Conocimiento Intelectual PDF

Title Conocimiento Intelectual
Author Malena Potenza
Course Introducción a la Filosofía y Antropología Filosófica
Institution Pontificia Universidad Católica Argentina Santa María de los Buenos Aires
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Filosofia y antropologia...


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INTRODUCCION A LA FILOSOFIA: ANTROPOLOGIA Prof. Santiago M. GIGENA- Año 2013

(Continuación de la UNIDAD TEMÁTICA III) 3. El conocimiento intelectual. Su diversidad con el conocimiento sensible. El objeto de la inteligencia humana. La definición real de la inteligencia. La teoría de la abstracción. Ratio e intellectus. La espiritualidad de la inteligencia humana. La dependencia de la inteligencia con respecto a los sentidos. El cerebro y la inteligencia.

1. El conocimiento intelectual y el conocimiento sensible: El conocimiento intelectual y el conocimiento sensible funcionan en forma coordinada, por eso –si bien son distintos- el que no está acostumbrado a tratar estos temas puede tener dificultades en distinguirlos. ¿En qué se diferencian? 1 Una cosa es ver y otra entender: de algo que estamos viendo podemos preguntarnos “¿qué es?”. La respuesta adecuada a tal pregunta no consiste –nunca- en señalar aquellas cualidades perceptibles por nuestra visión, tales como el color, la figura, el tamaño. Y una respuesta así no sería adecuada porque ante ella cabe volver a preguntar “¿qué es esto que estoy viendo y que posee tal color, tal forma, tal tamaño, etc.”? Ver no es lo mismo que entender: por eso a veces decimos “lo veo pero no lo entiendo”. Entender, al igual que el ver, es conocer, pero un conocer de diversa naturaleza a la de la visión, porque entender es conocer en qué consiste algo, conocer qué es algo, cuál es su esencia, cuál es la quididad (quidditas) 2 de algo. Entender es captar lo que algo es. La expresión “lo que algo es” equivale a “esencia”. En definitiva, por lo que acabamos de explicar, podemos afirmar que la inteligencia conoce las esencias de las cosas. La esencia o quididad como objeto de la inteligencia no equivale a la esencia en sentido metafísico (“aquello en virtud de lo cual algo es lo que es”), sino en sentido amplio: basta con que sea la respuesta a la pregunta “¿qué es?”, aun cuando esa respuesta esté expresando la esencia de algo en un plano de gran generalidad, vaguedad, o indeterminación3. Pero otra diferencia fundamental con el conocimiento sensible radica en que el conocimiento intelectual conoce la esencia en forma universal, y el conocimiento sensible todo lo que conoce lo conoce como algo individual y concreto. Ver es siempre ver algo concreto y determinado ( este color verde de esta silla). En cambio entender la esencia “silla” no implica entender la esencia de esta determinada silla, sino la de toda silla (de madera, metal, de cualquier estilo, etc.). Por otra parte, el conocimiento sensible es un conocimiento que tiene por objeto los seres materiales. La inteligencia puede conocer tanto las esencias de los seres materiales como la de aquellos que no lo son, como tendremos oportunidad de explicar más adelante. 1

Esta parte –la distinción entre el ver y el entender- está tomada de Millán Puelles, A.: Léxico filosófico, voz “Entendimiento humano”. 2 Quidditas: en latín la pregunta “qué es” se dice “quid est?”. Y la respuesta consiste en exponer “el- que- es” o quididad de ese algo. 3 Sobre el significado de la “esencia” como objeto de conocimiento, ver más adelante.

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Además, este conocimiento por el que captamos la esencia, se lleva a cabo a través de conceptos o ideas. Podríamos decir que el concepto es algo así como el portador de la esencia en nuestra mente. En el conocimiento sensible, la percepción de la realidad no se da a través de la mediación de algo así como un concepto. Sólo en el caso de los sentidos internos, aparece en la imaginación algo de algún modo similar al concepto que hace de intermediario: la imagen. ¿Qué es el concepto o idea? -El concepto es el fruto de la simple aprehensión, que es como denominamos a uno de los tres actos que es capaz de realizar la inteligencia4. Ciertamente, al decir “fruto” estamos usando una metáfora: al llamarlo así se pretende señalar que es un producto de la actividad cognoscitiva del intelecto. Así como toda actividad exterior al espíritu humano tiene un resultado –si serrucho, el resultado son las dos partes del tronco, si construyo, el resultado es el edificio construido, etc.- de similar manera, la acción de conocer desarrollada por la inteligencia –el acto de conocer intelectualmente algo- da lugar, espontáneamente, a un producto: el concepto (por cierto, es un producto inmanente: permanece dentro de la potencia intelectiva). Conviene advertir en este punto que ese concepto tiene una manifestación exterior: esa es la palabra. De este modo,la palabra es signo de un concepto. Cuando hablamos manifestamos exteriormente, para ser comprendidos por nuestro interlocutor, cuáles son nuestros conceptos o ideas. -El concepto -al igual que las palabras, que son signos de los conceptoses también un signo, pero un signo muy particular: es un signo formal o signo in quo (literalmente: “signo en el cual”), así llamado porque en el signo mismo conozco la esencia de la cosa, de modo tal que el concepto ejerce su mediación significativa (o sea, su función de signo) de un modo que podríamos decir, metafóricamente, silencioso5. Luego, por reflexión, puedo conocer la existencia del concepto. Recuérdese que el concepto cumple la misma función que la imagen, pero ésta lo cumple a nivel de la sensibilidad (ya que es el fruto o producto inmanente de la imaginación o fantasía) y el concepto lo hace a nivel intelectual. -El concepto es una representación del objeto (o sea, de la esencia conocida), pero no es un duplicado o copia de la esencia. Si lo fuera, ¿qué seguridad tengo de que estoy conociendo las cosas reales, cómo averiguar si 4

Los actos del entendimiento son tres: simple aprehensión (es captar intelectualmente qué es algo –la esenciasin afirmar ni negar nada, o sea, sin decir si existe o no, y sin decir cómo existe; es entender simplemente la esencia “hombre”, “roble”, “perro”, “centauro”). El juicio: operación en la que la inteligencia afirma algo sobre una esencia, predicándole o atribuyéndole un modo de ser o cualidad (“el roble es un tipo de árbol”, “este perro es manso”, “el centauro no existe”). Y el raciocinio (operación por la que a partir de dos más juicios previos – llamados a este efecto “premisas”- llegamos al conocimiento de algo nuevo que estaba contenido en ellos (“Todos los hombre son mortales”, “Sócrates es hombre”, por lo tanto, “Sócrates es mortal”). En el raciocinio deducimos un nuevo conocimiento. 5 Recuérdese la clasificación de los signos: por un lado están los signos naturales (el humo con respecto al fuego), los signos arbitrarios (signos viales, las palabras, etc.), y signos consuetudinarios (los que significan por costumbre, como el mantel signo del almuerzo o cena). Por otro lado el signo se clasifica en signos instrumentales (como las palabras, que según un criterio son signos arbitrarios, pero según otro criterio clasificador son signos instrumentales, los símbolos o señales viales, etc.) y en signos formales (los conceptos del intelecto y las imágenes de la imaginación). Se los llama “signos formales” porque cumplen tan perfectamente la noción de signo (signo es todo aquello que da a conocer algo distinto de sí mismo). Los “signos instrumentales”, se caracterizan porque deben ser conocidos ellos mismos antes para poder ejercer su función de signos.

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ese supuesto “concepto-copia” es una fiel reproducción de las mismas sino dispongo más que de esos hipotéticos “conceptos-copia”? Sin embargo, ¿en qué sentido decimos de él que es una “representación”? En el sentido de que me hace presente (re-presenta) la esencia misma (por hacerme presente la esencia, no puede decirse que es una copia, si lo fuera -insistimos- surge inevitablemente esta pregunta: ¿cómo sabemos que es una copia fiel de las esencias reales, si no disponemos más que de copias para conocer la realidad? -Por hacerme presente o presentarme la esencia, el concepto cumple una función de medio: mediante el concepto conozco la cosa (la esencia) y la conozco porque me la hace presente. -Lo que conozco no es el concepto, sino la esencia a través del concepto, así como lo que conozco a nivel de la sensibilidad interna no es la imagen, sino lo imaginado a través de la imagen (al evocar el Cabildo de Buenos Aires, lo que contemplo no es la imagen del Cabildo, sino el Cabildo en o a través de su imagen). Pensar que el objeto de mi conocimiento intelectual son los conceptos es, erróneamente, hacer de los conceptos signos instrumentales, cuando en realidad son signos formales6. -Muchas veces, se usa la palabra concepto para referirse al contenido del concepto y no el medio por el que capto ese contenido (pero repitámoslo una vez más: el contenido del concepto es la esencia). Dada esta ambigüedad, para evitar confusiones se habla de “concepto formal” (también llamado “concepto subjetivo”7) y de “concepto objetivo”. El concepto formal –que es del que veníamos hablando- es ese signo formal (e inmanente), que me hace presente intencionalmente la esencia de algo. El concepto objetivo es el objeto del concepto formal, es decir, es su contenido (la esencia en tanto que está en mi mente). -La esencia que conozco a través del concepto es la misma en la realidad y en mi mente (la esencia del hombre es la misma –idénticamente- en la realidad extra-mental que en mi concepto de hombre). El contenido es el mismo. La diferencia está en el modo de existir: fuera de la mente su existencia es natural y dentro de la mente tiene lo que se llama “existencia intencional” (esse intentionale).Fuera de la mente existe concretada en un individuo determinado. Esa es la existencia natural. Al contrario, en su existencia intencional ya no está coartada y determinada por los rasgos individuales, sino que existe universalmente. Además, de esto se sigue que todas las cosas pueden tener una doble existencia: la existencia natural y la existencia intencional. La primera la poseen en tanto que son entes naturales, la segunda la adquieren en tanto que son conocidas. Pero el existir intencional no añada nada a las cosas (ni les sustrae), así como en nada me modifica el ser objeto del conocimiento de otro. -Al concepto también se lo llama idea y también verbo mental o verbo interior (o simplemente verbo8). Con respecto a la primera, téngase en cuenta que el término “idea” puede significar tanto el contenido conceptual (la esencia universal que está en nuestro intelecto), como el medio por el 6

Ver la nota anterior. Se lo llama “subejtivo” no porque sea arbitrario, caprichoso, una representación distorsionada de la realidad, sino porque es algo del sujeto cognoscente (recuérdese que en el conocimiento en general se distingue entre el objeto conocido y el sujeto cognoscente ., el cual puede referirse a una potencia cognoscitiva o al mismo individuo que conoce). 8 No confundir con la noción de verbo que maneja la gramática. Para la gramática, el verbo es una parte de la oración, es una palabra o término oral que significa la actividad o acción. Para nosotros, en este contexto, significa el producto inmanente de la inteligencia por el que nos hacemos presentes una esencia objetiva. 7

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cual y en el cual captamos ese contenido (al igual de lo que sucede en el caso del concepto, y por ello, como dijimos, se distingue entre concepto formal y concepto objetivo. Acerca de la distinción entre concepto e imagen: Lo que tienen en común: son representaciones (hacen presente sus correspondientes objetos), pero la imagen es de orden sensible y el concepto de orden intelectual. Lo que tiene de diverso: a) entre concepto e imagen no hay una relación biunívoca: de una realidad material podemos tener un concepto claro y no tener una imagen clara. Ejemplo: no podemos tener una imagen clara del concepto de miriágono (figura de 10.000 lados), sin embargo su definición es clara. En otros casos podemos tener un concepto claro y no tener una imagen que se corresponda con el contenido de ese concepto. Eso es lo que sucede con el concepto de “Dios”: “ser superior, infinito, creador de todo, etc.”. Pero carecemos de alguna imagen que se corresponda, ya que Dios no es corpóreo –sensible- y por lo tanto es inimaginable. Alguien podría decir que él sí tiene una imagen de Dios: un hombre anciano con barba blanca, etc. un triángulo, o la palabra “Dios” escrita toda con caracteres mayúsculos, etc. Sin embargo, esas imágenes no son las de Dios: se trata de la representación sensible (imagen) de un determinado hombre anciano, o de un triángulo, o de unos determinados signos gráficos. Finalmente –para terminar de demostrar las diferencias entre conceptos e imágenes- podemos tener un concepto claro, como el de “arma” (“artefacto para atacar o defenderse”) y las imágenes no corresponden a ese concepto (por ejemplo, alguno podrá tener la de un revólver, otro la de una espada, etc.). Sin embargo, obsérvese bien, esas imágenes representan un tipo de arma: o un revólver, o una espada, etc. b) Finalmente, cabe destacar otra importante diferencia: hemos dicho más arriba que “entender la esencia “silla” no implica entender la esencia de esta determinada silla, sino la de toda silla (de madera, metal, de cualquier estilo, etc.)”.Y esta característica nos ha permitido afirmar que la esencia, en tanto objeto del conocer intelectual, es universal. Ahora añadiremos a lo dicho, que esta universalidad implica también que universalmente la esencia, en tanto conocida, es compartible por todos aquellos que entiendan lo mismo. La esencia de “hombre” es la misma para todos. Pero en el caso de la imagen no se da esta identidad universal (la misma imagen en todos y para todos). En efecto, la imagen que una persona puede tener acerca de algo material, siempre diferirá de la que tenga otra persona. Por ejemplo, la imagen correspondiente a una torre que yo puedo tener, no es la misma que la que tiene otro. La imagen que pueda corresponderle a la esencia “hombre” es muy personal y muy distinta de la que puedan tener otros. Sin embargo, el concepto de “hombre” es el mismo para todos aquellos que, con tal palabra, evocan en sus mentes la esencia del hombre. Y otro tanto sucede con el otro ejemplo (el del concepto “torre”).

2. Etimología de la palabra “inteligencia”: Antiguamente –en la Edad Media- se creía que inteligencia procedía de “intus legere”, es decir “leer dentro de”. Siglos después los filólogos descubrieron que venía de “inter legere”: leer entre líneas (descubrir, bajo el significado obvio de algo, un sentido oculto). El interés que

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reviste conocer estas etimologías –prescindiendo de cuál es la verdaderareside en que ambas nos están indicando que la inteligencia es una capacidad –una facultad o potencia operativa- que nos permite conocer algo que no está en la superficie, sino que está escondido bajo las apariencias sensibles de las cosas. Sinónimo de inteligencia, es entendimiento, mente.

3. Definición real de la inteligencia. El objeto de la inteligencia: Dado que las potencias se especifican (o sea, son lo que son) por sus objetos formales, para llegar a la definición de inteligencia habrá que establecer cuál es su objeto formal.

OBJETO INTELIGIBLE

PER SE

PROPIO

PER ACCIDENS

COMUN

Objeto per se: aquello que por sí mismo es objeto de la inteligencia Objeto per accidens: aquello que, no siendo por sí mismo objeto de la inteligencia, ella lo capta “accidentalmente”, esto es, concomitantemente con los sentidos. Objeto per se propio: aquello que por sí mismo es, de manera propia y directa, el objeto de la inteligencia: el objeto per se propio de la inteligencia es la esencia de los seres corpóreos captada en forma abstracta y universal. Recordemos que la esencia también puede ser llamada

quidditas o quididad

Con esto se está diciendo que lo que primero y ante todo capta es qué son las cosas materiales: la esencia de los seres constitutivamente corpóreos. Por ejemplo, captamos qué es árbol, piedra, azul, madera, etc. En cambio, no conocemos de manera directa e inmediata, qué es espíritu, alma, relación, justicia (eso no quiere decir que no podamos conocer sus esencias, las conocemos pero ya veremos que no es de modo directo). Téngase en cuenta que esto implica que la inteligencia capta la esencia de las cosas materiales en la medida en que ellas han sido captadas previamente

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por los sentidos (por tal motivo afirmamos que “nada hay en el intelecto que antes no haya pasado por los sentidos”. Ya lo hemos dichos: la quidditas o quididad o esencia, no significa esencia en el sentido estricto o metafísico (aquello por lo que una cosa es lo que es). Es fácil advertir que en este contexto no se está hablando del conocimiento de la esencia en sentido estricto: si así fuera, sería sumamente fácil tener un conocimiento profundo de las cosas y no se requeriría el penoso y progresivo estudio que llevan a cabo las ciencias y la filosofía. Quidditas significa esencia en sentido amplio y es toda aspecto, no importa si es superficial o no, que podemos descubrir intelectualmente en las cosas y que responde a la pregunta “¿qué es?”. Por ejemplo, si percibo que algo se acerca y lo capto como “algo”, o como “cosa”, he captado su quidditas, a pesar de que no sé con precisión en qué consiste eso que sólo he captado como “cosa”. Pudiera ser que eso, contemplado más de cerca resulta ser un animal. Entonces, al captarlo como “animal”, he captado en forma más precisa su esencia, aunque no sé todavía a qué género ni a qué especie pertenece ese animal. Si un examen más detenido me permite conocer que ese algo que se aproxima es un hombre, también tengo un conocimiento de su esencia, pero ahora en forma completa. Y si conozco que ese hombre es Juan (alguien que conozco) la esencia la capté en su máxima concreción, como existente en un determinado y concreto individuo. En todos esos ejemplos se cumple lo que hemos dicho que significa la esencia en tanto objeto del conocimiento intelectual: cualquier aspecto captado por la inteligencia que sirve como respuesta a la pregunta por el “quid est?”. Conocer la esencia, puede ir desde un conocimiento esencial de la máxima amplitud, indeterminación y vaguedad hasta la máxima determinación. Esa quididad de los seres corpóreos, de la que decimos que es el objeto per se propio de la inteligencia humana, es captada por nuestra inteligencia en forma abstracta y universal. Abstracta: porque en nuestra inteligencia la quididad está desprovista de todo rasgo individual. Captar intelectualmente “hombre” no es captar “hombre bajo, rubio, narigón, perezoso”, es captar “hombre” así, sin más. Universal: esa esencia abstracta está en nuestra mente en estado de universalidad: se puede aplicar o atribuir a cualquier hombre, de cualquier época, raza, condición, etc. En suma: lo que hemos afirmado hasta ahora es: 1. 2. 3. 4.

nuestra inteligencia conoce directamente las cosas materiales. Sólo a ellas las conoce directamente y en la medida en que han sido conocidas antes por los sentidos. La inteligencia capta la esencia de las cosas en principio confusamente (luego, si progresa en su conocimiento, conocerá su esencia de forma precisa) La inteligencia conoce las cosas (la esencia de las cosas) en forma abstracta y universal, a diferencia de los sentidos, que conocen las cualidades sensibles de los cuerpos en su individualidad concreta.

Inteligencia: su objeto:

la esencia

-

Los sentidos: su objeto: las cualidades sensibles –

abstracta - universal concretas – individuales

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¿Cómo sabemos que esto así? Primera prueba: los ciegos de nacimientos no pueden formarse conceptos propio...


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