Ensayo La Vejez pdf PDF

Title Ensayo La Vejez pdf
Author Mario Borosescu
Course Història I Teoria De L'Antropologia I
Institution Universitat de Barcelona
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Ensayo sobre el concepto de La Vejez y de alteridad para las prácticas de Historia i Teoria de l'antropologia I...


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Vejez y alteridad

Borosescu Flores, Mario

SECCIÓN TEÓRICA En el preámbulo del ensayo La Vejez su autora describe la vejez como un fenómeno biológico. Sin embargo, argumenta que debido a comportar consecuencias psicológicas, esta etapa “modifica la relación del individuo con el tiempo, por lo tanto su relación con el mundo y su propia historia. […] y que “el hombre no vive jamás en estado de naturaleza; en su vejez, como en cualquier edad, su condición le es impuesta por la sociedad a la que pertenece” (Simone de Beauvoir, 1970: 15). Por tanto, lo que nos deja claro la autora desde el comienzo es que la vejez, y el hecho de envejecer, además de ser un proceso biológico, natural en todos los humanos, tiene connotaciones que se erigen socialmente (y culturalmente). Se nos problematiza la dicotomía de lo biológico/social. De hecho la escritora lo ejemplifica cuando escribe sobre la esfera de lo psicomático, es decir, sobre cómo lo psicológico (trastornos mentales, traumas, …) se llega a manifestar en el cuerpo, en lo exterior. La autora afirma, además, que la relación con el tiempo se vive de diferentes formas según el grado de deterioración del cuerpo (y la mente). Simone de Beauvoir también escribe sobre la importancia del contexto social para entender la vejez. La construcción del relato y los roles de la vejez varían según la sociedad y cultura que tratamos. La sociedad, dependiendo también de la cultura en la que nos encontremos, asigna un rol al viejo 1 (palabra que se suele evitar utilizando eufemismos como “anciano” o “persona mayor”, como si serlo fuera algo que se debiera suavizar o disimular). En nuestra sociedad occidental mediterránea se tiene la idea de mostrar respeto y atención hacia nuestros mayores y los abuelos y abuelas frecuentemente son personajes clave en la educación y crianza de los niños/as de la familia. Aún así, debido al carácter general individualista que predomina en Occidente se tiende, cada vez más, a construir la familia fuera del entorno donde los padres fueron criados para formar otro núcleo familiar independiente. Por contra, en Oriente existe una perspectiva más colectivista en que los mayores son fuente de sabiduría y orientación, y a quienes acuden los jóvenes e incluso los adultos acuden cuando sienten la necesidad de esa ‘luz’ o ‘guía’. Pero, ¿quién es el viejo y cómo se construye su alteridad? El viejo es aquella persona mayor o anciana a la que se asocian signos de la edad marcados y más dificultades físicas y psíquicas que a la ‘persona adulta’, que es aquel o aquella que se encontraría en una edad joven-media, desarrollado física y cognitivamente y capaz de gestionar independientemente su vida y ser productivo. Yendo 1

El término “viejo”, siempre que se eviten sus connotaciones negativas y no se emplee de ese modo peyorativo, es más directo que sus variantes eufémicas como “anciano”, “persona mayor” “persona de la tercera edad” o “adulto mayor” e incluso muchas personas la usan con el fin de reivindicar el derecho a la vejez, como una forma de re-apropiación de una palabra frecuentemente mal vista en nuestro imaginario.

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más allá, al hombre adulto se le asocia más a esa faena productiva y a la mujer la reproductiva. Al sistema, a la norma, le benefician estas personas porque son útiles para su funcionamiento y son la base de su perpetuación. En cambio, los viejos suelen ser vistos como una carga, ya que si han trabajado al largo de su vida se les debe pagar una pensión y una parte del presupuesto estatal debe ir destinado a su mantenimiento. Aún así, como explicaré más adelante, encontramos dos discursos diferenciados e importantes en nuestra sociedad respecto al envejecimiento. A la vejez se le añade la alterización (o otredad) que el ‘yo’ (lo normal-normativo) construye del ‘otro’ cuando lo descubre, por tanto, una representación. El viejo, la persona mayor o la anciana son el ‘otro’ en relación a la persona adulta productiva y funcional, que sería el centro del funcionamiento. El otro lo es en la medida en que pone en duda todos los sentidos de la verdad, la verdad del centro (César Ruiz, 2009: 99). Su diferencia debe ser paliada y mitigada para que no afecte al sistema. En nuestra sociedad es evidente el ‘miedo’ o el ‘rechazo’ de muchas personas a envejecer no solo por el aumento de las probabilidades de sufrir enfermedades o problemas graves sino por los mismos signos de la edad. En las sociedades occidentales contemporáneas la juventud se asocia a la belleza y los signos de la edad tales como arrugas, manchas, párpados caídos, papada, canas, calvicie, etc. se prefieren ocultar y matizar. Son las mujeres las que más sufren esta presión estética de forma estructural y a las que más se exige, por ejemplo, “presencia” o “buena imagen” de cara al público, en entrevistas de trabajo, cuando tienen un cargo de poder, y en tantas otras situaciones cotidianas. A la vez, cada vez encontramos más tratamientos antiedad, desde ‘remedios caseros’ y cremas ‘rejuvenecedoras’ a la investigación con células madre e intervenciones quirúrgicas. Como he mencionado antes, en nuestra sociedad encontramos dos discursos predominantes sobre la construcción de la alteridad en relación a la vejez. En ambos encontramos tensión entre la ‘vejez biológica’ y la ‘vejez social’ (dicotomía biológico-cultural) y en ambas se esconden relaciones de poder político-sociales. El decline narrative o narrativa de decaída se remonta a la Industrialización y la vejez se asocia a la fragilidad y a la dependencia, a dejar atrás la vida activa y deber enfrontar situaciones como la soledad, como se nos ejemplifica con el artículo de La Vanguardia La soledad, un enemigo a combatir para los ancianos que hemos trabajado en clase. A este discurso se suelen incluir las connotaciones negativas en cuanto al proceso del envejecimiento. Por otra parte, encontramos también el succesful ageing o envejecimiento exitoso, concepto más reciente acuñado por Robert Havinghurst en 1961 como solución a la creciente longevidad en Occidente. En este discurso se recalca el peso de la agencia individual y de la actividad física y social activa de los mayores. La vejez, en este caso, se asocia a la vida activa, positiva, saludable y también productiva. !2

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El viejo es visto aún es el otro al continuar esta normativa de adulto de edad media productivo como el modelo funcional central. En este discurso, sin embargo, el viejo debe adaptarse a la norma cómo y mientras se lo permita. El fin de esto es afectar menos al sistema de bienestar, por tanto es evidente que institucionalmente y en el sistema capitalista se apoyará este discurso con tal de beneficiarse de este ‘envejecimiento exitoso’. Así, el liberalismo acoge este discurso con tal de legitimar propuestas absurdas como atrasar la edad de jubilación, etc. ¿Dónde podemos dar cuenta de ello? Por ejemplo, de entre tantos, prestando atención a los anuncios de bancos instando a los mayores y a los pensionistas a ahorrar y abrirse cuentas con planes especiales para ellos, para los mayores mientras les cuentan sus ‘grandes’ ventajas y muestran a personas mayores contentas con su banco. Pero la trampa es que aquí el viejo sigue siendo el ‘otro’, y si se quiere ‘hacer ver’ que no es porque el sistema puede beneficiarse de ello. En la sesión práctica hemos visto esto reflejado en los anuncios de Corega o de Pacific Life y sus planes de jubilación. La problemática de estos discursos está en que se invisibilizan las relaciones de poder y se perpetúa la dicotomía de los biológico-social. La antropología debe darle un enfoque más analítico y multidimensional para mostrar que la vejez y la alteridad, pese a seguir patrone, se construyen y se llevan a cabo de distintas formas para cada persona. Tanto la vejez como la alteridad son experiencias personales intransferibles. Los discursos dominantes son individualistas e ignoran el contexto socioeconómico así como el impacto de las políticas sociales. No va a vivir de la misma manera la vejez una mujer cis negra de clase trabajadora en Estados Unidos que un hombre cis blanco acomodado en Inglaterra o una mujer trans inmigrante y marginada en España. En Permanent personhood or meaningul decline? Toward a critical anthropology, Lamb (2014) escribe sobre la problemática del ‘envejecimiento exitoso’ reivindicando un discurso que incluya la experiencia vivida de forma real. Otra problemática importante que generan estos discursos hegemónicos son el sentimiento, diferente por género, de desconexión entre cuerpo y mente, sentimientos de culpabilidad y de soledad, ser independientes pero mantener, sin embargo, redes sociales y/o familiares, no saber aceptar enfermedades o la debilidad propias y ajenas, etc. Es decir, estos discursos perpetúan unos estereotipos y roles que no tienen en cuenta las experiencias reales y contextualizadas. En la entrevista que he hecho, he tratado, directa o indirectamente, todos estos puntos que posteriormente analizaré para dar cuenta de estas problemáticas en un relato particular concreto para comentar su relación con los puntos temáticos tratados. !3

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SECCIÓN PRÁCTICA: ENTREVISTA Nombre: Camila.

Edad: 60

Género: Mujer cis

Residencia: La Bisbal d’Empordà, Girona

M: Buenas tardes Camila. Muchas gracias por dejar que te entreviste con tan poca antelación. Mi madre me ha hablado bastances veces de ti y el otro día vi a Jessica [su hija] y le dije que quizás nos veriamos si estaba aquí hoy. C: No hace falta que me las des, no es ningún problema. De hecho creo que nunca me han entrevistado (risas). ¿Con qué empezamos?

M: Pues cuéntame sobre tu vida laboral. ¿Dónde y cuándo empezaste a trabajar y qué cambios has hecho en este sentido? C: Pues al igual que tu madre soy de Perú y empecé a trabajar después de tener mi titulación superior para ser maestra. Aunque antes de eso yo no trabajé, en la casa si me encargaba de bastantes tareas porque era la hermana mayor. […] Hace unos treinta años me vine a España, aunque no era mi primera opción, y al principio estaba difícil encontrar faena y nunca llegué a trabajar otra vez de maestra ya que no tenía unos papeles para validar mis estudios del Perú. En Barcelona trabajé siempre de empleada del hogar, aunque solo una vez como interna, o limpiando oficinas y escaleras, o cuidando a personas mayores. Tuve malas y buenas experiencias. […] Hace más de veinte años me mudé aquí [La Bisbal d’Empordà] y estuve bastantes años trabajando en una guardería limpiando y de mientras hice algunos cursillos y me saqué el nivel C de catalán. Sin embargo con los recortes me quisieron acortar a media jornada y con ese dinero no me daba para mucho así que lo dejé pensando en que con el finiquito podría estar unos meses arreglada hasta volver a faenar. finalmente no encontré ningún trabajo que me valiera la pena incluso después de sacarme el carné de coche, que aún así no me gusta demasiado conducir pero si se necesita (risas). En el 2017 me detectaron un tumor y tuve cáncer de colon, así que tuve que pasar un buen tiempo descansando en casa y me encontraba muy mal, iba muy a menudo al hospital y mi vida había cambiado debido a mi estado físico y mental. Aquello me entristeció y de hecho tengo un grado de !4

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discapacidad que me impide trabajar como lo hacía antes y más en la limpieza. Aún así, sigo faenando algunas horas en unas casas que tengo. Pero es otro ritmo. M: Respecto a tu estado físico, ¿qué ves que ha cambiado en los últimos 10-15 años? ¿Ha habido algún momento en que has notado que has envejecido, en cualquier sentido? C: Sí, claro. Enfermedades degenerativas como la artrosis, dificultades de visión (vista cansada), luego lo típico, canas, arrugas, pero no me preocupan demasiado. Lo que más me preocupan son las que de verdad afectan a la salud física y mental. Ah, también el colesterol, aunque eso no depende solo de la edad. En los últimos años tengo molestias en los pies que me dificultan la vida cotidiana, aunque más que nada para hacer deporte o simplemente ir de excursión o pasar muchas horas fuera de casa. También manchas en las manos… Dificultad para dormir… La menopausia, que además de las molestias físicas están las implicaciones emocionales… Y como ya te he dicho el cáncer que aunque no depende mucho de la edad, pues me vino de sopetón y ahora me impide seguir trabajando, y además cada día tengo que hacer recuperación de las zonas tratadas con quimio con baños con hierbas, etc. La verdad es que me gustaría no haber pasado por varias de estas cosas, así ahora tendría más energía y podría envejecer mejor y no tan preocupada.

M: ¿Piensas en tu jubilación? ¿Qué crees de los expertos que dicen que se debe planificar o todos los anuncios que hacen los bancos sobre ahorrar para la jubilación, por ejemplo? C: Creo que los bancos no son precisamente amigos de nosotros y tampoco tenemos que tenerlo todo encuadriculado y pensado, pero es verdad que con los años, quieras o no, piensas en que llegará ese día y es mejor haber pensado sobre qué harás con tu vida y cómo vivirás. Me preocupa mi jubilación, sí. Me preocupa ya que con lo que tengo cotizado mi pensión será pequeña y yo no andaré tan bien de salud.

M: Háblame de tu rol en la casa. ¿Qué tareas haces y que tareas hace tu marido y tu hija? C: Bueno, mi marido no anda demasiado por casa ya que es camionero y suele venir cada dos fines de semana. Aún así está en una nueva empresa desde hará un año y aquí le respetan más las pagas extra y las vacaciones. Hablando de él, dice que se quiere jubilar aquí así que esperamos que el próximo contrato que firme lo hagan fijo. Igualmente cuando viene mi marido tampoco hace mucho (risas), se ocupa más de las cosas que yo no sé hacer o que el hace mejor. Mi hija ahora está en la !5

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universidad pero vive conmigo, y al fin ya tiene carné y va ella sola a coger el tren. Mi hija se cuida de sus cosas y si ayuda en la limpieza, lavar los platos y ahora de la compra a veces. Como yo no faeno fuera de casa casi me ocupo de esta, y les preparo a ellos dos siempre la comida. No es que haya un equilibrio pero entiendo que sea así. Claro que cuando yo estaba enferma eran ellos quienes se encargaban de cuidarme y de las cosas de la casa, como podían (risas).

M: ¿Qué cambió cuando fuiste madre? C: Pues mis prioridades cambiaron, le dedicaba mucho más tiempo a mi hija que a mí. Cambió mi vida social aunque tampoco he sido yo muy fiestera. También cambió mi cuerpo y tener hijos desgasta, pero recompensa, normalmente (risas).

M: Volviendo un poco a lo de la jubilación, ¿qué significa para ti envejecer y cómo te gustaría hacerlo? C: Ahora mismo a mis años no considero vieja, pero sí mayor. Y creo que aunque exteriormente siempre me dicen que parezco más joven, por mi salud soy aún mayor. Envejecer es ver cómo todo cambia y cómo cambias tu, por dentro y por fuera. Es cambiar de prioridades y un poco amoldarte según tus capacidades y tus recursos. Para mí lo ideal sería llegar a ser vieja logrando ser independiente, valerme por mí misma y mantener una vida social buena. Y pudiendo pagarme cosas como la acupuntura, masajes, spas o así sin problemas, viviendo tranquila. Pero lo veo un poco complicado. La verdad sí que me da respeto pensar mucho en ello.

M: ¿Te has sentido más juzgada por tu aspecto físico en los últimos años? ¿Te has sentido discriminada alguna vez por tu edad, o por tu procedencia? C: La verdad es que es verdad que a las mujeres siempre se nos exige estar siempre arregladas y cuidadas, más que a los hombres, sobretodo en el trabajo. En mi caso no me ha pasado, aunque si tengo amigas que faenan en otros sitios y se les exige más “presencia” que a sus compañeros varones. Además a mí me dicen que parezco más joven en general. Sólo me he sentido discriminado por mi edad cuando he ido a entregar curriculums a tiendas de ropa o así, pero eso ya pasa desde que tienes unos 40 años o menos…En cuanto a lo de ser extranjera, no me he sentido juzgada por !6

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eso porque nunca he trabajado cara al público ni nadie me ha hecho comentarios inoportunos, y pese a no hablar casi nunca el catalán siempre me he entendido con los de aquí, o casi siempre. Si que es verdad que me han hecho muchos comentarios tipo “no se te nota que eres peruana”, “no eres muy morena”, “no tienes casi acento”, etc. pero creo que son mas de estereotipos y no creo que vayan con mala intención en general. La verdad es que me he sentido más acogida por las personas trabajadoras y humildes que en casas de gente con dinero por ejemplo.

M: ¿Han cambiado tus amistades a lo largo de los años? ¿Te relacionas con más gente ahora o con menos? C: Desde que vine nunca fui una mujer que socializara cada día y siempre he sido más de tener pocas amigas. Con algunas ya no me hablo apenas, los años nos cambian la vida a todos… Aún así ahora socializo más, porque como tu madre conocí a bastantes mujeres en las reuniones que hacemos las afectadas por cáncer. Nos apoyamos mucho y compartimos nuestras experiencias, y desde que sufrí la enfermedad voy a la psicóloga de la seguridad social que tampoco es nada frecuente pero mejor que nada.

M: ¿Sigues en contacto con tu família de Perú? C: Bueno, el contacto sí, aunque solo sea telefónico, pero no es diario… La verdad extraño ir al Perú, la última vez que fui fue en 2012, los billetes están muy caros…También tengo familia peruana en Barcelona, aunque no los veo muchas veces al año… La verdad es que mantengo más relación con la familia de parte de mi marido ya que la mayoría viven cerca o no muy lejos y nos reunimos a menudo.

M: Creo que hemos hablado un poco de todo, para terminar, ¿alguna vez te han cedido el asiento en el transporte público y cómo has reaccionado? C: Pues la verdad es que no me ha pasado pero debe ser porque no uso casi nunca el transporte público viviendo en un pueblo (risas). Me pasó cuando estaba embarazada.

[Agradecimientos y despedida] !7

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SECCIÓN PRÁCTICA: RELACIÓN TEMÁTICA Y ANÁLISIS DE LA ENTREVISTA Mi idea original era entrevistar a un anciano de la residencia geriátrica de mi pueblo, la Bisbal d’Empordà, donde hice de voluntario durante tres cursos de la ESO. Sin embargo, las condiciones siempre se anteponen a la realidad a la hora de realizar un trabajo como es la entrevista. Al estudiar y vivir en Barcelona no encontré el día para lograr hacer esa entrevista al anciano ya que los fines de semana siempre vienen de visita sus familiares. Hubiese sido interesante realizar esa entrevista ya que se trata de un viejo que se encuentra en una residencia geriátrica y por tanto es dependiente. Finalmente y gracias a mi madre entrevisté a una amiga suya en en Navidad. No planifiqué con tiempo esa entrevista debido a no poder realizar la idea original pero aún así mi entrevistada fue totalmente comprensible y flexible con el día y hora para llevarla a cabo. Tuve que reformular la gran mayoría de las preguntas para que se adecuasen a su perfil aunque la estructura era parecida. Tal y como recomienda Sanmartín, acordamos realizar la entrevista en el domicilio de la informante para que así fluyera mejor la conversación y ella se sintiera más cómoda y segura. Tal y como afirma Sanmartín Arce (2000), preguntar es situar el foco de atención atrás, no en la pregunta planteada sino en lo que la provoca y en su nacimiento, así que las preguntas son bastante abiertas y dejan pie a una respuesta amplia. Lo esencial es escuchar a lo que la entrevistada tiene que contar. En cuanto a la transcripción, es en parte literal y re-formulada ya que una reproducción exacta sería muy larga y no es necesaria para entender las ideas de las respuestas y podría ‘enredar’ al lector. Considero también muy acertada la elección de...


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