El predominio y esplendor de Al-Ándalus PDF

Title El predominio y esplendor de Al-Ándalus
Course Historia Medieval dos Reinos Hispánicos
Institution Universidade de Santiago de Compostela
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Tema 1.3.- El predominio y esplendor de Al-Ándalus Durante trescientos años (700-1000) la Península forma parte del espacio cultural islámico, uno de los tres que se reparten el Mediterráneo > única parte del continente europeo, salvo Sicilia, hasta invasión otomana de Tracia en s. XV. >> ~ con sucesos que tienen lugar en Oriente

Etapas históricas de Al-Andalus La historia de Al-Andalus –el territorio peninsular bajo poder musulmán – puede dividirse en grandes etapas: 1) El valiato (711-756), que se inicia con la conquista musulmana de la península y que hizo de ésta un territorio dependiente del califato Omeya de Damasco. 2) El emirato independiente de Córdoba (756-929), inaugurado por la toma del poder en la península del Omeya Abd al-Rahmán I, que conforma el primer reino independiente en el Islam al no reconocer el califato abbasí –que nace en 750 con la matanza de los Omeya y el traslado de la capital islámica de Damasco a Bagdad–. 3) El califato de Córdoba (929-1008), que se inicia con la autoproclamación de Abd al-Rahmán III como califa, es decir, asumiendo una dignidad que se pretende universal. Es el período de mayor esplendor de Al-Andalus a todos los niveles y en sus últimas décadas estará gobernado por Almanzor. 4) Reinos de taifas e imperios africanos (1008-1248). La caída del califato supuso la fragmentación política de Al-Andalus en distintos reinos conocidos como taifas, que pervivirán durante todo el siglo XI hasta que, alrededor de 1100, serán conquistados por los almorávides, provenientes de Marruecos. En la segunda mitad del siglo XII el Imperio almorávide será sustituido por el almohade, cuyo final comienza con su derrota en las Navas de Tolosa (1212). La descomposición de ambos imperios dará lugar en la Penínsulas a la conocidas como segundas y terceras taifas. En la primera mitad del XIII la mayor parte de Al-Andalus será conquistada por los cristianos. 5) El reino nazarí de Granada (1232-1492) es una de las “terceras taifas” que surge tras la desmembración del pode almohade. La conquista cristiana del valle del Guadalquivir (Sevilla, 1248) y Murcia hará de él el único espacio musulman que pervive en la Península durante la Baja Edad Media y su pervivencia se logró mediante su sumisión a la Corona de Castilla. A principios del XIV un nuevo poder magrebí –los benimerines o meriníes– intentarán reconquistar Andalucía, pero fracasarán al ser repetidamente derrotados por los cristianos.

I. De la invasión al califato (711-929) 1) La ocupación musulmana de la Península (711-732) La conquista musulmana de la Península es una etapa más de la expansión islámica por el norte Africa, conquistado por completo en los primeros años del siglo VIII. En el Magreb, los musulmanes controlaron fácilmente las zonas romanizadas del litoral, aunque tendrán problemas con las zonas interiores, expuestas a ataques de nómadas del Sáhara. Sin embargo, las tribus nómadas serán islamizadas y los bereberes serán integrados en el ejército musulmán, formando parte de los contingentes que conquistarán la Península. La conquista del reino visigodo fue muy rápida y se hizo prácticamente sin oposición armada; fueron dos las expediciones islámicas que llevaron a cabo la conquista: 1) La dirigida por el bereberer Tarik en 711, que derrota ejército godo en el Guadalete y entra después en Toledo casi sin oposición. 2) La que estuvo al mando de Muza, gobernador árabe de África, en 712, que llegará a Toledo por una ruta diferente a la de Tárik y, también, prácticamente sin oposición. Los ejércitos musulmanes controlaron la Península en sólo cinco años y en 720 se harán con el territorio visigodo al otro lado de los Pirineos (Perpignan y Narbona). El territorio peninsular no fue el escenario final de la expansión musulmana en Europa sino que el ejército islámico continuará su avance más allá de los Pirineos y llegará a conquistar el Sur de la actual Francia, llegando hasta el Ródano. El impulso conquistador del Islam será detenido por el ejército franco en Poitiers en 732. La batalla de Poitiers marca el fin de la expansión islámica por Occidente y termina con unas conquistas que se habían prolongado desde Arabia hasta Europa desde hacía un siglo. 2) El valiato (711-756) dependiente de Damasco En el momento en que se conquista España el Islam está dirigido por el califa OMEYA, que tiene su capital en Damasco. El territorio peninsular fue muy pronto conocido como Al-Andalus entre los musulmanes; el término designará desde entonces al territorio peninsular en poder musulmán. Durante la primera mitad del siglo VIII, AlAndalus será dirigido por gobernadores nombrados directamente desde Damasco o por el gobernador de Cairuán1. Los invasores y la población autóctona. 1

Hoy en la actual Túnez. Cairuán, fundada en 670, es una de las ciudades fundadas por los árabes que puede compararse a Basora, Kufa o El Cairo. Será capital del Magreb bajo dominio musulmán durante los primeros siglos de la conquista y desde allí salieron las expediciones militares.

La ocupación musulmana de la península no parece haber sido especialmente traumática. Hubo un rápido entendimiento de los musulmanes con las autoridades locales y la población que fue favorecida por 1) La fragmentación política del reino visigodo. 2) La tolerancia religiosa de los musulmanes hacia las gentes del Libro. Ese entendimiento entre las autoridades godas y los invasores se plasmó en numerosos pactos firmados entre los condes visigodos y los jefes musulmanes, que permitían a aquéllos seguir en sus puestos a cambio de que reconociesen su soberanía y le pagasen impuestos. El ejemplo más conocido es el firmado por el conde Teodomiro, señor de la región de Orihuela, que será desde entonces conocida como la región de “Tudmir”. Es probable que las conversiones al Islam se hayan realizado desde el momento de la conquista, aunque el proceso de islamización de la Península fue largo y no se considera completado hasta el siglo X. Parte de la aristocracia –como el comentado Teodomiro– llegará pronto a un acuerdo con los nuevos gobernantes e incluso se convertirá al Islam –como el conde navarro Fortún, origen de los Banu Qasi, que recuerdan en su nombre a un Casio como referente familiar– , mientras que otros optarán por huir al norte y no reconocer el poder musulmán. La instalación de los invasores en España. Mal conocido, los invasores musulmanes no conformaban una unidad étnica ni cultural y, al parecer, los asentamientos en la Península no fueron mixtos sino exclusivos de una u otra etnia. 1) Bereberes.- Islamizados hacía muy poco tiempo, entraron esencialmente con el cuerpo expedicionario comandado por Tarik en 711. Establecidos en la meseta norte, cuenca de los ríos Tajo y Guadiana y Levante. 2) Árabes.- Llegan en 712, con Muza, y su número se incrementará en los años siguientes. Se asentaron básicamente en las zonas agrícolas más ricas: valles del Guadalquivir y del Ebro. Divididos a su vez en clanes según su origen; según ciertos historiadores más que origen reflejan distintos partidos o tendencias políticas: a) Quaisíes o árabes del Norte, partidarios de continuar la expansión militar islámica. b) Yemeníes o árabes del Sur, política no expansiva, preocupados por una integración de la Umma o Comunidad de Creyentes de los no árabes convertidos al Islam. 1.3.- Conflictos tribales en Al-Andalus.

La batalla de Poitiers (732) no puso fin a los enfrentamientos entre francos y musulmanes en Septimania, que acabará por ser abandonada por los segundos ante la crisis política que sacudirá al Califato Omeya de Damasco hasta su caída en 750. En la Península y el Norte de Africa estas luchas se verán incrementadas, además, con la insatisfacción bereber bajo el dominio árabe. Los problemas se manifestarán en década de los cuarenta como prolongación de la crisis califal; los territorios islámicos comienzan a disociarse tanto política como religiosamente. Las tendencias centrífugas fueron más evidentes en Occidente, donde la doctrina pro-qaysí provocó un fuerte descontento entre bereberes y yemeníes. Esto se debió, en parte, a la difusión de la doctrina jariyí o jarichí2, que propiciará el levantamiento de los bereberes contra los árabes. En el 739 los bereberes del norte de África se rebelan contra el califato, que perderá el control sobre la zona, aunque en la parte oriental –en torno a Cairuán– se mantendrá un gobernador 3, que es prácticamente independiente. La revuelta bereber del Magreb tendrá influencia directa en la Península, donde los bereberes se rebelan contra los gobernadores árabes en 741; esta rebelión tendrá como consecuencias principales: 1) El práctico abandono de la meseta norte por los musulmanes. 2) La llegada a la Península de un nuevo contingente musulmán compuesto principalmente por sirios enviados por el califa de Damasco a controlar las revueltas bereberes de occidente. En 742 estas tropas sirias, al mando de Balch ben Bisr, pasan a Al-Andalus y derrotan a los bereberes. Los militares sirios no abandonarán la Península y su presencia en ella provocó nuevos enfrentamientos entre los musulmanes andalusíes. Al-Andalus, aunque teóricamente sometido al califato de Damasco, se convierte en realidad en un emirato autónomo al estilo que poco antes había surgido en Cairuán. El nuevo contingente árabe-sirio (¿10.000?) se estableció en el Guadalquivir y la costa mediterránea. Fue dividido en grupos atendiendo al origen geográfico y la divisisón tribal de sus componentes4 con la finalidad de defender y gobernar el territorio en que fueron instalados, quedandose con parte de los tributos pagados por los habitantes de esas zonas. 3) El emirato independiente de Córdoba (756-929) Abd al-Rahmán I: la fundación del emirato  Primera secesión política formal que tuvo lugar en el Imperio musulmán 2

Defiende el principio de que la comunidad de creyentes puede elegir libremente a su imam, sin tener en cuenta su familia, tribu o etnia; discute, por tanto, la supremacía social y política de la élite árabe. 3 Abd al-Rahman ben Habib al-Fihri, 745-755. 4 Así, el chund de Emesa en Sevilla-Niebla; el de Palestina en Medina Sidonia y Algeciras.

Ligado a los sucesos que se desarrollaron en el Califato en 750, con la derrota y masacre de los Omeya en Damasco y su sustitución a la cabeza del Islam por los Abbasíes, que trasladaron su capital a Bagdad. Con el cambio de capital el Califato abandona un tanto su orientación mediterránea y la hasta entonces predominante influencia sirio-bizantina por un Imperio centrado en Mesopotamia –en el actual Irak– y con una mayor influencia persa. La sustitución de los Omeya y la nueva orientación del Califato hace de Al-Andalus uno de los territorios más alejados del centro del Islam y, además, en la Península quedaban bastantes fieles a los Omeya –como lo eran los sirios recientemente llegados a ella–.



Abd al-Rahmán I, nieto del califa Omeya Hisham I

El fautor del emirato independiente de Córdoba será Abd al-Rahmán I, nieto del califa Omeya Hisham I e hijo de una mujer bereber del Magreb, que fue de los pocos supervivientes a la matanza de la familia realizada por los Abbasíes en Damasco en 750. Huido de Siria, se refugiará primero en el Magreb y en 755 desembarca en Al-Andalus, donde se proclamará emir y, apoyado por parte de los árabes peninsulares, entrará victorioso en Córdoba en 756, lo que marca el comienzo de una nueva etapa política.



Proclamación del emirato independiente frente a los Abbasíes de Bagdad

Asegurado en el trono, Abd al-Rahmán invocará su condición de Omeya para proclamar su independencia del califato abbasí de Bagdad tanto política como religiosamente: en la oración de los viernes se suprimirá la tradicional invocación al califa. Al-Andalus se convertirá en refugio de los fieles a los Omeyas y de los descontentos con el régimen abbasí, y en los años sucesivos el emir tendrá que hacer frente a diversas rebeliones tanto de árabes como de bereberes que serán provocadas o alentadas desde Bagdad. Estas revueltas serán aprovechadas en el noreste peninsular, pues permitirán la intervención de los francos 5 y la anexión al Imperio carolingio de los valles pirenaicos y de Girona (785). La ruptura política del Imperio islámico se inicia, pues, en Córdoba, en 756, y se continuará en las décadas siguientes con la proclamación de diversos emiratos independientes en el norte de África 6. Con Abd al-Rahmán I se inicia la construcción político-administrativa de Al-Andalus, que deriva de la Omeya de Damasco con la creación de un cuerpo administrativo ( habibs, visires) y la construcción en Córdoba de varios edificios que demuestran su capitalidad: el palacio emiral y, junto a él, la mezquita mayor. Especialmente importante fue la organización del ejército, instrumento necesario para conservar el poder del emir y hacer frente a las incursiones abbasíes y las revueltas internas; sus miembros fueron básicamente bereberes y esclavos.

4) La islamización de Al Andalus. La islamización de Al Andalus es un proceso mal conocido que, comenzado poco después de la conquista, se incrementará a partir de mediados del siglo VIII y que se desarrollará especialmente durante el IX, cuando a finales de la centuria puede que considerarse que la mayor parte de la población andalusí era musulmana. 5

En 778 Zaragoza se rebelaba contra Abd al-Rahmán y pedía ayuda a Carlomagno, que llegó hasta la ciudad que, al final, le cerró las puertas. La incursión se hizo famosa por la derrota que sufrieron los carolingios en Roncesvalles a la vuelta hacia el Imperio desde Zaragoza. 6 Con los reinos idrisí, con capital en Fez, aglabí, en Cairuán, y rustumí, en Tahart.

El islamismo cordobés fue sunnita7 y, realizada la codificación del Derecho musulmán en Oriente en torno al 800, el emirato Omeya adoptará la interpretación de la escuela jurídica malekí8. Fundada por Malik ibn-Anas de Medina (+795), se ajustaba al tradicionalismo árabe y rechazaba el derecho -que se habían arrogado los Omeya de Damasco- de los califas a promulgar leyes sin referencia al Corán que, junto con la Sunna, es fuente de todo Derecho. Con ello se pretendía unificar las interpretaciones coránicas, unificándolas bajo la interpretación malekita, y establecer un código jurídico; por otra parte se señalaba la diferencia con los abbasíes de Bagdad, que adoptaron la escuela jurídica shafií. Con ello, a principios del siglo IX se conforma un grupo de alfaquíes que propugnan la defensa a ultranza de la ley coránica, lo que provocará tensiones religiosas, especialmente con los mozárabes, y política, al manifestar su apoyo o no al emir reinante. El progresivo incremento de conversiones al Islam, evidentemente, mermaba a la comunidad cristiana andalusí, cuyos miembros son conocidos como mozárabes –los cristianos que viven en territorio gobernado por musulmanes–. La Iglesia visigoda fue integrada sin traumas en el Al Andalus surgido tras el 711: el rey visigodo será sustituido por el emir, quien confirma a los obispos en sus sedes y convoca los concilios. A finales del siglo VIII se muestran las influencias del Islam sobre la Iglesia mozárabe, pues se ha visto en la herejía adopcionista un intento de acercar el dogma cristiano a las creencias musulmanas. Las tesis adopcionistas reducían o anulaban la divinidad de la persona de Cristo al hacerlo hijo adoptivo de Dios en su naturaleza humana, teoría que fue expuesta por Félix, obispo de Urgel, a finales del siglo VIII, y por el arzobispo de Toledo, Elipando. El adopcionismo fue adoptado por la jerarquía mozárabe y permitió a las Iglesias hispánicas fuera de dominio andalusí sacudirse de la dependencia eclesiástica de Toledo: 1) En el norte cantábrico la respuesta al adopcionismo fue dada por el monje Beato de Liébana y por el obispo Eterio de Osma (785-788) y supuso la ruptura con el primado de Toledo y, por tanto, con la Iglesia mozárabe. Nacía con ello una Iglesia independiente en el reino asturiano, con una jerarquía propia, aunque en ella se mantendrán los ritos que venían de época visigótica. 7

Su nombre deriva de Sunna, colección de seis libros que recogen los hadices –tradiciones y dichos- de Mahoma y sus seguidores más inmediatos. La teología y el derecho sunníes se basan en el Corán y en la Sunna. Es la secta mayoritaria del Islam, frente a los chiíes o chiítas y otras sectas minoritarias. 8 Las otras escuelas son: 1) Shafií, derivada de la malekí y fundada por un discípulo de Malik, Idris alShafí (+820), que se instaló en Bagdad; fue la escuela adoptada por los califas abbasíes. 2) Hanafí, fundada por Abu al-Hanafah (+767) en Bagdad, oponiéndose a la malekí y shafií, rechazando los excesos impuestos en el Corán a ciertas penas, que sólo se aplicarían a casos excepcionales. 3) Hanbalí, fundada por Ahmed ibn Hanbal (+850), que rechaza el uso del razonamiento de los juristas e insiste en que los juicios han de basarse exclusivamente en el Corán.

2) En los condados catalanes, que formaban parte del Imperio carolingio, el adopcionismo será condenado como herejía por la Iglesia franca en los con concilios de Ratisbona (792) y Aquisgrán (794), donde Félix de Urgel será declarado hereje, depuesto y encarcelado. Al declarase hereje a la Iglesia hispana, la jerarquía catalana pasó a integrarse plenamente en la Iglesia franca, lo que la hará partícipe del “renacimiento” cultural carolingio. En el siglo IX el número de mozárabes seguirá descendiendo a causa de las conversiones al tiempo que toda la sociedad se islamizaba. La adopción y definición de la ortodoxia malekí por el emirato cordobés aumentará la impronta musulmana de Al Andalus, donde los alfaquíes tendrán cada vez una mayor importancia. La intransigencia de ciertos sectores de éstos provocarán el enfrentamiento con los mozárabes, que serán acusados, además, de favorecer las constantes revueltas que se desarrollan contra el poder del emir. A mediados de la centuria el idioma árabe era ya empleado por la mayoría de la población andalusí y la mayor parte de los mozárabes habían adoptado las costumbres y cultura musulmanas, lo que muestra el avance de la islamización. La crisis que sufría la comunidad mozárabe se demuestra en el movimiento de los “mártires voluntarios”, que se desarrolló en Córdoba a partir de 850. Estos mártires eran gente que blasfemaba contra Mahoma en público, provocando así necesariamente su condena a muerte y ejecución. La Iglesia mozárabe condenará, sin éxito, estas actuaciones, apoyada desde el emirato. El intento de reconciliación, dirigido por el emir, no fue posible y la solución fue acabar con la cabeza del movimiento, con la ejecución de su principal instigador, Eulogio de Córdoba, y la destrucción del monasterio de Tábanos, próximo a la capital. Estos martirios voluntarios serían una llamada de atención por un sector de la población mozárabe que, ante la evidente pérdida de los rasgos distintivos de su comunidad, se radicaliza pretendiendo mantener su idiosincrasia, pretendiendo conservar y mantener unas costumbres y cultura tradicionales que están perdiéndose. El fenómeno de los mártires produjo o acentuó un endurecimiento de las condiciones de vida de los mozárabes, muchos de los cuales huyeron a los reinos cristianos del norte. 5) Sublevaciones y revueltas internas del siglo IX. Las guerras civiles árabes y las sublevaciones bereberes que se desarrollaron durante las primeras décadas de la conquista terminan con el reinado de Abd al-Rahman I. A partir de entonces, en el emirato cordobés se suceden revueltas que tienen como protagonistas a las gentes de Córdoba y de las ciudades fronterizas de Mérida, Toledo y Zaragoza, desde donde se extenderán a otras ciudades. La revuelta de tipo social más importante del emirato independiente tuvo lugar en la propia capital, Córdoba, a principios del siglo IX: es la llamada “revuelta del Arrabal”,

en 818, y cuyo escenario fue el barrio de Secunda, al otro lado del Guadalquivir. El movimiento fue instigado y defendido por los alfaquíes cordobeses, que criticaban la actitud despótica y poco islámica del emir al-Hakam (796-822). La revuelta fue brutalmente sofocada y el barrio completamente destruido, siendo expulsados sus habitantes a otras ciudades de la Península o al norte de África. Más re...


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