España no es una democracia militante - drch constitucional PDF

Title España no es una democracia militante - drch constitucional
Author Javier Bonachera
Course Derecho Constitucional
Institution Universidad Carlos III de Madrid
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España no es una democracia militante. No lo es por dos razones. La primera porque nuestra Constitución no blinda su reforma con una claúsula de intangiblidad que preserve los elementos nucleares sobre los que se asienta nuestro pacto constitucional. Sí lo hace Alemania, en lo que afecta a la configuración del Estado federal como social y democrático de Derecho, y Francia, en la forma republicana. La segunda razón tiene que ver con que nuestro ordenamiento tampoco ha contemplado, a juicio del Tribunal Constitucional, un modelo “en el que se imponga, no ya el respeto, sino la adhesión positiva al ordenamiento y, en primer lugar, a la Constitución” Nuestra Constitución no es una “democracia militante” como el Tribunal Constitucional dejó por escrito en su sentencia del 25 de marzo de 2014. En esta sentencia (42/2014), en la que el TC fallaba parcialmente a favor del Gobierno, quien había impugnado ante el Constitucional la Declaración de soberanía y del derecho a decidir, el órgano que ejerce de sumo intérprete de nuestra Carta Magna afirmaba: “En definitiva, a juicio de los Letrados del Parlamento de Cataluña, la impugnación pretende someter a contraste constitucional una proposición o un proyecto que no ha entrado en el mundo del derecho y que se ha formulado en términos estrictamente políticos. Ese planteamiento violentaría las bases mismas del sistema democrático y lo convertiría en una «democracia militante», en la que se puede impedir de raíz cualquier debate o iniciativa política y su traducción en una resolución de naturaleza política cuando no sea compatible con la misma Constitución. Justo lo contrario de lo que establece la jurisprudencia constitucional” (ATC 135/2004). Tampoco es necesario acudir a sentencias del Constitucional para saber que nuestra democracia no es una “democracia militante”. Basta con recordar la Ley de Partidos que impulsó el Gobierno del Partido Popular en 2002 y que perseguía un objetivo, y daba respuesta a algo que habíamos tolerado en nuestra democracia: que las urnas y las bombas convivieran juntas. Si nuestra democracia fuera militante, no habría sido necesario una Ley que se mostró eficaz y que hoy no ha habido voluntad de aplicar. Por sentencia del 27 de marzo de 2003 dictada por unanimidad, el Tribunal Supremo señaló que, aunque los partidos políticos sean fundamentos esenciales del pluralismo político, sus actividades y la defensa de sus proyectos debe hacerse en el respeto a la legalidad y por medios democráticos. Particularmente, no pueden ser toleradas las actividades llevadas a cabo mediante la violencia o la restricción de los derechos fundamentales de otros. El Tribunal Supremo se refirió al sistema constitucional español, que, según él, no implanta un modelo de «democracia militante», a diferencia de otros sistemas jurídicos, siendo el respeto a los derechos ajenos la única condición para la expresión de la divergencia. En España, el deber de lealtad constitucional no se entiende como una obligación de adhesión a la democracia, sino como un mero trámite procesal. Nada impide, por ejemplo, que un partido se presente a las elecciones con un programa que defiende la subversión del orden constitucional. La democracia militante española sólo exige, en fin, que ese partido respete los procedimientos establecidos en la Constitución para la destrucción de la propia Constitución. El debate jurídico en torno a las democracias militantes y no militantes es farragoso, pero baste con la siguiente simplificación: las democracias no militantes no defienden la democracia sino el procedimiento. Una democracia no militante como la española deja la puerta abierta a la posibilidad de que una amplia mayoría social que diera una victoria aplastante a un partido pudiera, por vías 100% legales, abolir la Constitución o reformarla hasta convertirla en la Constitución de un régimen autoritario.

Fuentes: http://www.abc.es/gestordocumental/uploads/nacional/batasuna(1).pdf https://elpais.com/elpais/2018/12/14/opinion/1544804735_393033.html https://www.redfloridablanca.es/democracia-militante/ https://www.elespanol.com/opinion/columnas/20181123/democracia-no-militante-producerufianes/355344465_13.html...


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