Ensayo Crítico - El machismo en pleno siglo XXI PDF

Title Ensayo Crítico - El machismo en pleno siglo XXI
Author Steven Jacho
Course Lenguaje
Institution Universidad de las Américas Ecuador
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Summary

Un ensayo crítico sobre el machismo en el siglo XXI realizado como una evaluación de progreso, cuenta con referencias bibliográficas, dos carillas de texto, citas y referencias bibliográficas....


Description

Universidad de las Américas Ciudadanía, cultura e historia Ensayo crítico Nombre: Steven Jacho Carrera: Multimedia y Producción Audiovisual Número de Matrícula: 727124 Paralelo: HUM930-7

Ciudadanía y otredad (género / etnicidad)

El machismo en pleno siglo XXI Muchas ideologías culpan a las mujeres de promover el pensamiento machista. ¿Es correcto entonces decir que irónicamente el denominado sexo femenino reafirma esta “autoridad” masculina al querer presentarse bellas para así “conseguir” a alguien que sólo busca precisamente esto en su compañera? ¿Cómo nos vería la sociedad si invertimos papeles en la anterior pregunta? Los sexos dependen el uno del otro, sin la convivencia entre estos no se podría preservar la raza humana, aun así, existe la mala costumbre de minusvalorar a las mujeres. Es cierto que existen excepciones pero mayoritariamente esta “práctica” se sigue llevando a cabo, esto no es algo que se ha generado en la actualidad, Pitágoras (580-500 a. C.) ya planteaba esta opresión manifestando que “existe un principio bueno que ha creado el orden, la luz y el hombre, y un principio malo que ha creado el caos, las tinieblas y la mujer” y seguramente la misma surgió mucho antes. Este mal puede ser trasmitido por padres que malenseñan a sus hijos o por conductas que los pequeños observan en distintos entornos, lo que fortalece la estructura patriarcal a la que lamentablemente estamos acostumbrados, cabe preguntarnos: ¿Cuándo fue que empezamos a imponer estas formas de maltrato hacia alguien a quien en el pasado venerábamos por su bendición de generar vida? Se han conseguido algunos gritos igualitarios pero los mismos no han derivado en algo que sea totalmente justo. Además, no solo las mujeres son quienes sufren del machismo, esto afecta aunque en menor escala a otros quienes deberían acompañar esta práctica según la sociedad, hombres quienes defienden a mujeres o están a favor del feminismo pueden ser considerados homosexuales o algo similar por parte de otros hombres, incluso en esta época donde “existe” libertad de expresión. ¿Seguirá siendo siempre así? Es pertinente empezar recordando que la sociedad está acostumbrada a percibir a las personas por su diferencia sexual, rasgos que marcan como debe ser el género que cada individuo tiene, siendo algo prescrito las características que hombres o mujeres deben

poseer para no ser juzgados ante la sociedad y “para simbolizar y construir socialmente lo que es "propio" de los hombres (lo masculino) y lo que es "propio" de las mujeres (lo femenino)” (Lamas, 1999, p. 84). Aun así, como forma de protesta surgió el movimiento feminista, que lleva casi cuatro siglos intentando luchar por la igualdad de derechos, sin embargo, el término es comúnmente confundido con la contraposición del machismo, el hembrismo, por lo que este desconocimiento involuntariamente genera un incremento de desprecio en ciertos grupos que defienden la postura que dictamina que la anatomía de las personas establece su superioridad o inferioridad. Lo paradójico es que si se tratan estos temas en público o ante alguna élite se puede producir un efecto contraproducente al que en verdad se busca. Además, para comprender de mejor manera lo que se trata de transmitir con este ensayo resulta fundamental exponer lo planteado en Un mundo común por Marina Garcés (2013): “Vivimos atrapados en un mundo que no se nos ofrece como un cosmos acogedor, sino como una cárcel amenazante. Por eso la tendencia hoy es construir nichos de seguridad, ya sea en forma de privilegios, ya sea en forma de ideologías e identidades bien establecidas y cerradas” Y es que el título más allá de ser simplemente eso, un título, resulta profundo e inspirador a la vez, este concepto de un mundo común no ayuda a responder preguntas como ¿Qué nos une? o ¿Qué nos separa? (p. 22). Se supone que todas las personas viven relacionadas entre sí, ¿es esto verdad o el término “relacionar” también es confundido en significado? Si imaginamos una sociedad donde reine el matriarcado ¿sería justo, equitativo, igualitario? Quizá si sucediese, todo como lo conocemos cambiaría a un color más “femenino” como rosado o amarillo y la mayoría de diseños sería de flores y rosas, todo sería más organizado. ¿La anterior frase se puede considerar machista o es que tenemos aquella percepción que se ha incrustado en nuestra cultura por costumbre y enseñanzas que hemos aprendido desde pequeños? No se puede dejar de lado que por mucho tiempo las mujeres han sido consideradas simplemente un útero, apto para la reproducción, como cualquier animal hembra pero, “todo ser humano hembra no es necesariamente una mujer” (De Beauvoir, 1949, p. 2) ni toda “hembra” o “mujer” debe llevar un papel secundario en la sociedad, si no es secreto que son mucho más capaces y hábiles que los hombres para desempeñar algunas tareas que creíamos específicas para hombres ya sea por que requería lo llamado fuerza bruta o hacer algún tipo de trabajo que consista en ensuciarse. El problema no necesariamente son las mujeres como piensan muchos, el problema es el significado que se las ha obligado a adoptar hasta el punto en que muchas de ellas piensan y creen que en realidad deben buscar un buen hombre que mantenga el hogar mientras ellas cuidan a los niños. Este sentimiento misógino no determina que un hombre por humillar y maltratar a una mujer se vuelve más hombre, “con respecto a las mujeres, nada hay más arrogante, agresivo o desdeñoso que un hombre inquieto por su virilidad” (De Beauvouir, 1949, p. 9) ni nuestras diferencias biológicas definen los estereotipos impuestos que deberíamos adoptar. Existen hombres delicados con gusto por la moda y mujeres fuertes y rudas con gusto por los deportes; hombres que adoran cocinar y mujeres que adoran jugar futbol; hombres que detestan el alcohol, tabaco y salir a fiestas y mujeres que lo disfrutan; hombres que aman a otros hombres y mujeres que aman a otras mujeres. Cuando

dejemos de leer con repudio estas realidades daremos un paso más cerca hacia la armonía igualitaria que tanto se anhela. Referencias Bibliográficas

Beauvoir, S. (1987), El segundo sexo, Buenos Aires: Siglo Veinte. Garcés, M. (2013), Un mundo común, Recuperado de: http://www2.udla.edu.ec Lamas, M. (1999), Género, diferencias de sexo y diferencia sexual, Recuperado de: http://www2.udla.edu.ec Venegas, M. (2018). El romance adolescente. Un análisis sociológico de la política afectivosexual en la adolescencia. Papers: Revista De Sociologia, 103 (2), 255279. doi:10.5565/rev/papers.2213...


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