partidos, que representan a más de tres cuartas partes de los votantes, están obligados a hacer un esfuerzo especialísimo por no discrepar en lo fundamental. En lugar de eso, Aznar ha convertido el problema terrorista, y por extensión el problema vasco, en un desafío casi personal, y cada una de sus decisiones a este respecto, en dogma de fe democrática. Basta repasar someramente la trayectoria del PP en la oposición para concluir que ningún presidente contó con una colaboración tan de fondo como Aznar en la política antiterrorista. Lo que no le impide al Gobierno descalificar una vez tras otra, a veces en términos tan peyorativos como los empleados recientemente por el vicepresidente Rajoy, cualquier iniciativa del PSOE que se salga de su guión. Esto no sólo irrita a los dirigentes socialistas, sino también a muchos ciudadanos. Es difícil de comprender que el presidente del Gobierno no se reúna con el jefe de la oposición más que con ocasión de funerales y manifestaciones por los asesinatos de ETA. El desencuentro PP-PSOE tiene que ver sobre todo con la alternancia política en Euskadi. El PP sostiene que la rectificación nacionalista requiere enviar al PNV a la oposición. Y argumenta que ha llegado el momento de acabar con el mito de la imprescindibilidad del PNV. Es probable que así sea, y desde luego es positivo que la alternancia en el País Vasco sea hoy una hipótesis plausible. Pero jugar todo a esa baza implica meterse en un callejón sin salida si los resultados electorales no permiten conformar una mayoría PP-PSE. Los dirigentes del socialismo vasco no respaldarían hoy un Gobierno de coalición con el PNV bajo condiciones subalternas como las que se produjeron en el pasado, pero no es lógico ni prudente exigirles de antemano que renuncien a intentar un acuerdo con el PNV sobre la base del Estatuto de Gernika si las urnas no permiten otras opciones. Dialogar con el PNV no significa ceder a sus exigencias. Puede y debe ser una vía para favorecer su retorno al consenso estatutario y a la lucha contra el terrorismo. Es injusto considerar que esto sea un acto de tibieza o deslealtad en la defensa de la Constitución.

1. PLANO LÉXICO Estamos ante un texto periodístico, concretamente el editorial de la tirada del 26 de noviembre del año 2000 del periódico El País; publicado bajo el apelativo nombre de ‘Diálogo contra ETA’. Es necesario comentar cómo el género textual justifica totalmente su registro culto y su carácter subjetivo. De esta manera, se señalan los siguientes rasgos: 1.1.Campos léxicos y familias léxicas Para empezar, destaca sobretodo el campo léxico de la política española; encontrándose abundantes ejemplos a lo largo de todo el editorial de términos relacionados con la misma (‘pactar’; nombres de partidos como el ‘PNV’, ‘PSOE, ‘PP’ o ‘PSE’; ‘nacionalistas’, ‘Gobiernos’, ‘Ministerio del Interior’, ‘democracia’ o ‘constitución).

Seguidamente, precisamente predomina una recurrencia léxica de las dos últimas:

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De democracia, ‘democrático’ como adjetivo calificativo de ‘consenso’, ‘electorado’, ‘diálogo’ y ‘principios’. Todas estas construcciones han acabado por lexicalizarse mediante el proceso compositivo de disyunción, del cual postreramente se aportarán más ejemplos.

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De constitución: ‘constitucional(es)’, ‘Constitución’, ‘constitucionalistas’.

Se ha encontrado también recurrencia de la familia léxica de dialogar, el propio término aparece tres veces; y el sustantivo ‘diálogo’ hasta cuatro. 1.2.Procedimientos de formación de palabras Debido de nuevo al género textual en el que se encuadra el texto, podemos dictaminar que se encuentra una preponderancia no solo de palabras simples (‘merece’, ‘condición’, relación’…), como suele ser habitual; si no también de palabras derivadas (‘electorado’, ‘incompatible’, ‘conflictividad’, ‘constitucionalistas’).

Sin embargo, aunque se pueden citar algunos ejemplos de composición por sinapsia (‘jefe de la oposición’, ‘dogma de fe’) y disyunción (‘brazo político’, ‘juego constitucional’ y todos los anteriormente nombrados con el adjetivo ‘democrático’); lo que abunda en el

texto –además de las mencionadas simples y derivadas– son las siglas, al estar tratándose un tema de carácter político (‘PNV’, ‘ETA’, ‘HB’, ‘PSOE’, ‘PP’, ‘PSE’). 1.3.Organización del léxico Aunque inequívocamente el texto está compuesto principalmente de cultismos y voces patrimoniales (‘principios’, ‘partes’, ‘decisión’, ‘consenso’, ‘condición’), se encuentran fácilmente también helenismos (‘democracia’, ‘diálogo’, ‘político’) y algún galicismo (‘terrorismo’).

Se señalan ahora además tres calcos léxicos del vasco, sobre cuya política se opina: ‘ETA’ (siglas en vascuence para ‘Euskadi Ta Askatasuna’; ‘País Vasco y Libertad’), ‘HB’ (también siglas para ‘Herri Batasuna’, ‘Unidad Popular’) y ‘Ertzaintza’, nombre de la policía vasca. 2. PLANO SEMÁNTICO 2.1.Campos y relaciones semánticas En el plano semántico cabe destacar primero la amplia representatividad, como se ha mencionado anteriormente, del campo de la política. Después, en cuanto a las relaciones semánticas encontramos:

1. La heteronimia (‘partido’) y algunos homónimos incluidos en él (‘PNV’, ‘PSOE’, ‘PP, y ‘PSE’). 2. La sinonimia ‘rasgo esencial, característico’ y un ejemplo de sinonimia textual; ‘en lo fundamental’, aludiendo al que se había mencionado como el principal problema de la democracia, el terrorismo. 3. Predominancia de la monosemia 2.2.Procedimientos semánticos de modalización Es posible hallar algunos ejemplos de léxico (‘dogma de fe democrática’, ‘frente al terrorismo’) y expresiones (‘es positivo que…’, ‘es injusto considerar…’) valorativas; además se citan los siguientes ejemplos de palabras y frases con significado connotativo:

‘eso nada tiene que ver con la democracia’ o ‘la conflictividad entre los nacionalistas y el poder central’.

En cuanto a la presencia de figuras retóricas; observamos una cierta metonimia expresada de forma explícita: ‘el problema terrorista, y por extensión, el problema vasco’. Algunos recursos más claros:

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Antítesis: ‘lealtad-traición’ ‘rechazo (de la violencia)-respeto (a las reglas democráticas)’

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Hipérbole: ‘(es difícil de comprender que) el presidente del Gobierno no se reúna con el Jefe de la Oposición más que en ocasiones de funerales y manifestaciones por los asesinatos de ETA’

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Personificación ‘el brazo político de ETA’

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Tautología (pleonasmo): ‘pagarán el precio’

Por último, se citan algunas frases hechas que se han podido encontrar en el editorial: ‘meterse en un callejón sin salida’, ‘salga de su guion (acentuado en el texto por haberse producido su propia redacción antes de la reforma ortográfica de la RAE de 2010)’....


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