Ernst Jünger: La emboscadura PDF

Title Ernst Jünger: La emboscadura
Course Filosofía Contemporánea
Institution Universidad Autónoma de Nuevo León
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Ernst Jünger: La emboscadura...


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Ernst Jünger: La emboscadura Aunque La emboscadura no es una obra de tanta importancia en el corpus de Jünger como El trabajador o Tempestades de acero, contiene uno de los “tipos” o “figuras” claves para entender su pensamiento. Esta figura es la del “Emboscado”, que junto con el “Trabajador” y el “Soldado Desconocido” constituyen la “taxonomía” – de alguna manera metafísica – del hombre1. Esta clasificación que hace Jünger, en “figuras”, responde a su idea de que las formas se manifiestan en los hombres, y son algo así como “tipos” metafísicos, o “arquetipos” que aparecen a lo largo de la historia 2. Estas figuras, especialmente la del Trabajador y la del Soldado Anónimo, no sólo dependen de sí mismas, sino que están hasta cierto punto condicionadas externamente. Por ejemplo estas dos, si no dependen completamente, por lo menos son amplificadas por la técnica. Esta técnica es el vehículo titánico con el que avanza el Trabajador, amenazando a la forma de vida burguesa. De forma parecida, la técnica genera al Soldado Desconocido al hacer del ejercicio bélico algo completamente impersonal3. En el caso del Emboscado, como se verá más adelante, lo que lo “provoca” no es la técnica, aparte, éste si se manifiesta en el interior del individuo, el Emboscado se embosca en sí mismo. Por tal motivo hay una relación intrínseca entre la Emboscadura y la libertad4. De todas maneras, el que se embosca, está, aunque no espacialmente, separándose de algo y ese algo suele tomar la forma del totalitarismo. De forma más o menos analógica dice Jünger que el emboscado, en un principio, es el que vota “no”, aun cuando sabe que ese “no” es positivo, es decir, cuando el “no” deja de ser una opción5. El “proceso electoral”, en el cual - por cierto - no hay más que una opción para votar, es todo un rito, una gigantesca maquinaria, llena de signos, símbolos, 1 De Benoist, Alain. Soldier, Worker, Rebel, Anarch: An introduction to Ernst Jünger. (1997)., p. 1 2 Ibid. 3 Ibid., p. 3 4 Ibid., p. 4 5 Jünger, Ernst. La Emboscadura., p. 38

oficiantes y guardianes, es un “juego” cuyas reglas han sido escritas ya por el productor del mismo y no por el que lo juega 6. Por eso el Emboscado se revela hacia sí mismo. Más adelante se verá cómo la emboscadura está innegablemente ligada a lo espiritual, esto, por ejemplo se manifiesta, en mi opinión, en personajes ligados a ciertas formas de espiritualidad, por ejemplo Caín, Al-Khidr o Dioniso, e incluso en la leyenda o creencia popular, como en el caso de Robin Goodfellow. Jünger da una serie de definiciones del Emboscado a lo largo de la obra, por lo que es importante detenerse en ellas, empezando por esta: Un emboscado es, pues, quien posee una relación originaria con la libertad; vista en el plano temporal, esa relación se exterioriza en el hecho de que el emboscado piensa oponerse al automatismo y piensa no sacar la consecuencia ética de éste, a saber, el fatalismo7.

En primer lugar, el Emboscado está originariamente ligado a la libertad. Lo originario nos remite a lo elemental; la relación emboscadura-libertad es necesaria. Cuando uno se embosca, por sí mismo, es libre interiormente y esa libertad no le puede ser arrebatada ni siendo arrojado al más profundo calabozo. En segundo lugar, en lo temporal, más acá, la relación emboscadura-libertad se manifiesta en la oposición al “automatismo”, a las masas, tal y como lo hizo el mismo Jünger en su tipo aristocrático. Siguiendo el razonamiento (o mejor dicho intuición) del autor, al rechazar el automatismo, al oponérsele, el Emboscado toma una píldora que evita se manifieste el principal síntoma del autómata: el fatalismo, o en el peor de los casos el nihilismo. Antes de continuar por las páginas de La emboscadura, hay que echar un vistazo, aunque sea breve, de qué es el nihilismo. Digamos, en términos generales, y de la forma en la que lo diagnosticó Nietzsche, que el nihilismo es la crisis de los valores absolutos. Es la desvalorización de los valores “supremos” 6 Ibid. 7 Ibid., p. 60

fundados en la tradición. La consecuencia más directa del derrumbamiento de los valores que antes se consideraban reales es que se niega a la vida misma, lleva a la confusión; es una crisis que asecha sin que el huésped la perciba. Volviendo con Jünger, parece que el Emboscado se libra del nihilismo, pero hasta el momento no ha dejado claro de qué forma se llega a la emboscadura, cómo se libra del automatismo. Una vía posible es librándose del temor, sólo librándose de él, el Emboscado se puede manifestar en la interioridad. Librar del miedo al hombre es de fundamental importancia. El miedo no se mitiga con las armas, dice Jünger 8, imponerse sobre aquel que nos causa terror siendo más amenazadores es precisamente actuar con miedo, exaltar nuestro propio miedo interno. La conexión entre el miedo y la catástrofe es obvia, pero, ¿cuál causa cuál? De ahí la idea del terrorismo, la histeria y el pánico, interno al igual que externalizado. El miedo no se erradica, es imposible, pero se dialoga con él y así, el hombre puede sobre él. En caso de que esto sea imposible, Jünger plantea dos caminos: a) El del héroe que se sacrifica por una causa internalizada. b) La degeneración de la moral, el quiebre de la sociedad9. Una u otra vía sólo puede tomarla el individuo, por sí mismo. En la interioridad del individuo se da la libertad – como ya se ha dicho – ahí está el bosque. En la libre voluntad, solo propia, se llega a este bosque, aunque hay que decirse que a esta elección personal se le suma la ayuda “del pensador, del sabio, del amigo y del amante”10. El Emboscado se da y responde a aquellos tiempos en los que el mundo se hace rígido, pero sólo cuando esta rigidez es externa, y en su interior oculta nada más que un vacío.

8 Ibid., p. 67 9 Ibid. 10 Ibid., p. 70

Volviendo al tema del Bosque como lugar metafísico y de la relación del Emboscado y lo espiritual hay que revisar la siguiente cita: Dos son, pues, las cualidades que en el emboscado se presuponen. En primer lugar, el emboscado no le permite a ningún poder, por muy superior que sea, que le prescriba la ley, ni por la propaganda ni por la violencia. Y, en segundo lugar, el emboscado se propone defenderse; para ello no sólo utiliza los medios y las ideas que son propios de su tiempo, sino que a la vez mantiene abierto el acceso a unos poderes que son superiores a los temporales y que nunca podrán ser diluidos en puro movimiento. Uno puede correr el riesgo de la emboscadura, puede osar emboscarse, si se cumplen esas dos condiciones11

La primera cualidad ya se ha mencionado, que es la relación intrínseca, originaria, entre la libertad y la emboscadura, ya sea por interioridad, por oposición o por falta de temor. La segunda, que hace alusión a “poderes que son superiores a los temporales” es la cualidad que no se había tratado. Esos poderes refieren a lo espiritual, a “las Madres”, las “fuerzas primordiales”12. Cuando el hombre alcanza a penetrar, aunque sea un poco, en estas fuerzas primordiales, supratemporales, “que guardan los tesoros del Ser” 13, entonces se embosca. Pierde el miedo a la ilusión de lo múltiple y se vuelve autócrata. Frente a la figura del Trabajador, el Emboscado es antagónico, ya que el trabajador representa el espíritu de los autómatas. Podría hacerse una analogía, aunque algo aventurada, del Trabajador y el Emboscado como lo Apolíneo y lo Dionisiaco respectivamente. Como fuerzas necesarias que se dan por si solas y chocan. Para terminar, se ha visto que la figura del emboscado trasciende lo político, y yo diría que también lo ético y lo cultural, ya que más bien es una “figura” y se da sólo en la individualidad e interioridad del individuo. Por ello, las consecuencias de la emboscadura no pueden ser sino en la persona y esa persona prefiere retirarse, como los personajes que se mencionaron arriba. 11 Ibid., p. 76 12 Ibid. 13 Ibid., p. 79

Jünger, de una manera sumamente impersonal, y sin pasión (a diferencia de Nietzsche), se limita a diagnosticar lo que ve ante sus ojos. Los tipos del Soldado Desconocido, del Trabajador y del Emboscado se manifiestan en la historia necesariamente y no es posible, ni necesario, oponérseles; y Jünger no lo hace, como si fuese un narrador, deja testimonio frío del siglo que le tocó vivir en carne propia y muy de cerca.

Bibliografía De Benoist, Alain. (1997). Soldier, Worker, Rebel, Anarch: An introduction to Ernst Jünger. Francia. Jünger, Ernst. (2002). La emboscadura. Andanzas: España....


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