El confinamiento como tecnologia de gubernamentalidad ambiental PDF

Title El confinamiento como tecnologia de gubernamentalidad ambiental
Author Ester Jordana Lluch
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E Ester Jordana Lluch La irrupción de la pandemia ha generado la intensa sen- sación de que el mundo había cambiado de repente. Una percepción a la que se ha sumado la incertidumbre con res- pecto a cuál será la con guración económica, política y so- cial que se generará después de la misma. Si bien...


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E Ester Jordana Lluch La irrupción de la pandemia ha generado la intensa sensación de que el mundo había cambiado de repente. Una percepción a la que se ha sumado la incertidumbre con respecto a cuál será la con guración económica, política y social que se generará después de la misma. Si bien es cierto que es probable que la llamada «nueva normalidad» traiga consigo cambios importantes, es necesario señalar que hace algún tiempo que el ciclo marcado por la globalización neoliberal, tal como la hemos conocido hasta ahora, empezaba a mostrar síntomas de agotamiento. Por tanto, se hace necesario inscribir la incidencia de la crisis generada por la covid-19 en el seno de transformaciones económico-políticas mucho más generales. Por otro lado, ni las tecnologías de gobierno ni las formas de conocimiento se generan de un día para otro, de modo que los mecanismos impulsados para gestionar la pandemia, lejos de constituir una innovación repentina, permiten analizar más bien cuáles son las prácticas, racionalidades y técnicas que operan activamente en esas dimensiones. Es necesario a lar los utillajes de análisis para tratar de dar cuenta de cuál es la diferencia que trae consigo el presente que habitamos. Sirviéndonos del marco teórico y metodológico generado por Michel Foucault, nuestro propósito es analizar cuáles son las transfor255

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maciones históricas que la gestión de la pandemia desvela en relación con las formas de gubernamentalidad contemporáneas. Foucault examinó cómo los diferentes modos de abordar las enfermedades infecciosas permitía ilustrar el funcionamiento de las técnicas y dispositivos de poder dominantes en distintos períodos históricos1. Desde esa perspectiva, analizó cómo la gestión de la lepra en el siglo , de la peste en el siglo y de la viruela en el siglo permitían dar cuenta del funcionamiento de distintos dispositivos de poder. En el caso de la lepra se optó por construir leprosarios y encerrar a los leprosos, generando así un espacio de exclusión social a través de un mecanismo de encierro. Foucault vinculaba esa estrategia a la lógica territorial y jurídica de la soberanía: del mismo modo que la ley separa lo permitido de lo prohibido, el leprosario trazaría dentro del propio territorio una suerte de espacio de destierro interior que permitiría excluir a los enfermos. En el siglo , con la llegada de la peste, se desplegaría un modelo totalmente distinto: el de la cuarentena. Una técnica que operaría según las lógicas propias de lo que Foucault caracterizó como el sistema disciplinario, esto es, a partir de la disposición y la regulación de los cuerpos en el espacio y en el tiempo bajo un sistema de control y vigilancia. Por último, en el siglo , con la viruela, se desarrolló una estrategia de registro y cuanti cación de los afectados, se ela1. F , Michel. Seguridad, territorio, población: Curso en el Collège de France (1977-1978). Buenos Aires: , 2006, p. 26-86. 256

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boraron modelos de pronóstico y se impulsaron campañas médicas. Unas medidas que operarían sobre la población en sí misma más que sobre los cuerpos individuales y que ilustrarían el funcionamiento de los dispositivos de seguridad propios de la biopolítica contemporánea. A lo largo de la pandemia, se ha aludido una y otra vez a esos análisis de Foucault para señalar cómo el con namiento comporta la persistencia de esas viejas estrategias desarrolladas por Occidente.2 Nuestra propuesta va a ser mostrar cómo el con namiento, lejos de replicar las anteriores técnicas de la cuarentena o la exclusión, opera como una tecnología de «gubernamentalidad ambiental»3. Para ello, vamos a analizar los dos ejes en que se apoya esa tecnología: una tecnología médica destinada a con nar una enfermedad para evitar su propagación, y una tecnología policial destinada a con nar una amenaza como modo de segurizar el entorno. La gubernamentalidad ambiental a la que Foucault aludía en sus cursos de Sociedad, Territorio, Población y El Nacimiento de la biopolítica remitía al modo en que la gubernamentalidad contemporánea habría hecho bascular el go2. Véase, por ejemplo, los análisis publicados por Byung-Chul Han como Paul B. Preciado, cuyos trabajos teóricos retoman y amplían los conceptos y estrategias conceptuales y metodológicas desarrollados por Foucault. El País [en línea] Consultado el 20 de junio de 2020. Disponible en:h ps://elpais.com/ ideas/2020-03-21/la-emergencia-viral-y-el-mundo-de-manana-byung-chulhan-el- losofo-surcoreano-que-piensa-desde-berlin.html y h ps://elpais. com/elpais/2020/03/27/opinion/1585316952_026489.ht 3. F , Michel. El nacimiento de la biopolítica. Curso en el Collège de France (1978-1979). Buenos Aires: , 2007, p. 302. 257

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bierno de la vida hacia el gobierno del medio en que la vida se despliega. Un medio concebido, señalaba el autor, como una dimensión histórico-natural que puede ser intervenida arti cialmente. Nuestra tesis es que la «gubernamentalidad ambiental» apuntada por Foucault a nales de los años setenta como una tecnología biopolítica de la racionalidad neoliberal no solo se ha intensi cado en las últimas décadas, sino que ha expandido su objeto. Desde esa perspectiva, proponemos un concepto que, a nuestro juicio, resulta más operativo para captar las tecnologías y estrategias desplegadas por esa forma de gubernamentalidad. Proponemos distinguir, pues, entre una biopolítica concebida como el gobierno de la vida y la población y una ecopolítica que la integra y, a la vez, la desborda en tanto que aborda no solo el gobierno de la vida, sino el gobierno del medio en que la vida se despliega4. Gobernar un virus En noviembre de 2002 se detectaron en China varios casos de lo que parecía una nueva enfermedad, el Síndrome Respiratorio Agudo Grave ( ), generada por un virus hasta entonces desconocido para la humanidad que fue bauti4. El presente texto forma parte de una investigación más amplia en torno a las transformaciones de la gubernamentalidad en las sociedades contemporáneas: el paso de las «sociedades de seguridad» a las «sociedades de emergencia» y de la biopolítica a la ecopolítica. 258

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zado como - o . Aunque el virus se expandió a otros países, la rápida intervención de la Organización Mundial de la Salud ( ) y de los países implicados hizo que la epidemia fuese contenida. El constituyó así la primera enfermedad infecciosa grave con la que tuvo que lidiar el siglo . En su libro , Governance and the Globalization of fue Disease, David P. Fidler5 postula que la gestión del la primera estrategia de contención de una enfermedad infecciosa desde la óptica de la globalización, esto es, más allá de un mundo concebido desde un conjunto de Estados soberanos que se relacionan los unos con los otros. Dado que esas coordenadas de relación territorial son las que jó el Tratado de Westfalia del siglo , el autor cali ca el como el primer patógeno «post-Westfaliano». Las enfermedades están profundamente atravesadas por condiciones históricas y materiales que no solo marcan el modo en que se inscriben en las relaciones políticas y sociales, sino también su ritmo de propagación. Si la epidemia del cólera, a principios del siglo , tardó ocho años en expandirse a nivel global6, la covid-19 se ha extendido por el planeta en apenas unos meses. Si la colonización territorial y las innovaciones en los transportes condicionan sus ritmos 5. F , David P., , Governance and the Globalization of Disease. New York: Palgrave Macmillan, 2004. 6. ARHIN-TENKO NG, Dyna y P Conceição, «Beyond Communicable Disease Control: Health in the Age of Globalization. En: K , Inge et Al. (eds.) Providing Global Public Goods: Managing Globalization. Oxford: Oxford University Press, 2003, pp. 484–515. 259

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de transmisión, los límites geopolíticos han marcado, una y otra vez, las técnicas empleadas para su contención. Desde la primera llamada a un abordaje internacional efectuada por el Gobierno francés en 1834 hasta la creación de la Organización Mundial de la Salud en 1948, el progresivo despliegue de los distintos organismos internacionales no constituyó, sin embargo, ninguna innovación en el modo de lidiar con las pandemias7. Más allá de la posibilidad de desarrollar una vacuna, ante la inminencia del contagio, las medidas de contención empleadas en los dos últimos siglos han sido fundamentalmente la cuarentena y el control de fronteras. Ese manejo de las enfermedades infecciosas es el que David P. Fidler cali ca de «westfaliano», es decir, una «estrategia horizontal» destinada a mitigar el impacto de las mismas en cada territorio soberano y evitar su propagación desde una perspectiva fronteriza. Con la llegada de la , sin embargo, se produjeron algunas transformaciones importantes de ese imaginario estadocéntrico: en primer lugar, señala el autor, en base a la declaración de la de 1948 donde la salud física y mental se postuló como un derecho humano fundamental y, en segundo lugar, con la Declaración de Alma-Ata, en 1978, cuando la lanzó la iniciativa de «Salud para todos». En esa declaración se enunciaba la necesidad de un «nuevo orden económico internacional» que promoviera y garantizara la salud para todos, señalando que «los gobiernos 7. Ídem. 260

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tienen la responsabilidad de la salud de sus poblaciones»8. A partir de ahí empezó a desplegarse lo que el autor cali ca de una «estrategia vertical» destinada a gobernar la enfermedad tratando de abordar las enfermedades en sus orígenes («meeting diseases at their sources»). Sin embargo, el marco que regía los distintos Estados era el Reglamento Sanitario Internacional ( , 1969), un documento construido bajo la óptica de los Estados Nación que, a rma el autor, a lo largo de la década siguiente se mostraría fallido. El (1969, art. 11.2) estipulaba que la tan solo podía utilizar información basada en fuentes gubernamentales, algo que constituía una limitación importante, dado que los Estados a menudo eran reticentes a dar aviso de la detección de algún brote por miedo a las consecuencias económicas. En 1995 la inició un proceso de revisión que implementaría varias iniciativas: en primer lugar, el impulso de la vigilancia epidemiológica destinada al control y prevención de enfermedades infecciosas; en segundo lugar, incluir información no gubernamental en ese sistema de vigilancia; y, en tercer lugar, desarrollar estrategias tecnológicas que permitiesen desplegar esa vigilancia global. Desde esa perspectiva se crearía, en 1994, el Programa para Monitorear Enfermedades Emergentes (Pro ). Por tanto, ese modelo vertical de la «gobernanza mundial de la salud» se desplegó, argumenta el autor, a partir de un descentramiento de los límites 8. Alma-ata [en línea] Consultado el 16 de julio de 2020. Disponible en: h p://www.alma-ata.es/declaraciondealmaata/declaraciondealmaata.html 261

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de los Estados. Se integraron agentes no estatales como las Multinacionales y las Organizaciones no Gubernamentales ( ), y se desplegaron estrategias «público-privadas» en casos como el de las empresas farmacológicas interesadas en descubrir nuevos medicamentos y vacunas. Cuando el (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) apareció en China en 2003, la actuación de la , en línea con esa estrategia, fue recopilar toda la información posible para contener la enfermedad. Por un lado, ante la negativa de China a facilitar datos, la actuó a partir de fuentes y recursos propios de información y, por otro, actuó como un agente autónomo con capacidad de incidencia en las medidas internacionales. En el marco de ese proceso de verticalización, el tema de las «fronteras epidemiológicas» se hizo presente como un nuevo modo de espacialización. En efecto, señala Fidler, «mientras muchas disciplinas luchaban con el efecto de desterritorialización de las relaciones humanas globalizadas, la salud pública había entendido hacía mucho lo que los delgados límites epidemiológicos representan contra la propagación de los microbios patógenos»9. Desde una perspectiva epidemiológica, esas estrategias verticales implicaban también permear los territorios estatales a partir de una lógica totalmente distinta. Como a rma el autor, «en la nueva era de la globalización de la salud pública, la cuestión era cómo manejar los errores de la ausencia de fronteras en un mun9. F , David P. , Governance and the Globalization of Disease. New York: Palgrave Macmillan, 2004, p. 46.[la traducción es nuestra] 262

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do sin fronteras»10. Por tanto, la perspectiva epidemiológica nos sitúa dentro de una lógica muy distinta a la del imaginario de una globalización que se desplegaría simplemente como una suerte de deslimitación de las fronteras trans-nacionales. Bien al contrario, lo que se plantea es un modo de establecer límites a partir del ámbito, alcance y despliegue de la enfermedad misma. Sin embargo, para David P. Fidler, la pandemia actual mostraría cómo ese escenario geopolítico marcado por la globalización parece haber entrado en crisis. Tanto es así - o -2 «el virus que, en un artículo11, propone llamar al de Westfalia». El autor actualiza sus propios análisis a la luz de los recientes acontecimientos, desplegando un balance histórico de los cambios que introdujo el en 2003. El primer cambio importante fue la elaboración de un nuevo en 2005 que otorgaba mucho más peso y autonomía a la para actuar por encima de los intereses de los Estados-Nación. El autor efectúa un recorrido por las distintas emergencias epidemiológicas aparecidas en los últimos años señalando cómo, en realidad, la intensa discusión que la actuación de la ha generado en relación al o -2 pivota, en el fondo, en torno al modo en que debería haber ejercicio esa autoridad supraestatal. Para el autor, la presente controversia impulsada por Estados Unidos (con el con ic10. Ídem. [la traducción es nuestra] 11. inkglobalhealth [en línea] Consultado el 29 de junio de 2020. Disponible en:h ps://www.thinkglobalhealth.org/article/world-health-organization-and-pandemic-politics 263

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to con China de trasfondo político) supone un regreso al escenario Westfaliano de la preeminencia de los Estados. Por tanto, Fiedler señala que la nueva mutación del revela un escenario político totalmente distinto: la globalización ha entrado en crisis y los estados soberanos parecen efectuar un repliegue sobre sí mismos. Sin embargo, a nuestro juicio, situar el análisis en términos de una territorialidad estatal impide captar cuál es la innovación que constituye el con namiento en tanto que tecnología de gubernamentalidad ambiental. Lejos de un regreso a una espacialidad marcada por las fronteras «westfalianas», el con namiento muestra una forma de gubernamentalidad ambiental que opera de manera exible modi cando el alcance del cerco que se habilita para tratar de contener una amenaza. Gobernar una amenaza Desde el punto de vista médico y sanitario la fue muy reticente desde el principio a expandir la técnica del con namiento aplicada por China en Wuhan. El Director de la a rmaba, en su declaración del 23 de marzo, que tanto las medidas de con namiento como las de distanciamiento físico son medidas defensivas. El objetivo, a rmaba, debe ser «atacar al virus con tácticas agresivas y focalizadas: realizar pruebas a todos los casos sospechosos, aislar y atender cada caso con rmado y rastrear y poner en cuarentena 264

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a todos los contactos cercanos». Y clausuraba el discurso diciendo: «La regla del juego: eliminar el coronavirus»12. En efecto, en la guía de orientación donde la sintetiza las directrices que ha propuesto a las autoridades gubernamentales13, se señala que esas orientaciones han sido: desarrollar técnicas de atención a las personas afectadas, rastrear a los infectados y ponerlos en cuarentena junto a las personas con las que hayan tenido contacto, prevenir la transmisión, desarrollar medidas de protección para el personal sanitario y generar estrategias para una respuesta comunitaria. En segundo lugar, se han elaborado guías que acompañarían las distintas fases en la emergencia de un brote: recabar información, prepararse, lidiar con el brote, manejar su nal y reanudar las actividades durante y después del mismo. Por tanto, las estrategias de la no iban en la dirección de utilizar medidas de con namiento generalizadas, sino de actuar más bien a partir de la detección de los brotes. Desde la , se ha enfatizado permanentemente la necesidad de encontrar, aislar, testar, monitorizar y cuidar a las personas que han contraído la enfermedad y rastrear contactos que permitan romper la cadena de transmisión. A través de esas estrategias, a quien se trataba de 12. W [en línea] Consultado el 16 de julio de 2020. Disponible en: h ps:// www.who.int/es/dg/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-at-the-media-brie ng-on-covid-19---23-march-2020 13. En lo que sigue, nos limitamos a reproducir lo que expone la en https://www.who.int/news-room/feature-stories/detail/a-guide-to-who-s-guidance 265

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monitorizar no era tanto a la población como al virus mismo: el virus es el «enemigo». La estrategia médica que opera en esa voluntad de connar el virus actúa, en el fondo, con la misma lógica que la mascarilla como objeto de protección: es una tecnología que establece un cerco en torno al virus para no contagiar a los demás. No olvidemos que el origen de la mascarilla quirúrgica surge en el mismo momento en que, con Pasteur, la medicina llegó a la terrible conclusión de que los médicos habían sido agentes sistemáticos de contagio, enfermedad y muerte de muchos pacientes.14 Paul Berger, quien habría sido el primero en reportar sobre el uso de una mascarilla en una operación, señalaba: «Durante muchos años me ha preocupado el efecto que esas gotas de líquido proyectadas desde la boca del cirujano y sus asistentes pudieran ejercer en los brotes infecciosos, lo que todavía se ve de vez en cuando bajo condiciones de asepsis quirúrgica aparentemente satisfactorias».15 Por tanto, a quien protege la mascarilla es al paciente del médico, no al médico del paciente. La mascarilla como tecnología (más allá de que, posteriormente, se hayan desarrollado mascarillas que protegen en ambas direcciones) operaría desde una estrategia diametralmente opuesta a la inmunitaria. Esa técnica de gubernamentalidad ambiental que, en línea con esas estrategias diseñadas por la , consisti14. F , Michel. El poder psiquiátrico: Curso en el Collège de France (1973-1974). Buenos Aires: , 2007, p. 385. 15. L , H.C. «Some landmarks in surgical technique». e Ulster Medical Journal, 01 Nov 1947, 16(2), p. 111. 266

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ría en cercar aquello que amenaza (sea cual sea su ámbito y dimensión) ha sido activada por los Estados desde una lógica policial y, más en concreto, desde la técnica policial diseñada para cumplir tal función: el «ke ling». Se trata de una técnica desplegada principalmente en Occidente, pero que fue utilizada también por la policía de Hong Kong en las movilizaciones de 2019, por lo que podemos asumir que se ha convertido en una técnica global. Según exponen Andrew Neal, Sven Opitz y Chris Zebrowski16 en un estudio, la técnica fue utilizada por primera vez en Hamburgo en 1986, donde un grupo de manifestantes fue retenido dentro de un cerco policial durante trece horas. El término de «ke ling», utilizado por la prensa y por los activistas, viene de «ke le», el electrodoméstico empleado en las casas para hervir agua. Como señalan los autores, es una táctica que opera estratégicamente en sentido contrario a la técnica habitual en las manifestaciones, que era la de dispersar a los manifestantes; el ke ling, por el contrario, los rodea, traza un cerco a su alrededor. En el artículo en que despliegan su estudio, los autores ...


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