Concepto educacion - Apuntes PDF

Title Concepto educacion - Apuntes
Course Teoría E Historia De La Educación
Institution Universidad de Alicante
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Apuntes...


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OBJETIVOS 1. Reflexionar sobre la peculiaridad de la naturaleza del ser humano 2. Comprender la educabilidad de la naturaleza humana 3. Profundizar en el concepto de educación 4. Analizar los diferentes indicadores de este concepto 5. Saber definir qué es

educación

INTRODUCCIÓN

ESQUEMA «Educación» es un término que todos utilizamos y del que todos tenemos experiencia. Nos atrevemos a opinar sobre cómo debe ser la educación, quien está mal o bien educado, pero también nos encontramos muchas veces con que no nos ponemos de acuerdo porque estamos refieriéndonos a cuestiones diferentes. Decimos saber de educación por haber experimentado sobre nosotros mismos la acción de distintos educadores y más tarde repetimos esos mismos esquemas de enseñanza. Por otro lado, los estados, las institu ciones ven en la educación el verdadero motor de desarrollo, por lo que se dedica cada vez más tiempo, dinero y esfuerzo a planificar un sistema educa tivo de calidad. En este sentido, la

educación se convierte en caballo de bata lla de posiciones y concepciones que

identifican o enfrentan a los individuos. Sin duda, nadie se queda indiferente ante este tema.

1. El hombre y la educación 1.1. La naturaleza educable del ser humano 1.2. Notas características del ser humano 1.3. El hombre como ser inacabado 1.3.1. Posibilidad y necesidad de la educación 2. El concepto de educación 2.1. El término «educación 2.2. Estudio etimológico del vocablo «educación 2.3. Análisis de algunas definiciones sobre «educación» 2.4. Estudio nomológico de este concepto 3. Propuesta de una definición de educación Sin embargo, resulta difícil clarificar qué es eso de educación habida cuen ta de la multiplicidad de términos o conceptos a los que hacemos mención al refirirnos a diferentes hechos y acciones que denominamos educativas. Con tal estado de la cuestión puede entenderse la dificultad de pretender un signi ficado unívoco de este término. Pero esto no debe impedir el esfuerzo que todo profesional de la educación debe llevar a cabo para lograr esa clarificación de conceptos que, sin duda, redundará en beneficio de la

mejora de su tarea pro fesional. En este sentido, este primer tema de estudio pretende, como resulta lógico, reflexionar sobre qué es educación. Todos llegamos con una idea pre concebida tanto por nuestra propia experiencia como por las influencias de nuestro entorno. Pero estas ideas previas no deben condicionar nuestro traba jo, por lo que se

hace imprescindible saber reflexionar y profundizar sobre qué es educación y los diferentes conceptos que la fundamentan.

1. EL HOMBRE Y LA EDUCACIÓN 1.1. La naturaleza educable del ser humano Al hablar de educación, abordamos de forma inevitable el ámbito del ser humano.

Reflexionar sobre educación sin mencionar al hombre es imposible, ya TEORÍA DE LA EDUCACIÓN EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN 24

que toda educación se refiere a algo propio y exclusivo de la naturaleza huma na. El hombre es, sin duda, una realidad compleja que cuenta con la caracterís tica más peculiar de todos los seres: nace biológicamente indeterminado, lo que le lleva a que a lo largo de su vida deba desarrollarse y resolverse a sí mismo. Pero no sólo se atiene a la satisfacción de unas necesidades primarias, sino que, paulati namente, es llamado a la resolución creativa de necesidades superiores específi cas únicamente de su especie. Es el único animal capaz de trascenderse. Ser hombre, según Lassahn, «(...) significa mandar sobre sí mismo, con formar la propia vida, intervenir en el proceso de la naturaleza —incluido el curso de la naturaleza humana, tomar en las propias manos la configura ción de la vida y de la historia» (1991, 13). Pero para ello necesita desarrollar sus capacidades, conocer las posibilidades que se le presentan y convertirlas en posibilidades reales para él y los suyos, reflexionar sobre sí mismo..., es decir, el hombre debe hacerse a sí mismo para ser capaz de responder de su propia vida. Ahora bien, únicamente es posible plantear estas consideraciones desde la perspectiva de la afirmación de que el ser humano es un ser inacabado. Sólo si consideramos al hombre desde esta aparente indigencia, tal como lo destaca Sacristán (1982), tiene sentido hablar de educación, ya que éste es su primer fundamento radical, lo que la hace necesaria y posible. Parte, además, de elementos que otros individuos anteriores a él han ido resolviendo, elabo rando así un bagaje cultural que nos ayuda a forjar nuestro propio modo de enfrentarnos al mundo, a la vez que cada uno puede aportar a esa cultura nuevas ideas que colaboran en su continuo avance y perfeccionamiento.

Nadie pone en duda que el hombre es un ser sumamente complejo, a la vez que ser unitario. Todo en él está perfectamente interrelacionado. Es un ser individual, que

necesita de la relación con los demás para hacerse a sí mismo. Está capacitado para trascenderse, para abrirse al entorno en el que vive y así desarrollar todas las capacidades que posee en potencia. No se encuentran en él condicionantes que determinen su modo de vivir. Pero esta misma indeter minación es la que va a exigirle la necesidad de educación. «El hombre también nace con unas conductas determinadas, pero son pocas e imprecisas en com paración con las de muchos

animales. Por eso (...) el niño al nacer está más lejos de lo que va a llegar a ser que el conejo o la tortuga cuando vienen al mundo. Pero en cambio tiene una considerable capacidad para aprender y para formar conductas nuevas de muy variada complejidad» (Delval, 1994, 7). Para muchos el hombre es el resultado más logrado y complejo de la evo lución, pero, para otros, sin duda, el más débil. Retomando a Delval (1994), podría parecer más práctico tener las conductas del adulto de forma innata, sin necesidad de pasar por un largo período de dependencia y de inmadurez durante el cual somos seres absolutamente vulnerables y dependientes de los demás. No obstante, debido a que la información que se transmite heredita riamente es mínima, el hombre tiene

que aprenderlo casi todo, pues al nacer no es más que una posibilidad. Posibilidad que nos dota de la opción de enfrentarnos de maneras muy distintas a la realidad y de forjarnos a nosotros mismos. «Sólo nacemos con disposiciones y no con conductas ya hechas, por lo que la conducta humana es mucho más plástica, mucho más adaptable a condiciones de vida muy cambiantes, a dietas muy diferentes, a condiciones ambientales de calor o de frío muy extremas, a costumbres y prácticas socia les muy variadas (...)» (Delval, 1994, 11).

Esta insuficiencia psicobiológica del organismo humano nos muestra al hombre como ser «inespecializado» en las respuestas a los estímulos, es decir, no existe un «perimundo» en el que esté encerrado, tal como destaca Escámez (1989), sino que por el contrario lo vemos como ser capaz de sobrevivir en todas partes, además de saber transmitir esos conocimientos a otros individuos de su misma especie. Es decir,

estamos ante un «ser-cultural», que transforma sus respuestas y su conducta en elementos válidos para la relación tanto con el medio, como con los otros y consigo mismo,

ya que vive de los resultados de su actividad planeada y común. Es un ser que

posee un mundo, lo trasciende, a la vez que está abierto a él. Esto le va a permitir disponer de técnicas y medios para perfeccionar su existencia partiendo de las más variadas condiciones materiales. En definitiva, el hombre es un ser cultural y los límites de su

desa rrollo no están en la naturaleza, sino en los grados de enriquecimiento y per

feccionamiento de su actitud creadora (Escámez, 1981). Tal como señala Gehlen (1980), no hay posibilidad de vivir en un mundo que no esté atravesado por la cultura, es decir, que no esté mediatizado por el hombre. De tal manera que la cultura es la segunda naturaleza del hombre, es la naturaleza humana, elaborada

por el mismo, y en la única en la que pue de y sabe vivir. El hombre transforma cada entorno para adaptarse a él y La educación es algo específico y exclusivo de la naturaleza humana, absolutamen te necesaria. Desde que el ser humano existe, ha necesitado de la educación. Se ha exi gido por su propia naturaleza un proceso de optimización, de humanización. Ha nece sitado recibir la influencia de otro/s para pasar del estado natural de hominización al de humanización, con el fin de responder realmente a

su naturaleza inacabada. El hombre se apoya en una naturaleza biológica definida, propia de los homínidos. No obstante, su comportamiento no se limita ni a una respuesta biológica predeterminada, ni a una

relación de ajuste entre su organismo y su medio ambiente. En él, por ejemplo, los instintos

son eclipsados por su inte ligencia (Sacristán, 1982), es un ser radicalmente abierto al mundo que le rodea, lo que le lleva a que toda su conducta esté dirigida a configurarse como hombre, a humanizarse. Por ello, antes de pretender explicar y definir qué es educación, tenemos que intentar precisar y comprender al hombre, protagonista y sujeto de la edu cación. «(...) de hecho, a la base de todo modelo educativo subyace un modelo antropológico, ya que carecería de sentido pretender, como objeto de la peda gogía, educar al hombre sin tener conocimiento de sus rasgos específicos y de su sentido» (Escámez, 1989, 451-452). La educación necesita una imagen del hombre, ya que sin ella sería imposible proyectar su actividad.

ológico, hombre 1989, 45osible pro EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN

TEORÍA DE LA EDUCACIÓN 26

hacerlo vivible según los cánones de cada momento. Esto no es una opción de cada ser humano, sino algo propio de él. La elección radica en el grado de intromisión y transformación de cada entorno. Ahora, a esta «segunda» natu raleza humana se accede por la educación que desarrollan unos individuos sobre otros (Gehlen, 1980). De este modo, podemos afirmar que la cultura es el modo humano de contestar a la vida. A En cambio, el animal es un ser cerrado en el sentido que ya está «hecho», biológicamente nace ya determinado y toda su conducta está previamente condicionada por el nicho ecológico en el que está enclavado. Forma una uni dad, muy

valiosa, con el entorno en el que vive. No tiene capacidad para dia logar con él, ni de transformarlo. Responde a una conducta ya esperada, e interviene en la naturaleza, en la que previamente está establecido su puesto dentro de una equilibrada cosmovisión. Además de que nunca le pregunta rán, ni se cuestionará, si quiere o no participar en su propio desarrollo. 1.2. Notas características del ser humano A partir de lo que hemos destacado en el punto anterior, podemos subra yar una serie de notas características del ser humano, que posibilitan y recla man la educación. Así podemos afirmar que estamos ante un ser (Hamman, 1992; Escámez, 1989): Dotado de un yo, es decir, con una identidad específica, diferente a la de los demás seres humanos, que debe desarrollar y consolidar; esta identidad es consecuencia de la necesaria individualidad de todo suje to que conlleva que cada uno sea un ser único. «Con

la yoidad tiene que ver una actitud que afirma la vida, la concibe como una tarea y ayuda a que, con una participación activa del yo, llegue a realizarse aquello que pensamos que debe ser» (Hamman, 1992, 157). A la vez que este yo implica que es un ser que se hace en soledad, es decir, nadie puede hacerse por él, es él mismo el que debe decidir y actuar, contribuyendo, o no, a su continuo proceso de formación. Consistente en ser -

con, pues la realización plena de todo ser humano estriba en el descubrimiento del otro y en la interacción constante con otros individuos. Nos «humanizamos» en la medida que somos capaces de descubrir en el otro, otro yo. La vida del hombre no es una vivencia solitaria, sino que exige ser una convivencia solidaria. «Únicamente cuando el individuo reconoce al otro en todo su ser personal se reconoce a sí mismo, como persona, y forma una comunidad con él, habrá que brantado su radical soledad en un encuentro transformador» (Escámez, 1989, 462).

De esta manera resulta claro afirmar que la dimensión social del hombre no es un añadido más, sino algo propio de su naturaleza. Algo implícito en ese difícil proceso de convertirse en persona. Dotado de reflexión y volición, la inteligencia y la voluntad serán las dos facultades humanas que posibilitan el conocimiento causal (el

saber por qué, para qué..., las nuevas relaciones que se pueden esta blecer, etc.), la comunicación a partir de sistemas simbólicos comple jos, la capacidad de cooperación, etc. Además de implicar al sujeto en su propio desarrollo. Saber y querer, sin olvidarnos de la dimensión afectiva, el modo de sentirse en cada ámbito de interrelación que con dicionan nuestras respuestas. Dotado de libertad, ya que no está determinado por ninguna conducta preestablecida. Es capaz de elegir sus propias determinaciones, por lo que se hace responsable de sus decisiones y del modo en

cómo se rela ciona con los demás, de lo que hace y deje de hacer. Es un ser que debe resolver su vida, y ésta se lleva a cabo sobre la base de constantes deci siones y elecciones, de las que es responsable. En la actualidad, está cobrando cada vez más fuerza la importancia de educar en una liber tad solidaria,

de tal modo que se está uniendo claramente el desarro llo individual y social de cada

persona. Que es totalidad unitaria, ya que nada específico del ser humano, ni de su comportamiento está fuera de la mediación de su inteligencia, de su libertad. Todo está mediatizado por su humanidad, por su yoidad. Todo en él está interrelacionado configurando esa unidad psicofísica. A la vez, el hombre está en continuo proceso, nunca podrá señalarse que ha alcanzado definitivamente su meta. Que requiere un sentido, ya

que cualquier acción del hombre surge a partir de un por qué y para qué, necesita entender y valorar las cosas para emprender cualquier actuación y dar significado a lo que le rodea. Todo individuo actúa conforme a un motivo, necesita dar valor a aque llo por lo que vive y plantear una meta como objetivo de su conducta. - Que vive en un cuerpo, ya que lo físico y lo psíquico se hallan en el ser humano perfectamente entrelazados. Vivimos en un cuerpo y desde él vivimos nuestra vida, captamos y nos relacionamos con el mundo exte rior. «Su compenetración determina el modo como el hombre existe en el mundo. Permite interiorizar lo exterior y manifestar y exteriorizar lo interior, es decir, proyectarlo más allá del yo (...)» (Hamman, 1992, 156). Por otro lado, no debemos olvidar que estamos ante un cuerpo humano, que tiene biografía y no sólo biología, ya que no sólo manifiesta lo que es, sino también lo que ha sido y lo que será. Un cuerpo que se perso naliza en un rostro, lo más específico e identificativo de cada persona. Que es un ser trascendente,

en el sentido de que es capaz de salir de sí mismo, de preocuparse en realizar su existencia y buscar el sentido de la misma; busca lo que tiene validez última, y quiere captar el sentido del ser y del valor; la razón originaria de sí mismo y de todo lo demás (Hamman, 1992). Que es capaz de comprender al otro, de ponerse en el lugar de otro, de descifrar la realidad fuera de sí mismo. En él siem pre estará presente lo trascendental y lo contingente, lo universal y lo individual, y como tal obrará.

EL CONCEPTO DE EDUCACIÓN 29

TEORÍA DE LA EDUCACIÓN 28

Que necesita ayuda para extraer todas sus posibilidades, ya que el hombre por sí mismo es incapaz de desarrollar todas sus capacida des, a la vez que necesita de esa ayuda inicial, en primer lugar, para aprender a satisfacer sus necesidades, y ya, en un segundo puesto, para estimular el interés por todo lo que nos rodea, para transmitir los elementos esenciales de la sociedad a la que pertenecemos y de su cultura, que le ayudará a responder e interpretar el mundo que le rodea. De aquí se puede desprender el derecho inalienable que tene mos todos a la educación.

todo de los que están más próximos, va a tener una influencia determinante en lo que llegará a ser, declara Delval (1994). Pero también es verdad que el hombre llegará a ser lo que él quiera ser, se dirigirá por un ideal de conducta, por la idea que tenga de sí mismo. Y, aún

más, el hombre es el ser que debe responder de sí mismo, responsable de su propia vida; aquí radica toda la fuerza de la libertad. Así el inacaba miento humano, destaca Sacristán (1982), pone al hombre frente a un futuro abierto de posibilidades y le hace responsable de su elección. En este sentido, la vida es

una tarea, es un proyecto que el hombre no puede eludir sin dañarse a sí mismo. Sin duda, la educación es un acontecimien to personal de plenitud, resultado

de la propia acción humana: «(...) el hombre no es, sino que se hace (...) El hombre se encuentra siempre for zado a elegir. Se elige uno mismo entre muchos posibles sí mismos (...) Entre los muchos quehaceres posibles, el hombre tiene que acertar con el suyo y resolverse, certero, entre lo que se puede hacer, por lo que hay que hacer» (Ortega, en Sacristán, 1982, 35). En

suma, la concepción del hom bre como ser inacabado implica que DUI.

En definitiva, es un ser inacabado, fundamento radical de la posibilidad de aprender, al presentarse su constitución orgánica con un elevado grado de plasticidad. Esta situación exige necesariamente la ayuda por parte de sus semejantes, lo que nos permite igualmente entrever su dimensión social y la completa necesidad del contacto con sus congéneres para realizarse como individuo de esta especie (Sacristán, 1982). Por otro lado, es intere sante la lectura que hace Escámez (1989) de esta característica humana, al interpretarla como un principio que nos conduce irremediablemente a la acción, a la intervención. El hombre, en suma, es una tarea para sí mis mo, por lo que debe tomar posición y

hacerse, quehacer en el que necesita, sin duda, la ayuda y dirección de otros. 1.3. El hombre como ser inacabado tiene su vida por resolver; – depende de los demás para salir adelante y para configurar su personalidad; – sus decisiones y sus acciones no son indiferentes, repercuten tanto en sí mismo como en los demás, no existen acciones neutrales; – depende de la idea que posea de sí mismo (autoconcepto, confianza...); – no está determinado a nada ni por nada, aunque sí son importantes, y decisi

vos, los condicionantes que tenga; el hombre siempre puede cambiar,

evolucionar, independientemente del estadio evolutivo, de sus aprendizajes anteriores, de sus experiencias..., nunca será un ser definitivo. -

De todo lo expuesto hasta este punto, se concluye que uno de los rasgos claves del ser humano es su inacabamiento, es decir, su plasticidad y su inmadurez. Estas cualidades que para muchos significó, como hemos visto, la debilidad del ser humano, son las que fundamentan, sin duda, su gran deza. Nacemos con disposiciones, aptitudes, con posibilidades siempre abiertas que debemos desarrollar. Ahora bien, éstas van a estar, en un pri mer momento, en total dependencia del mundo adulto, iniciándose, poco a poco, sobre la base de la propia maduración biológica, nuestra disposición para aprender. El ser humano es el animal que más prolonga su infancia, y a mayor complejidad social mayor prolongación de la dependencia de los adultos, ya que debemos aprender mayor número de conductas válidas para la integración en esa sociedad. Éste es el punto que fundamenta radi calmente la necesidad y la posibilidad de la educación, es decir, la propia indeterminación psicobiológica es la que exige la educación. El hombre como ser inacabado, inmaduro y plástico hace posible la educación, a la vez que la reclama. 1.3.1. Posibilidad y necesidad de la educación

Todos estos aspectos son los que, en definitiva, fundamentan la posibili dad y la n...


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